13.
ARTE GÓTICO
1.
REFERENTES HISTÓRICOS
En
el siglo XII, feudalismo, religión y monarquía marcaron las pautas de una
sociedad que, gracias al crecimiento demográfico y al perfeccionamiento de los
métodos agrícolas y comerciales, inició un período de expansión con un claro
objetivo unificador y universalista.
Este
proceso de crecimiento y de mejora culminó a lo largo del siglo XIII, momento
en el que se inició una etapa de prosperidad económica y comercial que
posibilitó el auge de los burgos y ciudades y la aparición de una nueva clase
social, la burguesía, cuyo poder vino precedido del enriquecimiento mercantil.
Este
nuevo grupo social de influencia urbana facilitó que la cultura, hasta entonces
controlada por los monasterios rurales, pasara a manos de las órdenes
mendicantes de las ciudades. Estas órdenes (franciscanos y dominicos) crearon
escuelas y universidades que se convirtieron en grandes centros culturales y de
enseñanza.
La
expansión económica de los siglos anteriores se vio interrumpida a mediados del
siglo XIV por la crisis de la Baja Edad Media. El hambre, las guerras y las
epidemias (Peste Negra de 1348) fueron las causas del descalabro demográfico y
económico de las ciudades europeas. Los cambios afectaron también la vivencia
religiosa, y la vertiente espiritual e intangible de la religión fue sustituida
por una vivencia de la fe más sentimental y humana. Este cambio se reflejó de
manera muy evidente en la creación escultórica y pictórica y en el arte en
general.
Paralelamente,
se inició una nueva corriente de pensamiento, el Humanismo, que dio lugar a una
visión del mundo basada, ante todo, en la experiencia individual del ser humano
y en la reflexión crítica, dos de los pilares fundamentales sobre los cuales se
edificó la época renacentista.
2. LOCALIZACIÓN Y
EVOLUCIÓN ARTÍSTICA
El
arte gótico se gestó en la Isla de Francia (París y sus alrededores), desde
donde se extendió por la Europa occidental, y fue asimilado y adaptado en
grados variables por cada país.
Aunque
en líneas generales el arte gótico quedó fijado entre mediados del siglo XII y
las primeras décadas del siglo XIV, es preciso señalar que en Italia, a
principios del siglo XV, el Gótico fue sustituido por el Renacimiento, mientras
que en Inglaterra, en España y en Portugal la tradición gótica continuó a lo
largo del siglo XV y durante los primeros años del siglo XVI. Generalmente, los
historiadores dividen la evolución cronológica de la arquitectura gótica en
tres grandes ciclos:
a)
Período inicial (segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII), en
el que, partiendo de los modelos románicos, se registra la evolución hacia la
configuración de las nuevas formas góticas.
b)
Período clásico o de plenitud (siglos XIII y XIV), considerado la etapa clásica
y de expansión de dichas formas.
c)
Período final o flamígero (siglo XV e inicios del XVI), en el que se pierde la
armonía formal de la etapa anterior, que es sustituida por una exuberancia
ornamental.
3. CARACTERÍSTICAS GENERALES
El
término "gótico" fue introducido a mediados del siglo XVI por los
artistas renacentistas. Éstos utilizaban peyorativamente dicha calificación
para referirse a un tipo de arquitectura medieval que condenaban y atacaban por
parecerles "bárbara" e inferior, puesto que consideraban,
erróneamente, que se trataba de un arte inventado por las tribus godas,
causantes de la destrucción y el olvido de la cultura clásica.
Esta
idea de superioridad del Renacimiento estuvo vigente durante siglos, y el arte medieval
fue tratado despectivamente hasta la llegada, en el siglo XIX, del Romanticismo
germánico que reivindicó la tradición gótica como parte importante de la
cultura nacional y europea. Fue entonces cuando se definió el "estilo
gótico", que servía para referenciar a la arquitectura, y también al resto
de las artes de la misma época.
Aun
así, el arte gótico, desarrollado fundamentalmente en el ámbito urbano, tuvo en
la arquitectura su principal expresión artística. Entre los numerosos edificios
que se crearon para cubrir las nuevas necesidades de las ciudades, las
catedrales fueron, sin duda alguna, las construcciones más importantes. Éstas
se convirtieron en el motivo principal de orgullo para las ciudades que las
tenían. El sentido ascensional de sus formas y la intensa luminosidad del
interior pretendían crear el espacio ideal para acercarse a Dios. Esta
proximidad entre la divinidad y los hombres también se acentuó en la escultura
y la pintura, dos artes subordinadas a la arquitectura.
A
pesar de que en la escultura y la pintura se mantuvo la preeminencia de la
temática religiosa, ésta es tratada con trazos más suaves y con una definición
de las figuras y de las escenas que, en general, son mucho más naturalistas y
menos distantes que las del Románico. Además, debido a la aparición de la
burguesía como consumidor de arte, empieza a ser frecuente la temática profana.
-La
Virgen Blanca (s. XIII), en el parteluz de la portada occidental de la catedral
de León. En el Gótico desaparece la rigidez, y en la sonrisa y ternura de las
figuras hay ya humanidad y naturalismo.
-Catedral
de Colonia (s. XIII-XIX), Alemania. Su construcción sigue el modelo francés (se
inspira en la catedral de Amiens). Es una de las iglesias más altas del mundo.
-AMBROGIO
LORENZETTI: El buen gobierno (1338), Ayuntamiento de Siena. En estas pinturas
al fresco el autor realiza un retrato fiel de cómo era la vida diaria de una
ciudad medieval en el siglo XIV.
4. LA ARQUITECTURA
La
catedral se convirtió en el edificio paradigmático de la arquitectura gótica y
el modelo francés fue su expresión más genuina.
Elementos
arquitectónicos principales
La
nueva espiritualidad religiosa de la época y las innovaciones técnicas y
constructivas permitieron levantar edificios más altos y muy luminosos. Los
elementos que hicieron posible este cambio fueron fundamentalmente el arco
apuntado u ojival, más ligero que el de medio punto, y la bóveda de crucería,
que resulta del cruce de dos arcos ojivales; esta estructura permitía descargar
el peso directamente sobre las columnas y pilares, y liberaba así al muro de la
función de soporte.
Gracias
a esos dos elementos, los arquitectos pudieron abrir grandes ventanales, que
fueron ricamente ornamentados con vidrieras de colores. La mayor altura y
amplitud de las naves, el aligeramiento de los muros obligó a reforzar
exteriormente la estructura del edificio. Esto se consiguió con un complejo
sistema de arbotantes y contrafuertes que compensaban el peso de las bóvedas
interiores.
En
cuanto a la planta, la catedral gótica presenta una organización muy
característica:
a)
Tres o cinco naves longitudinales; la central, más alta y más amplia.
b)
Cabecera con un transepto más corto.
c)
El deambulatorio o girola, circundado de capillas radiales.
El
alzado interior se divide en tres niveles: las arcadas, que dan acceso a las
naves laterales; el triforio, un pasadizo de estrechas arquerías; y el
claristorio, un cuerpo superior con ventanales.
En
el exterior, el elemento más destacado es la fachada occidental, flanqueada por
dos altas torres.
En
su estructura generalmente se distinguen varias franjas horizontales
superpuestas. En la parte inferior, y correspondiéndose en número con las naves
interiores, se hallan las portadas, decoradas con una rica ornamentación
escultórica. Encima de las portadas, y no siempre en el mismo orden, suele
haber un cuerpo de arcadas, un gran rosetón y un triforio decorado con esculturas.
Esta estructura, además, se repite en las fachadas del transepto.
Otros
elementos destacados del exterior son la cubierta a dos aguas que cubre las
bóvedas interiores, y el cimborrio que en ocasiones corona el crucero. Los
otros elementos arquitectónicos destacados -agujas y pináculos de forma piramidal
o cónica, que coronan la cima de las torres, y los gabletes o acabados en punta
a modo de frontón-acentúan la verticalidad de los edificios.
En
la evolución de la arquitectura gótica es preciso diferenciar entre los
edificios religiosos (principalmente las catedrales) y los edificios civiles,
que adquirieron cada vez mayor importancia como consecuencia del gran
desarrollo de la sociedad civil a partir de los siglos XII y XIII, cuando las
ciudades se convirtieron en grandes centros sociales, políticos y económicos.
Edificios
religiosos
En
un primer momento, la reforma monástica de la orden del Císter, en el siglo
XII, fomentó la pobreza y el ascetismo. Las características constructivas de
los monasterios del Císter muestran la transición del Románico al Gótico, en la
que se configura un estilo propio, el cisterciense, con arcos apuntados y
bóvedas de crucería, basado en unos principios de austeridad que provocaron la
prohibición de incorporar a los edificios pórticos con esculturas, vidrieras de
colores y pinturas. Son ejemplos característicos de este estilo los monasterios
de Santa María de Huerta, en Castilla, y Santes Creus y Poblet, en Cataluña.
Hacia
la segunda mitad del siglo XII, en el norte de Francia empezaron a surgir las
primeras catedrales góticas, que configuran el modelo llamado gótico
septentrional o francés. Este modelo da una gran importancia a la verticalidad
del edificio y a la luminosidad del interior. La catedral de Notre-Dame de París y las de Chartres y
Reims, del siglo XIII, son los principales ejemplos de la arquitectura del
Gótico francés.
Este
modelo fue seguido en Castilla -catedrales de Burgos y de León- y en Inglaterra
y Alemania. En este último país se potenció de manera especial la verticalidad;
constituye un magnífico ejemplo la catedral de Colonia, cuyas torres alcanzan
una altura aproximada de 156 m.
En
Francia, a mediados del siglo XIII, la obsesión por la altura dio paso a un
notable aligeramiento de las catedrales, que permitió reducir el grueso de los
muros y ampliar las superficies vidriadas, al tiempo que se potenciaban la
tracería y los vitrales. Este estilo, conocido con el nombre de gótico
radiante, tuvo en la Sainte-Chapelle
de París su máximo exponente.
-Refectorio
del monasterio de Santa María de Huerta (siglo XIII), Soria. Destaca la pureza
arquitectónica cisterciense, sin decoración, y el púlpito con su acceso al
muro.
-
Catedral de Notre-Dame de París (siglos XII-XIII), Francia. Es el prototipo
gótico más conocido. Posee cinco naves con bóvedas sexpartitas, girola y
crucero. La fachada presenta un triple pórtico, friso con estatuas, rosetón,
ventana, arquerías y torres.
Posteriormente,
en los siglos XV y XVI, la tracería -decoración de motivos geométricos-, las
bóvedas y la ornamentación complicó y generó el llamado gótico flamígero, cuyos
motivos recuerdan las formas ascendentes de las llamas.
En
Italia nunca se aceptó el modelo francés. Y aunque en sus iglesias podemos encontrar
arcos apuntados, gabletes o pináculos, ello no supuso más que una mera
influencia formal en la transición de la arquitectura italiana del Románico al
Renacimiento. Las construcciones italianas, que recogen la tradición clásica y
bizantina, se caracterizan por el uso de cubiertas de madera y de muros anchos
y robustos que no necesitan soportes externos.
El
exterior de las catedrales italianas presenta un inconfundible revestimiento de
mármol de colores, decorado con relieves, con esculturas exentas y mosaicos
dorados y, siguiendo la tradición, con el baptisterio y el característico
campanario (campanile) separados físicamente de la catedral.
-Las
fotos muestran la diversidad del gótico: modelo francés vertical muy recargado
en la capilla del King’s College de Cambridge (s. XV), a la izquierda, y
predominio de la horizontalidad y del mármol de colores en la catedral de Siena
(s. XIII), arriba.
-Catedral
de León (s. XIII). Es el edificio en el que mejor se observa el más puro estilo
francés. Presenta tres naves, crucero y girola, con una cabecera muy grande.
Sus vitrales son de los mejores de Europa y proporcionan una iluminación de
gran belleza.
-Detalle
de los pináculos de la catedral de León. Los pináculos cumplen esencialmente
una función decorativa que potencia la sensación de verticalidad del edificio.
En
la segunda mitad del siglo XIII surgió en el sur de Francia, concretamente en
la catedral de Albi, un modelo conocido como gótico meridional, que tuvo una
gran influencia en Cataluña.
Durante
los siglos XIV y XV, la riqueza de la Corona de Aragón, en un momento de
expansión y de gran actividad económica, posibilitó la construcción de
numerosos edificios góticos, tanto religiosos como civiles.
La
tradicional relación de la Corona de Aragón con los territorios del sur de
Francia facilitó que en el momento en que empezaron a levantarse iglesias y
catedrales, como la de Girona, se siguiese el modelo meridional de Albi.
Este
modelo potencia la línea horizontal antes que la vertical, y prefiere una nave
única y amplia (planta de salón) sin transepto. Los contrafuertes aguantan la
presión de las grandes bóvedas de crucería, y entre ellos suele haber capillas.
Los muros interiores están despojados de decoración, mientras que en el
exterior los elementos superfluos -pináculos y gabletes- se reducen a la mínima
expresión. Son destacables la iglesia de Santa María del Mar, en Barcelona, y
las catedrales de Girona y Palma de Mallorca.
-Iglesia
de Santa María del Mar (1329-1383), Barcelona. Es de planta de salón, muy bella
y proporcionada. Posee tres naves y girola, separadas por pilares octogonales.
-Catedral
de Palma de Mallorca (s. XIV), Baleares, de tres naves sin girola. Las grandes
dimensiones de la nave central explican los numerosos arbotantes y estribos del
exterior.
-Palacio
del Infantado (s. XV), Guadalajara. El patio ha conservado todo el esplendor
del estilo gótico flamígero de la construcción inicial, con doble arquería de
arcos conopiales mixtilíneos y decoración epigráfica o inscripciones, leones,
etc.
Edificios civiles
La
arquitectura civil también tuvo mucha importancia en este período,
principalmente a partir del siglo XIV. El empleo del arco apuntado y la bóveda
de crucería facilitaban extraordinariamente los trabajos de construcción,
permitiendo al mismo tiempo abarcar superficies cada vez mayores. Ello se
tradujo en una gran versatilidad de soluciones arquitectónicas, que facilitaron
la adaptación de la forma de los diversos tipos de edificios a las necesidades
exigidas por la función a la que estaba destinado cada uno de ellos.
En
líneas generales, el gótico civil siguió la misma evolución estilística que el
religioso, pero complicó cada vez más las estructuras -arcos y bóvedas- y las
ornamentaciones, aunque sin llegar a la complejidad de las catedrales. Los
edificios civiles no incorporaron la acentuada verticalidad de las catedrales y
se dio preferencia a la línea horizontal.
En
España, entre muchos otros edificios de gótico civil, podemos destacar los
castillos de Manzanares el Real (Madrid) y de Bellver (Palma), el Palacio del
Infantado (Guadalajara), las Atarazanas de Barcelona y las lonjas de Valencia,
Barcelona y
Palma.
-Castillo
de Bellver (s. XIV), Palma de Mallorca. Es el único en España de planta
circular. Fue construido para albergar a los miembros de la corte de Jaime II. Consta
de muralla, foso, torres y patio central con doble arquería de dos pisos.
-Palacio
de la Generalitat (s. XIV), Barcelona. La finura y simplicidad de las columnas
embellecen esta arquería gótica.
-Salón
del Tinell del Palacio Real (1359-1362), Barcelona. Amplio y de planta
rectangular con cubierta plana. Sus vigas de madera descansan en seis arcos de
medio punto.
5.
LA HUMANIZACIÓN DE LA ESCULTURA
La
escultura gótica fue liberándose de la férrea sujeción y subordinación al
espacio arquitectónico, aunque se mantuvo estrechamente ligada a la decoración
de los edificios religiosos. Al igual que la arquitectura, la escultura gótica
tuvo su origen en Francia, donde se esculpieron gran cantidad de obras durante
los siglos XII y XIII.
Siguiendo
la tradición románica, la escultura se convirtió en el principal elemento de
ornamentación de las fachadas. Los tímpanos, las arquivoltas, las jambas, el
dintel y el mainel o parteluz se poblaron de estatuas que representaban temas
religiosos con cierta intencionalidad didáctica. Así se configuró lo que se ha
dado en llamar portada real, cuyos mejores ejemplos se hallan en las catedrales
de Chartres y Reims.
En
el interior de los templos la decoración escultórica sólo está presente en los
relieves de los púlpitos y del coro.
Las
figuras escultóricas de este período -originalmente policromadas- se humanizan
a través de diferentes recursos:
a)
La estilización y redondeo de las líneas.
b)
La elegancia de los movimientos.
c)
La captación de un cierto naturalismo en los gestos y en la expresión de los
rostros.
d)
Una preocupación por la corporeidad y volumetría de los ropajes y los cuerpos.
Paralelamente,
también se empieza a advertir un marcado sentido narrativo en la composición y
en las figuras. Las temáticas más recurrentes de la escultura en piedra fueron
el Juicio Final, basado en el libro del Apocalipsis, y la Virgen María, que se
convierte, gracias a la orden del Cister, en la imagen simbólica de la Iglesia.
En
este contexto, ya en el siglo XIII, proliferaron sustancialmente las esculturas
exentas en las llamadas estatuas-columna que decoraban las jambas y el parteluz
de las portadas catedralicias. Se dio así el primer paso en el proceso hacia la
independencia de la escultura respecto al marco arquitectónico.
Este
proceso de independencia o autonomía de la escultura tuvo su desenlace durante
el siglo XIV, principalmente de la mano del escultor francés Claus SLUTER. La
escultura se hizo totalmente autónoma en el siglo XV, con la aparición de
retablos históricos de carácter monumental y la proliferación de las imágenes
de devoción exentas y los sepulcros.
-Esculturas
del pórtico de la catedral de Reims (s. XIII). Las escenas de la Anunciación y
la Visitación están representadas con naturalismo en ropas, gestos y rostros.
-Puerta
del Sarmental (1240), portada sur de la catedral de Burgos. Las figuras de la
Maiestas Domini, el tetramorfo y los cuatro evangelistas tienen rasgos muy
realistas y que se adaptan demasiado al espacio arquitectónico.
-CLAUS
SLUTER: El pozo de Moisés (1400), Musée Archéologique, Dijon. Las figuras de
Moisés y de los demás profetas, ya plenamente naturalistas, son de gran
volumen, corpulencia y majestuosidad.
Estas nuevas tipologías escultóricas que
utilizaron materiales como madera, piedra o alabastro, policromados y dorados,
tuvieron mucha difusión en Flandes, Castilla y Cataluña. Tanto en los retablos
como en los monumentos funerarios, con la figura del difunto o difunta en
posición yacente u orante, se observa una fuerte preocupación por el realismo e
interés por la individualización de los rostros y por los detalles, además de
una sobreabundancia de elementos decorativos, sobre todo en los talleres de artistas
flamencos y germánicos. Todos estos elementos caracterizaron el último período
del arte gótico.
Francia lideró, desde el principio, la
evolución de la escultura gótica, y fue un modelo ampliamente imitado en el
resto de países europeos, excepto Italia. En este país, el trabajo escultórico,
tradicionalmente desligado de la arquitectura, exhibió un rico lenguaje
expresivo en obras exentas, en púlpitos de mármol y en puertas de bronce, que
muestra un estilo inspirado en la antigüedad clásica y con ciertas influencias
bizantinas.
La singularidad de la escultura gótica
italiana tuvo en Nicola PISANO y Giovanni PISANO, padre e hijo respectivamente,
sus mejores representantes, junto a Andrea PISANO. Este, que no era pariente de
los anteriores, realizó una obra cuyos planteamientos están considerados la
antesala del renacimiento florentino del siglo XV.
-ANDREA PISANO: Paneles de la puerta sur
del baptisterio de Florencia (1330-1336). Los fondos arquitectónicos y
paisajísticos que enmarcan estas dos escenas de la vida de san Juan Bautista
anuncian los principios estilísticos del Renacimiento.
-El proceso de humanización de las
imágenes religiosas durante el gótico tiene en la escultura de la Virgen Blanca
de la catedral de Toledo (siglo XVI) su punto culminante.
-GIOVANNI PISANO: Púlpito de la iglesia de
Sant'Andrea (1300), Pistoia. PISANO esculpió cinco relieves con escenas de la
infancia de Jesús, la crucifixión y el Juicio Final.
-GIL DE SILOÉ: Sepulcro del infante don
Alfonso (1489-1493), cartuja de Miraflores, Burgos. Magnífica figura orante del
fallecido ante su sitial, esculpida en un marco de enorme riqueza decorativa,
propia de la época del gótico flamígero.
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