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14. Descolonización y tercer mundo
1.
Concepto
y causas de la descolonización
El concepto de descolonización define el
proceso histórico mediante el cual las colonias de los imperios europeos
lograron su independencia.
Se trató de un fenómeno esencialmente
político, porque casi todas las colonias mantuvieron la dependencia económica
respecto de sus antiguas metrópolis. Fue un proceso relativamente rápido, pues
apenas duró treinta años.
Las causas de la descolonización fueron
diversas y en ellas influyeron la coyuntura internacional y aspectos internos
de las colonias y sus metrópolis.
1.1. El impacto de la Segunda Guerra
Mundial
La Segunda Guerra Mundial mostró al mundo
la debilidad de las potencias imperiales europeas. El mito de la invencibilidad
europea estaba definitivamente roto.
Las colonias habían participado en la
guerra aportando tropas y recursos, y también habían combatido en su propio
territorio contra los enemigos su metrópoli. La formación de guerrillas y la
inclusión de tropas coloniales en los ejércitos sirvieron para formar
militarmente a numerosos cuadros que después lideraron los procesos de
independencia.
Agotadas por el conflicto, las potencias
europeas tuvieron serios problemas económicos y militares para poder sostener
sus imperios. También les resultó más difícil justificar ideológicamente el
imperialismo. Los deseos de independencia se relacionaban con el desarrollo de
las ideas de libertad y democracia, que habían constituido la fuerza ideológica
para vencer al nazismo y al fascismo. Era muy difícil negar a las colonias los
mismos principios que legitimaban los sistemas políticos de las metrópolis.
1.2.
Aparición
de movimientos anticolonialistas
Desde finales del siglo XIX habían surgido
movimientos nacionalistas emancipadores en las colonias. Sus orígenes
ideológicos procedían de tres fuentes:
La Internacional Comunista, que impulsó la
creación de partidos de esta ideología en todo el mundo. En algunas colonias
estos partidos encabezaron la lucha por la independencia (Indonesia e
Indochina).
Las ideologías que propugnaban la
recuperación y dignificación de las culturas autóctonas (indigenismo). Ejemplo
de estos movimientos sería la defensa del concepto de negritud por parte de
Léopold S. Senghor en Senegal; o el
panarabismo de Nasser en Egipto.
La defensa de la identidad religiosa,
aspecto muy importante en algunos países islámicos.
También fue esencial el papel desempeñado
por algunos líderes locales como Gandhi en la India, Ho Chi Minh en Indochina o
Nkrumah en Ghana. Casi todos pertenecían a las élites locales y habían recibido
formación en occidente. Al volver a sus países optaron por reivindicar su
cultura como base del nacionalismo que inspiró sus movimientos.
La base social de estos grupos
independentistas se hallaba en las burguesías comerciales y administrativas que
conformaban la minoría dominante local y que aportaron los dirigentes y los
recursos necesarios.
Negritud: Potenciación de los
valores culturales del África negra frente a los intentos de asimilación
europeos.
Panarabismo: Movimiento que
pretendía la unión de todos los árabes en un gran estado.
1.3. Los cambios en la opinión pública
La conciencia antiimperialista fue
adquiriendo importancia en los países occidentales desde los años veinte. En
1918 el presidente estadounidense Wilson planteó sus “catorce puntos”, entre
los que se incluía el derecho de autodeterminación de las colonias. Las
muestras de esta crítica al colonialismo fueron abundantes: por ejemplo, en
1927 se creó en Bélgica la Liga contra el Imperialismo, formada por políticos e
intelectuales.
El cambio en la opinión pública se
intensificó por la acción de distintos agentes: las iglesias cristianas
(católica y protestantes) impulsaron iniciativas contra el imperialismo, los
llamamientos de los partidos socialistas contra el imperialismo fueron calando
entre las clases populares y sectores intelectuales, y desde la URSS se
difundió también un pensamiento muy beligerante contra el imperialismo y
favorable a la independencia de las colonias.
1.4.
El papel de la ONU
La posición de la ONU respecto del
problema colonial, que recogía el espíritu de lo firmado en la Carta del
Atlántico de 1941, favoreció igualmente el proceso de autodeterminación de los
territorios coloniales.
Más de la mitad de los estados
fundacionales de la ONU habían sido colonias. Este hecho influyó enormemente en
el tratamiento del tema colonial. Su carta fundacional ya recogió en 1945 la
oposición al colonialismo y definió, además, el derecho de autodeterminación de
las colonias. Unos años más tarde, en 1952, incluyó en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos el derecho que tienen los pueblos colonizados a
disponer de sí mismos. En 1960 su Resolución 1514 condenó el colonialismo.
Aunque la capacidad de acción de la ONU al
respecto fue limitada, actuó como una conciencia crítica del colonialismo y dio
voz a las colonias.
1.5. La rentabilidad de los imperios
El mantenimiento de los imperios generaba
una serie de costes económicos y políticos que hacían dudar de su rentabilidad.
Los costes económicos del control y
administración del territorio pesaban sobre las metrópolis, empobrecidas a
causa de la Segunda Guerra Mundial, mientras que los beneficios económicos no
justificaban esas cargas.
1.6. La influencia de la Guerra Fría
El sistema de bloques influyó notablemente
en el proceso descolonizador: Tanto Estados Unidos como la URSS se oponían al
colonialismo.
En el caso estadounidense, su propio
origen colonial y la defensa de los valores democráticos predisponían a este
país a defender la emancipación de las colonias. A estas razones se unían otras
menos altruistas, como captar los mercados coloniales y alinear a los nuevos
países en el bloque occidental.
Por su parte, la URSS mantuvo una fuerte
hostilidad a los imperios coloniales por motivos ideológicos y para atraer a su
bloque a los nuevos países.
El apoyo de las superpotencias permitió
incorporar la autodeterminación a los principios de la ONU. No obstante, ambas
potencias intervinieron en la emancipación de las colonias según sus propios
intereses.
1.7. La confederación de Bandung
Los países que se iban independizando
intentaron tomar posiciones conjuntas y se convirtieron en un modelo para los
demás. La iniciativa más importante fue la Confederación de Bandung de 1955,
que convocó a los países recientemente independizados de Asia y África con el
objetivo de posicionarse ante la política de bloques.
Asistieron a la confederación algunos de
los líderes de los nuevos países: Nasser, presidente egipcio; Sukarno,
presidente de Indonesia; Nehru, de la India; Tito de Yugoslavia; etc. Tuvieron
un relevante papel en su desarrollo y en la creación del Movimiento de Países
No Alineados.
La confederación fue un importante
acelerador de la conciencia anticolonialista, pues dio un apoyo moral
fundamental a los movimientos independentistas. Los firmantes debían:
Ayudar a los diversos movimientos
independentistas.
Impedir la instrumentalización de los
nuevos países por parte de alguno de los bloques en conflicto.
Condenar el imperialismo.
Con posterioridad se volvieron a reunir diversas
conferencias. Pero estas no lograron desligarse totalmente de la poderosa
influencia de las grandes potencias, ni evitar enfrentamientos entre algunos
estados miembros.
2. Etapas del proceso descolonizador
La descolonización se inició en el
subcontinente indio para luego extenderse por el resto de Asia y África.
Podemos distinguir tres grandes etapas que permiten establecer una cronología
del proceso.
Una etapa inicial situada entre 1945 y
1955. Esta fase afectó sobre todo al continente asiático y a los países de
Oriente Próximo. También supuso la toma de conciencia del tercer mundo y del no
alineamiento, como ya se ha señalado, cuyo máximo exponente fue la
Confederación de Bandung celebrada en 1955.
La segunda etapa abarca el período entre
1955 y 1970. Su principal característica fue la expansión del fenómeno
descolonizador por África y los últimos territorios asiáticos (excepto Omán y
los Emiratos Árabes Unidos, que siguieron bajo protectorado británico). En esta
etapa tuvo un relevante papel la ONU a través de la Resolución 1514 de 1960.
La última etapa comprende el período entre
1970 y la actualidad. En esta fase se produjo la independencia de las últimas
colonias africanas y de otros territorios que eran residuos de la etapa
colonial, como Hong Kong (devuelta en 1997 por Reino Unido a China), Macao
(devuelta también a China en 1999 por Portugal), o Timor Oriental
(perteneciente al imperio portugués y ocupada por Indonesia, alcanzó su
independencia en 20002). Aún hoy existen zonas del mundo que la ONU considera
territorios no autónomos, algunos de los cuales son reminiscencias de los
imperios coloniales. Por ejemplo Gibraltar, Sahara occidental, islas Malvinas,
Guam…
3. La descolonización de Asia
Asia fue el primer continente en
descolonizarse después de la Segunda Guerra Mundial. La emancipación de las
colonias siguió dos modelos diferentes: el primero se produjo en el Imperio
británico mediante el diálogo y los acuerdos con las élites locales; el segundo
comportó el enfrentamiento y la guerra colonial, y se dio en las posesiones
francesas y de los Países Bajos.
3.1. La independencia del Imperio
británico en Asia
India
La independencia de la India, la colonia
más importante del Reino Unido -la «Joya de la Corona»-, constituyó el primer
hito relevante en el proceso de descolonización.
La descolonización del Imperio británico
fue un modelo poco conflictivo, negociado entre las colonias y la metrópoli.
Esto se debió al tipo de relaciones políticas y económicas que Londres había
establecido con sus colonias: una administración colonial directa, que concedía
amplia autonomía a los gobiernos locales. Además, se estableció la Commonwealth
(Comunidad Británica), que promovía la cooperación económica entre las colonias
y la metrópoli.
Commonwealth: Término que en un
principio definía a todos los territorios del Imperio británico y que tras la
descolonización se utilizó para definir a una institución internacional creada
para fomentar la cooperación entre el Reino Unido y sus antiguas colonias.
El proceso descolonizador se gestó durante
la Segunda Guerra Mundial. Los intentos de acuerdos entre los británicos y los
dos partidos independentistas -el Partido del Congreso, liderado por Nehru y
Gandhi, y la Liga Musulmana, liderada por Ali Jinnah– no tuvieron éxito.
Tras la guerra, Londres se dio cuenta de
la imposibilidad de mantener la colonia. El líder indio Gandhi propugnó la
política de resistencia pasiva, que se basaba en la negativa de la población a
cooperar con las autoridades coloniales británicas, pero sin recurrir a la
violencia. El Gobierno británico decidió que la mejor solución era la concesión
de la independencia.
Mohandas Karamchand Gandhi
(1869-1948)
Líder independentista hindú.
Nació en el seno de una familia rica. Estudió derecho en Reino Unido, ejerció
la abogacía en Sudáfrica y en 1915 regresó a la India. Desde entonces se
consagró a la causa descolonizadora promoviendo campañas de desobediencia civil
y negándose a emplear medios violentos en su lucha emancipadora. Dirigió
hábilmente su política de resistencia pacífica hasta lograr el objetivo de la
independencia. Por ello obtuvo un enorme prestigio mundial. Se opuso siempre a
la partición del subcontinente en dos estados. Fue asesinado por un fanático
religioso hindú.
El proceso descolonizador siguió las
pautas del Plan Mountbatten. Este plan consistía en dividir la India en dos estados
según las creencias religiosas de sus poblaciones: la Unión India, que agrupó a
la población hindú, y Pakistán, que agrupó a la población musulmana.
De esta manera, en agosto de 1947 el
Gobierno británico firmó la transmisión de poderes, e India y Pakistán
accedieron a la independencia. Ambos países nacieron en un clima de
desconfianza y enfrentamiento.
Pakistán quedó dividido en dos
territorios, uno al oeste y otro al este de la India, separados por más de dos
mil kilómetros. En 1971 se produjo un conflicto armado entre los dos
territorios del que surgió un nuevo Estado al independizarse la parte oriental:
Bangladesh.
El enfrentamiento entre Pakistán y la
India se ha prolongado hasta la actualidad. El conflicto más grave se ha
centrado en la disputada región de Cachemira, territorio incluido en gran parte
en India, pero con población mayoritariamente musulmana. Ha sido la causa de
tres guerras (1947, 1965 y 1971) y de frecuentes escaramuzas fronterizas.
La independencia del resto de las
posesiones británicas en Asia
La influencia de la independencia de India
y Pakistán se extendió rápidamente por el resto del Imperio británico en Asia.
Ceilán (actual Sri Lanka) logró su
independencia también en 1948, tras un breve período de autonomía iniciado en
1946. Se trató de un proceso pacífico que facilitó la permanencia del nuevo
Estado en la Commonwealth.
En 1948 Reino Unido concedió la
independencia a Birmania, después llamada Myanmar, aunque no se integró en la Commonwealth.
El proceso más complicado se produjo en
Malaysia. Era un territorio disperso en el que vivían numerosas razas y
religiones, cuyo único nexo común era su pertenencia al Imperio británico y la
formación inglesa de sus dirigentes. Este hecho, así como el interés británico
por una zona con grandes recursos de materias primas y una posición estratégica
fundamental en las comunicaciones marítimas, retardaron la descolonización. La
independencia se produjo en 1957, año en que se constituyó la Unión Malaya, más
tarde llamada Malaysia, que permaneció en la Commonwealth.
A principios de los años
cincuenta surgieron movimientos independentistas, como el Istiqlal, que poco
después se transformaron en grupos armados. Estos movimientos promovieron la
rebelión, especialmente en las ciudades. Ante esta situación, Francia inició
negociaciones con los poderes locales. Los acuerdos se concretaron en 1956, año
en que se reconoció la independencia de Marruecos y se proclamó a Mohamed V
como rey.
España poseía, además de la
región del Rif, la zona del Ifni. En 1956 nuestro país cedió a Marruecos la
región del Rif. El Ifni pasó a ese país en 1969.
El Sahara Occidental
El Sahara Occidental permaneció
vinculado a España hasta 1975. Desde finales de los años sesenta el Sahara se
integró en la metrópoli como una provincia administrativa más. Pero
paralelamente fue surgiendo un movimiento independentista que se plasmó en 1973
en la creación del Frente Polisario, que se enfrentó mediante guerrillas a las
tropas españolas.
El caso de la descolonización
del Sahara llegó a la ONU, que programó un referéndum sobre la independencia
para la primera mitad de 1975. No obstante, nunca se llegó a celebrar debido a
las presiones marroquíes, cuyo Gobierno no ocultaba su deseo de hacerse con el
territorio. Aprovechando la debilidad del Gobierno español en un momento en el
que Franco se hallaba muy enfermo, el Gobierno marroquí ideó la llamada Marcha
Verde: un movimiento de 350.000 marroquíes, organizado por su rey, para ocupar
el Sahara español.
En esos momentos aparecieron dos
opciones: o la retirada o el enfrentamiento militar. El Gobierno español no
podía entablar una guerra de tipo colonial que no sería apoyada por la opinión
pública nacional ni internacional. Optó entonces por retirarse y ceder el
territorio a Marruecos y Mauritania, transferencia plasmada en los Acuerdos de
Madrid de 1975. Desde entonces, el Frente Polisario, con la ayuda argelina, ha
mantenido su reivindicación independentista.
La guerra de
Ifni: un conflicto olvidado
No es extraño que califiquemos a
esta guerra de olvidada. La guerra nunca se declaró y tampoco se firmó paz
alguna; la censura del régimen franquista impidió informar sobre el alcance del
conflicto. Se desarrolló entre noviembre de 1957 y febrero de 1958. Fue, por
tanto, una guerra breve, pero sangrienta; unos 300 españoles murieron y otros
500 fueron heridos, y se estima en unas 8.000 las víctimas de las tropas
marroquíes.
Aunque se denominó guerra de
Ifni, tuvo dos escenarios; Ifni y el Sahara Occidental. Ifni era un enclave que
formaba parte del protectorado español en Marruecos y que España ocupó entre
1934 y 1969. Tras la independencia marroquí (1956), tropas irregulares de ese
país aumentaron la presión sobre Ifni y el conflicto se extendió al Sahara Occidental.
En Ifni los combates terminaron
sin un claro vencedor, pero en el Sahara fue clara la victoria española gracias
al apoyo francés. Ambos países movilizaron unos 14.000 soldados y 140 aviones.
El conflicto concluyó con la cesión del Territorio del Draa al recién nacido
reino de Marruecos, mientras que el resto de Ifni permaneció en manos españolas
hasta 1969.
Las tropas españolas que
participaron en el conflicto fueron principalmente la Legión y fuerzas
paracaidistas, pero se enviaron también tropas de reemplazo, poco entrenadas y
equipadas. Fue un enfrentamiento más entre los conflictos que estaba
ocasionando un proceso de descolonización imparable.
5. La independencia del África
subsahariana
Cuando concluyó la Segunda
Guerra Mundial solo existían en África cuatro Estados independientes: Egipto,
Liberia, Etiopía y la Unión Sudafricana (se independizó formalmente del Reino
Unido en 1961, pero era un territorio autónomo desde 1910 y prácticamente
independiente desde los años treinta). Pero entre 1955 y 1975, todas las
colonias africanas lograron la independencia -con la salvedad de Namibia-.
África fue el continente que más
tardó en completar su descolonización. Esta circunstancia se explica por la
pervivencia de estructuras sociales primitivas y por la debilidad de sus
instituciones políticas y económicas.
El panafricanismo fue un factor
importante en la toma de conciencia de la población del continente y en el
desencadenamiento de la lucha por su independencia. Su papel como promotor de
la unidad y solidaridad entre los pueblos africanos se plasmó en la creación de
la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 1963.
En el proceso descolonizador del
continente africano se diferencian cuatro áreas geopolíticas, definidas
fundamentalmente por la pertenencia a una metrópoli u otra.
África británica. Se extendía
por todo el continente; constituía el imperio colonial más importante y
extenso. Los modelos de régimen colonial eran diversos, pero todos se regían
mediante la administración indirecta.
África francesa. Se repartía por
las regiones de la mitad norte y la zona ecuatorial. También se aplicaron
diversos modelos de régimen colonial, pero la Administración difería de la
británica y dependía directamente de la metrópoli, propiciando la asimilación.
África belga. Los territorios
coloniales belgas se localizaban en el centro del continente -Congo-. El
régimen colonial procuró siempre la integración en la metrópoli.
África portuguesa. Se extendía
por las zonas occidental y sur del continente. Su régimen colonial fue
evolucionando también desde la integración a la provincialización de los
territorios. La independencia de sus colonias se produjo tras unas sangrientas
guerras en Angola y Mozambique.
Además de estas zonas había
pequeñas colonias pertenecientes a otros países europeos, como España, que
poseyó Guinea Ecuatorial hasta 1968, o Italia, que dominó parte de Somalia
hasta 1960.
5.1 El África negra británica
Los territorios coloniales
británicos en África fueron consiguiendo su independencia de una forma pacífica
y pactada con la metrópoli.
El primer país que logró la
independencia del Reino Unido fue Ghana en 1957; el proceso descolonizador se
acordó entre el Gobierno británico y Kwame Nkrumah, dirigente nacionalista y
líder del panafricanismo.
Este modelo sirvió de ejemplo
para otros países dominados por el Reino Unido: Sierra Leona, Nigeria, Uganda,
etc. La única excepción fue Kenia, donde la aparición del grupo guerrillero
Mau-Mau provocó una verdadera guerra colonial entre 1950 y 1956; en 1963 el
país logró la independencia, y ocupó el poder Jomo Kenyatta.
A pesar de que el proceso de
descolonización fue pacífico en casi todas las colonias africanas del Reino
Unido, los problemas surgieron después de la independencia por la dificultad de
integrar pueblos muy distintos en Estados de creación artificial. Un ejemplo
fue el conflicto de 1967 en la región de Biafra, en Nigeria, que derivó en una
feroz guerra civil desencadenada por el intento de segregación de este
territorio.
5.2 El África negra francesa
La mayor parte de las colonias
francesas alcanzó su independencia hacia 1960. Aunque la metrópoli fomentó la
creación de una Comunidad Francesa en 1958, no logró frenar los movimientos
nacionalistas, promovidos por personalidades como Sekou Touré en la Guinea
francesa o Léopold S. Senghor en Senegal. Estos movimientos desempeñaron un
papel crucial tanto en la independencia como en la configuración de los nuevos
Estados.
5.3 El Congo belga
El Congo era la mayor colonia
que poseía Bélgica. El gobierno belga mantenía excluida de la administración a
la población indígena. Pero la existencia de enormes riquezas mineras en el
territorio había fomentado la creación de grupos sociales acomodados que se
fueron inclinando hacia el nacionalismo. Bélgica concedió la independencia en
1960, y nació la República del Congo. A pesar de ello, el control económico lo
mantuvieron las compañías mineras europeas y estadounidenses. Desde entonces,
el país ha cambiado varias veces de nombre (Zaire y República Democrática del
Congo).
5.4 El África portuguesa
La descolonización de las
colonias portuguesas fue la más tardía. Ello se explica por la existencia en la
metrópoli de una dictadura que había pretendido asimilar esos territorios, a
los que consideraba parte de Portugal. A pesar de esta política asimilacionista,
los movimientos nacionalistas surgieron en todas las colonias -Cabo Verde,
Mozambique y Angola- durante los años cincuenta.
La postura intransigente
mantenida por Portugal inclinó estos movimientos hacia la guerra. De ese modo,
la metrópoli se vio inmersa en una guerra de guerrillas desde 1961. El
conflicto se prolongó hasta 1974, con un elevado coste económico y humano.
La impopularidad de la guerra
fue la principal causa de la llamada Revolución de los Claveles, rebelión
militar que derrocó a la dictadura portuguesa en abril de 1974. A partir de esa
fecha se iniciaron rápidamente los procesos de descolonización de los diversos
territorios: Cabos Verde, Mozambique y Angola en 1975.
Panafricanismo: Corriente
política que promueve la unidad de los pueblos africanos.
Asimilación: Política aplicada
en las colonias que pretendía la postergación de la cultura y la organización
social autóctonas, y su sustitución por las de la metrópoli.
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