Los partidos políticos nacen en el siglo XVIII en el parlamento inglés, y se extienden por el resto de Europa tras las revoluciones liberales que extienden los regímenes constitucionales y parlamentarios.
En el desarrollo de los partidos políticos se pueden señalar dos fases:
Partidos de notables o partidos de élites (1700-1870): Son los partidos propios de los parlamentos elegidos mediante sufragio censitario. Al ser el número de electores (votantes) limitado cada partido solo tiene un minúsculo grupo de miembros en cada localidad. Lo importante son las relaciones personales y los contactos que permiten conseguir los pocos votos disponibles. Estos partidos se llaman de notables o de élites porque solo los hombres con una renta elevada tenían derecho a votar y a ser elegidos, lo que se explica también porque los cargos políticos no tenían salario. La autonomía económica de estos políticos hace que cambien su opción política con facilidad. Los gastos de estos partidos eran escasos y necesitaban poco dinero para funcionar. El objetivo de estos partidos era gestionar el gobierno para favorecer a sus votantes.
Partidos de masas (1870-2015): Son los partidos propios de los parlamentos elegidos mediante sufragio universal. La extensión del derecho a voto en la segunda mitad del siglo XIX y el establecimiento de democracias produjo un nuevo modelo de partido político. Estos surgen inicialmente asociados a grupos extraparlamentarios (sindicatos, periódicos...). Ahora los partidos políticos pretenden llegar a toda la sociedad, y eso lo logran mediante la movilización, una dinámica de acción en la que participan todos los militantes del partido, que ahora pasan a contarse por cientos de miles. Esto es posible porque se comienzan a establecer retribuciones para los cargos políticos, lo que permitirá que miembros de las clases bajas se puedan incorporar a la vida polítca del país. Surge así también el tipo de político que se identifica plenamente con su partido al depender económicamente de él. Este aumento de los gastos hace que los partidos necesiten más dinero para financiarse, consiguiéndolo a través de cuotas fijas pagadas por los afiliados. Estos nuevos partidos buscan transformar la sociedad en función de su ideología, las ideas según las cuales interpretan la realidad.
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