martes, 18 de agosto de 2020

El 'cohete' económico no llega a los sueldos: el poder real de compra ha caído un 1% con Sánchez

El 'cohete' económico no llega a los sueldos: el poder real de compra ha caído un 1% con Sánchez

 

Francisco Núñez, vozpopuli.com, 21 de octubre de 2024

 

“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira: todo es según el color del cristal con que se mira”, señala un poema de Campoamor. Es lo que parece estar haciendo el Gobierno con los resultados de algunas estadísticas; en particular, con las del crecimiento económico, mientras evita la interpretación de otras como la evolución de los salarios. El PIB ha crecido con Sánchez más de un 13% a precios corrientes (en términos nominales); es decir, incluyendo el viento de cola de la inflación

Sin embargo, ese rebote no lo notan los ciudadanos por la voracidad acumulada de los precios y, en particular, por la devaluación continúa en los sueldos (la causa más importante de los problemas de la Seguridad Social), que se han convertido en una de las asignaturas pendientes de este Gobierno como consecuencia del modelo de crecimiento basado en los servicios con muchas empresas sin apenas músculo y sin que los fondos europeos se estén empleando para cambiar activamente el sistema. 

Da la sensación de que, dedicado a mantenerse en el poder, el PSOE se ha olvidado de la ‘O’ de sus siglas y los salarios siguen sin recuperarse tras el proceso de reducción que inició la reforma laboral de 2012 de Mariano Rajoy en el sector privado. Según los datos del INE, la ganancia media anual por trabajador ha crecido entre 2018 y 2022 (últimos datos oficiales disponibles) un 12,2% en términos nominales, mientras que el PIB también nominal ha crecido un 13,3% en este periodo. Pero, en términos reales, es decir, descontando la inflación, los asalariados han perdido en estos cinco años cerca de un 1%, ya que los precios aumentaron un 13%.

Es decir, el sueldo medio de los trabajadores (distorsionado al alza por los sueldos públicos)  es ahora de 26.900 euros frente a los 24.000 de cuando Sánchez llegó a la Moncloa, cuando debería haberse situado por encima de los 27.100 euros incluyendo la inflación. Por tanto, se ha producido una pérdida monetaria cercana al 1%. En el mandato de Rajoy (de 2012 a 2018), con un crecimiento de la economía nominal del 17,1% y del 3,1% de la inflación, se produjo un alza salarial en términos reales del 2,4% ya que los sueldos pasaron de 22.700 euros en 2012 a 24.000 cuando con el IPC deberían haberse situado en 23.400 euros. 

Por tipo de contrato, se observa además que con Sánchez los sueldos de los trabajadores indefinidos han subido un 5,5% en términos corrientes (hasta los 27.200 euros). Pero, descontando la inflación, el resultado es de una pérdida de poder adquisitivo del 6,7% (debería haber superado los 29.000 euros). Por su parte, los sueldos entre los temporales (hay muchos trabajadores que prefieren el contrato eventual porque está mejor remunerado que el fijo discontinuo promovido en la última reforma laboral) se han elevado un 39% en términos nominales (25.100), que se quedan en un 23% tras la inflación (20.400 euros).

Por jornada, los sueldos nominales a tiempo completo han crecido en este periodo un 10,4% (hasta los 31.000 euros). Pero, sin inflación, se registra una pérdida de 2,2 puntos (debería haber alcanzado los 31.700 euros). Por su parte, los sueldos de los empleados a tiempo parcial (fijos y eventuales) han crecido un 16,2% (hasta casi 13.000 euros), que se quedan en un 3% más (debería haberse situado en 12.600 euros), tras descontar los efectos de los precios. Todo esto evidencia que los contratos más precarios son los que han recuperado algunas décimas de poder adquisitivo.

En todo caso, la pérdida de poder de compra de los trabajadores es aún mayor, ya que durante estos años de dura crisis el Gobierno no ha adaptado la elevada inflación a los impuestos y el Estado ha recaudado de más. Además, el agujero en los bolsillos de los ciudadanos es mayor, si el cálculo salarial se hace desde el inicio de la gran recesión en 2008. Así, sale que, mientras el PIB a precios de mercado ha aumentado un 23,5% en estos 15 años, los sueldos medios individuales han crecido un 23,1%. Pero, si se descuenta la inflación, los salarios reales caen un -3,3%, porque los precios repuntaron un 27,3% en este periodo. Es decir, si en 2008 la ganancia media era de 21.900 euros anuales, ahora debería ser de casi 27.900 euros, y sólo ha alcanzado los 26.900 euros, lo que supone una pérdida en términos de paridad de compra individual de unos 1.000 euros. 

 

La justificación del SMI

En busca de algunos votos, Sánchez y sus socios (Podemos y ahora Sumar) han concentrado su interés en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y el resultado es que, por ejemplo, según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE, cada vez haya más trabajadores con sueldos próximos al salario de supervivencia que ha ido actualizándose. Lo que es evidente es que la desescalada salarial es generalizada en el actual mandato del Gobierno, ya que afecta tanto a las remuneraciones bajas y medias como a las consideradas altas.

Por ejemplo, el 17,1% de los trabajadores dispone ahora de un sueldo por debajo del SMI mientras que en 2018, cuando llegó Sánchez a La Moncloa, la cifra era inferior en tres puntos (14%) y en 2008, en el inicio de la gran recesión económica, no llegaba al 9%. Lo que significa que está aumentando la pobreza salarial, concentrada en el sector privado, ya que dos de cada tres nóminas en España se encuentran ya por debajo de dos veces el SMI. Además, mientras que en 2008 se encontraba el 4,2% de los trabajadores en el top salarial con una percepción superior a seis veces el SMI, ahora sólo figuran al 1,3%, es decir, son casi la mitad del 2,5% que había en 2018 cuando Sánchez desbancó a Rajoy en la moción de confianza. 

Según el INE, la evolución nominal de los sueldos en estos años de Sánchez en La Moncloa ha sido muy desigual en las distintas actividades laborales. Es decir, de las 18 censadas, sólo en un tercio han crecido las nóminas por encima de ese 12,2% de aumento medio en este periodo, frente a una inflación del 13%. La mayoría son actividades relacionadas con el sector público. Por ejemplo, en la educación han crecido los sueldos individuales un 23,6%; un 23,3% en las actividades inmobiliarias; un 14,1% en las Administraciones Públicas; un 13,4% en la hostelería; un 13,1% en las actividades sanitarias y servicios sociales; y un 13% en las comunicaciones.

Estas seis actividades son las únicas que han recuperado poder adquisitivo desde 2018. En el otro extremo, es decir, entre las nóminas que siguen perdiendo poder de compra se encuentran: las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (con un alza del 4,6% nominal frente a una inflación del 13%) que registran una pérdida de poder adquisitivo de más de ocho puntos; las financieras y de seguros (4,9% de aumento); la industria extractiva (6,8%); el suministro de energía (8,3%); la industria manufacturera (8,5%); la construcción (9,5%); o, por ejemplo, las actividades científicas y técnicas (10,3%) o el comercio (10,5%).

La letra pequeña de la estadística del INE evidencia el descalabro salarial, mientras que se ha desaprovechado la devaluación de las nóminas para incrementar la competitividad de cara al exterior (no se ha creado masa crítica de nuevas empresas exportadoras), que era el objetivo de la reforma laboral del PP de 2012 y que no ha reconducido Sánchez. Así, en términos de SMI, el 85% de las remuneraciones en España no llegan a superar en tres veces al salario de supervivencia que el Ejecutivo ha ido actualizando en los últimos años. Ese porcentaje era del 76%, es decir, casi diez puntos menos, cuando Sánchez llegó a La Moncloa frente al 76% (en 2008 era del 71%).

Esto quiere decir que sólo el 15% de los españoles (prácticamente uno de cada seis) obtiene salarios de más de tres veces el SMI cuando hace cinco años llegaba al 25% (uno de cada cuatro) y al 30% en 2028 (uno de cada tres nóminas). Por sexo, sale que cuando Sánchez llegó al poder el 81% de las mujeres tenían un sueldo inferior a tres veces el SMI y ahora, cinco años después, el porcentaje es del 88%. Ese porcentaje era del 72% entre los hombres en 2018 y en 2022 es del 82%, es decir, ha aumentado en diez puntos.  

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