viernes, 15 de septiembre de 2017

Tema 1 Bachillerato Historia del Mundo Contemporáneo

Bloque 1. El Antiguo Régimen

Contenidos

Rasgos del Antiguo Régimen.
Transformaciones en el Antiguo Régimen: economía, población y sociedad.
Revoluciones y parlamentarismo en Inglaterra.
El pensamiento de la Ilustración.
 Relaciones Internacionales: el equilibrio europeo.
Manifestaciones artísticas del momento.

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Enlace al tema de las revoluciones inglesas

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Enlace a la revolución americana

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LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA (1701-1714)

 La Guerra de Sucesión Española es típica de las guerras de la Edad Moderna y nos va a servir para aprender como sucedían esos conflictos.
Este conflicto fue una guerra dinástica que enfrentaba a dos dinastías [familias reinantes] para ver quien ocupaba el trono tras la muerte del rey, como fueron la Guerra de Sucesión Polaca (1733-1738) y la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748). La guerra era decisión del rey, dueño del reino y de su ejército.
La duración de los conflictos se debía en parte al lento desplazamiento de los ejércitos. La mayoría de los soldados iban a pie lo que significaba que los ejércitos solían viajar menos de cincuenta kilómetros al día, y cuanto más tiempo viajaban más lentos iban. Además las pésimas comunicaciones (falta de carreteras y puentes) también se hacía sentir y en invierno los ejércitos solían cesar los combates.

En 1700 murió sin descendencia Carlos II, último rey de la dinastía de los Habsburgo[1] en España. Los dos candidatos con más derechos al trono eran el archiduque Carlos de Austria[2], de la rama austríaca de los Habsburgo, y Felipe de Anjou, de la casa de Borbón. Carlos II había nombrado como heredero a este último, ya que era nieto de Luis XIV de Francia, el monarca más poderoso de Europa en ese momento y, por tanto, el mejor aliado posible para garantizar que el nuevo rey recibiese su herencia sin problemas.
En un principio, Felipe V fue aceptado sin oposición tanto en España como en el resto de Europa, salvo por parte del emperador de Austria[3], que no había reconocido el testamento de Carlos II y había iniciado las hostilidades en Italia.

Los combates en las guerras europeas de la Edad Moderna solían producirse en zonas muy específicas: los valles del Rin, del Danubio, del Po y los pasos de montaña de los Pirineos y los Alpes.

Pero pronto las potencias europeas se alarmaron ante la posibilidad de que se formara un poderoso bloque franco-español. El temor estaba justificado porque Luis XIV obraba como si fuera el rey efectivo de España y, además, había reconocido los derechos sucesores de Felipe V al trono francés. Esto podría conducir en un futuro a la unión de Francia y España bajo una misma Corona[4], cuya hegemonía sería indiscutible.
En consecuencia, Inglaterra y Holanda[5] decidieron apoyar al emperador austriaco en su lucha por instalar a su hijo en el trono español, lo que desencadenó la Guerra de Sucesión española, el primer conflicto armado del siglo XVIII en Europa. Posteriormente se unieron a la alianza Prusia, Portugal y el ducado de Saboya.
La Guerra de Sucesión fue al mismo tiempo una contienda europea y una guerra civil española:
Como guerra europea se enfrentaron el bando franco-español y la Gran Alianza antiborbónica (Austria, Inglaterra, Holanda, Prusia, Portugal y Saboya).
Como guerra civil española, en general la Corona de Aragón se inclinó por el archiduque Carlos de Austria, mientras que la Corona de Castilla apoyó a Felipe V, aunque hubo partidarios de uno y otro pretendiente en ambas Coronas.
Pero en 1711 la contienda entró en una nueva fase a raíz de la elección del archiduque Carlos de Austria como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, tras la muerte de su padre y de sus hermanos mayores. Este cambio de situación planteaba una nueva amenaza para Europa en el caso de que a Carlos se le proclamara también rey de España, ya que se formaría un gran bloque hispano-alemán como en el siglo XVI con Carlos I. Ante esta posibilidad, Inglaterra presionó para finalizar la guerra y se iniciaron unas largas negociaciones que condujeron finalmente a la Paz de Utrecht de 1713.
No obstante, los Austrias quedaron fuera de esta paz, ya que no renunciaban al trono español, y la guerra continuó en Cataluña hasta el 11 de septiembre de 1714[6], día en que las tropas borbónicas tomaron Barcelona tras un largo asedio. Finalizada ya la contienda, todavía se mantuvo como último reducto austracista, durante casi un año más, el reino de Mallorca, que capituló en 1715.

El asedio de Barcelona, que duró catorce meses, sirve para mostrarnos otra causa de la larga duración de los conflictos durante el siglo XVIII; todas las ciudades europeas estaban rodeadas de murallas, y si eran defendidas se necesitaban semanas o meses para tomarlas al asalto. Si eran demasiado fuertes las defensas había que asediar la ciudad, a veces durante años, hasta que se rendía por hambre.

LA PAZ DE UTRECHT (1713)
Se denomina genéricamente Paz de Utrecht a una serie de tratados bilaterales entre los contendientes de la Guerra de Sucesión. El primero y fundamental fue el tratado de paz y amistad franco-británico firmado en dicha ciudad holandesa en el año 1713.
Inglaterra fue la gran vencedora del conflicto e inició un ascenso como potencia mundial, pues no sólo mejoró su posición en Europa sino también en los otros continentes. A través de diferentes tratados, obtuvo estas ventajas:
Mercantiles, como el asiento de negros –monopolio para introducir esclavos negros en la América española durante treinta años- y el navío de permiso –autorización para enviar a América un navío al año con 500 toneladas de mercancías para su venta-. Ambas concesiones fueron utilizadas por Inglaterra para camuflar un amplísimo contrabando con el Nuevo Mundo.
Territoriales, como la obtención de Gibraltar y Menorca[7], que facilitaba la penetración inglesa en el Mediterráneo, y de Terranova, cedida por Francia, de gran importancia pesquera y que reforzaba su poder en Norteamérica.
España, por el contrario, fue la gran perdedora, ya que, a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey, tuvo que ceder todos sus territorios europeos: a Saboya se le adjudicó Sicilia; y al emperador Carlos de Austria, los Países Bajos[8], el ducado de Milán, Nápoles y Cerdeña[9]. Posteriormente Austria y Saboya se intercambiaron Sicilia y Cerdeña[10].
Finalmente Prusia, que era un ducado antes de la guerra, se convirtió en reino a cambio de aliarse con el emperador austriaco.

EL EQUILIBRIO EUROPEO
La Paz de Utrecht no se limitó a poner fin a la Guerra de Sucesión Española, también acabó con la hegemonía ejercida por Francia en la segunda mitad del siglo XVII e inauguró un nuevo orden internacional, basado en el equilibrio entre tres grandes potencias rivales, en torno a las cuales se agrupaban, según las circunstancias de cada momento, las demás naciones europeas:
El reino de Francia, que estaba agotada por el esfuerzo bélico impuesto por Luis XIV, pero que continuó siendo el país más poblado y rico de Europa.
El impero de los Austrias, que incluía territorios desde el Mar del Norte hasta el Mar Mediterráneo y el río Danubio, aunque su debilidad era la falta de unidad de su imperio.
Gran Bretaña[11], que se convirtió en la gran potencia del siglo, sobre la base de su fuerza marítima y comercial.
El nuevo sistema se basaba en la rivalidad latente entre los Estados, que se aliaban formando bloques opuestos, pero de igual poder, lo que garantizaba la paz mediante un inestable equilibrio entre ellos.
En el llamado Siglo de las Luces (siglo XVIII) la razón alcanzó incluso a las guerras, que fueron menos frecuentes y más profesionales: solo se iniciaban si existían posibilidades reales de victoria, y acababan cuando se reconocía la superioridad militar del enemigo[12]. Las paces también fueron más equitativas y pretendían recomponer el equilibrio roto. En este nuevo orden europeo España, que había sido la gran potencia hegemónica desde el siglo XVI hasta el final de la Guerra de los Treinta Años en 1648, quedó relegada a potencia de segundo rango, como aliada de Francia, y rival de Inglaterra y Austria.




[1] La dinastía de los Habsburgo era una familia de origen alemán cuyas dos ramas gobernaban Austria y España.
[2] El séptimo hijo del emperador austriaco.
[3] La dinastía de los Habsburgo o Austrias gobernaba numerosos territorios en Europa central habitados por alemanes, húngaros, checos… Su principal cargo era ser emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, un estado débil que existía desde la Edad Media, pero que otorgaba a su gobernante mucho prestigio entre los otros soberanos de Europa.
[4] Que Felipe V acabara heredando Francia de Luis XIV no sería raro si pensamos que todos los hijos de Luis XIV, y casi todos sus nietos, murieron antes que él, lo que nos habla no tanto de su longevidad como de la escasa esperanza de vida en el siglo XVIII, incluso para los miembros de la realeza.
[5] El nombre oficial de Holanda era República de los Países Bajos, pero se usa el nombre de Holanda para distinguir este país de los Países Bajos españoles, territorios que correspondían con los actuales Bélgica y Luxemburgo.
[6] Esta fecha se sigue celebrando hoy como el Día de Cataluña o la Diada.
[7] Menorca no volvió definitivamente a formar parte de España hasta 1802.
[8] Los territorios de los Países Bajos españoles corresponden aproximadamente a los actuales Bélgica y Luxemburgo. Tras la guerra se convirtieron en los Países Bajos austriacos.
[9] En 1734, tras la Guerra de Sucesión Polaca, los territorios Nápoles y Sicilia pasaron a estar gobernados por miembros de la familia de los Borbones españoles.
[10] El duque de Saboya consiguió junto a la isla de Cerdeña, pobre y poco poblada, el título de rey, pasando a convertirse en rey de Cerdeña, lo que aumentaba su prestigio entre los otros soberanos.
[11] En 1707 el reino de Inglaterra y el reino de Escocia se unieron formalmente en el Reino Unido.
[12] Las victorias militares en el siglo XVIII no consistían en lograr derrotar a los ejércitos enemigos o en conquistar ciudades sino en poseer suficientes recursos para seguir pagando y mantenido a los ejércitos, de forma que la derrota militar de un monarca solía estar unida a la falta de fondos.
 
Las relaciones internacionales en el siglo XVIII

El siglo XVIII se inició con la Guerra de Sucesión Española (1701-1714). Al trono de la Monarquí Hispánica, vacante por la muerte sin descendientes de Carlos II en 1700, aspiraban dos candidatos: Felipe de Borbón, nieto de Luis XIV, y Carlos de Habsburgo, hijo del emperador austríaco Leopoldo I. Contra el bando borbónico se formó la Gran Alianza de La Haya, integrada por Austria, Gran Bretaña, las Provincias Unidas, la mayoría de los Estados alemanes y, más adelante, Portugal y Saboya. Felipe de Borbón consiguió imponerse en España pero las tropas francesas sufrieron importantes derrotas en Europa central e Italia.
El ascenso de Carlos VI al trono imperial austríaco y el cansancio de los combatientes precipitó la firma del Tratado de Utrecht en 1713.
La Guerra de Sucesión Española coincidió con la Gran Guerra del Norte, Suecia, potencia hegemónica en el mar Báltico, se enfrentó con éxito a Dinamarca y Polonia. Sin embargo, su propósito de invadir Rusia en 1709 cambió el signo de la guerra, que finalizó en 1721 con la firma del Tratado de Nystad. Como consecuencia de ello



4º ANAYA

EL MOVIMIENTO OBRERO

De la protesta al sindicalismo

La miseria del proletariado, su marginación política y la falta de legislación laboral originaron el movimiento obrero. Este comprende las organizaciones del proletariado que lucharon por mejorar su situación económica y política; y sus actuaciones colectivas.
En sus inicios, el movimiento obrero consistió en actos de protesta contra la mecanización, consistentes en la destrucción de las nuevas máquinas (ludismo), al considerarlas responsables de su situación.
La clase obrera creó también sociedades de socorro mutuo, cuyos integrantes pagaban una cuota y recibían una ayuda en caso de accidente o despido; y realizaron numerosas “peticiones al Parlamento” para que pusiera fin a los abusos de la patronal.
En fechas posteriores, se crearon sindicatos o asociaciones obreras reivindicativas. Sus objetivos eran mejorar las condiciones laborales: reducción de la jornada de trabajo, aumento de los salarios, logro de ciertos derechos políticos (asociación, sufragio universal), y organización de las medidas de lucha, como la negociación, las manifestaciones y la huelga. Las primeras asociaciones obreras o Trade Unions sugieron en Gran Bretaña, donde fueron legalizadas por el Parlamento en 1825.
La lucha política. Cartismo, socialismo y anarquismo
De forma simultánea al desarrollo de los sindicatos


  
 https://www.google.es/?gws_rd=ssl#q=pdf+tema+islam

https://www.researchgate.net/publication/282158340_The_Evolution_and_Legacy_of_Cavalry_in_Ancient_Greece

https://www.researchgate.net/publication/282120875_Cannae_Zama_Why_Cavalry_Counts

https://books.google.es/books?id=ynp-AwAAQBAJ&pg=PT33&lpg=PT33&dq=hellenistic+greek+cavalry&source=bl&ots=2MQvtvum00&sig=yR3cWZtsXWgVXySiAvWBgwnLGys&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi9_PzsoPnTAhXFuBoKHZTpASo4ChDoAQhVMAc#v=onepage&q&f=false

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