TEMA 4:
LIBERALISMO Y NACIONALISMO (1815-1871)
I.
INTRODUCCIÓN
II.
RESTAURACIÓN, LIBERALISMO
Y NACIONALISMO
A.
LA EUROPA DE
LA RESTAURACIÓN
B.
EL LIBERALISMO
Y EL NACIONALISMO
III.
LAS
REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES
A.
LAS
REVOLUCIONES DE 1820
B.
LAS
REVOLUCIONES DE 1830
C.
LAS
REVOLUCIONES DE 1848, LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS
IV.
LA CREACIÓN DE
LOS ESTADOS-NACIONES EN EUROPA
A.
LA UNIFICACIÓN
DE ITALIA
B.
LA UNIFICACIÓN
DE ALEMANIA
C.
EUROPA A
FINALES DEL SIGLO XIX
V.
EL REINADO DE
FERNADO VII (1814-1833)
A. EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)
B. EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)
C. LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)
VI.
EL REINADO DE
ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)
A. LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)
B. LAS REFORMAS DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS
C. LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)
VII.
EL REINADO DE
ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)
A. LA DÉCADA MODERADA (1843-1854)
B. EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
C.
LA ETAPA
MODERADA FINAL (1856-1868)
VIII.
EL SEXENIO
DEMOCRÁTICO (1868-1874)
A.
LA REVOLUCIÓN
DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870)
B.
LA MONARQUÍA
DEMOCRÁTICA (1870-1873)
C.
LA PRIMERA
REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)
IX.
LA
INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS HISPANOAMERICANAS
A.
LAS CAUSAS DE
LA INDEPENDENCIA
B. EL FIN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA
X.
ESTADOS
UNIDOS DURANTE EL SIGLO XIX
A. LA EXPANSIÓN HACIA EL OESTE
B. LA GUERRA DE SECESIÓN (1861-1865)
I.
INTRODUCCIÓN
En 1814, las potencias absolutistas derrotaron a Napoleón y
restauraron la monarquía absoluta y el Antiguo Régimen en Europa.
Alguna gente se opuso a esa política reaccionaria y demandó los mismos
derechos y libertades ya que habían ganado durante la Revolución Francesa. Como
resultado de lo anterior, el siglo XIX, desde 1815 a 1871, estuvo caracterizado
por continuas revueltas y por revoluciones liberales inspiradas en la
Revolución Francesa que finalmente llevaron a cambios políticos y sociales y al
triunfo de las ideas liberales en Europa.
Durante el siglo XIX Norteamérica y Sudamérica evolucionaron de modos
muy diferentes. Mientras los Estados Unidos expandían sus fronteras para
incluir nuevos territorios en el Oeste, las colonias españolas en América
Central y del Sur consiguieron su independencia y llegaron a ser estados
soberanos.
Las transformaciones culturales en el arte y la arquitectura
reflejaron estos cambios políticos. Se desarrolló un nuevo estilo artístico
llamado Romanticismo, que centraba su atención en la emoción, la creatividad,
la libertad individual y el orgullo nacional.
II. RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO
A. LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN
Las potencias
europeas que derrotaron a Napoleón se reunieron en el Congreso de Viena
(1814-1815) con el objetivo de restaurar el absolutismo. Todos los monarcas que
habían perdido el trono recuperaron sus reinos. Además, las grandes potencias
–Rusia, Reino Unido, Prusia y Austria- repartieron el Imperio napoleónico entre
los vencedores, y se firmó un tratado, la Santa Alianza, para ayudar
militarmente a los monarcas ante cualquier amenaza de sublevación.
Parecía que
las ideas de la Revolución francesa iban a desaparecer, pero a lo largo del
siglo XIX hubo diversos levantamientos liberales y nacionalistas que se
opusieron a la Restauración y acabaron triunfando.
B. EL LIBERALISMO
Y EL NACIONALISMO
El liberalismo es un sistema político que fundamenta
la sociedad en el individuo:
·
El Estado debe
garantizar los derechos y libertades individuales (como el derecho a la
propiedad privada).
·
El individuo
es un ciudadano. El conjunto de los ciudadanos forma la nación, y en la nación
reside la soberanía, es decir, el poder. Esto es la soberanía nacional.
·
Se establece
un sistema representativo. Las leyes se elaboran en una asamblea, el
Parlamento, elegido por sufragio (votación).
·
Una
Constitución debe regular el funcionamiento político y la división de poderes.
·
El Estado no
debe intervenir en asuntos económicos.
El nacionalismo defiende el derecho de los pueblos a autogobernarse.
La nación es un conjunto de individuos con unos lazos culturales propios (religión,
lengua, pasado, tradiciones) y que desean vivir en común. Por esta razón
sostiene que el Estado y nación coincidan, para así reagrupar en unas mismas
fronteras a los miembros de una misma comunidad nacional.
III.
LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES
A. LAS
REVOLUCIONES DE 1820
En 1820 hubo varios levantamientos liberales en Europa, pero la
mayoría fueron vencidos por los ejércitos
absolutistas de la Santa Alianza. Sólo en Grecia triunfó una
insurrección contra el Imperio de los turcos otomanos, y en 1822 Grecia se
proclamó independiente.
En América, los habitantes de las colonias españolas se enfrentaron al
gobierno de la metrópoli y se declararon independientes.
B. LAS REVOLUCIONES DE 1830
En 1830, otra vez, se produjeron varios levantamientos de carácter
liberal que triunfaron en diversos países europeos. En esos países, la
burguesía impuso un sistema político constitucional basado en el sufragio
censitario: sólo podían votar aquellos que pagaban una cantidad mínima de
impuestos.
Las revoluciones liberales de 1830 triunfaron en:
·
Francia, donde
el monarca absoluto Luis XVIII fue substituido por un monarca constitucional,
Luis Felipe de Orleáns.
·
Bélgica, que
consiguió independizarse del Reino de los Países Bajos.
·
España, que
pasó del absolutismo a un sistema liberal al aceptar el rey Fernando VII la
Constitución de 1812.
C. LAS
REVOLUCIONES DE 1848. LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS.
En 1848 se produjeron en Europa varias revoluciones de carácter
democrático. El pueblo pedía más derechos políticos, como el sufragio
universal, la soberanía popular y la igualdad social.
La revolución triunfó en Francia, que dejó de ser una monarquía y se
convirtió en una república social: se reconocieron los derechos de los obreros
y se impuso el sufragio universal.
En el Imperio austriaco, en la Confederación Germánica y en los
estados italianos hubo diversas revoluciones democráticas y nacionalistas, pero
fueron reprimidas. En muchos casos triunfaron posteriormente, en la segunda
mitad del siglo XIX.
IV.
LA CREACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIÓN EN EUROPA
En la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se extendieron las ideas
nacionalistas. En consecuencia aparecieron nuevos estados como Italia y
Alemania, que lograron su unificación.
A. LA UNIFICACIÓN
DE ITALIA
Italia estaba dividida en seis estados. Sin embargo,
sólo el Piamonte, con su monarca Víctor Manuel de Saboya, estaba de acuerdo con
la unificación de todos los estados italianos.
En 1859, Cavour, jefe del gobierno piamontés, luchó
contra Austria y se apoderó de la Lombardía. A su vez, Garibaldi dirigía un
movimiento popular que derrocó a los estados del centro y del sur de Italia. De
este modo, en 1861 Víctor Manuel fue proclamado rey de Italia.
En 1866, los austriacos abandonaron el Véneto y éste
se unió a Italia. En 1870, los Estados Pontificios también fueron anexionados.
La unificación italiana se había completado y Roma fue la capital del nuevo
estado.
B. LA UNIFICACIÓN
DE ALEMANIA
Alemania estaba dividida en treinta y seis estados.
El estado más importante de Alemania era Prusia. Su jefe de gobierno, el
canciller Bismarck, consiguió la unificación de Alemania en 1871, después de
derrotar a Austria y a Francia.
Una vez unificada Alemania se proclamó el II Reich
(II Imperio) y el rey de Prusia, Guillermo I, fue coronado emperador.
C. EUROPA A
FINALES DEL SIGLO XIX
A finales del siglo XIX se mantenían, en Europa, dos
problemas importantes:
·
En Europa
oriental, los imperios absolutistas tenían sometidos a diversos pueblos. Los
húngaros, checos y polacos deseaban independizarse del Imperio austríaco; y los
servios, croatas y búlgaros querían independizarse del Imperio de los turcos
otomanos.
·
En Europa
occidental, la población continuaba luchando para conseguir la democracia:
sufragio universal, mayores libertades y derechos sociales.
V. EL REINADO DE
FERNANDO VII (1814-1833)
A. EL SEXENIO
ABSOLUTISTA (1814-1820)
Tras su
regreso a España en 1814, el rey Fernando VII cerró las Cortes reunidas en
Cádiz, anuló la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo.
Los liberales organizaron
diversas sublevaciones militares (pronunciamientos), pero todas ellas
fracasaron, y los militares que participaron fueron ejecutados.
B. EL TRIENIO
LIBERAL (1820-1823)
En 1820, un
pronunciamiento dirigido por el coronel Riego logró triunfar y se inició la
etapa del Trienio Liberal (1820-1823). El rey se vio obligado a jurar la
Constitución de 1812, decretar una amnistía y convocar elecciones.
Pero Fernando
VII pidió ayuda a la Santa Alianza europea, que envió a España un ejército
llamado los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema. Este
ejército derrotó a los liberales españoles y restableció la monarquía absoluta
de Fernando VII.
C. LA DÉCADA
OMINOSA (1823-1833)
A partir de 1833, la represión contra los liberales
fue brutal. Pero se hizo evidente la crisis del absolutismo y la necesidad de
reformas, pues los absolutistas fueron incapaces de resolver los problemas de
España:
·
La crisis
económica: el Estado estaba arruinado desde la Guerra de la Independencia.
·
El conflicto
dinástico: en España existía la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres.
Como Fernando VII había tenido sólo hijas abolió esta ley para que su hija
Isabel pudiera reinar. Muchos absolutistas (carlistas) no aceptaron el cambio y
defendieron el derecho a reinar de don Carlos, hermano del rey.
VI.
EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)
Al morir Fernando VII le
sucedió su hija Isabel, que tenía tres años de edad. La reina María Cristina,
madre de Isabel, fue nombrada regente, es decir, ejercía el poder en nombre de
su hija. La regente buscó el apoyo de los grupos liberales.
Entre los liberales,
llamados cristinos o isabelinos, había burgueses, clases populares urbanas y
campesinos del centro y del sur de España.
A. LA PRIMERA
GUERRA CARLISTA (1833-1840)
Los sectores absolutistas
no aceptaron como reina a Isabel II y apoyaron a don Carlos, hermano de
Fernando VII, como pretendiente al trono. A estos se les llamó carlistas, sus
objetivos eran mantener el Antiguo Régimen, la monarquía absoluta, los fueros (leyes
propias de un territorio) y el predominio de la Iglesia.
Entre los carlistas había
miembros de la nobleza agraria, y del clero y el campesinado del Nordeste de
España.
En 1833 estalló la guerra
entre isabelinos y carlistas. Las insurrecciones carlistas más importantes
fueron en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.
La guerra acabó con el
Convenio de Vergara (1839). Sin embargo, el carlismo existió durante todo el
siglo XIX y todavía causó otras dos guerras civiles en España.
B. LAS REFORMAS
DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS
Los liberales españoles
se dividían en dos sectores: moderados, partidarios de reformas limitadas, y
progresistas, partidarios de reformas más amplias.
En 1835, María
Cristina dio el gobierno a los progresistas, que implantaron una monarquía
constitucional:
·
Suprimieron
los privilegios señoriales.
·
Desarrollaron
el libre ejercicio de la industria y el comercio (librecambio), suprimieron las
aduanas interiores y los gremios.
·
Elaboraron la
Constitución de 1837. Reconocía la soberanía nacional, los derechos
individuales y reducía las funciones del rey.
·
Pusieron a la
venta las propiedades de la Iglesia (desamortización).
Esta última fue, de las diferentes reformas que
realizaron los liberales progresistas, la que tuvo unos efectos más inmediatos
y duraderos.
El ministro Mendizábal fue quien organizó la Desamortización
eclesiástica entre 1836 y 1837, por eso también se la llama la Desamortización
de Mendizábal. Los planes de Mendizábal eran:
·
El objetivo principal
de la desamortización era resolver los problemas económicos de España. Los
gobiernos de Isabel II habían heredado una gran deuda del reinado de su padre
Fernando VII por lo que tenían dificultades económicas para pagar los sueldos
de los funcionarios públicos, además en la guerra contra los carlistas faltaba
el dinero para equipar a los soldados.
·
Los liberales
progresistas esperaban con la venta de las tierras de la Iglesia debilitar su
poder económico, pues una parte de ella apoyaba a los carlistas.
·
Por último, la
división de los latifundios en explotaciones más pequeñas y productivas haría
que surgiera una clase media de agricultores, como en Francia, que apoyaría al
gobierno liberal contra cualquier reacción absolutista.
La solución del ministro Mendizábal fue expropiar
las tierras y los edificios del clero regular a cambio de cantidades de dinero
muy pequeñas. A continuación estas tierras fueron vendidas al mejor postor en
subastas públicas.
Esto ayudó a
pagar las deudas del estado español, y permitió ganar la Primera Guerra
Carlista, asimismo se dividieron parte de los latifundios, grandes propiedades
agrícolas, de la Iglesia, en granjas más pequeñas y más productivas.
Sin embargo,
estas expropiaciones tuvieron consecuencias negativas para la mayoría de los campesinos:
·
Los pequeños labradores
no tenían bastante dinero para comprar las propiedades expropiadas, así que
estas fueron compradas sobre todo por miembros ricos de la burguesía. Estos
burgueses se convirtieron en propietarios absentistas, es decir vivían a la
ciudad y no visitaban sus propiedades, para las que nombraban administradores.
Estos nuevos propietarios, en algunos casos, introdujeron cambios que
modernizaron las explotaciones y aumentaron los beneficios. No obstante lo más común era que los
propietarios absentistas no hiciesen ninguna inversión para mejorar la
productividad de la tierra, pues el beneficio estaba asegurado al pagar jornales
(sueldos) muy bajos a los peones o jornaleros (campesinos no propietarios que
trabajaban por un salario).
·
Las
instituciones religiosas que habían sido arruinadas por la desamortización eran
las que se ocupaban de cuidar a la parte más débil de la población española:
viudas, huérfanos, ancianos sin familia, pobres… Estas instituciones
alimentaban y proporcionaban alojamiento y cuidados a cientos de miles de
personas de forma gratuita, pues tenían los recursos económicos para ello. Tras
la desamortización los españoles más pobres se encontraron sin nadie que les
ayudara, pues el estado liberal no poseía nada parecido a un sistema de
seguridad social.
Lo anterior explica que las condiciones de vida de
la mayoría de los españoles empeoraran durante el reinado de Isabel II y
también el retraso de la industrialización en la España del siglo XIX, porque
la mayor parte de los burgueses ricos prefirieron invertir su capital en el
negocio seguro que era la compra de las tierras desamortizadas. Por otro lado
el empobrecimiento de la mayoría de la población campesina hizo que la demanda
española de productos manufacturados fuera escasa durante todo el siglo XIX.
C. LA REGENCIA DE
ESPARTERO (1840-1843)
María
Cristiana y los liberales moderados pararon las reformas. Los progresistas
hicieron dimitir a la reina y dieron la regencia al general Espartero.
El
autoritarismo de Espartero y su política librecambista, que perjudicaba a la
naciente industria española, provocó su dimisión en 1843. Las Cortes
proclamaron reina a Isabel II.
VII.
EL REINADO DE
ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)
A. LA DÉCADA
MODERADA (1843-1854)
El Partido Liberal Moderado gobernó durante casi todo el reinado de
Isabel II, consolidándose así un liberalismo conservador y centralista. Se
impusieron:
· El sufragio censitario (sólo votaban los más ricos).
· La limitación de las libertades individuales y
colectivas.
· La intervención de la Corona en la política.
· Los pronunciamientos militares para tomar el poder,
que muestran la enorme influencia del ejército en la política.
La nobleza, la Iglesia y la burguesía apoyaban al régimen para frenar
al carlismo y a los sectores progresistas y populares.
Se promulgó la Constitución de 1845, que estableció una soberanía
compartida entre las Cortes y la monarquía. En 1851 se firmó el Concordato con
la Santa Sede, que reconocía la religión católica como la propia de los
españoles. También se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil
(1844).
B. EL BIENIO
PROGRESISTA (1854-1856)
En 1854 España se encontraba en una crisis de
subsistencias, y en esas circunstancias tuvo lugar un pronunciamiento militar
en Vicálvaro apoyado por liberales progresistas y por la Unión Liberal (un grupo
liberales moderados descontentos con los gobiernos de Isabel II). El triunfo de
la Vicalvarada dio paso a un gobierno liberal progresista encabezado por
Espartero.
El gobierno liberal progresista aprobó una Ley de
ferrocarriles que daba grandes beneficios a quienes invirtieran en la
construcción del ferrocarril, puesto que este medio de transporte era
imprescindible al proceso de industrialización que se estaba desarrollando en
España. Con esa ley los inversores extranjeros, especialmente de Francia y Reino Unido, emplearon sus capitales
en la construcción de vías férreas en España.
En relación con
esto se aprobó una ley que regulaba el funcionamiento de los bancos.
Durante el Bienio Progresista se redactó la Constitución
española de 1856, que no llegó a ponerse en vigor por la vuelta al poder de
los liberales moderados.
En 1855 el ministro Madoz realizó una nueva
desamortización llamada Desamortización civil o Desamortización de
Madoz. La finalidad de esta medida era pagar las deudas acumuladas por los
anteriores gobiernos de Isabel II y aguantar la crisis económica del momento.
La Desamortización civil afectó a las tierras comunales que pertenecían a los
ayuntamientos y que estos usaban para lograr financiación en obras públicas
(fuentes, pozos…). Las tierras comunales de los municipios también ayudaban a
los labriegos más pobres a no caer en la miseria al permitirles conseguir
gratuitamente madera y un lugar donde podían pastar sus animales. Las
consecuencias negativas de la Desamortización de Madoz fueron de dos tipos:
·
Los
ayuntamientos al perder sus tierras perdieron también su autonomía económica y
pasaron a depender de un modo más completo del gobierno central. Todavía hoy,
los ayuntamientos españoles, aunque son elegidos democráticamente, carecen de
autonomía económica y dependen para sus gastos del dinero que envía el gobierno
central desde Madrid.
·
Los campesinos
más pobres no pudieron ya utilizar las tierras comunales de los municipios para
subsistir, pues esas tierras habían pasado a ser de propiedad privada. En
consecuencia, muchos pequeños propietarios perdieron lo poco que tenían y
pasaron a convertirse en jornaleros, es decir agricultores asalariados que solo
tenían trabajo ocasionalmente.
C. LA ETAPA
MODERADA FINAL (1856-1868)
Tras un nuevo pronunciamiento (golpe de estado)
volvieron al poder los liberales moderados. La última etapa del reinado de
Isabel II (1856-1868) se caracterizó por gobiernos de liberales moderados. En
el exterior, se impulsó el colonialismo y se sostuvo la guerra de África
(Marruecos). En el interior, surgieron grupos políticos demócratas (defendían
el sufragio universal masculino), y republicanos (querían suprimir la
monarquía).
VIII. EL SEXENIO
DEMOCRÁTICO (1868-1874)
A. LA REVOLUCIÓN
DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870)
La crisis económica y el desgaste del régimen
isabelino provocaron la Revolución de 1868. Los generales Prim y Serrano y el
almirante Topete dirigieron un pronunciamiento apoyado por la Unión Liberal,
por los liberales progresistas y por los demócratas. El ejército fiel a la
reina fue derrotado en la batalla de Alcolea e Isabel II tuvo que exiliarse.
En los seis años siguientes se intentó dotar a
España de un régimen político democrático (Sexenio Democrático).
Se formó un gobierno provisional, que impulsó
grandes reformas: el reconocimiento de los derechos fundamentales (libertad de
prensa o imprenta, de reunión y asociación, libertad de cultos) y el sufragio
universal masculino. Se eligieron nuevas Cortes, que aprobaron la Constitución
de 1869, de carácter democrático.
B. LA MONARQUÍA DEMOCRÁTICA
(1870-1873)
La Constitución mantenía la monarquía como sistema
de gobierno. Se eligió como nuevo rey, Amadeo de Saboya, de la casa real
italiana.
Sin embargo, los liberales moderados, los carlistas
y los republicanos no apoyaron a Amadeo I, que sólo reinó de 1870 a 1873.
Además, estallaron dos guerras: la insurrección de Cuba (1868) y la Tercera
Guerra Carlista (1872-1876).
C. LA PRIMERA
REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)
Amadeo de
Saboya abdicó en 1873 y las Cortes proclamaron la República. Los republicanos
querían impulsar reformas sociales y un Estado federal (España organizada en
territorios con capacidad de autogobierno).
La República
tuvo que afrontar muchos problemas: la Tercera Guerra Carlista, la guerra de
Cuba y la división entre los propios republicanos que provocó levantamientos
como el de Cartagena.
Los
monárquicos, muy numerosos, no aceptaban el régimen republicano y estaban
preparando el regreso de los Borbones en la persona de Alfonso XII, el hijo de
Isabel II.
En enero de
1874, el general Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes poniendo
fin a la Primera República.
IX.
INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS HISPANOAMERICANAS
Las colonias
españolas en Sudamérica y América Central se independizaron durante el reinado
de Fernando VII, surgiendo muchos estados nuevos que hoy siguen existiendo.
A. LAS CAUSAS DE
LA INDEPENDENCIA
Varios
factores hicieron surgir los movimientos de independencia revolucionarios en
las colonias hispanoamericanas:
·
La llegada a
América de las ideas de la Ilustración y de la Revolución Francesa (libertad e
igualdad).
·
El ejemplo de
la independencia de los Estados Unidos en 1776.
·
La Guerra de
Independencia que en 1808 eliminó al gobierno español legítimo.
·
El descontento
de los criollos (blancos nacidos en América). Durante el siglo XVIII los reyes
españoles habían comenzado a controlar con mayor cuidado sus territorios
americanos, intentando impedir su comercio con cualquier país que no fuera
España, por eso los criollos pensaban que el gobierno español frenaba su
desarrollo económico.
·
Gran Bretaña
ofreció apoyo económico a los revolucionarios, para romper el monopolio
comercial de España sobre sus colonias.
B. EL FIN DEL
IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA
En 1808, tras las abdicaciones de Bayona y el nombramiento de José I
Bonaparte como rey de España, el pueblo español se rebeló contra un gobierno
que consideraba ilegítimo y se formaron Juntas en las distintas ciudades del
país. Lo mismo sucedió en la América española, pero allí las Juntas, formadas
por criollos, pronto empezaron a promover la independencia.
Las sociedades hispanoamericanas eran muy desiguales. La minoría de
blancos (criollos y europeos), un 20% de la población, era dueña de casi toda
la riqueza. El resto de la población eran indios (la mitad), junto a mestizos,
esclavos negros y mulatos. La mayoría de la población no blanca era analfabeta
y no tenía ningún interés a favor o en contra de la independencia.
La lucha por la independencia en las diferentes regiones americanas
fue sobre toda una guerra civil entre los blancos realistas, a favor de seguir
con España, y los blancos republicanos, que querían la independencia.
Entre 1808 y 1824 se extendieron las guerras de independencia. Que la
lucha durara dieciséis años se explica porque se enfrentaban ejércitos muy
pequeños, comparados con los europeos, en un continente enorme, y mucho tiempo
se gastaba en desplazamientos.
Los principales impulsores de la independencia de Sudamérica fueron
José de San Martín y Simón Bolívar llamados los Libertadores:
·
San Martín
logró asegurar la independencia de Argentina y Chile (1818).
·
En 1822 Simón
Bolívar fundó la Gran Colombia (formada por Venezuela, Colombia, Ecuador y
Panamá).
·
En México la
elite blanca permaneció fiel a España por miedo a una revolución indígena, pero
viendo el éxito de las rebeliones en otros lugares se unió a la rebelión de
Agustín de Iturbide que 1821 se proclamó emperador de México. A continuación se
formaron las Provincias Reunidas de Centroamérica en 1823.
·
La
emancipación de Perú y Bolivia las consiguió Sucre, un colaborador de Bolívar,
tras derrotar en la batalla de Ayacucho (1824) al último ejército español en
Sudamérica.
La derrota del Imperio español se debió a varios factores siendo uno
de los más importantes las luchas políticas y guerras civiles en las que se vio
envuelta España durante el reinado de Fernando VII. Tras el proceso emancipador
de las antiguas colonias hispanoamericanas solo quedaron como colonias
españolas Cuba, Filipinas y Puerto Rico.
La mayoría de los nuevos países surgidos con la independencia se
convirtieron en repúblicas, pero no en democracias, pues el gobierno siguió en
manos de la minoría de blancos. Además estos estados se caracterizarían pronto
por su inestabilidad política, al carecer los gobiernos del apoyo de la mayoría
de la población, y por la intervención del ejército en la política, como ya
habían hecho los Libertadores. Además las nuevas repúblicas americanas en
seguida pasaron a depender del apoyo político y económico de Gran Bretaña, y
luego de Estados Unidos, que ejercerían una intensa influencia en Sudamérica y
en Centroamérica.
X. ESTADOS UNIDOS
DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX los Estados Unidos se
consolidaron como una nación soberana y establecieron sus fronteras
definitivas.
A. LA EXPANSIÓN
HACIA EL OESTE
Durante el siglo XIX, la población de Estados Unidos
aumentó velozmente. Esto se debió sobre todo a la llegada de muchos inmigrantes
desde Europa, que buscaban una vida mejor en el Nuevo Mundo. Gran parte de
estos inmigrantes se desplazaron hacia el oeste y por ello, a finales del siglo
XIX, el país se extendía del Atlántico al Pacífico.
La extensión de las fronteras de los Estados Unidos
en parte se hizo de forma violenta:
·
Entre 1846 y
1848 hubo una guerra entre México y Estados Unidos. La victoria estadounidense
supuso la pérdida para México de más de la mitad de su territorio nacional, lo que
luego serían los estados de California, Nevada, Arizona, Nuevo México,
Colorado…
·
La
colonización las tierras del oeste llevó al enfrentamiento y a guerras con los
indígenas americanos. Los colonos y el ejército de Estados Unidos siempre
vencieron estos combates por dos razones: la superioridad numérica (los blancos
eran decenas de millones y los indígenas algo más de cien mil) y la
superioridad tecnológica (los blancos tenían armas modernas y los indígenas
usaban armas de la Edad de Piedra). El resultado de lo anterior es que muchas
tribus indígenas fueron aniquiladas y las que quedaron (como los sioux o los
apaches) fueron confinados en reservas.
El resultado de la expansión de los Estados Unidos
hacia el oeste fue que, a finales del siglo XIX, el país contaba con una
numerosa población y un extenso territorio que le aseguraban abundancia de mano
de obra y de recursos naturales, por lo que pronto se convirtió en la primar
potencia económica mundial.
B.
LA GUERRA DE SECESIÓN (1861-1865)
A mediados del siglo XIX existía en Estados Unidos
una clara división entre los Estados del norte y los del sur.
·
Los estados
del norte habían adaptado su economía a la Revolución Industrial y querían un
gobierno central fuerte, que limitara la llegada de productos manufacturados europeos
y que impulsara las infraestructuras necesarias para el comercio, como el
ferrocarril.
·
Los estados
del sur tenían una economía agrícola basada en el algodón. Los productos
cultivados en los estados del sur se exportaban a Europa, por ello no deseaban
una política aduanera que entorpeciera el comercio con Europa. Además esta
economía se basaba en la institución de la esclavitud, que ya estaba prohibida
en Europa y en los estados del norte.
Por miedo a
que el presidente Abraham Lincoln, que procedía de los estados del norte,
aboliera la esclavitud o aprobara leyes que podían dañar su economía varios
estados del sur proclamaron su independencia. Eso fue el inicio de la Guerra de
Secesión (1861-1865) que fue ganada por el gobierno federal de Washington con
el apoyo de los estados del norte.
Tras la guerra
civil la esclavitud fue abolida en Estados Unidos y el capitalismo industrial
se impuso como el modelo económico de todo el país.
Un efecto
positivo de la Guerra de Secesión fue el establecimiento del sufragio universal
masculino en la segunda mitad del siglo XIX sin importar la religión, la
riqueza o la procedencia. Pero el derecho al voto no alcanzó a las mujeres, a
los indígenas americanos y a los negros.
La población
negra, aunque libre, no fue considerada igual, y numerosas leyes de los estados
limitaron sus derechos hasta mediados del siglo XX.