EL
EJÉRCITO ROMANO DURANTE LA MONARQUÍA Y LA REPÚBLICA
(DEL 753 AL 27 A. C.)
LA
MONARQUÍA EN ROMA
El
imperio romano fue creado por la fuerza de su ejército, sus famosas legiones.
Allí donde iban las legiones se fundaban ciudades romanas, se construían vías,
acueductos…
Sin
embargo, durante sus quinientos primeros años Roma sólo fue una ciudad-estado
al estilo de las polis griegas, en lucha permanente con sus vecinos etruscos,
latinos, sabinos, samnitas, celtas y griegos.
Desde
el principio el ejército romano, al igual que pasaba en Atenas y Esparta,
estaba constituido por hombres libres que eran ciudadanos. Formar parte del
ejército era una condición necesaria para ser ciudadano; por ello cada soldado
se compraba sus propias armas ofensivas (lanza y espada) y defensivas (escudo,
casco, coraza, grebas), y a quien era demasiado pobre para armarse le retiraban
derechos políticos. Eso explica que los soldados romanos usaran diferentes
modelos de armas (distintos tipos de cascos, corazas e incluso espadas).
A
finales de la etapa de la monarquía romana (753-510 a.C.) un rey dividió a toda
la población romana en clases. Cada clase estaba formaba por todos los
ciudadanos que pagaban una cantidad determinada de impuestos:
1ª
clase: hombres con una riqueza de 100.000 sestercios[1].
Estaban divididos en 80 centurias.
2ª
clase: hombres con una riqueza de 75.000 sestercios. Estaban divididos en 20
centurias.
3ª
clase: hombres con una riqueza de 50.000 sestercios. Estaban divididos en 20
centurias.
4ª
clase: hombres con una riqueza de 25.000 sestercios. Estaban divididos en 20
centurias.
5ª
clase: hombres con una riqueza de 11.000 sestercios. Estaban divididos en 30
centurias.
6ª
clase, o proletarios: hombres sin ninguna riqueza. Formaban una centuria.
La
agrupación de los ciudadanos en clases permitía controlar mejor el cobro de
impuestos, organizar las votaciones y saber quién estaba disponible para
cumplir con el servicio militar.
Los
ciudadanos de la primera clase estaban armados al modo de los hoplitas griegos
con una lanza para pinchar, espada, escudo redondo, casco, coraza y grebas. Los
ciudadanos de la segunda y la tercera clase también luchaban como lanceros,
pero con menos armadura, y un escudo rectangular u oval más grande. Los
ciudadanos de la cuarta clase no podían permitirse armas defensivas, excepto un
escudo, e iban armados con lanza y jabalina. Los ciudadanos de la quinta clase
luchaban con hondas.
Durante
la monarquía la táctica de los romanos, o sea su forma de luchar, era, como hacían
los griegos, unir a todos los lanceros en lo que parecía una muralla de escudos
que avanzaba unida caminando por una llanura, mientras los honderos y los lanzadores
de jabalina acosaban al enemigo. La caballería sólo servía para reconocer el
terreno y la fuerza de los contrarios. Esta agrupación de lanceros que se movían
juntos se llamaba falange y era muy difícil de maniobrar.
[1] El sestercio era
una moneda de plata romana. Se calcula que el salario medio de un obrero romano
podía estar entre los 700 y los 2.000 sestercios al año. Un obrero o un soldado
normal podían cobrar unos cuatro sestercios al día, unos veinte euros actuales.
Hay que pensar que la mayoría de los romanos que recibían un sueldo gastaban su
salario en comprar comida, sobre todo pan.
LA
REPÚBLICA DE LOS ROMANOS
Durante
el periodo de la república romana (510-27 a. C.) la ciudad-estado comenzó la
conquista de la península italiana, que tardó en realizar dos siglos y medio.
Esta etapa dura hasta el inicio de la I guerra púnica. En ese tiempo surgen dos
ingredientes del éxito militar romano:
El
constante aumento de los efectivos del ejército. Los pueblos vencidos por los
romanos no eran esclavizados en masa tras la derrota, sino que muchos
consiguieron tratados de paz ventajosos con Roma, pero a cambio debían pagar
impuestos y aportar soldados a los ejércitos de la república romana. Si al
principio de la república sólo se reclutaban dos legiones cada año (de unos
4.000 hombres cada una), para repartirlas entre los dos cónsules[1],
con el paso del tiempo ese número de legiones aumentó y la cantidad total de
soldados se multiplicó por dos, pues por cada legión “romana” los aliados
itálicos aportaban otra. Además, con el paso de las décadas, los romanos
concedieron la ciudadanía romana a ciudades y regiones que habían conquistado
mucho tiempo atrás, y esos nuevos ciudadanos debían prestar el servicio
militar.
La
adaptación a las nuevas situaciones. Durante la conquista de Italia los romanos
lucharon contra pueblos como celtas[2] y
samnitas[3] que
tenían estilos de combate basados en la emboscada y el movimiento, lo que hacía
inútil la antigua forma de combatir en falange a la griega, la cual era fácil
de rodear o atacar por la espalda. Así los romanos dividieron la legión en
unidades más pequeñas capaces de actuar por sí mismas. Igualmente copiaron de
los celtas el modelo de escudo rectangular u oval de gran tamaño (scutum), nuevos tipos de cascos, y el
uso de la cota de malla. De los samnitas los romanos adoptaron el uso de lanzas
arrojadizas (jabalinas). Más tarde, durante la conquista de la Península
Ibérica en el siglo II a.C., copiaron el modelo de espada hispánica, corta y
recta.
Fue
durante la conquista de Italia cuando los ejércitos romanos establecieron su
táctica de combate tradicional (que vemos en las ilustraciones de la página
siguiente): antes de chocar contra las tropas enemigas los tiradores armados
con jabalinas (velites), flechas o piedras desgastaban al enemigo, luego cada legionario
romano arrojaba contra el enemigo su pilum
(jabalina arrojadiza pesada que si no mataba al rival podía clavarse en su
escudo y hacerlo inmanejable), a continuación sacaba el gladius (espada corta y recta) para pinchar el estómago o los muslos buscando destripar o desangrar
al rival.
Fue
con el inicio de la I guerra púnica que Roma inició la expansión por el
Mediterráneo que la convirtió en un imperio. Para el año 100 a. C. la república
romana había conquistado Italia, Sicilia, Cerdeña, Córcega, el norte de África,
la mayor parte de la península ibérica, Grecia y parte de la península de
Anatolia. Los reinos, pueblos y ciudades no conquistados por Roma también sentían
su influencia.
La
etapa de expansión en los siglos III a. C. y II a. C. convirtió a la república
romana en un imperio[4] y
enriqueció a la clase más rica gracias a los botines[5] de
guerra, a la llegada de cientos de miles de esclavos (prisioneros de guerra) a
la península itálica y al pago de tributos por los territorios conquistados,
llamados provincias.
El
efecto negativo de las victorias romanas fue un empobrecimiento del conjunto de
la ciudadanía romana. Los legionarios debían participar en guerras cada vez más
lejos de Italia y por más años. Cuando volvían a Italia sus familias solían
estar arruinadas al no poder competir los precios de sus productos agrícolas
con los que se cultivaban en las tierras conquistadas, o en los latifundios de
los romanos más ricos, que eran trabajados por los esclavos. Al perder sus
tierras, por no poder devolver préstamos que habían pedido, los ciudadanos ya
no poseían riqueza suficiente para comprar o reparar sus armas. Estos nuevos
proletarios emigraban a Roma capital.
Sobre
el año 100 a. C. existía el grave problema de que cada vez más ciudadanos ricos
querían evitar el servicio militar, y cada vez había más ciudadanos pobres que
no podían pertenecer al ejército. Roma necesitaba un ejército numeroso más que
antes, pues debía colocar tropas en los territorios conquistados fuera de
Italia para evitar rebeliones, y continuar su expansión. Para solucionarlo el
cónsul Mario realizó varias reformas en el ejército:
Abolió
el servicio militar obligatorio. Sólo serían legionarios los ciudadanos que
quisieran serlo. De ese modo los más pobres se enrolaron en el ejército, que
suponía un trabajo seguro. El salario se estableció en unos 900 sestercios al
año, pero como se descontaba el dinero gastado por el Estado romano en vestir,
armar y alimentar a cada soldado al final el sueldo no era muy alto.
El
gobierno romano se encargó de armar a los nuevos soldados, de forma que la
mayoría de ellos usaría armas muy semejantes.
Mario
estableció un programa de entrenamiento muy estricto, y obligó a los
legionarios a cargar con ellos todo lo que necesitaran cuando marchaban a la
guerra. Eso obligaba a cada hombre a cargar más de veinte kilos de peso entre
armas, herramientas, ropa de repuesto…
Mario
prometió que, al terminar el contrato de alistamiento en la legión, que duraba
veinte años o más, cada soldado recibiría una parcela de tierra suficiente para
mantenerle a él y a su familia.
El
efecto de las reformas de Mario fue positivo porque aumentó el número de
efectivos disponibles para Roma, pudiendo así luchar guerras al mismo tiempo en
sitios tan separados como la península ibérica y Grecia, además estos soldados
profesionales luchaban mejor que los reclutas que sólo estaban un año en la
legión. La parte negativa de la reforma mariana fue que muchos de los nuevos
legionarios dejaron de sentir que su fidelidad iba hacia la república de Roma y
empezaron a considerar a sus generales, que eran los que les pagaban, por
encima del poder del Senado, los magistrados y los comicios. Además, eran los
generales los que se ocupaban de darles sus parcelas de tierra a los soldados
cuando se licenciaban, y eso lo hacían muchas veces enfrentándose al Senado,
que tenía muchas dificultades para gobernar los territorios conquistados. Las
decisiones que tomaba el Senado sobre el funcionamiento de la República
tardaban en llegar semanas o varios meses a los confines del territorio romano,
pero muchas veces era necesario tomar decisiones rápidas sobre el terreno
(enfrentarse a una invasión, construir una calzada o un acueducto, remediar los
daños de una inundación o un terremoto) y eran los generales romanos quienes lo
hacían.
Por
causa de todo lo anterior la república de Roma se vio envuelta durante todo el
siglo I a. C. en guerras civiles en las que las legiones luchaban unas contra
otras. Los políticos como Mario[6],
Sila[7],
Craso[8],
Sertorio[9], Pompeyo[10] o
Julio César[11]
se dieron cuenta que daba más poder mandar un ejército que ser magistrado o
pertenecer al Senado. Debido a la situación de caos y a las largas etapas sin
un gobierno permanente se produjeron varias rebeliones de esclavos formando ejércitos
de decenas de miles de hombres, como el que dirigió Espartaco.
Augusto[12],
un pariente lejano de Julio César, acabó con las guerras civiles tras derrotar
a todos sus enemigos y, en el año 27 a.C., se convirtió en el primer emperador
de Roma. Reorganizó el ejército en un número fijo de legiones, que totalizaban
300.000 soldados, y las colocó en las fronteras del Imperio frente a los
bárbaros. Fijó las condiciones para alistarse, como medir un mínimo de 1’75
metros. Estableció la duración del servicio militar en 25 años, y si un legionario
sobrevivía a su tiempo de servicio al licenciarse recibía un praemium de 12.000 sestercios. Al fin y
al cabo, la palabra latina imperator
(emperador) significa jefe supremo del ejército y todos los emperadores de Roma
basaron su poder sobre la fuerza militar.
[1] Los cónsules eran
los políticos que gobernaban la República de los romanos. Se elegían dos cada
año, y el cargo duraba doce meses, tras los cuales había nuevas elecciones.
Normalmente un cónsul salía a hacer la guerra y el otro se quedaba en la
capital para gestionar los asuntos cotidianos.
[2] Una tribu celta
invadió Italia en el año 390 a. C., aniquiló al ejército romano y saqueó la
propia ciudad de Roma.
[3] Los samnitas eran
un pueblo de Italia central que Roma conquistó a lo largo de tres guerras que
se extendieron desde el 343 al 290 a. C.
[4] Un imperio es un Estado
formado por grupos humanos con diferentes lenguas, religiones, tradiciones…,
que suelen mantenerse unidos por un gobierno que usa la violencia y no es
elegido.
[5] Botín: conjunto
de bienes (propiedades) que un ejército vencedor arrebata al enemigo vencido.
Por ejemplo, dinero, muebles, animales…
[6] Cayo Mario
(157-86 a.C.), fue un general y político romano. Derrotó a los númidas en el
norte de África; a los cimbrios y a los teutones, pueblos germánicos, cuando
invadían el norte de Italia.
[7] Lucio Cornelio
Sila (138-78), fue un general y político romano. Derrotó a los itálicos
sublevados contra Roma, al rey del Ponto en Asia Menor y a Mario tras una larga
guerra civil.
[8] Marco Licinio
Craso Dives (“el Rico”) (115-53 a.C.), fue un político y general romano. Venció
al ejército de esclavos huidos dirigido por Espartaco.
[9] Quinto Sertorio
(123-72 a.C.), general y político romano. Aliado de Mario contra Sila murió
luchando contra Pompeyo.
[10] Cneo Pompeyo
Magno (106-48 a.C.), general y político romano. Derrotó al ejército de esclavos
huidos dirigido por Espartaco, limpió de piratas el Mediterráneo, conquistó
Asia Menor, Siria y Palestina.
[11] Cayo Julio César
(100-44 a.C.), político y general romano. Conquistó las Galias y se apoderó del
gobierno de Roma tras vencer a Pompeyo en una guerra civil.
[12] Cayo Julio César
Octaviano Augusto (63 a.C.-14 d.C.), primer emperador de Roma era sobrino nieto
de Julio César. Acabó la conquista de Hispania y llevó la frontera del imperio
hasta el río Danubio.
ACTIVIDADES
-Coloca
el título de la ficha en negro y en mayúsculas
-Copia
en bolígrafo negro las preguntas
-Responde
con bolígrafo azul y deja espacio para posibles correcciones con bolígrafo rojo
1.
¿Cuáles
eran las armas defensivas de los romanos en la etapa inicial de Roma?
2.
¿Cuántos
años duró la monarquía en Roma?
3.
¿Cuántas
centurias estaban formadas por ciudadanos de la primera clase?
4.
¿Cuántas
centurias sumaban todas las demás clases juntas?
5.
¿Cómo
se llamaba a los ciudadanos de la sexta clase?
6.
¿A
qué llamamos falange?
7.
¿Cuántos
euros ganaba un obrero romano al día?
8.
¿En
qué gastaba su salario?
9.
¿Cuáles
fueron las dos causas principales de las victorias romanas?
10. ¿Cuántos hombres
formaban una legión?
11. ¿Cuántos años
duraron las guerras samnitas?
12. ¿Dónde copiaron
los romanos el modelo de espada corta y recta que usaron desde el siglo II a. C.?
13. ¿Cómo se usaba el gladius?
14. ¿A qué llamaban
los romanos provincia?
15. ¿Qué es el botín
de guerra?
16. ¿Por qué se
arruinaban las familias de los legionarios romanos mientras estos luchaban
fuera de Italia por la República?
17. ¿Dónde emigraban
los ciudadanos campesinos cuando se convertían en proletarios?
18. Describe la reforma
que estableció el cónsul Mario qué te parece más importante y di por qué.
19. ¿Por qué el Senado
tenía dificultades para gobernar los territorios conquistados?
20. ¿Qué dos políticos
romanos lucharon contra los esclavos rebeldes dirigidos por Espartaco?
21. ¿Quién fue el
primer emperador?
22. ¿En qué año
comenzó el Imperio?
23. ¿Cuál era la
altura mínima para alistarse en las legiones durante el Imperio romano?
24. ¿Cuánto dinero
recibía un legionario cuando se licenciaba, es decir concluía su contrato?
25. ¿Era mucho o poco
dinero en esa época? ¿Por qué?
26. ¿Cuánto dinero es
hoy?
27. Rellena el
siguiente cuadro
28. Escribe
estas palabras romanas al lado de su definición:
Gladius, imperator, pilum, praemium, scutum
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