martes, 31 de mayo de 2016

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lunes, 30 de mayo de 2016

Wargamers

























Los Tercios (V). Asia, ss. XVI-XVII n.º 15


















La industria y su historia

LA INDUSTRIA Y SU HISTORIA

 

INTRODUCCIÓN

La industria son el conjunto de actividades necesarias para transformar las materias primas en productos para el consumo. Las actividades industriales transforman las materias primas en productos elaborados que se pueden utilizar o consumir directamente (una silla, una barra de pan…).

Una parte de los productos se fabrican con el objetivo de que sean parte de la elaboración de otros productos industriales, son los llamados productos semielaborados. Ejemplos de los anteriores son las barras de hierro que proporciona la industria siderúrgica o el caucho que se obtiene en las industrias químicas, utilizándose ambos en la industria automovilística.

HISTORIA DE LA INDUSTRIA

La industria artesanal o manufacturera

La primera industria surgió cuando un ser humano cogió un palo y lo sujetó a a otra cosa. Durante la mayor parte de la historia de la Humanidad la industria fue de autoconsumo: cada persona fabricaba lo que necesitaba con lo que tenía a mano.

A partir del Neolítico, con la agricultura y la acumulación de excedentes de alimentos, ya no fue necesario que todos los miembros de una comunidad participaran de forma activa en la obtención de comida. Desde ese momento empieza a surgir la especialización, que se consolida con la aparición de las primeras ciudades en Mesopotamia (actual Iraq). Aparece la figura del artesano, la persona que fabrica productos necesarios o de lujo para la población y los intercambia por alimentos u otros bienes. Los primeros artesanos se dedicaban a la cerámica, la fabricación de calzado o de telas, la herrería…

Los artesanos realizaban un trabajo manual auxiliados por las herramientas propias de su oficio, por eso esta industria se llama artesanal o manufacturera, porque los productos se elaboraban con las manos.

La energía que usaban los artesanos era básicamente la humana. El lugar donde trabajaban se llamaba taller y solía formar parte de la vivienda del artesano, que por lo general trabajaba con un grupo de ayudantes, que podían ser libres o esclavos. Cada producto era diferente de todos los demás, por ejemplo no existían dos pares de zapatos o dos cuchillos iguales, y solía necesitar una gran inversión de tiempo y esfuerzo, por ello los artículos solían tener precios altos y se elaboraban para poder usados durante mucho tiempo.

Durante la Edad Media europea (476-1492) se organizó el trabajo artesanal en las ciudades europeas. En cada urbe existían asociaciones llamadas gremios; había uno para cada oficio de artesano (cuchilleros, panaderos, sastres…). Los gremios establecían los precios de compra de las materias primas, las características de cada producto y los precios de venta del bien fabricado. También establecían los horarios de trabajo y los sueldos de los trabajadores. Asimismo se encargaban de las familias de los miembros del gremio cuando éstos morían. Cada gremio estaba formado por varios maestros artesanos especializados en un artículo. El maestro artesano era propietario del taller donde se elaboraban los productos manufacturados, que solía estar en la planta baja de su casa, e igualmente era el dueño de las herramientas que se usaban. Trabajando para él estaban los oficiales que cobraban un salario bajo y los apéndices que no cobraban ningún sueldo puesto que estaban aprendiendo el oficio. Tanto los aprendices como los oficiales solían comer a la mesa con la familia del maestro artesano y los aprendices dormían en su misma casa. Con el tiempo los aprendices ascendían a oficiales, y un oficial experto en su oficio podía, tras pasar por un tribunal del gremio, independizarse y montar su propio taller.

El sistema de gremios tenía elementos positivos y negativos. La parte buena era que los precios de los productos y su calidad eran más o menos semejantes en toda la ciudad y no solían hacerse más caros ni empeorar. Además todos los miembros del gremio tenían comida y techo asegurados y la protección de la asociación en caso de enfermedad o accidente. Como características negativas de los gremios tenemos que desanimaban la innovación y la mejora de los productos, se rechazaban las ideas nuevas y originales, además al no haber competencia dentro de la localidad los precios nunca bajaban, aunque en la ciudad contigua fueran la mitad. Por último las condiciones de vida de la mano de obra de los gremios (aprendices y oficiales) eran precarias y les era difícil mantener una familia o montar su propio taller.

La industria fabril

A mediados del siglo XVIII se produjo la Revolución Industrial. Supuso el paso de la producción industrial artesanal a la producción industrial fabril. Progresivamente las máquinas, impulsadas por la energía del vapor, fueron sustituyendo a la energía humana y a las herramientas sencillas.

Fue en Inglaterra donde comenzó esta transformación, y de ahí saltó a principios del siglo XIX a Europa continental y, poco después, a Estados Unidos, llegando a Japón en la segunda mitad del siglo XIX. La primera industria que cambió su tecnología fue la industria textil, y fueron los telares las primeras máquinas que vivieron un rápido proceso de innovación.

Las nuevas máquinas no eran movidas por energía humana o del viento, como el molino de viento para moler grano o las velas para impulsar un barco, sino por la energía hidráulica y, más tarde, por la del carbón. La máquina de vapor, un motor movido por los gases producidos por la combustión del carbón, fue la protagonista de la Primera Revolución Industrial, junto al ferrocarril, que impulsó la siderurgia con una demanda creciente de hierro para máquinas de vapor y raíles.

Las nuevas máquinas supusieron un gran ahorro de energía humana, y añadieron rapidez y eficacia (una máquina se equivoca menos que una persona) al proceso de producción, con lo que aumentó la productividad[1].

Aunque las nuevas máquinas redujeron la necesidad de mano de obra para una tarea concreta, el aumento de la producción hizo que los precios de los bienes bajaran sin cesar durante el siglo XIX, y por ello la demanda de artículos creció de forma constante, de manera que la demanda de mano de obra no sólo no se redujo sino que aumentó durante toda la centuria.

La industria fabril de la Revolución Industrial supuso que los europeos y estadounidenses tuvieron a su disposición muchísimos más productos y más baratos que los que habían disfrutado los seres humanos hasta ese momento. Sin embargo este proceso también tuvo efectos negativos. Por un lado los artesanos de los gremios se arruinaron al no poder competir contra los precios de la nueva industria, y pasaron a ser trabajadores fabriles, lo mismo pasó con gran cantidad de habitantes del campo que, debido a la sobrepoblación causada por la mejora de las condiciones de vida, emigraron a la ciudad para trabajar en las fábricas.

Con la Revolución Industrial surge la fábrica o factoría. Ese es el lugar donde se concentran la maquinaria, las herramientas y las instalaciones necesarias para la fabricación de productos.

La producción ya no se realiza en las viviendas particulares, como los campesinos que aún tallaban muebles, o en el taller artesanal situado bajo la casa del maestro artesano, sino que se traslada a un edificio separado de las viviendas de los trabajadores. Estas fábricas primero se concentraron cerca de las fuentes de energía, ríos y minas de carbón, pero según mejoraban las comunicaciones, gracias al creciente tendido de kilómetros de vías férreas, las fábricas se instalaron en las ciudades.

El trabajo en las fábricas supuso un gran cambio en las condiciones de vida de artesanos y campesinos:

-    En el campo y en el taller el ritmo del trabajo lo ponía cada trabajador o el grupo del que formaba parte, y no era constante sino que había paradas y tiempo para las risas y las canciones hasta que se terminaba la tarea del día, además el horario de trabajo se adaptaba a las estaciones, se trabajaba en función de las horas de luz disponibles y según las necesidades que había que cubrir.

-    En la fábrica se realizaba una tarea mecánica y repetitiva. La cantidad de energía que gastaban los obreros industriales se esperaba que fuera la misma durante toda la jornada laboral, marcada por tiempo de trabajo y no por labor realizada. Los obreros asalariados pasaban a ser parte de un gran mecanismo, y por ello mismo eran intercambiables. Rotos los lazos familiares o de compañerismo del campo y los talleres, los trabajadores asalariados de las empresas carecían de un sentido de comunidad. Además a principios del siglo XIX se prohibieron los gremios en Europa y todo tipo de asociación que estorbara la libertad económica, de modo que el sueldo de cada trabajador individual se establecía personalmente con el patrono y, ante la competencia por un puesto de trabajo, los salarios iban siempre a la baja.

-    Las condiciones de vida de los obreros industriales europeos durante el siglo XIX eran pésimas. Las largas jornadas laborales y los salarios bajos obligaban a trabajar a toda la familia, incluidos los niños de corta edad. Los sueldos eran bajos, y los contratos indefinidos, a medio o a corto plazo no existían. El asalariado cobraba por día trabajado, si no trabajaba no cobraba, aunque faltara por enfermedad. No existía jubilación, ni pensiones, ni indemnizaciones por accidente. Las jornadas laborales eran muy largas, por ejemplo los niños que trabajaban en las minas de carbón tenían turnos que empezaban a las cuatro de la madrugada y terminaban a las cinco de la tarde. Los niños que trabajaban en las fábricas textiles trabajaban catorce horas al día, seis días a la semana.

-    Las mujeres y los niños cobraban sueldos más bajos, incluso cinco veces menos, que los hombres adultos aunque trabajaran las mismas horas que aquellos. Esto se debía a la mentalidad machista que consideraba el sueldo de mujeres y niños un complemento del salario del padre de familia. Además, la falta de leyes que ordenaran las condiciones de trabajo hacía posible que las mujeres embarazadas trabajaran en los telares mecánicos casi hasta el momento del parto, sin recibir sueldo durante la convalecencia del mismo ni seguridad de recuperar su empleo. Por su parte los niños eran empleados en todo tipo de trabajos, incluso en los más peligrosos. Eran normales los niños que trabajaban como deshollinadores, limpiando el hollín que obturaba las chimeneas de las casas. Para este oficio solían seleccionarse chicos huérfanos y famélicos, porque así les era más fácil deslizarse por los tubos de las chimeneas y, en caso de quedarse atrapados y morir por asfixia, no había parientes que reclamasen. De hecho, hasta 1840 la única ley sobre el tema establecía en ocho años la edad para comenzar a trabajar como deshollinador. En 1900 todavía trabajaban un millón setecientos mil niño de menos de quince años en la industria norteamericana.

Está claro que por lo dicho anteriormente que la enseñanza no era un derecho en el siglo XIX, y la mayoría de los niños y jóvenes se incorporaban en cuanto podían al mercado de trabajo como mano de obra barata y sin cualificar, lo que explica la gran proporción de la población que era analfabeta.

- Además de todo lo anterior la siniestralidad laboral era muy alta, y los accidentes de todo tipo estaban a la orden del día.

- La revolución industrial transformó el paisaje de Europa. Las ciudades aumentaron de tamaño rápidamente por la emigración de trabajadores desde el campo, y las autoridades debieron derribar las antiguas murallas medievales, que se habían convertido en un estorbo. Las ciudades industriales con sus fábricas produjeron los “paisajes negros”. El hollín y la carbonilla procedentes de la combustión de carbón eran omnipresentes en tejados, calles, e incluso dentro de las propias casas. Los ríos ribereños de las ciudades fueron contaminados con los desechos industriales y las basuras de una población en crecimiento. Las enfermedades respiratorias, de la vista, etc. eran muy comunes y la esperanza de vida entre la población de los obreros industriales se redujo respecto a un siglo antes.

 

Para enfrentarse a esta situación de explotación y mejorar sus condiciones de vida los obreros se organizaron en sindicatos, organizaciones que defendían sus derechos. Los sindicatos estuvieron prohibidos durante la mayor parte del siglo XIX, ya que eran vistos como enemigos de la libertad económica. El primer sindicato se fundó en España en 1870. Gracias a los sindicatos, que usaban la huelga como arma de presión contra los patrones, se lograron fijar horarios laborales menos extenuantes, se garantizó el pago de un salario mínimo, se establecieron contratos de trabajo indefinidos, se controló el trabajo de los niños, se mejoraron las condiciones higiénicas, sanitarias y de seguridad en los lugares de trabajo…

El crecimiento industrial basado en producir más para ganar más entró en crisis a finales del siglo XIX, a causa de la competencia entre las industrias por ampliar el mercado y colocar una producción cada vez mayor. La falta de mercado para los productos industriales produjo una crisis de sobreproducción. La respuesta de los gobiernos europeos a esta situación fue apoderarse de territorios en África y Asia para obtener materias primas baratas y colocar los excedentes de la producción industrial. Esta expansión de los estados europeos por el resto del mundo se llamó Imperialismo.

La mejora de los salarios y del nivel de vida hizo posible convertir a los obreros industriales en consumidores de productos industriales, por lo que las fábricas pudieron ampliarse, mecanizarse más y aumentar su producción. Los empresarios, al vender más productos, pudieron también obtener más beneficios.

La actual industria fabril

La industria fabril de hoy en día se caracteriza por:

-    La automatización y sofisticación de sus procesos, a los que se han incorporado la informática y la robótica, lo que ha generado un aumento de la productividad.

-    La reducción de mano de obra.

-    La fabricación de productos cada vez más diversos, que pueden exportarse a cualquier parte gracias al desarrollo de los transportes.

-    Siguen existiendo las figuras del empresario, dueño de la industria, y de los obreros, trabajadores asalariados de la empresa, pero debido a la creciente complejidad de éstas cada vez son más importantes los equipos directivos o ejecutivos que las gestionan.

 

INSTRUCCIONES Y EJERCICIOS

1.    ¿Qué es la industria?

2.    ¿Qué son los productos semielaborados?

3.    ¿Cuándo comenzó la especialización?

4.    ¿Dónde surgen las primeras ciudades?

5.    ¿Por qué la industria manufacturera se llama así?

6.    ¿Por qué en la Antigüedad, como hoy día, los productos artesanales solían tener precios altos?

7.    ¿De qué se encargaban los gremios?

8.    ¿Qué tres tipos de personas trabajaban en un taller de un gremio medieval?

9.    ¿Cómo se ascendía dentro de un gremio?

10. ¿Cuál es para ti la característica más positiva de los gremios medievales?

11. ¿Cuál es para ti la característica más negativa de los gremios medievales?

12. ¿Cuándo y dónde comenzó la Revolución Industrial?

13. ¿Por qué fue importante la Revolución industrial?

14. ¿Qué tipo de industria fue la primera en transformarse?

15. ¿Qué dos elementos mecánicos protagonizaron la primera revolución industrial?

16. ¿Qué es la productividad?

17. ¿Por qué la demanda de productos fabriles creció durante todo el siglo XIX?

18. ¿Qué les pasó a los artesanos de los gremios durante la Revolución industrial?

19. ¿Qué es la fábrica o factoría?

20. ¿Dónde se instalaron las primeras fábricas?

21. ¿Qué significa la frase “la jornada de trabajo estaba marcada por el tiempo de trabajo y no por la labor realizada”?

22. ¿Cuándo se prohibieron los gremios en Europa?

23. ¿Cuánto duraban los turnos de los niños que trabajaban en las minas de carbón?

24. ¿Cuál era la edad mínima para trabajar de deshollinador hasta 1840?

25. ¿Cuántos niños menores de quince años trabajaban en la industria estadounidense en el año 1900, con una población total de 76 millones?

26. ¿En qué consistían los paisajes negros?

27. ¿Cuándo se fundó en España el primer sindicato?

28. ¿A qué se debió la crisis de sobreproducción de finales del siglo XIX?

29. ¿Qué buscaban los gobiernos europeos con el Imperialismo?

30. ¿Por qué los obreros pudieron llegar a ser consumidores?


[1] Productividad: Aumento de la producción que se consigue gracias al empleo de un factor de producción determinado (mano de obra, maquinaria…), es decir producir más artículos en relación con el capital y el trabajo invertidos.


sábado, 28 de mayo de 2016

Ejércitos medievales hispánicos (II). Conquista y resistencia (711-929) n.º 27








Ante la inminencia de la pronta llegada de los invasores musulmanes, los monjes hispanovisigodos del monasterio de Santa María de Sorbaces -que se erigía en lo que hoy se conoce como yacimiento de Guarrazar (Guadamur, Toledo)- se apresuraron a ocultar las joyas que custodiaban. Concibieron una idea brillante: abrirían dos falsas tumbas en el cementerio del monasterio y, en su interior, ocultarían los tesoros, en su mayoría coronas votivas y cruces que los reyes visigodos habían ido ofreciendo, a lo largo del tiempo, al citado monasterio. El éxito de esta idea fue tal que los tesoros permanecerían ocultos durante más de un milenio, hasta que una pareja de campesinos lo hallara, de forma fortuita, en el año 1858. Las tumbas se hallaban en el camposanto, al pie de un camino que conducía a Toledo y que podemos ver en la esquina inferior derecha de nuestra reconstrucción -paradójicamente, a la vista de todos los viandantes-. Al fondo de la imagen se aprecia la capilla del Crispino, monumento funerario de planta cruciforme erigido en el mismo cementerio. A la izquierda, fuera ya de nuestra imagen, se erguía un pequeño edificio que acogía la fuente de un manantial, y que en época precristiana posiblemente hubiera hecho las veces de pequeño templo dedicado a las aguas (en la actualidad se extiende una balsa de agua en el mismo lugar). En nuestra escena vemos a tres figuras: aquella que se yergue desde el interior de una de las dos falsas tumbas representa a un esclavo, personaje muy común en los monasterios y otras instituciones eclesiásticas de época visigoda, tal y como reflejan las fuentes. Frente a este, un clérigo del monasterio que sostiene la corona de Recesvinto, instantes antes de que esta comience su largo sueño de más de mil años. Junto a ambos, un soldado visigodo que vigila, inquieto –con la mano sobre el pomo de la espada- y garantiza la seguridad de la operación. De la proverbial riqueza de las iglesias y monasterios visigodos nos hablan las fuentes, como de las “joyas para llenar varios carros” que, según las Vidas de los padres emeritenses custodiaban las iglesias de Mérida. También sabemos que, a su entrada en la catedral de Toledo, las huestes musulmanas hallaron numerosas coronas de oro colgadas de los techos, que de inmediato fundieron para aprovechar su valor en oro.














Bronze Age War Chariots

Carros de guerra de la Edad de Bronce