sábado, 30 de enero de 2021
miércoles, 27 de enero de 2021
Clase media en España
22/05/2016 17:44 H
VOZ DE GALICIA
Clase media, con la soga al
cuello
La precarización laboral y sus rentas menguantes están
erosionando el tramo social que financia el estado del bienestar. La crisis ha
expulsado hacia abajo a tres millones de españoles
«El trabajo fijo y
seguro es un concepto del siglo XIX». Por esta afirmación, al presidente de la
patronal, Juan Rosell, le llovieron las críticas esta semana. Pero lo cierto es
que, compartida o no, en su frase está la explicación del mal que aqueja a la
clase media -la imparable precarización laboral y el desempleo llegados con la
crisis- y que le está literalmente poniendo la soga al cuello a la pieza
fundamental para sostener el estado del bienestar. Quizá no se pueda hablar de
riesgo de desaparición, pero su debilitamiento es evidente. Así lo ilustra un
reciente informe publicado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de
Investigaciones Económicas (Ivie), que tras radiografiar la distribución de las
rentas en España entre el 2003 y el 2013, concluye que tres millones de
personas han sido expulsadas de la clase media durante la crisis. Una sangría
en toda regla. Pero, ¿qué es la clase media, qué le ocurre y por qué su
adelgazamiento preocupa tanto? Las claves, a continuación:
1. ¿Quién es clase media en España hoy?
«El indicador más
objetivo para considerar quién es de clase media es el de la renta», explica
Luis Moreno, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) y el sociólogo y politólogo español más citado en las
publicaciones académicas mundiales. Matiza que el «abanico de lo que se
consideran rentas medias es amplio. Algunos analistas incluyen a todos aquellos
que forman hogares con ingresos mensuales de entre 1.500 y 4.000 euros», pero a
ello hay que añadir el aspecto subjetivo. «De acuerdo a esta autopercepción hay
encuestas que indican que hasta tres cuartas partes de la población se
considera clase media». En concreto en el 2007, en pleno boom[1]
inmobiliario, el CIS constató que más del 63 % de la población se autodefinía
así. Y al indicador de la renta hay que sumar también el educativo ya que, como
recuerda Obdulia Taboadela, profesora titular de Sociología de la Universidade
de A Coruña (UDC), «definimos la clase social por el nivel que tienes en la
estructura ocupacional y que, en lo que respecta a la clase media, tradicionalmente
se refería a ocupaciones cualificadas, que dan sentido al capitalismo
contemporáneo y que suponían un nivel de ingresos». Hasta la crisis.
2. El impacto de la crisis
El Informe España
2014, elaborado por la Fundación Encuentro, lo resume con un elocuente título:
«La quiebra de la clase media española». La crisis ha fracturado a los
menguantes estratos intermedios que, como cuantifican BBVA e Ivie, han
retrocedido en una década desde algo más del 60 % de la población a poco más
del 52 %, los citados tres millones de españoles descendidos de división
social. Es lo que se conoce como «movilidad social descendente, algo inédito en
el capitalismo hasta la crisis», es decir, que por primera vez los hijos van a
vivir peor que sus padres, apunta Taboadela.
Según el informe de
BBVA e Ivie, basado en los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida que
realiza el INE, la renta media disponible de las familias se ha reducido un 20
% durante la crisis, regresando a niveles de hace una década. En el 2007 estaba
en torno a 28.000 euros y cayó a los 22.000 en el 2013, mientras que en el 2003
la media era de 26.000 euros. Los descensos más acusados se han producido en
los hogares con menos recursos, debido al paro, a la precarización y a la falta
de oportunidades.
3. La infraclase
Junto con la
movilidad social descendente, Taboadela llama la atención sobre la irrupción de
otra figura desaparecida desde la Revolución industrial: el trabajador pobre.
«El mercado laboral vuelve a activarse, pero lo hace con un modelo de empleo
precario y de bajos salarios. De este modo, estamos creando una infraclase de
trabajadores que, incluso con empleo, no van a ser capaces de sobrevivir solo
con su trabajo». Es el precariado, que retroalimenta el fenómeno de la
exclusión social o del desclasamiento hacia abajo y que se ceba con los
jóvenes, que, pese a su formación, ven bloqueado el acceso a la clase media.
4. La brecha de la desigualdad se expande
Moreno apunta, por
su parte, que «el impacto de la crisis ha sido mayor en la clase baja, la
correspondiente al sexto de la población con menores rentas», y pone el foco en
que «los recortes en el gasto público, además de los efectos del desempleo, han
afectado más a los pobres y vulnerables». Pero entre los diversos segmentos de la
clase media la crisis ha abierto una brecha cada vez más profunda, al
ensancharse la diferencia de ingresos de los segmentos superiores con los
inferiores.
5. El riesgo de pobreza, cada vez más joven
También se
constatan cambios en el perfil de edad de los tramos con mayores ingresos, que
«han encanecido», como gráficamente lo describe Pau Mari-Klose, profesor de
Sociología en la Universidad de Zaragoza, al concentrarse los mayores ingresos
en los grupos de mayor edad. Cabe recordar que las tasas de riesgo de pobreza
durante la crisis han disminuido en los grupos de personas mayores de 65, pero
se han incrementado entre los más jóvenes.
La última Encuesta
de Condiciones de Vida confirmó que el porcentaje de población en riesgo de
pobreza aumentó casi dos puntos, hasta el 22,2 % en el 2014 (analiza los
ingresos del año anterior). Pero mientras que para los mayores de 65 años se
situó en el 11,4 % de la población frente a casi el 22 % del 2010, para los de
edades comprendidas entre 16 y 64 años pasó al 23,2 % desde el 18,6 % en el
mismo período, y el porcentaje de riesgo de pobreza infantil superó el 30,1 %.
6. ¿Por qué la clase media es clave?
«Porque es la más
extensa y la que más impuestos paga, es decir, es fundamental para sostener el
Estado del bienestar», resume José Luis Rey, profesor de Filosofía del Derecho
de Comillas Icade y coordinador del libro Sostenibilidad del Estado del
Bienestar en España.
7. El riesgo de su erosión
Su debilitamiento
preocupa, además de porque es el sostén del Estado del bienestar, por su
derivada sociopolítica, que es «la legitimidad que le otorgamos a esta
democracia», apunta Taboadela. «Las encuestas que se están haciendo en Europa
muestran que las clases medias le están retirando el apoyo sin fisuras que le
daban a ese sistema capitalista corregido, al capitalismo del bienestar, porque
su situación en el mercado de trabajo cada vez justifica menos ese apoyo cerrado.
Y ese es un problema también para la democracia, como muestra el ascenso de los
partidos de extrema derecha en países con mayor estado del bienestar», añade.
Rey, por su parte, subraya la importancia de desarrollar políticas fiscales
«más progresivas» y políticas redistributivas «eficientes».
Auschwitz, poema de León Felipe un 27 de enero
AUSCHWITZ (A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)
Esos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud...
Que hablen más bajo...
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín...
¡Oh, el gran virtuoso!...
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres...
Y solo.
¡Solo!
Aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante... tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, "gran cicerone")
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue un aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa... otra cosa...
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú... no tienes imaginación,
acuérdate que en tu "Infierno"
no hay un niño siquiera...
Y ese que ves ahí...
Está solo
¡Solo! Sin cicerone...
Esperando que se abran las puertas del infierno
que tú ¡pobre florentino!
No pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?
¡Mira! Este es un lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos
los violines del mundo.
¿Me habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo!... ¡Chist!...
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista...
Y he tocado en el infierno muchas veces...
Pero ahora aquí...
Rompo mi violín... y me callo.