Tal día como hoy, 22 de septiembre de 1554, fallecía en Ciudad de México el explorador Francisco Vázquez de Coronado y Luján, conocido por Coronado. Viaja a Nueva España con el virrey Antonio de Mendoza, quien le nombra gobernador de Nueva Galicia. Sofocó una revuelta indígena en Culiacán y evitó con ello la retirada de los españoles.
Ante los rumores de las riquezas de siete ciudades de oro llamadas Cíbola, el virrey le encargó la exploración de los territorios al N. de Nueva España. La expedición, formada por más de 1000 indios, 260 hombres a caballo y 60 infantes parten a finales de febrero hacia San Miguel de Culiacán y desde allí a lo que hoy es Arizona; funda la villa de San Jerónimo de los Corazones en el estado de Sonora, llegando el 7 de julio de 1540 a Cíbola. La primera de las siete míticas ciudades, es en realidad una pequeña aldea escasamente poblada. En ella establece su campamento base.
Desde Cíbola la exploración de sus capitanes les lleva a incorporar a los indios Hopi; a descubrir el Cañón del Colorado y la zona de Tiguex, región más rica que Cíbola, reuniendo valiosa información sobre el suroeste norteamericano. En la primavera de 1541 parte rumbo a Quivira por las noticia de que es una rica tierra donde encontrarán plata y oro. Recorrió los actuales Texas, Oklahoma y Kansas y llegó a Quivira, donde sólo encontró casas de zacate. Coronado decide regresar a Tiguex, donde ya ha llegado el grueso de la expedición para pasar el invierno de 1541-1542.
Agotados y sin esperanzas de encontrar riquezas, en abril de 1542 regresó a México; continuó como Gobernador de Nueva Galicia hasta 1544. Después se retiró a la Ciudad de México, donde murió en 1554. A Coronado lo recuerdan, llevando su apellido, algunas islas, avenidas, escuelas y miles de negocios del N. de México y SO. de los Estados Unidos. En este país pasa por ser uno de los primeros y mayores exploradores españoles. Buscador incansable de mitos, Coronado acabó convirtiéndose él mismo en una leyenda.
Ante los rumores de las riquezas de siete ciudades de oro llamadas Cíbola, el virrey le encargó la exploración de los territorios al N. de Nueva España. La expedición, formada por más de 1000 indios, 260 hombres a caballo y 60 infantes parten a finales de febrero hacia San Miguel de Culiacán y desde allí a lo que hoy es Arizona; funda la villa de San Jerónimo de los Corazones en el estado de Sonora, llegando el 7 de julio de 1540 a Cíbola. La primera de las siete míticas ciudades, es en realidad una pequeña aldea escasamente poblada. En ella establece su campamento base.
Desde Cíbola la exploración de sus capitanes les lleva a incorporar a los indios Hopi; a descubrir el Cañón del Colorado y la zona de Tiguex, región más rica que Cíbola, reuniendo valiosa información sobre el suroeste norteamericano. En la primavera de 1541 parte rumbo a Quivira por las noticia de que es una rica tierra donde encontrarán plata y oro. Recorrió los actuales Texas, Oklahoma y Kansas y llegó a Quivira, donde sólo encontró casas de zacate. Coronado decide regresar a Tiguex, donde ya ha llegado el grueso de la expedición para pasar el invierno de 1541-1542.
Agotados y sin esperanzas de encontrar riquezas, en abril de 1542 regresó a México; continuó como Gobernador de Nueva Galicia hasta 1544. Después se retiró a la Ciudad de México, donde murió en 1554. A Coronado lo recuerdan, llevando su apellido, algunas islas, avenidas, escuelas y miles de negocios del N. de México y SO. de los Estados Unidos. En este país pasa por ser uno de los primeros y mayores exploradores españoles. Buscador incansable de mitos, Coronado acabó convirtiéndose él mismo en una leyenda.