Nací en Sitges durante la
República y en el Registro Civil pusieron mi nombre: Remei. Durante el
franquismo mi nombre pasó a ser Remedios en todas las inscripciones oficiales
que tenía que hacer, escuela, carnets y cualquier documento. Las monjas de mi
escuela tenían la costumbre de llamarnos por el apellido, era una clase de
despersonalización, pero no tan fuerte como cambiar el nombre de pila, todo un
detalle.
El hecho es que el
franquismo se tomó la molestia de pagar a gente para que tradujera los nombres
de pila que constaban en los registros civiles. Doy fe porque cuando llegó la
democracia, lo primero que hice fue ir al Registro Civil de Sitges a recuperar
mi nombre de pila, Remei, y allí pude comprobar que mi nombre en catalán estaba
tachado y al lado figuraba el nombre traducido en lengua castellana.
De manera que no es un
tema menor para los que quieren controlarlo todo: la lengua en la cual están
inscritos los nombres propios es algo que les molesta porque forma parte de una
cultura diferente, y ya es evidente que los ataques contra las culturas
diferentes forman parte de los sistemas totalitarios.
Explico esto porque me
parecen graves los cambios introducidos en los topónimos, como por ejemplo que
Maó pase a nombrarse otra vez Mahón. Esto no es un capricho de un solo
dirigente, eso forma parte de un programa involutivo y despersonalizador del
territorio.
Hace ya treinta y cinco
años que vivimos en democracia y lo que hemos conseguido en libertades y
autonomía no nos lo podemos dejar quitar porque haya unos personajes siniestros
que vayan hacia la involución política.
Bajo el lema de que la
lengua castellana es la lengua oficial del Estado se intenta castellanizar todo
otra vez como treinta y cinco años atrás. Es preciso ir con mucho cuidado,
porque estos detalles son una muestra de lo que se está haciendo al país.
Y si esto empieza a ir de esta
manera, ya deja de ser creíble lo que el Gobierno explique de la economía, de
los recursos, de los pactos con la Unión Europea y de lo que han de hacer
porque se les ordena, o tal vez porque quieren hacerlo por ideología.
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