martes, 25 de febrero de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014

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viernes, 14 de febrero de 2014

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jueves, 13 de febrero de 2014

Historia de España

https://www.elmundo.es/larevista/num114/textos/vocabu.html
V. LA RESTAURACIÓN (1874-1898)







A.           LA RESTAURACIÓN MONÁRQUICA EN ESPAÑA (1874-1898)



En diciembre de 1874, el general Martínez Campos acabó con la I República española al proclamar, en la ciudad de Sagunto, a Alfonso de Borbón, el hijo de Isabel II, como rey de España.



La restauración de la monarquía de los Borbones en España supuso el fin del Sexenio Democrático (1868-1874) y el inicio de una etapa política que duró los siguientes cincuenta años. Ese nuevo periodo conocido como Restauración se caracterizó por la estabilidad política (ni golpes de estado ni guerras civiles) y el crecimiento económico.



La nueva etapa política comenzó solucionando los conflictos militares heredados del Sexenio Democrático. En 1876 el rey Alfonso XII venció la III guerra carlista y en 1878 se llegó a un acuerdo con los rebeldes cubanos (Paz de Zanjón) que acabó con la revuelta iniciada en 1868.







B.  EL SISTEMA CANOVISTA



Entre 1874 y 1923 se desarrolló un periodo de la historia política española que ha recibido distintos nombres: la Restauración, la Restauración borbónica, el turno de partidos, el turno pacífico, el turnismo o el sistema canovista, por su fundador.



Cánovas del Castillo, un político liberal conservador, fue el encargado de organizar el modelo político de la Restauración que consistió en una monarquía parlamentaria liberal, conservadora y poco democrática. La mayoría de los políticos españoles del momento eran de ideas liberales y se unieron a uno de los dos grandes partidos dinásticos:



·      El Partido Conservador, dirigido por Cánovas, que era partidario de defender el orden social tradicional (sufragio censitario y desigualdad económica) y el papel de la Iglesia en España.



·      El Partido Liberal, organizado por Sagasta, era más favorable a reformas políticas (como el sufragio universal) y sociales (derechos de los trabajadores).







El sistema bipartidista organizado por Cánovas y Sagasta pretendía en primer lugar evitar los conflictos políticos de los años anteriores, y alejar a los militares de la política acabando con los golpes de estado (pronunciamientos).



Ambos partidos estaban de acuerdo en algunos puntos básicos que aparecen en la Constitución española de 1876: parlamentarismo, división de poderes, derechos individuales, derecho a la propiedad privada, estado centralista (donde todo el poder se concentraría en el gobierno central). En la Constitución de 1876 se establecía el sufragio censitario, aunque posteriores leyes extendieron el voto a toda la población masculina (1890). En la constitución también se recogía el papel político de la Corona pues el rey compartía el poder legislativo con las Cortes, y actuaba como equilibrador entre el poder civil y el militar.



Para evitar el uso de la violencia política el Partido Conservador y el Partido Liberal acordaron alternarse en el poder; el rey escogía el partido político que debía gobernar y se manipulaban las elecciones para que las ganara quien debía. De forma que cada pocos años gobernaba uno de los dos grandes partidos.



El fraude electoral (mediante el pucherazo[6], el encasillado[7], el voto de los difuntos…) se producía sobre todo en las áreas rurales, donde vivían la mayoría de los españoles, debido a la existencia del caciquismo, es decir la fuerza de los propietarios rurales ricos, los caciques, que podía influir sobre los votantes de su zona mediante sobornos en metálico, promesas de trabajo, lograr la exención del servicio militar…



Los partidos políticos minoritarios como el republicano o el socialista se opusieron al turno pacífico porque estaban excluidos de la vida política.







C.      LA CRISIS DEL 98



Alfonso XII murió en 1885 y su esposa María Cristina, embarazada de su hijo el futuro Alfonso XIII, se convirtió en regente tras el nacimiento de éste.



Tras la pérdida del imperio colonial español a principios del siglo XIX las islas de Cuba y Puerto Rico siguieron dentro de España y llegaron a ser unas provincias más. Sin embargo pagaban impuestos más elevados que el resto de España, que no se reinvertían en las islas, y sufrían aranceles que no les permitían comerciar con Estados Unidos, además su población no tenía representación en el parlamento de Madrid.



En consecuencia estallaron varias revueltas contra el gobierno de Madrid:



·      La Guerra de los Diez Años (1868-1878)



·      La Guerra Chiquita (1879-1880)



·      La guerra de Cuba o Guerra hispano-estadounidense (1895-1898)







Durante el último conflicto Estados Unidos mostró cada vez más interés en los asuntos cubanos:



·      Por un lado parte de los comerciantes e industriales estadounidenses querían tratar con Cuba sin tener que pagar los altos aranceles impuestos por el gobierno español.



·      Por otro lado había un interés de los Estados Unidos por controlar la zona del Caribe, pues existía el proyecto de un canal que uniría los océanos Atlántico y Pacífico, el cual acabó construyéndose finalmente el en 1914 (Canal de Panamá).



·      Además una parte de la opinión pública apoyaba la lucha de los cubanos por la independencia y la democracia y rechazaba los métodos usados por el ejército español, como el uso de campos de concentración contra la población civil para aislar a los rebeldes.







Finalmente el gobierno estadounidense decidió participar en la guerra de Cuba y estalló la Guerra hispano-norteamericana que duró menos de cuatro meses, pues rápidamente se impuso la superioridad militar e industrial de un país embarcado en la Segunda Revolución Industrial frente a otro atrasado como era España. El tratado de paz supuso la entrega a Estados Unidos de Cuba, Puerto Rico y las islas Filipinas.



La derrota del 98 o desastre de Cuba tuvo varias consecuencias:



·      La pérdida de los mercados coloniales fue perjudicial para la industria y el comercio españoles.



·      La sociedad española sufrió una gran decepción y entró en una etapa de pesimismo. Por primera vez se hizo consciente de su atraso tecnológico respecto a los otros países industrializados. En consecuencia surgieron movimientos intelectuales y políticos que pedían la democratización auténtica del Estado y el fin del caciquismo y de la corrupción, culpables del atraso español. Entre estos movimientos destacó el Regeneracionismo de Joaquín Costa (Oligarquía y caciquismo, 1901) que quería renovar la sociedad española y mejorar las vidas de las personas de clase obrera.



·      La guerra de Cuba hizo consciente a la sociedad española de muchas injusticias, como la posibilidad que tenían los más ricos, que podían pagar 2.000 pesetas, de librarse del servicio militar obligatorio, mientras los reclutas pobres de origen campesino y obrero debían de ir a luchar y a morir.



 



D.      LOS MOVIMIENTOS NACIONALISTAS



El Romanticismo, que había llegado con retraso a España respecto al resto de Europa, hizo que surgiera una conciencia nueva de su identidad en las regiones españolas donde el castellano no era la lengua más usada. Asimismo el Estado liberal y centralista fracasó en su intento de imponer la lengua oficial a través de la administración y el sistema educativo, debido a la falta de medios, lo que favoreció al surgimiento de los nacionalismos no españoles dentro de España:



·      En Cataluña, la Renaixença reivindicó la lengua y la cultura catalanas. Surgieron organizaciones políticas que reclamaban la autonomía (Lliga Regionalista, 1901).



·      En el País Vasco nació el Partido Nacionalista Vasco (1894).



·      En Galicia, el Rexurdimento era ante todo un movimiento cultural, con pocas repercusiones políticas.







E.       LA SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL CAMBIO DE SIGLO



Las enormes diferencias de riqueza entre las clases superiores e inferiores en la España de finales del siglo XIX llevaron a la creación de sindicatos y de partidos políticos que defendían los derechos de los obreros:



·         1879: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de ideología marxista



·         1881: la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) de ideología anarquista



·         1888: la Unión General de Trabajadores (UGT) de ideología marxista



·         1910: la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) de ideología anarquista



Durante esta etapa se crearon las cajas rurales para ayudar a los agricultores a comprar semillas, fertilizantes y maquinaria agrícola, mientras las asociaciones católicas de trabajadores ayudaban a los obreros industriales a sustentar a sus familias.



Además el movimiento anarquista encontró apoyo entre los trabajadores de los latifundios (grandes propiedades agrarias) de Andalucía y entre los obreros industriales de Cataluña. Sin embargo el gobierno respondió a las tácticas violentas de los anarquistas con la represión de todas sus organizaciones, violentas o no.



[6] En la España del siglo XIX no existían urnas sino que se guardaban las papeletas de votación en pucheros, donde se ponían o se quitaban votos para lograr el resultado que quería el gobierno, llegándose en ocasiones a cambiar el puchero completo.

[7] El encasillado consiste en la negociación previa, entre los dos partidos turnantes, para elegir quién será el candidato que irá en la casilla con más posibilidades y que apoyarán los caciques.

[6] En la España del siglo XIX no existían urnas sino que se guardaban las papeletas de votación en pucheros, donde se ponían o se quitaban votos para lograr el resultado que quería el gobierno, llegándose en ocasiones a cambiar el puchero completo.

[7] El encasillado consiste en la negociación previa, entre los dos partidos turnantes, para elegir quién será el candidato que irá en la casilla con más posibilidades y que apoyarán los caciques.




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lunes, 10 de febrero de 2014

TEMA 4: LIBERALISMO Y NACIONALISMO (1815-1871)


TEMA 4: LIBERALISMO Y NACIONALISMO (1815-1871)


I.                INTRODUCCIÓN


II.              RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO


A.         LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN


B.         EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO


III.            LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES


A.         LAS REVOLUCIONES DE 1820


B.         LAS REVOLUCIONES DE 1830


C.         LAS REVOLUCIONES DE 1848, LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS


IV.            LA CREACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIONES EN EUROPA


A.       LA UNIFICACIÓN DE ITALIA


B.       LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA


C.       EUROPA A FINALES DEL SIGLO XIX


V.              EL REINADO DE FERNADO VII (1814-1833)


A.    EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)


B.     EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)


C.     LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)


VI.            EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)


A.       LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)


B.       LAS REFORMAS DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS


C.       LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)


VII.          EL REINADO DE ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)


A.    LA DÉCADA MODERADA (1843-1854)


B.     EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)


C.     LA ETAPA MODERADA FINAL (1856-1868)


VIII.        EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874)


A.    LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870)


B.     LA MONARQUÍA DEMOCRÁTICA (1870-1873)


C.     LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)


IX.            LA INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS HISPANOAMERICANAS


A.    LAS CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA


B.     EL FIN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA

X.              ESTADOS UNIDOS DURANTE EL SIGLO XIX

A.    LA EXPANSIÓN HACIA EL OESTE

B.     LA GUERRA DE SECESIÓN (1861-1865)
I.         INTRODUCCIÓN
En 1814, las potencias absolutistas derrotaron a Napoleón y restauraron la monarquía absoluta y el Antiguo Régimen en Europa.
Alguna gente se opuso a esa política reaccionaria y demandó los mismos derechos y libertades ya que habían ganado durante la Revolución Francesa. Como resultado de lo anterior, el siglo XIX, desde 1815 a 1871, estuvo caracterizado por continuas revueltas y por revoluciones liberales inspiradas en la Revolución Francesa que finalmente llevaron a cambios políticos y sociales y al triunfo de las ideas liberales en Europa.
Durante el siglo XIX Norteamérica y Sudamérica evolucionaron de modos muy diferentes. Mientras los Estados Unidos expandían sus fronteras para incluir nuevos territorios en el Oeste, las colonias españolas en América Central y del Sur consiguieron su independencia y llegaron a ser estados soberanos.
Las transformaciones culturales en el arte y la arquitectura reflejaron estos cambios políticos. Se desarrolló un nuevo estilo artístico llamado Romanticismo, que centraba su atención en la emoción, la creatividad, la libertad individual y el orgullo nacional.
II.   RESTAURACIÓN, LIBERALISMO Y NACIONALISMO
A.    LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN
Las potencias europeas que derrotaron a Napoleón se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815) con el objetivo de restaurar el absolutismo. Todos los monarcas que habían perdido el trono recuperaron sus reinos. Además, las grandes potencias –Rusia, Reino Unido, Prusia y Austria- repartieron el Imperio napoleónico entre los vencedores, y se firmó un tratado, la Santa Alianza, para ayudar militarmente a los monarcas ante cualquier amenaza de sublevación.
Parecía que las ideas de la Revolución francesa iban a desaparecer, pero a lo largo del siglo XIX hubo diversos levantamientos liberales y nacionalistas que se opusieron a la Restauración y acabaron triunfando.
B.  EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO
El liberalismo es un sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo:
·      El Estado debe garantizar los derechos y libertades individuales (como el derecho a la propiedad privada).
·      El individuo es un ciudadano. El conjunto de los ciudadanos forma la nación, y en la nación reside la soberanía, es decir, el poder. Esto es la soberanía nacional.
·      Se establece un sistema representativo. Las leyes se elaboran en una asamblea, el Parlamento, elegido por sufragio (votación).
·      Una Constitución debe regular el funcionamiento político y la división de poderes.
·      El Estado no debe intervenir en asuntos económicos.
El nacionalismo defiende el derecho de los pueblos a autogobernarse. La nación es un conjunto de individuos con unos lazos culturales propios (religión, lengua, pasado, tradiciones) y que desean vivir en común. Por esta razón sostiene que el Estado y nación coincidan, para así reagrupar en unas mismas fronteras a los miembros de una misma comunidad nacional.
III.   LAS REVOLUCIONES LIBERALES Y NACIONALES
A.      LAS REVOLUCIONES DE 1820
En 1820 hubo varios levantamientos liberales en Europa, pero la mayoría fueron vencidos por los ejércitos  absolutistas de la Santa Alianza. Sólo en Grecia triunfó una insurrección contra el Imperio de los turcos otomanos, y en 1822 Grecia se proclamó independiente.
En América, los habitantes de las colonias españolas se enfrentaron al gobierno de la metrópoli y se declararon independientes.
B. LAS REVOLUCIONES DE 1830
En 1830, otra vez, se produjeron varios levantamientos de carácter liberal que triunfaron en diversos países europeos. En esos países, la burguesía impuso un sistema político constitucional basado en el sufragio censitario: sólo podían votar aquellos que pagaban una cantidad mínima de impuestos.
Las revoluciones liberales de 1830 triunfaron en:
·      Francia, donde el monarca absoluto Luis XVIII fue substituido por un monarca constitucional, Luis Felipe de Orleáns.
·      Bélgica, que consiguió independizarse del Reino de los Países Bajos.
·      España, que pasó del absolutismo a un sistema liberal al aceptar el rey Fernando VII la Constitución de 1812.
C.  LAS REVOLUCIONES DE 1848. LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS.
En 1848 se produjeron en Europa varias revoluciones de carácter democrático. El pueblo pedía más derechos políticos, como el sufragio universal, la soberanía popular y la igualdad social.
La revolución triunfó en Francia, que dejó de ser una monarquía y se convirtió en una república social: se reconocieron los derechos de los obreros y se impuso el sufragio universal.
En el Imperio austriaco, en la Confederación Germánica y en los estados italianos hubo diversas revoluciones democráticas y nacionalistas, pero fueron reprimidas. En muchos casos triunfaron posteriormente, en la segunda mitad del siglo XIX.
IV.        LA CREACIÓN DE LOS ESTADOS-NACIÓN EN EUROPA
En la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se extendieron las ideas nacionalistas. En consecuencia aparecieron nuevos estados como Italia y Alemania, que lograron su unificación.
A.      LA UNIFICACIÓN DE ITALIA
Italia estaba dividida en seis estados. Sin embargo, sólo el Piamonte, con su monarca Víctor Manuel de Saboya, estaba de acuerdo con la unificación de todos los estados italianos.
En 1859, Cavour, jefe del gobierno piamontés, luchó contra Austria y se apoderó de la Lombardía. A su vez, Garibaldi dirigía un movimiento popular que derrocó a los estados del centro y del sur de Italia. De este modo, en 1861 Víctor Manuel fue proclamado rey de Italia.
En 1866, los austriacos abandonaron el Véneto y éste se unió a Italia. En 1870, los Estados Pontificios también fueron anexionados. La unificación italiana se había completado y Roma fue la capital del nuevo estado.
B.       LA UNIFICACIÓN DE ALEMANIA
Alemania estaba dividida en treinta y seis estados. El estado más importante de Alemania era Prusia. Su jefe de gobierno, el canciller Bismarck, consiguió la unificación de Alemania en 1871, después de derrotar a Austria y a Francia.
Una vez unificada Alemania se proclamó el II Reich (II Imperio) y el rey de Prusia, Guillermo I, fue coronado emperador.
C.      EUROPA A FINALES DEL SIGLO XIX
A finales del siglo XIX se mantenían, en Europa, dos problemas importantes:
·      En Europa oriental, los imperios absolutistas tenían sometidos a diversos pueblos. Los húngaros, checos y polacos deseaban independizarse del Imperio austríaco; y los servios, croatas y búlgaros querían independizarse del Imperio de los turcos otomanos.
·      En Europa occidental, la población continuaba luchando para conseguir la democracia: sufragio universal, mayores libertades y derechos sociales.
V.  EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833)
A.  EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820)
Tras su regreso a España en 1814, el rey Fernando VII cerró las Cortes reunidas en Cádiz, anuló la Constitución de 1812 y restauró el absolutismo.
Los liberales organizaron diversas sublevaciones militares (pronunciamientos), pero todas ellas fracasaron, y los militares que participaron fueron ejecutados.
B.  EL TRIENIO LIBERAL (1820-1823)
En 1820, un pronunciamiento dirigido por el coronel Riego logró triunfar y se inició la etapa del Trienio Liberal (1820-1823). El rey se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, decretar una amnistía y convocar elecciones.
Pero Fernando VII pidió ayuda a la Santa Alianza europea, que envió a España un ejército llamado los Cien Mil Hijos de San Luis, dirigido por el duque de Angulema. Este ejército derrotó a los liberales españoles y restableció la monarquía absoluta de Fernando VII.
C.  LA DÉCADA OMINOSA (1823-1833)
A partir de 1833, la represión contra los liberales fue brutal. Pero se hizo evidente la crisis del absolutismo y la necesidad de reformas, pues los absolutistas fueron incapaces de resolver los problemas de España:
·      La crisis económica: el Estado estaba arruinado desde la Guerra de la Independencia.
·      El conflicto dinástico: en España existía la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres. Como Fernando VII había tenido sólo hijas abolió esta ley para que su hija Isabel pudiera reinar. Muchos absolutistas (carlistas) no aceptaron el cambio y defendieron el derecho a reinar de don Carlos, hermano del rey.
VI.   EL REINADO DE ISABEL II. LAS REGENCIAS (1833-1843)
Al morir Fernando VII le sucedió su hija Isabel, que tenía tres años de edad. La reina María Cristina, madre de Isabel, fue nombrada regente, es decir, ejercía el poder en nombre de su hija. La regente buscó el apoyo de los grupos liberales.
Entre los liberales, llamados cristinos o isabelinos, había burgueses, clases populares urbanas y campesinos del centro y del sur de España.
A.  LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840)
Los sectores absolutistas no aceptaron como reina a Isabel II y apoyaron a don Carlos, hermano de Fernando VII, como pretendiente al trono. A estos se les llamó carlistas, sus objetivos eran mantener el Antiguo Régimen, la monarquía absoluta, los fueros (leyes propias de un territorio) y el predominio de la Iglesia.
Entre los carlistas había miembros de la nobleza agraria, y del clero y el campesinado del Nordeste de España.
En 1833 estalló la guerra entre isabelinos y carlistas. Las insurrecciones carlistas más importantes fueron en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.
La guerra acabó con el Convenio de Vergara (1839). Sin embargo, el carlismo existió durante todo el siglo XIX y todavía causó otras dos guerras civiles en España.
B.  LAS REFORMAS DE LOS LIBERALES PROGRESISTAS
Los liberales españoles se dividían en dos sectores: moderados, partidarios de reformas limitadas, y progresistas, partidarios de reformas más amplias.
En 1835, María Cristina dio el gobierno a los progresistas, que implantaron una monarquía constitucional:
·      Suprimieron los privilegios señoriales.
·      Desarrollaron el libre ejercicio de la industria y el comercio (librecambio), suprimieron las aduanas interiores y los gremios.
·      Elaboraron la Constitución de 1837. Reconocía la soberanía nacional, los derechos individuales y reducía las funciones del rey.
·      Pusieron a la venta las propiedades de la Iglesia (desamortización).
Esta última fue, de las diferentes reformas que realizaron los liberales progresistas, la que tuvo unos efectos más inmediatos y duraderos.
El ministro Mendizábal fue quien organizó la Desamortización eclesiástica entre 1836 y 1837, por eso también se la llama la Desamortización de Mendizábal. Los planes de Mendizábal eran:
·      El objetivo principal de la desamortización era resolver los problemas económicos de España. Los gobiernos de Isabel II habían heredado una gran deuda del reinado de su padre Fernando VII por lo que tenían dificultades económicas para pagar los sueldos de los funcionarios públicos, además en la guerra contra los carlistas faltaba el dinero para equipar a los soldados.
·      Los liberales progresistas esperaban con la venta de las tierras de la Iglesia debilitar su poder económico, pues una parte de ella apoyaba a los carlistas.
·      Por último, la división de los latifundios en explotaciones más pequeñas y productivas haría que surgiera una clase media de agricultores, como en Francia, que apoyaría al gobierno liberal contra cualquier reacción absolutista.
La solución del ministro Mendizábal fue expropiar las tierras y los edificios del clero regular a cambio de cantidades de dinero muy pequeñas. A continuación estas tierras fueron vendidas al mejor postor en subastas públicas.
Esto ayudó a pagar las deudas del estado español, y permitió ganar la Primera Guerra Carlista, asimismo se dividieron parte de los latifundios, grandes propiedades agrícolas, de la Iglesia, en granjas más pequeñas y más productivas.
Sin embargo, estas expropiaciones tuvieron consecuencias negativas para la mayoría de los campesinos:
·      Los pequeños labradores no tenían bastante dinero para comprar las propiedades expropiadas, así que estas fueron compradas sobre todo por miembros ricos de la burguesía. Estos burgueses se convirtieron en propietarios absentistas, es decir vivían a la ciudad y no visitaban sus propiedades, para las que nombraban administradores. Estos nuevos propietarios, en algunos casos, introdujeron cambios que modernizaron las explotaciones y aumentaron los beneficios.  No obstante lo más común era que los propietarios absentistas no hiciesen ninguna inversión para mejorar la productividad de la tierra, pues el beneficio estaba asegurado al pagar jornales (sueldos) muy bajos a los peones o jornaleros (campesinos no propietarios que trabajaban por un salario).
·      Las instituciones religiosas que habían sido arruinadas por la desamortización eran las que se ocupaban de cuidar a la parte más débil de la población española: viudas, huérfanos, ancianos sin familia, pobres… Estas instituciones alimentaban y proporcionaban alojamiento y cuidados a cientos de miles de personas de forma gratuita, pues tenían los recursos económicos para ello. Tras la desamortización los españoles más pobres se encontraron sin nadie que les ayudara, pues el estado liberal no poseía nada parecido a un sistema de seguridad social.
Lo anterior explica que las condiciones de vida de la mayoría de los españoles empeoraran durante el reinado de Isabel II y también el retraso de la industrialización en la España del siglo XIX, porque la mayor parte de los burgueses ricos prefirieron invertir su capital en el negocio seguro que era la compra de las tierras desamortizadas. Por otro lado el empobrecimiento de la mayoría de la población campesina hizo que la demanda española de productos manufacturados fuera escasa durante todo el siglo XIX.
C.      LA REGENCIA DE ESPARTERO (1840-1843)
María Cristiana y los liberales moderados pararon las reformas. Los progresistas hicieron dimitir a la reina y dieron la regencia al general Espartero.
El autoritarismo de Espartero y su política librecambista, que perjudicaba a la naciente industria española, provocó su dimisión en 1843. Las Cortes proclamaron reina a Isabel II.
VII.      EL REINADO DE ISABEL II. EL LIBERALISMO MODERADO (1843-1868)
A.  LA DÉCADA MODERADA (1843-1854)
El Partido Liberal Moderado gobernó durante casi todo el reinado de Isabel II, consolidándose así un liberalismo conservador y centralista. Se impusieron:
·      El sufragio censitario (sólo votaban los más ricos).
·      La limitación de las libertades individuales y colectivas.
·      La intervención de la Corona en la política.
·      Los pronunciamientos militares para tomar el poder, que muestran la enorme influencia del ejército en la política.
La nobleza, la Iglesia y la burguesía apoyaban al régimen para frenar al carlismo y a los sectores progresistas y populares.
Se promulgó la Constitución de 1845, que estableció una soberanía compartida entre las Cortes y la monarquía. En 1851 se firmó el Concordato con la Santa Sede, que reconocía la religión católica como la propia de los españoles. También se disolvió la Milicia Nacional y se creó la Guardia Civil (1844).
B.  EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
En 1854 España se encontraba en una crisis de subsistencias, y en esas circunstancias tuvo lugar un pronunciamiento militar en Vicálvaro apoyado por liberales progresistas y por la Unión Liberal (un grupo liberales moderados descontentos con los gobiernos de Isabel II). El triunfo de la Vicalvarada dio paso a un gobierno liberal progresista encabezado por Espartero.
El gobierno liberal progresista aprobó una Ley de ferrocarriles que daba grandes beneficios a quienes invirtieran en la construcción del ferrocarril, puesto que este medio de transporte era imprescindible al proceso de industrialización que se estaba desarrollando en España. Con esa ley los inversores extranjeros, especialmente de Francia y Reino Unido, emplearon sus capitales en la construcción de vías férreas en España.
En relación con esto se aprobó una ley que regulaba el funcionamiento de los bancos.
Durante el Bienio Progresista se redactó la Constitución española de 1856, que no llegó a ponerse en vigor por la vuelta al poder de los liberales moderados.
En 1855 el ministro Madoz realizó una nueva desamortización llamada Desamortización civil o Desamortización de Madoz. La finalidad de esta medida era pagar las deudas acumuladas por los anteriores gobiernos de Isabel II y aguantar la crisis económica del momento. La Desamortización civil afectó a las tierras comunales que pertenecían a los ayuntamientos y que estos usaban para lograr financiación en obras públicas (fuentes, pozos…). Las tierras comunales de los municipios también ayudaban a los labriegos más pobres a no caer en la miseria al permitirles conseguir gratuitamente madera y un lugar donde podían pastar sus animales. Las consecuencias negativas de la Desamortización de Madoz fueron de dos tipos:
·      Los ayuntamientos al perder sus tierras perdieron también su autonomía económica y pasaron a depender de un modo más completo del gobierno central. Todavía hoy, los ayuntamientos españoles, aunque son elegidos democráticamente, carecen de autonomía económica y dependen para sus gastos del dinero que envía el gobierno central desde Madrid.
·      Los campesinos más pobres no pudieron ya utilizar las tierras comunales de los municipios para subsistir, pues esas tierras habían pasado a ser de propiedad privada. En consecuencia, muchos pequeños propietarios perdieron lo poco que tenían y pasaron a convertirse en jornaleros, es decir agricultores asalariados que solo tenían trabajo ocasionalmente.
C.  LA ETAPA MODERADA FINAL (1856-1868)
Tras un nuevo pronunciamiento (golpe de estado) volvieron al poder los liberales moderados. La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) se caracterizó por gobiernos de liberales moderados. En el exterior, se impulsó el colonialismo y se sostuvo la guerra de África (Marruecos). En el interior, surgieron grupos políticos demócratas (defendían el sufragio universal masculino), y republicanos (querían suprimir la monarquía).
VIII.  EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874)
A.  LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (1868-1870)
La crisis económica y el desgaste del régimen isabelino provocaron la Revolución de 1868. Los generales Prim y Serrano y el almirante Topete dirigieron un pronunciamiento apoyado por la Unión Liberal, por los liberales progresistas y por los demócratas. El ejército fiel a la reina fue derrotado en la batalla de Alcolea e Isabel II tuvo que exiliarse.
En los seis años siguientes se intentó dotar a España de un régimen político democrático (Sexenio Democrático).
Se formó un gobierno provisional, que impulsó grandes reformas: el reconocimiento de los derechos fundamentales (libertad de prensa o imprenta, de reunión y asociación, libertad de cultos) y el sufragio universal masculino. Se eligieron nuevas Cortes, que aprobaron la Constitución de 1869, de carácter democrático.
B.  LA MONARQUÍA DEMOCRÁTICA (1870-1873)
La Constitución mantenía la monarquía como sistema de gobierno. Se eligió como nuevo rey, Amadeo de Saboya, de la casa real italiana.
Sin embargo, los liberales moderados, los carlistas y los republicanos no apoyaron a Amadeo I, que sólo reinó de 1870 a 1873. Además, estallaron dos guerras: la insurrección de Cuba (1868) y la Tercera Guerra Carlista (1872-1876).
C.  LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)
Amadeo de Saboya abdicó en 1873 y las Cortes proclamaron la República. Los republicanos querían impulsar reformas sociales y un Estado federal (España organizada en territorios con capacidad de autogobierno).
La República tuvo que afrontar muchos problemas: la Tercera Guerra Carlista, la guerra de Cuba y la división entre los propios republicanos que provocó levantamientos como el de Cartagena.
Los monárquicos, muy numerosos, no aceptaban el régimen republicano y estaban preparando el regreso de los Borbones en la persona de Alfonso XII, el hijo de Isabel II.
En enero de 1874, el general Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes poniendo fin a la Primera República.
IX.        INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS HISPANOAMERICANAS
Las colonias españolas en Sudamérica y América Central se independizaron durante el reinado de Fernando VII, surgiendo muchos estados nuevos que hoy siguen existiendo.
A.  LAS CAUSAS DE LA INDEPENDENCIA
Varios factores hicieron surgir los movimientos de independencia revolucionarios en las colonias hispanoamericanas:
·      La llegada a América de las ideas de la Ilustración y de la Revolución Francesa (libertad e igualdad).
·      El ejemplo de la independencia de los Estados Unidos en 1776.
·      La Guerra de Independencia que en 1808 eliminó al gobierno español legítimo.
·      El descontento de los criollos (blancos nacidos en América). Durante el siglo XVIII los reyes españoles habían comenzado a controlar con mayor cuidado sus territorios americanos, intentando impedir su comercio con cualquier país que no fuera España, por eso los criollos pensaban que el gobierno español frenaba su desarrollo económico.
·      Gran Bretaña ofreció apoyo económico a los revolucionarios, para romper el monopolio comercial de España sobre sus colonias.
B.  EL FIN DEL IMPERIO ESPAÑOL EN AMÉRICA
En 1808, tras las abdicaciones de Bayona y el nombramiento de José I Bonaparte como rey de España, el pueblo español se rebeló contra un gobierno que consideraba ilegítimo y se formaron Juntas en las distintas ciudades del país. Lo mismo sucedió en la América española, pero allí las Juntas, formadas por criollos, pronto empezaron a promover la independencia.
Las sociedades hispanoamericanas eran muy desiguales. La minoría de blancos (criollos y europeos), un 20% de la población, era dueña de casi toda la riqueza. El resto de la población eran indios (la mitad), junto a mestizos, esclavos negros y mulatos. La mayoría de la población no blanca era analfabeta y no tenía ningún interés a favor o en contra de la independencia.
La lucha por la independencia en las diferentes regiones americanas fue sobre toda una guerra civil entre los blancos realistas, a favor de seguir con España, y los blancos republicanos, que querían la independencia.
Entre 1808 y 1824 se extendieron las guerras de independencia. Que la lucha durara dieciséis años se explica porque se enfrentaban ejércitos muy pequeños, comparados con los europeos, en un continente enorme, y mucho tiempo se gastaba en desplazamientos.
Los principales impulsores de la independencia de Sudamérica fueron José de San Martín y Simón Bolívar llamados los Libertadores:
·      San Martín logró asegurar la independencia de Argentina y Chile (1818).
·      En 1822 Simón Bolívar fundó la Gran Colombia (formada por Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá).
·      En México la elite blanca permaneció fiel a España por miedo a una revolución indígena, pero viendo el éxito de las rebeliones en otros lugares se unió a la rebelión de Agustín de Iturbide que 1821 se proclamó emperador de México. A continuación se formaron las Provincias Reunidas de Centroamérica en 1823.
·      La emancipación de Perú y Bolivia las consiguió Sucre, un colaborador de Bolívar, tras derrotar en la batalla de Ayacucho (1824) al último ejército español en Sudamérica.
La derrota del Imperio español se debió a varios factores siendo uno de los más importantes las luchas políticas y guerras civiles en las que se vio envuelta España durante el reinado de Fernando VII. Tras el proceso emancipador de las antiguas colonias hispanoamericanas solo quedaron como colonias españolas Cuba, Filipinas y Puerto Rico.
La mayoría de los nuevos países surgidos con la independencia se convirtieron en repúblicas, pero no en democracias, pues el gobierno siguió en manos de la minoría de blancos. Además estos estados se caracterizarían pronto por su inestabilidad política, al carecer los gobiernos del apoyo de la mayoría de la población, y por la intervención del ejército en la política, como ya habían hecho los Libertadores. Además las nuevas repúblicas americanas en seguida pasaron a depender del apoyo político y económico de Gran Bretaña, y luego de Estados Unidos, que ejercerían una intensa influencia en Sudamérica y en Centroamérica.
X.      ESTADOS UNIDOS DURANTE EL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX los Estados Unidos se consolidaron como una nación soberana y establecieron sus fronteras definitivas.
A.  LA EXPANSIÓN HACIA EL OESTE
Durante el siglo XIX, la población de Estados Unidos aumentó velozmente. Esto se debió sobre todo a la llegada de muchos inmigrantes desde Europa, que buscaban una vida mejor en el Nuevo Mundo. Gran parte de estos inmigrantes se desplazaron hacia el oeste y por ello, a finales del siglo XIX, el país se extendía del Atlántico al Pacífico.
La extensión de las fronteras de los Estados Unidos en parte se hizo de forma violenta:
·      Entre 1846 y 1848 hubo una guerra entre México y Estados Unidos. La victoria estadounidense supuso la pérdida para México de más de la mitad de su territorio nacional, lo que luego serían los estados de California, Nevada, Arizona, Nuevo México, Colorado…
·      La colonización las tierras del oeste llevó al enfrentamiento y a guerras con los indígenas americanos. Los colonos y el ejército de Estados Unidos siempre vencieron estos combates por dos razones: la superioridad numérica (los blancos eran decenas de millones y los indígenas algo más de cien mil) y la superioridad tecnológica (los blancos tenían armas modernas y los indígenas usaban armas de la Edad de Piedra). El resultado de lo anterior es que muchas tribus indígenas fueron aniquiladas y las que quedaron (como los sioux o los apaches) fueron confinados en reservas.
El resultado de la expansión de los Estados Unidos hacia el oeste fue que, a finales del siglo XIX, el país contaba con una numerosa población y un extenso territorio que le aseguraban abundancia de mano de obra y de recursos naturales, por lo que pronto se convirtió en la primar potencia económica mundial.
B.       LA GUERRA DE SECESIÓN (1861-1865)
A mediados del siglo XIX existía en Estados Unidos una clara división entre los Estados del norte y los del sur.
·      Los estados del norte habían adaptado su economía a la Revolución Industrial y querían un gobierno central fuerte, que limitara la llegada de productos manufacturados europeos y que impulsara las infraestructuras necesarias para el comercio, como el ferrocarril.
·      Los estados del sur tenían una economía agrícola basada en el algodón. Los productos cultivados en los estados del sur se exportaban a Europa, por ello no deseaban una política aduanera que entorpeciera el comercio con Europa. Además esta economía se basaba en la institución de la esclavitud, que ya estaba prohibida en Europa y en los estados del norte.
Por miedo a que el presidente Abraham Lincoln, que procedía de los estados del norte, aboliera la esclavitud o aprobara leyes que podían dañar su economía varios estados del sur proclamaron su independencia. Eso fue el inicio de la Guerra de Secesión (1861-1865) que fue ganada por el gobierno federal de Washington con el apoyo de los estados del norte.
Tras la guerra civil la esclavitud fue abolida en Estados Unidos y el capitalismo industrial se impuso como el modelo económico de todo el país.
Un efecto positivo de la Guerra de Secesión fue el establecimiento del sufragio universal masculino en la segunda mitad del siglo XIX sin importar la religión, la riqueza o la procedencia. Pero el derecho al voto no alcanzó a las mujeres, a los indígenas americanos y a los negros.
La población negra, aunque libre, no fue considerada igual, y numerosas leyes de los estados limitaron sus derechos hasta mediados del siglo XX.