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La vieja
friendo huevos. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. 1618. 99x169
cm. Óleo sobre lienzo. Etapa sevillana.
Es una escena de género, un bodegón con dos personajes
de condición humilde que se recortan sobre un fondo neutro:
• La anciana está cocinando unos huevos en una cazuela
de barro en un hornillo. Revuelve el aceite con una cuchara y se dispone a
cascar otro huevo. Levanta la mirada, con expresión de ciega, hacia el muchacho
que está a su lado, con una frasca de vino y un melón.
• Al fondo cuelga una esportilla y en el suelo, un
caldero de cobre.
• A la derecha, un bodegón con elementos metálicos,
vasijas de cerámica, cebolla, etc.
• Estos personajes debían ser del entorno de
Velázquez, posiblemente su suegra y un muchacho de su taller, porque son los
mismos que aparecen en otras obras.
La composición es sencilla, equilibrada.
• Se forma un óvalo desde la esportilla colgada en la
pared, pasando por los hombros de la vieja, continuando por la cazuela y
llegando al muchacho.
• Otras curvas más pequeñas dan dinamismo, como la del
brazo que sostiene la cuchara. Una diagonal cruza el cuadro desde la cabeza del
chico hasta la mesa con objetos.
• Utiliza el recurso de las medias figuras, para que
así parezcan más reales y cercanas. Presta especial atención a las manos de las
dos figuras.
• Algunos objetos están en escorzo, como la cuchara o
el cuchillo. Levanta la mesa para que se puedan ver todos los objetos.
• Es una escena sin movimiento, como si hubieran sido
sorprendidos.
La luz es tenebrista, con influencia de Caravaggio.
• El foco de luz viene desde la izquierda, con
contrastes de luces y sombras sobre el fondo oscuro.
• Los objetos muestran sus calidades (barro, metal...)
y texturas, por ejemplo, rugosas en el melón y pulidas en el huevo o el
cristal.
• En el color predominan los ocres y los pardos.
Aunque algunas manchas blancas (en la toquilla de la vieja, los huevos, el
plato...) contrastan con la oscuridad del fondo.
• El dibujo es preciso, la pincelada es pequeña y
apretada, y los contrastes lumínicos son propios de los pintores tenebristas.
Los contornos son muy nítidos, aunque la luz y el color sean más importantes.
Esta obra muestra las características de la pintura
barroca española: el naturalismo, la atención concedida a los elementos
secundarios de la composición, la iluminación de tipo tenebrista, los fondos
neutros, etc.
Velázquez añade un recurso pictórico que será
característico de su obra: mostrar el cuadro dentro del cuadro, ya que tanto
los personajes como los bodegones pueden ser considerados como partes
independientes dentro de la obra. Este efecto volverá a repetirlo en Cristo
en casa de Marta y María, así como en sus obras de plenitud, Las Meninas
y Las hilanderas.
En apariencia es un bodegón de cocina, una escena
vulgar, pero podría ser una reflexión sobre los sentidos del tacto y la vista
como instrumentos de la realidad. La vieja casi a ciegas, tantea con la cuchara
y el chico mira la variedad de objetos. Algún autor piensa que también
representa el gusto.
Los bodegones adquieren un contenido simbólico:
manifestar la acción creadora de Dios a través de los objetos más humildes,
hecho que contribuye a explicar su gran desarrollo.
La obra pertenece a la etapa sevillana de Velázquez
(hasta 1623). Son composiciones sencillas, con influencia tenebrista. Pinta
escenas de género, religiosas y retratos. Principalmente con personajes de la
calle, dando importancia a los elementos de las naturalezas muertas, la luz
focal, el dibujo preciso y los colores terrosos, ocres y cobrizos sobre todo.
Destacan las siguientes obras: La vieja friendo huevos, El aguador de
Sevilla, Cristo en casa de Marta y María.
- Velázquez (1599-1660). Sevillano de nacimiento.
Formado con Herrera el Viejo y más tarde con Pacheco, se convertirá en 1623 en
pintor de corte de Felipe IV. Conocerá las colecciones reales, viajará a Italia, lo que influirá profundamente en su obra.
Su temática es variada: religiosa, retratos, paisajes... Entre sus obras destacan
La vieja friendo huevos, retratos ecuestres de la familia real, retratos
de bufones, Paisajes de la Villa Médici, La fragua de Vulcano, El triunfo de
Baco o Los borrachos, La Venus del espejo, pero sobre todo, Las Meninas y Las
hilanderas.
Su estilo parte del tenebrismo hasta
acabar aclarando la paleta. Su técnica pasará de pinceladas firmes y finas
hasta llegar a manchas impresionistas.
Sus composiciones destacan por la falta de
movimiento, pero con una perfecta disposición de las figuras.
Posiblemente es el mejor pintor de la
pintura barroca española. Su influencia llegará a Goya, al Realismo y al
Impresionismo.
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