viernes, 5 de febrero de 2016

13. El arte gótico. Historia del Arte. Editorial Vicens Vives, 2016/2023

13. ARTE GÓTICO

 

 

1. REFERENTES HISTÓRICOS

En el siglo XII, feudalismo, religión y monarquía marcaron las pautas de una sociedad que, gracias al crecimiento demográfico y al perfeccionamiento de los métodos agrícolas y comerciales, inició un período de expansión con un claro objetivo unificador y universalista.

Este proceso de crecimiento y de mejora culminó a lo largo del siglo XIII, momento en el que se inició una etapa de prosperidad económica y comercial que posibilitó el auge de los burgos y ciudades y la aparición de una nueva clase social, la burguesía, cuyo poder vino precedido del enriquecimiento mercantil.

Este nuevo grupo social de influencia urbana facilitó que la cultura, hasta entonces controlada por los monasterios rurales, pasara a manos de las órdenes mendicantes de las ciudades. Estas órdenes (franciscanos y dominicos) crearon escuelas y universidades que se convirtieron en grandes centros culturales y de enseñanza.

La expansión económica de los siglos anteriores se vio interrumpida a mediados del siglo XIV por la crisis de la Baja Edad Media. El hambre, las guerras y las epidemias (Peste Negra de 1348) fueron las causas del descalabro demográfico y económico de las ciudades europeas. Los cambios afectaron también la vivencia religiosa, y la vertiente espiritual e intangible de la religión fue sustituida por una vivencia de la fe más sentimental y humana. Este cambio se reflejó de manera muy evidente en la creación escultórica y pictórica y en el arte en general.

Paralelamente, se inició una nueva corriente de pensamiento, el Humanismo, que dio lugar a una visión del mundo basada, ante todo, en la experiencia individual del ser humano y en la reflexión crítica, dos de los pilares fundamentales sobre los cuales se edificó la época renacentista.

 

2. LOCALIZACIÓN Y EVOLUCIÓN ARTÍSTICA

El arte gótico se gestó en la Isla de Francia (París y sus alrededores), desde donde se extendió por la Europa occidental, y fue asimilado y adaptado en grados variables por cada país.

Aunque en líneas generales el arte gótico quedó fijado entre mediados del siglo XII y las primeras décadas del siglo XIV, es preciso señalar que en Italia, a principios del siglo XV, el Gótico fue sustituido por el Renacimiento, mientras que en Inglaterra, en España y en Portugal la tradición gótica continuó a lo largo del siglo XV y durante los primeros años del siglo XVI. Generalmente, los historiadores dividen la evolución cronológica de la arquitectura gótica en tres grandes ciclos:

a) Período inicial (segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII), en el que, partiendo de los modelos románicos, se registra la evolución hacia la configuración de las nuevas formas góticas.

b) Período clásico o de plenitud (siglos XIII y XIV), considerado la etapa clásica y de expansión de dichas formas.

c) Período final o flamígero (siglo XV e inicios del XVI), en el que se pierde la armonía formal de la etapa anterior, que es sustituida por una exuberancia ornamental.

 

3. CARACTERÍSTICAS GENERALES

El término "gótico" fue introducido a mediados del siglo XVI por los artistas renacentistas. Éstos utilizaban peyorativamente dicha calificación para referirse a un tipo de arquitectura medieval que condenaban y atacaban por parecerles "bárbara" e inferior, puesto que consideraban, erróneamente, que se trataba de un arte inventado por las tribus godas, causantes de la destrucción y el olvido de la cultura clásica.

Esta idea de superioridad del Renacimiento estuvo vigente durante siglos, y el arte medieval fue tratado despectivamente hasta la llegada, en el siglo XIX, del Romanticismo germánico que reivindicó la tradición gótica como parte importante de la cultura nacional y europea. Fue entonces cuando se definió el "estilo gótico", que servía para referenciar a la arquitectura, y también al resto de las artes de la misma época.

Aun así, el arte gótico, desarrollado fundamentalmente en el ámbito urbano, tuvo en la arquitectura su principal expresión artística. Entre los numerosos edificios que se crearon para cubrir las nuevas necesidades de las ciudades, las catedrales fueron, sin duda alguna, las construcciones más importantes. Éstas se convirtieron en el motivo principal de orgullo para las ciudades que las tenían. El sentido ascensional de sus formas y la intensa luminosidad del interior pretendían crear el espacio ideal para acercarse a Dios. Esta proximidad entre la divinidad y los hombres también se acentuó en la escultura y la pintura, dos artes subordinadas a la arquitectura.

 

A pesar de que en la escultura y la pintura se mantuvo la preeminencia de la temática religiosa, ésta es tratada con trazos más suaves y con una definición de las figuras y de las escenas que, en general, son mucho más naturalistas y menos distantes que las del Románico. Además, debido a la aparición de la burguesía como consumidor de arte, empieza a ser frecuente la temática profana.

 

-La Virgen Blanca (s. XIII), en el parteluz de la portada occidental de la catedral de León. En el Gótico desaparece la rigidez, y en la sonrisa y ternura de las figuras hay ya humanidad y naturalismo.

 

-Catedral de Colonia (s. XIII-XIX), Alemania. Su construcción sigue el modelo francés (se inspira en la catedral de Amiens). Es una de las iglesias más altas del mundo.

 

-AMBROGIO LORENZETTI: El buen gobierno (1338), Ayuntamiento de Siena. En estas pinturas al fresco el autor realiza un retrato fiel de cómo era la vida diaria de una ciudad medieval en el siglo XIV.

 

4. LA ARQUITECTURA

La catedral se convirtió en el edificio paradigmático de la arquitectura gótica y el modelo francés fue su expresión más genuina.

 

Elementos arquitectónicos principales

La nueva espiritualidad religiosa de la época y las innovaciones técnicas y constructivas permitieron levantar edificios más altos y muy luminosos. Los elementos que hicieron posible este cambio fueron fundamentalmente el arco apuntado u ojival, más ligero que el de medio punto, y la bóveda de crucería, que resulta del cruce de dos arcos ojivales; esta estructura permitía descargar el peso directamente sobre las columnas y pilares, y liberaba así al muro de la función de soporte.

Gracias a esos dos elementos, los arquitectos pudieron abrir grandes ventanales, que fueron ricamente ornamentados con vidrieras de colores. La mayor altura y amplitud de las naves, el aligeramiento de los muros obligó a reforzar exteriormente la estructura del edificio. Esto se consiguió con un complejo sistema de arbotantes y contrafuertes que compensaban el peso de las bóvedas interiores.

En cuanto a la planta, la catedral gótica presenta una organización muy característica:

a) Tres o cinco naves longitudinales; la central, más alta y más amplia.

b) Cabecera con un transepto más corto.

c) El deambulatorio o girola, circundado de capillas radiales.

El alzado interior se divide en tres niveles: las arcadas, que dan acceso a las naves laterales; el triforio, un pasadizo de estrechas arquerías; y el claristorio, un cuerpo superior con ventanales.

En el exterior, el elemento más destacado es la fachada occidental, flanqueada por dos altas torres.

En su estructura generalmente se distinguen varias franjas horizontales superpuestas. En la parte inferior, y correspondiéndose en número con las naves interiores, se hallan las portadas, decoradas con una rica ornamentación escultórica. Encima de las portadas, y no siempre en el mismo orden, suele haber un cuerpo de arcadas, un gran rosetón y un triforio decorado con esculturas. Esta estructura, además, se repite en las fachadas del transepto.

Otros elementos destacados del exterior son la cubierta a dos aguas que cubre las bóvedas interiores, y el cimborrio que en ocasiones corona el crucero. Los otros elementos arquitectónicos destacados -agujas y pináculos de forma piramidal o cónica, que coronan la cima de las torres, y los gabletes o acabados en punta a modo de frontón-acentúan la verticalidad de los edificios.

En la evolución de la arquitectura gótica es preciso diferenciar entre los edificios religiosos (principalmente las catedrales) y los edificios civiles, que adquirieron cada vez mayor importancia como consecuencia del gran desarrollo de la sociedad civil a partir de los siglos XII y XIII, cuando las ciudades se convirtieron en grandes centros sociales, políticos y económicos.

 

Edificios religiosos

En un primer momento, la reforma monástica de la orden del Císter, en el siglo XII, fomentó la pobreza y el ascetismo. Las características constructivas de los monasterios del Císter muestran la transición del Románico al Gótico, en la que se configura un estilo propio, el cisterciense, con arcos apuntados y bóvedas de crucería, basado en unos principios de austeridad que provocaron la prohibición de incorporar a los edificios pórticos con esculturas, vidrieras de colores y pinturas. Son ejemplos característicos de este estilo los monasterios de Santa María de Huerta, en Castilla, y Santes Creus y Poblet, en Cataluña.

Hacia la segunda mitad del siglo XII, en el norte de Francia empezaron a surgir las primeras catedrales góticas, que configuran el modelo llamado gótico septentrional o francés. Este modelo da una gran importancia a la verticalidad del edificio y a la luminosidad del interior. La catedral de Notre-Dame de París y las de Chartres y Reims, del siglo XIII, son los principales ejemplos de la arquitectura del Gótico francés.

Este modelo fue seguido en Castilla -catedrales de Burgos y de León- y en Inglaterra y Alemania. En este último país se potenció de manera especial la verticalidad; constituye un magnífico ejemplo la catedral de Colonia, cuyas torres alcanzan una altura aproximada de 156 m.

En Francia, a mediados del siglo XIII, la obsesión por la altura dio paso a un notable aligeramiento de las catedrales, que permitió reducir el grueso de los muros y ampliar las superficies vidriadas, al tiempo que se potenciaban la tracería y los vitrales. Este estilo, conocido con el nombre de gótico radiante, tuvo en la Sainte-Chapelle de París su máximo exponente.

 

-Refectorio del monasterio de Santa María de Huerta (siglo XIII), Soria. Destaca la pureza arquitectónica cisterciense, sin decoración, y el púlpito con su acceso al muro.

 

- Catedral de Notre-Dame de París (siglos XII-XIII), Francia. Es el prototipo gótico más conocido. Posee cinco naves con bóvedas sexpartitas, girola y crucero. La fachada presenta un triple pórtico, friso con estatuas, rosetón, ventana, arquerías y torres.

 

 

 

Posteriormente, en los siglos XV y XVI, la tracería -decoración de motivos geométricos-, las bóvedas y la ornamentación complicó y generó el llamado gótico flamígero, cuyos motivos recuerdan las formas ascendentes de las llamas.

En Italia nunca se aceptó el modelo francés. Y aunque en sus iglesias podemos encontrar arcos apuntados, gabletes o pináculos, ello no supuso más que una mera influencia formal en la transición de la arquitectura italiana del Románico al Renacimiento. Las construcciones italianas, que recogen la tradición clásica y bizantina, se caracterizan por el uso de cubiertas de madera y de muros anchos y robustos que no necesitan soportes externos.

El exterior de las catedrales italianas presenta un inconfundible revestimiento de mármol de colores, decorado con relieves, con esculturas exentas y mosaicos dorados y, siguiendo la tradición, con el baptisterio y el característico campanario (campanile) separados físicamente de la catedral.

 

-Las fotos muestran la diversidad del gótico: modelo francés vertical muy recargado en la capilla del King’s College de Cambridge (s. XV), a la izquierda, y predominio de la horizontalidad y del mármol de colores en la catedral de Siena (s. XIII), arriba.

 

-Catedral de León (s. XIII). Es el edificio en el que mejor se observa el más puro estilo francés. Presenta tres naves, crucero y girola, con una cabecera muy grande. Sus vitrales son de los mejores de Europa y proporcionan una iluminación de gran belleza.

 

-Detalle de los pináculos de la catedral de León. Los pináculos cumplen esencialmente una función decorativa que potencia la sensación de verticalidad del edificio.

 

En la segunda mitad del siglo XIII surgió en el sur de Francia, concretamente en la catedral de Albi, un modelo conocido como gótico meridional, que tuvo una gran influencia en Cataluña.

Durante los siglos XIV y XV, la riqueza de la Corona de Aragón, en un momento de expansión y de gran actividad económica, posibilitó la construcción de numerosos edificios góticos, tanto religiosos como civiles.

La tradicional relación de la Corona de Aragón con los territorios del sur de Francia facilitó que en el momento en que empezaron a levantarse iglesias y catedrales, como la de Girona, se siguiese el modelo meridional de Albi.

Este modelo potencia la línea horizontal antes que la vertical, y prefiere una nave única y amplia (planta de salón) sin transepto. Los contrafuertes aguantan la presión de las grandes bóvedas de crucería, y entre ellos suele haber capillas. Los muros interiores están despojados de decoración, mientras que en el exterior los elementos superfluos -pináculos y gabletes- se reducen a la mínima expresión. Son destacables la iglesia de Santa María del Mar, en Barcelona, y las catedrales de Girona y Palma de Mallorca.

 

-Iglesia de Santa María del Mar (1329-1383), Barcelona. Es de planta de salón, muy bella y proporcionada. Posee tres naves y girola, separadas por pilares octogonales.

 

-Catedral de Palma de Mallorca (s. XIV), Baleares, de tres naves sin girola. Las grandes dimensiones de la nave central explican los numerosos arbotantes y estribos del exterior.

 

-Palacio del Infantado (s. XV), Guadalajara. El patio ha conservado todo el esplendor del estilo gótico flamígero de la construcción inicial, con doble arquería de arcos conopiales mixtilíneos y decoración epigráfica o inscripciones, leones, etc.

 

Edificios civiles

La arquitectura civil también tuvo mucha importancia en este período, principalmente a partir del siglo XIV. El empleo del arco apuntado y la bóveda de crucería facilitaban extraordinariamente los trabajos de construcción, permitiendo al mismo tiempo abarcar superficies cada vez mayores. Ello se tradujo en una gran versatilidad de soluciones arquitectónicas, que facilitaron la adaptación de la forma de los diversos tipos de edificios a las necesidades exigidas por la función a la que estaba destinado cada uno de ellos.

En líneas generales, el gótico civil siguió la misma evolución estilística que el religioso, pero complicó cada vez más las estructuras -arcos y bóvedas- y las ornamentaciones, aunque sin llegar a la complejidad de las catedrales. Los edificios civiles no incorporaron la acentuada verticalidad de las catedrales y se dio preferencia a la línea horizontal.

En España, entre muchos otros edificios de gótico civil, podemos destacar los castillos de Manzanares el Real (Madrid) y de Bellver (Palma), el Palacio del Infantado (Guadalajara), las Atarazanas de Barcelona y las lonjas de Valencia, Barcelona y

Palma.

 

-Castillo de Bellver (s. XIV), Palma de Mallorca. Es el único en España de planta circular. Fue construido para albergar a los miembros de la corte de Jaime II. Consta de muralla, foso, torres y patio central con doble arquería de dos pisos.

 

-Palacio de la Generalitat (s. XIV), Barcelona. La finura y simplicidad de las columnas embellecen esta arquería gótica.

 

-Salón del Tinell del Palacio Real (1359-1362), Barcelona. Amplio y de planta rectangular con cubierta plana. Sus vigas de madera descansan en seis arcos de medio punto.

5. LA HUMANIZACIÓN DE LA ESCULTURA

La escultura gótica fue liberándose de la férrea sujeción y subordinación al espacio arquitectónico, aunque se mantuvo estrechamente ligada a la decoración de los edificios religiosos. Al igual que la arquitectura, la escultura gótica tuvo su origen en Francia, donde se esculpieron gran cantidad de obras durante los siglos XII y XIII.

Siguiendo la tradición románica, la escultura se convirtió en el principal elemento de ornamentación de las fachadas. Los tímpanos, las arquivoltas, las jambas, el dintel y el mainel o parteluz se poblaron de estatuas que representaban temas religiosos con cierta intencionalidad didáctica. Así se configuró lo que se ha dado en llamar portada real, cuyos mejores ejemplos se hallan en las catedrales de Chartres y Reims.

En el interior de los templos la decoración escultórica sólo está presente en los relieves de los púlpitos y del coro.

Las figuras escultóricas de este período -originalmente policromadas- se humanizan a través de diferentes recursos:

a) La estilización y redondeo de las líneas.

b) La elegancia de los movimientos.

c) La captación de un cierto naturalismo en los gestos y en la expresión de los rostros.

d) Una preocupación por la corporeidad y volumetría de los ropajes y los cuerpos.

 

Paralelamente, también se empieza a advertir un marcado sentido narrativo en la composición y en las figuras. Las temáticas más recurrentes de la escultura en piedra fueron el Juicio Final, basado en el libro del Apocalipsis, y la Virgen María, que se convierte, gracias a la orden del Cister, en la imagen simbólica de la Iglesia.

En este contexto, ya en el siglo XIII, proliferaron sustancialmente las esculturas exentas en las llamadas estatuas-columna que decoraban las jambas y el parteluz de las portadas catedralicias. Se dio así el primer paso en el proceso hacia la independencia de la escultura respecto al marco arquitectónico.

Este proceso de independencia o autonomía de la escultura tuvo su desenlace durante el siglo XIV, principalmente de la mano del escultor francés Claus SLUTER. La escultura se hizo totalmente autónoma en el siglo XV, con la aparición de retablos históricos de carácter monumental y la proliferación de las imágenes de devoción exentas y los sepulcros.

 

-Esculturas del pórtico de la catedral de Reims (s. XIII). Las escenas de la Anunciación y la Visitación están representadas con naturalismo en ropas, gestos y rostros.

 

-Puerta del Sarmental (1240), portada sur de la catedral de Burgos. Las figuras de la Maiestas Domini, el tetramorfo y los cuatro evangelistas tienen rasgos muy realistas y que se adaptan demasiado al espacio arquitectónico.

 

-CLAUS SLUTER: El pozo de Moisés (1400), Musée Archéologique, Dijon. Las figuras de Moisés y de los demás profetas, ya plenamente naturalistas, son de gran volumen, corpulencia y majestuosidad.

 

Estas nuevas tipologías escultóricas que utilizaron materiales como madera, piedra o alabastro, policromados y dorados, tuvieron mucha difusión en Flandes, Castilla y Cataluña. Tanto en los retablos como en los monumentos funerarios, con la figura del difunto o difunta en posición yacente u orante, se observa una fuerte preocupación por el realismo e interés por la individualización de los rostros y por los detalles, además de una sobreabundancia de elementos decorativos, sobre todo en los talleres de artistas flamencos y germánicos. Todos estos elementos caracterizaron el último período del arte gótico.

Francia lideró, desde el principio, la evolución de la escultura gótica, y fue un modelo ampliamente imitado en el resto de países europeos, excepto Italia. En este país, el trabajo escultórico, tradicionalmente desligado de la arquitectura, exhibió un rico lenguaje expresivo en obras exentas, en púlpitos de mármol y en puertas de bronce, que muestra un estilo inspirado en la antigüedad clásica y con ciertas influencias bizantinas.

La singularidad de la escultura gótica italiana tuvo en Nicola PISANO y Giovanni PISANO, padre e hijo respectivamente, sus mejores representantes, junto a Andrea PISANO. Este, que no era pariente de los anteriores, realizó una obra cuyos planteamientos están considerados la antesala del renacimiento florentino del siglo XV.

 

-ANDREA PISANO: Paneles de la puerta sur del baptisterio de Florencia (1330-1336). Los fondos arquitectónicos y paisajísticos que enmarcan estas dos escenas de la vida de san Juan Bautista anuncian los principios estilísticos del Renacimiento.

 

-El proceso de humanización de las imágenes religiosas durante el gótico tiene en la escultura de la Virgen Blanca de la catedral de Toledo (siglo XVI) su punto culminante.

 

-GIOVANNI PISANO: Púlpito de la iglesia de Sant'Andrea (1300), Pistoia. PISANO esculpió cinco relieves con escenas de la infancia de Jesús, la crucifixión y el Juicio Final.

 

-GIL DE SILOÉ: Sepulcro del infante don Alfonso (1489-1493), cartuja de Miraflores, Burgos. Magnífica figura orante del fallecido ante su sitial, esculpida en un marco de enorme riqueza decorativa, propia de la época del gótico flamígero.


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