miércoles, 4 de mayo de 2016

LA II REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL (1931-1939)







Bloque 10. La Segunda República. La Guerra Civil en un contexto de crisis internacional (1931-1939)


Contenidos


El bienio reformista: la Constitución de 1931; la política de reformas; el Estatuto de Cataluña; las fuerzas de oposición a la República.

El bienio radical-cedista: la política restauradora y la radicalización popular; la revolución de Asturias.

El Frente Popular: las primeras actuaciones del gobierno; la preparación del golpe militar.

La Guerra Civil: la sublevación y el desarrollo de la guerra; la dimensión internacional del conflicto; la evolución de las dos zonas; las consecuencias de la guerra.

La Edad de Plata de la cultura española: de la generación del 98 a la del 36.


Criterios de evaluación


1. Explicar la Segunda República como solución democrática al hundimiento del sistema político de la Restauración, enmarcándola en el contexto internacional de crisis económica y conflictividad social.

2. Diferenciar las diferentes etapas de la República hasta el comienzo de la Guerra Civil, especificando los principales hechos y actuaciones en cada una de ellas.

3. Analizar la Guerra Civil, identificando sus causas y consecuencias, la intervención internacional y el curso de los acontecimientos en las dos zonas.

4. Valorar la importancia de la Edad de Plata de la cultura española, exponiendo las aportaciones de las generaciones y figuras más representativas.


Estándares de aprendizaje evaluables


1.1. Explica las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda República y relaciona sus dificultades con la crisis económica mundial de los años treinta.

1.2. Diferencia las fuerzas de apoyo y oposición a la Segunda República en sus comienzos, y describe sus razones y principales actuaciones.

2.1. Resume las reformas impulsadas durante el bienio reformista de la República.

2.2. Especifica las características esenciales de la Constitución de 1931.

2.3. Analiza el proyecto de reforma agraria: sus razones, su desarrollo y sus efectos.

2.4. Compara las actuaciones del bienio radical-cedista con las del bienio anterior.

2.5. Describe las causas, desarrollo y consecuencias de la Revolución de Asturias de 1934.

2.6. Explica las causas de la formación del Frente Popular y las actuaciones tras su triunfo electoral, hasta el comienzo de la guerra.

2.7. Representa una línea del tiempo desde 1931 hasta 1939, situando en ella los principales acontecimientos históricos.

3.1. Especifica los antecedentes de la Guerra Civil.

3.2. Relaciona la Guerra Civil española con el contexto internacional.

3.3. Compara la evolución política y la situación económica de los dos bandos durante la guerra.

3.4. Especifica los costes humanos y las consecuencias económicas y sociales de la guerra.

3.5. Sintetiza en un esquema las grandes fases de la guerra, desde el punto de vista militar.

4.1. Busca información de interés (en libros o Internet) y elabora una breve exposición sobre la Edad de Plata de la cultura española.



1. LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

El gobierno monárquico convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1933; estas elecciones se presentaron como un enfrentamiento entre monarquía y república.

Los partidos monárquicos estaban divididos, pero los grupos de la oposición (republicanos, socialistas y nacionalistas de izquierda) fueron a las elecciones unidos (coalición republicano-socialista).

La coalición republicano-socialista triunfó en las capitales provinciales (45 de 52) y en las regiones industriales. Esto significaba el rechazo a la monarquía de los territorios españoles más ricos, más poblados y menos sujetos al sistema caciquil[1]. Ante la situación Alfonso XIII se exilió, y el 14 de abril de 1931 se proclamó la república en medio de la euforia popular. La huida del rey se debió al miedo a que se produjera una revolución como en Rusia donde pocos años antes había sido asesinada toda la familia real


A.  EL GOBIERNO PROVISIONAL DE LA REPÚBLICA

Se formó un gobierno provisional (republicanos, socialistas y catalanistas de izquierdas) que inició las primeras reformas: libertad de partidos y sindicatos y leyes sociales para mejorar la situación de los jornaleros (jornada laboral de ocho horas).

Al principio había la ilusión de que la Segunda República, como sistema de gobierno democrático, serviría para solucionar los problemas (sociales, económicos y políticos) que España había heredado del siglo XIX. Pero la República se encontró en una situación internacional de crisis económica (la Gran Depresión) y política (crecimiento del poder de los partidos fascistas en Europa).

En los primeros meses la República vivió graves conflictos como la quema de unos cien edificios religiosos por parte de grupos izquierdistas anticlericales en mayo o las huelgas convocadas por la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), un sindicato de ideología anarquista. La violencia anticlerical hizo que desde el principio una parte de los españoles católicos no se sintieran identificados con la República.


B.  LA CONSTITUCIÓN DE 1931

Las elecciones dieron mayoría a la coalición republicano-socialista, que elaboró una constitución en la que se establecía:

·      El sufragio universal masculino y femenino, esto último gracias sobre todo a Clara Campoamor.

·      La aconfesionalidad del Estado.

·      Una declaración de derechos individuales, formada por los derechos políticos de las anteriores constituciones liberales, y el reconocimiento de que la propiedad privada estaba al servicio de la sociedad

·      La posibilidad de constituir gobiernos autónomos en algunas regiones.


Aprobada la Constitución, Niceto Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República, y Manuel Azaña, jefe del gobierno.


2.    EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)


A.      LA REFORMAS REPUBLICANAS

Entre 1931 y 1933 el gobierno Republicano-Socialista intentó modernizar el país y reformarlo en un sentido democrático.


1.    La reforma religiosa y educativa

Se intentó disminuir el poder de la Iglesia Católica. Se abolió el presupuesto de culto y clero, se introdujo el matrimonio civil y se aprobó el divorcio. Además se prohibió que las órdenes religiosas se dedicaran a la enseñanza.

El gobierno promovió la educación no religiosa (laica) y la escuela pública con clases mixtas. Para ello, destinó grandes inversiones a la construcción de escuelas y contrató a más profesores.


2.    La reforma territorial

La Constitución de 1931 facilitó la descentralización del Estado. Permitió la elaboración de estatutos de autonomía y la formación de gobiernos autónomos.

El Estatuto de Autonomía de Cataluña fue aprobado por las Cortes en 1932, y se inició la redacción del Estatuto del País Vasco. En Galicia la Guerra Civil frenó el proceso autonómico.


3.    La reforma militar

En el ejército había exceso de mandos con relación a la tropa. La ley de retiros facilitó la jubilación de casi la mitad de los oficiales. Además se cambiaron aquellos mandos del ejército que no eran fieles a la República.


4.    La reforma agraria

En Andalucía y Extremadura existían cientos de miles de jornaleros sin tierras, en situación mísera. Por otro lado, unas pocas familias concentraban grandes propiedades (latifundismo).

Una ley de 1932 decretó que eran expropiables las fincas que no se cultivaran, y permitió su distribución entre los campesinos.


B.       LA OPOSICIÓN A LAS REFORMAS

La jerarquía de la Iglesia Católica, parte del ejército y los grandes propietarios agrarios se opusieron a las reformas porque veían amenazas sus propiedades, privilegios sociales y su visión unitaria y católica del país. Incluso surgió un partido inspirado en el fascismo italiano: la Falange Española.

Desde el comienzo de la República hubo conspiraciones militares[2] para derribarla y en agosto de 1932 hubo un intento de golpe de estado dirigido por el general Sanjurjo que fracasó.

Algunos jornaleros y obreros estaban descontentos: querían más cambios y más rápidos. Por ello, la UGT (Unión General de Trabajadores, un sindicato socialista) se radicalizó y los anarquistas de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) intentaron la insurrección armada en enero de 1933. El movimiento revolucionario fracasó pero en Casas Viejas (Cádiz) se produjo un enfrentamiento en el que las fuerzas del orden (Guardia Civil y Guardia de Asalto) ejecutaron a decenas de personas sin juicio.

A partir de aquel momento comenzó un desgaste del gobierno acrecentado por el hecho de tratarse de una coalición y de las divisiones dentro de los partidos que la componían.


3.    EL BIENIO CONSERVADOR Y EL FRENTE POPULAR (1933-1936)


A.  EL BIENIO RADICAL-CEDISTA

En noviembre de 1933 se celebraron nuevas elecciones. Ganaron los partidos de derecha y de centro y así dio comienzo el Bienio Conservador.

El nuevo gobierno, otra coalición pero esta vez de derechas, presidido por Alejandro Lerroux (Partido Radical), paralizó la reforma agraria y modificó la política religiosa a favor de la Iglesia. Estas medidas provocaron la radicalización de los partidos de izquierda.

Cuando en 1934 Lerroux negoció un cambio en el gobierno de coalición, en el que entraron varios ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), hubo un intento de revolución en todo el país (octubre de 1934). Este golpe de estado fue causado por el miedo al contagio del fascismo pues en Alemania ya gobernaba Hitler y en España la Falange había comenzado una escalada de acciones violentas. Además el PSOE y otros grupos de izquierda no sentían lealtad por la “república burguesa”.

La revolución de octubre fracasó en todo el país excepto en Asturias y Cataluña:

En Cataluña se proclamó el Estado catalán dentro de la República Española. Pero la rebelión fue sofocada: se disolvió la Generalitat y se suspendió el Estatuto de Autonomía.

En Asturias, anarquistas, socialistas y comunistas ocuparon la cuenca minera y proclamaron la revolución social. El levantamiento fue duramente reprimido por el ejército.

Como consecuencia de lo anterior las cárceles se llenaron con 30.000 participantes en el intento de golpe de estado, y los partidos y organizaciones de derecha pasaron a desconfiar totalmente del estado republicano.

En octubre 1935 estalló el escándalo del estraperlo[3] que implicaba a Lerroux y en los meses siguientes se vio salpicado por otros casos de corrupción que acabaron con su gobierno.


B.  EL FRENTE POPULAR (1936)

En febrero de 1936 se convocaron elecciones generales. Todos los partidos de izquierda y centro se unieron en una candidatura única, el Frente Popular, que ganó las elecciones (271 diputados) al presentarse los partidos de derechas cada uno por separado (177 diputados entre todos).

El gobierno del Frente Popular reanudó las reformas frenadas en 1933 y reinstauró la Generalitat de Cataluña.

Los presos por la revolución de octubre de 1934 fueron indultados y liberados como había prometido el Frente Popular.


C.  LA PREPARACIÓND EL GOLPE DE ESTADO

En 1936 la división entre derechas e izquierdas era muy evidente: los radicales de izquierda apoyaban la revolución social, mientras los extremistas de derechas defendían la necesidad de un golpe de estado militar para controlar los “excesos” de la República. Había un ambiente de violencia verbal en las Cortes y constantes enfrentamientos en las calles, causados por las huelgas y manifestaciones.

Este clima de violencia fue el pretexto que utilizaron las fuerzas conservadoras para acabar con la República mediante el uso de las armas.


4.             EL COMIENZO DE LA GUERRA CIVIL


A.  DEL GOLPE DE ESTADO A LA GUERRA CIVIL

El 17 de julio de 1936 en el norte de África, y el 18 de julio en la Península, se produjo un golpe de estado para acabar con el gobierno del Frente Popular. Lo protagonizó un importante sector del ejército (Franco, Mola…), apoyado por falangistas y otras fuerzas conservadoras (como la CEDA y el carlismo).

Los sublevados vencieron de manera rápida en Canarias, norte de África, Sevilla, Castilla y León, Galicia, Navarra y amplias zonas de Aragón. Los militares rebeldes fueron apoyados por voluntarios de derechas.

El 19 de julio, el gobierno republicano entregó armas a las milicias de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular para frenar el golpe de estado. Se mantuvieron fieles a la República parte del ejército y de la Guardia Civil y gran parte de la población.

El levantamiento fue sofocado en Madrid, Cataluña, zonas industriales del País Vasco, Asturias, Castilla-La Mancha, Santander, Levante y parte de Extremadura y Andalucía. Así el golpe de estado fracasó y España quedó dividida en dos zonas y comenzando la guerra civil.


B.  LA INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO

Los militares sublevados tuvieron, desde el principio, ayuda alemana e italiana (regímenes fascistas). Alemania contribuyó sobre todo con aviación (Legión Cóndor), artillería, carros y equipos de transmisión. Desde Italia llegaron tropas de voluntarios.

Para no agravar la tensión europea, los países democráticos, liderados por Francia y Gran Bretaña, decidieron mantenerse neutrales (Comité de “no intervención”) en la Guerra Civil.

La República contó con la ayuda de la URSS, que aportó armas y asesores militares. También hubo una oleada internacional de solidaridad que se concretó en la formación de las Brigadas Internacionales, compuestas por miles de voluntarios llegados de diversos países para defender la legalidad republicana.


5.             LAS DOS ZONAS ENFRENTADAS


A.  LA ZONAS REPUBLICANA: GUERRA Y REVOLUCIÓN

Durante los primeros meses de la Guerra Civil en la zona republicana se desencadenó una revolución social. Bajo la influencia anarquista se formaron comités, órganos de poder popular, que colectivizaron fábricas y latifundios. Todo símbolo aristocrático, burgués o religioso era perseguido y podía ser motivo de encarcelamiento o de muerte. La persecución contra el clero supuso la muerte de 7.000 sacerdotes y religiosos.

En septiembre de 1936 Largo Caballero, político del PSOE, fue nombrado Jefe del Gobierno y en seguida creó el Ejército Popular, en el que se integraron las milicias de partidos y sindicatos al lado de soldados profesionales y reclutas. Con esa fuerza militar Largo Caballero intentó frenar la revolución social y, en diciembre de 1936, el gobierno republicano había recuperado el control de su territorio frente a los poderes surgidos al inicio de la Guerra Civil (partidos políticos, sindicatos, comités obreros, milicias).

Para 1937 el gobierno republicano había vuelto a controlar el orden público y la represión contra sus enemigos volvió a estar en manos del sistema judicial ordinario.

Las derrotas que sufrió el gobierno republicano frente a los sublevados llevaron a divisiones en las fuerzas republicanas e, incluso, a combates entre los distintos sectores republicanos en 1937 en Barcelona.


B.  LA ZONA SUBLEVADA: UNA DICTADURA MILITAR

Con el objetivo de ganar la guerra los sublevados establecieron un poder militar único. Inicialmente fueron dirigidos por la Junta de Defensa Nacional, formada por nueve generales, pero en noviembre de 1936 se nombró al general Franco Generalísimo y Jefe del Gobierno con plenos poderes. Franco tuvo la suerte de que otros posibles candidatos a dirigir la rebelión (los generales Mola y Sanjurjo) murieron en los primeros meses de la rebelión.

Se organizó el primer gobierno franquista en Burgos y en abril de 1937 se formó un partido único: la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). En ella no solo se integraron los antiguos falangistas, carlistas, monárquicos alfonsinos[4] y cedistas españoles sino también personas procedentes de antiguos partidos políticos de derechas, que habían sido disueltos.

El nuevo estado, inspirado en el fascismo, defendía un modelo social muy conservador basado en el catolicismo.

Las autoridades “nacionales” suprimieron las reformas republicanas y prohibieron todos los partidos políticos y sindicatos.

En la zona franquista, la represión fue sistemática y muy dura: afectó a cualquier simpatizante de la República y a aquellos que no manifestaban su adhesión al nuevo régimen. La represión (“paseos”, penas de muerte, encarcelamientos…) continuó hasta el fin de la guerra y tras ella.


6.    LAS ETAPAS DE LA GUERRA CIVIL (1936-1939)

A finales de julio de 1936, las dos zonas enfrentadas eran:

La zona rebelde (agraria y conservadora): parte de Andalucía, Galicia, Castilla y León, Baleares (excepto Menorca) y un sector de Aragón y de Extremadura. Los sublevados, que se llamaban a sí mismos “nacionales”, controlaban las principales zonas agrícolas de España (lo que aseguraba el abastecimiento de comida) y contaban con el Ejército de África, las unidades más profesionales de las Fuerzas Armadas.

La zona republicana (más urbana, industrial y obrera): Norte peninsular, Cataluña, Levante, Madrid, Castilla-La Mancha y una parte de Andalucía. La República controlaba más territorio y población, las ciudades más grandes y las industrias de guerra, pero las provincias del Norte estaban aisladas respecto al resto del territorio leal.

Los sublevados avanzaron desde Sevilla atravesando Extremadura para tomar Madrid pero fueron detenidos por las tropas republicanas. Un nuevo intento de las tropas franquistas de tomar Madrid fracasó en la batalla de Guadalajara. Entonces los sublevados decidieron apoderarse de la costa cantábrica republicana, aislada del resto del territorio.

Entre abril y octubre de 1937 se libró la Batalla del Norte. Los franquistas buscaban apoderarse unas zonas industriales y mineras fundamentales para ganar la guerra. El 26 de abril la Legión Cóndor bombardeó Guernica; los sublevados ocuparon Bilbao en junio, y en los meses siguientes, Santander y Asturias. Mientras tanto se libraron dos batallas (Brunete y Belchite) para intentar distraer la atención de Franco del Norte.

En 1938 Cataluña quedó aislada del resto del territorio republicano al llegar los “nacionales” por Castellón hasta el Mediterráneo. El ejército republicano intervino para hacer retroceder a los sublevados y empezó la Batalla del Ebro. Pero en noviembre de 1938 fue derrotado y los franquistas avanzaron sobre Cataluña. Barcelona fue tomada en enero de 1939 y pronto los franquistas llegaron a la frontera francesa.

Entre febrero y marzo de 1939 los franquistas ocuparon Madrid y la zona centro. La guerra terminó el 1 de abril de 1939.


7.    LOS COSTES HUMANOS DE LA GUERRA CIVIL

Durante la guerra la población de ambos bandos sufrió escasez de productos básicos, sobre todo en el bando republicano. Los gobiernos recurrieron al racionamiento y como resultado surgió un mercado negro (estraperlo) en el que se podía encontrar de todo, a precios elevadísimos, mientras hubiera dinero para pagarlo.

En el bando nacional existieron 190 campos de concentración para más de 367.000 prisioneros. En 1940 todavía había 270.000 encarcelados por causas políticas. Una parte de estas personas fueron usadas como trabajadores forzosos por el régimen franquista.

Las cifras de muertos, para una población de 23.000.000, causados por la Guerra Civil son las siguientes:

·      200.000 soldados caídos

·      40.000 civiles muertos en ataques aéreos (Madrid, Barcelona) y bombardeos costeros (Málaga)

·      60.000 civiles asesinados en la retaguardia republicana (sobre todo en el primer año de la guerra)

·      100.000 civiles asesinados por la represión de los nacionales; de estos fueron ejecutados formalmente 35.000 y otros 30.000 permanecen “desaparecidos” en fosas anónimas


Con la derrota republicana se inició el exilio de cientos de miles de personas ante el temor a la represión franquista. Justo tras la guerra había más de 400.000 exiliados viviendo en el sur de Francia. Una parte de esa población volvió a la península ibérica cuando la situación se tranquilizó. Otra parte (unos 180.000) siguió en Francia y se vio envuelta en la Segunda Guerra Mundial, en la que lucharon más de siete mil españoles contra los nazis, o acabó en campos de concentración.

Unos pocos miles embarcaron para la URSS y varias decenas de miles se instalaron en Hispanoamérica sobre todo en México. Las autoridades republicanas formaron allí un gobierno en el exilio.

Una característica del exilio fue que una elevadísima proporción de los desterrados eran profesionales cualificados, lo que empobreció la economía española de posguerra y dificultó la recuperación económica.


8.    LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA CIVIL

La Guerra Civil no fue especialmente dañina en cuanta a destrucción de infraestructuras (carreteras, puentes, puertos, líneas férreas, líneas eléctricas y de comunicación…) pero varios factores hicieron la posguerra muy dura para la mayoría de la población:

La pérdida de un 3’5% de la población hizo que faltase mano de obra y que descendiese la producción por debajo de la de 1935, sobre todo en el sector agrícola, pero también en el industrial. Ello supuso el establecimiento en 1939 de las cartillas de racionamiento en toda España. Esta medida duraría hasta 1952.

La escasez de alimentos, y de todo tipo de productos, se debió a la situación internacional; el estallido de la Segunda Guerra Mundial hizo muy difícil las importaciones desde Europa, además el Estado franquista debía devolver los préstamos recibidos durante la guerra de Alemania e Italia. Tras el fin de la guerra mundial los países vencedores se negaron a tener relaciones económicas con España, considerada un estado fascista.

La teoría económica inicialmente defendida por los gobiernos de Franco era la autarquía, es decir el autoabastecimiento a partir de los propios recursos; pero como estos eran insuficientes la escasez de todo tipo de productos (alimentos, combustible, ropa…) era la norma.


9.    LAS CONSECUENCIAS A LARGO PLAZO DE LA GUERRA CIVIL

La Guerra Civil Española no fue más destructiva que las guerras mundiales, ni que otras guerras civiles europeas de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo supuso un retroceso de veinte años en el crecimiento económico del país, el PIB de 1935 no se recuperó hasta 1951, y aún entonces suponía la mitad del de un país normal de Europa occidental. Igualmente retrasó cuarenta años el desarrollo de un modelo de vida democrático, en el que se respetaran los derechos de los individuos, y donde ser diferente no se convirtiera en un motivo para ser perseguido o excluido.

Lo anterior se debió a que la dictadura de Franco, surgida del conflicto, duró hasta 1975 apoyándose en el recuerdo de la guerra, y manteniendo siempre presente el enfrentamiento, lo que impidió la reconciliación nacional. Durante la posguerra hubo 50.000 ejecuciones más y unos 5.000 encarcelados murieron por enfermedad (disentería, tifus, tuberculosis…) o por hambre (con una dieta de berzas, nabos, coles, vainas de habas…).

Sin embargo en varios países europeos (Francia, Grecia, Italia…) hubo guerras civiles en las mismas fechas pero, tras cortos periodos de represión, comenzaron los años cincuenta con políticas de reconciliación nacional que suponían perdón y olvido.



[1] Entre 1874 y 1931 el sistema político en España se denominó Restauración. Era una monarquía parlamentaria, pero no democrática. Al principio solo votaban los más ricos, pero tras la aprobación del sufragio universal el sistema político siguió sin ser democrática pues los caciques, los poderosos de los pueblos, alteraban los resultados electorales.
[2] Durante primera mitad de la Restauración (1874-1898) los militares se habían mantenido alejados de la política, pero en el primer cuarto del siglo XX la lucha de España para conquistar Marruecos hizo que el Ejército volviera a actuar políticamente y en 1923 hubo un golpe de estado seguido por una dictadura.
[3] Este escándalo tuvo tanta repercusión que en los años de la Guerra Civil y de la posguerra el término estraperlo se convirtió en sinónimo de mercado negro y contrabando, actividades bastante comunes.
[4] Los alfonsinos eran favorables al retorno del rey Alfonso XIII.

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