martes, 28 de junio de 2022

Sugarfree

 

LAVOZDEGALICIA, 16 de mayo del 2015

Marina Chiavegatto

 

Todo empezó después de Samana Santa. “Estaba totalmente adicta al azúcar pero en las vacaciones la cosa se me fue de las manos”, cuenta la ilustradora Rita Sousa. ¿Los síntomas? Cansancio, barriga hinchada, dolor de estómago y una necesidad descontrolada de comer dulces. “Mis padres y mi hermano tienen diabetes –explica Rita- y un día cuando volvía a casa después de cenar (y comer postre, por supuesto) mi madre decidió hacerme la prueba del azúcar y el resultado fue que mi nivel era dos veces superior a lo que debe tener una persona normal.” Rita se asustó y decidió que cuando se acabasen las vacaciones, se acabaría también el azúcar refinado en casa y en su vida.

Empezó por dejarlo durante 21 días (es el tiempo que se dice que hace falta para cambiar un hábito) y como es ilustradora hizo también un calendario para motivarse en este reto. Lo publicó en su cuenta de Facebook y de Instagram, pero lo que no esperaba era que su iniciativa personal se volviera viral: “Hasta la fecha casi 1.000 personas han descargado mi calendario”, cuenta, aunque lo que más le impresiona es la cantidad de gente que inspirada en su decisión quiso también declarar guerra al azúcar: “Realmente no es tan difícil –justifica-, a mí cuando más me cuesta es después de cenar”.

 

6 CUCHARADAS

El drama del azúcar va mucho más allá de lo que nosotros añadimos voluntariamente a nuestra comida. Según la Organización Mundial de la Salud el azúcar no es dañino si tomamos 6 cucharaditas diarias para las mujeres y nueve para los hombres. Pero el problema es que durante el día consumimos muchas veces (o casi siempre) azúcar sin saberlo: dulces, bollería, zumos, aperitivos, salsas, cereales, panes, lácteos, helados, preparados cárnicos o precocinados. Basta mirar los rótulos. Todos estos productos están llenos de azúcar aunque muchas veces su nombre aparece camuflado en ingredientes impronunciables, como dextrosa anhidra, que no son nada más que concentrados de azúcar.

Un ejemplo: si tomamos cereales por la mañana con zumo de naranja artificial, una Coca-Cola acompañada de una pasta hecha con una salsa de bote para la comida y un Nestea con una rebanada de pan industrial con nocilla para la merienda, hemos fácilmente disparado (y sin cometer grandes excesos) nuestras “cucharaditas” de azúcar a las 40. Son casi 7 veces más de lo recomendable.

De este y muchos otros ejemplos habla el documental Fed Up (Hartos) que se estrenó a finales del año pasado y se ha convertido en la biblia de muchos de los que han decidido cambiar de hábitos de alimentación. “Yo cuanto más me informó, menos ganas tengo de volver a mi vida de antes”, confiesa Rita Sousa. Y si uno quiere informarse, no faltan alternativas.

 

SOMOS LO QUE COMEMOS

La lucha contra el azúcar está dando la vuelta al mundo. Hace un par de meses se estrenó el documental australiano That Sugar Film. Después de que hace una década comprobáramos lo que pasaba con nuestros cuerpos si comiésemos a diario comida rápida, ahora el actor y director Damon Gameau nos cuenta en primera persona lo que sucede con su organismo cuando decide volver a tomar azúcar refinado, después de haberlo eliminado por completo de su dieta durante tres años. Pero lo más llamativo es que Gameau no se pasó directamente a los chocolates o a la bollería industrial, sino que eligió intencionadamente productos “light” para demostrar que escondían una realidad bien diferente. Y así fue. “Decidí descartar las bebidas azucaradas, el chocolate, los helados y la bollería. Todo el azúcar que consumí durante dos meses lo encontré en yogures bajos en calorías, barritas de muesli, cereales y bebidas deportivas”, declaró a una cadena de televisión estadounidense.

Después de 60 días con sus nuevos hábitos alimentarios desarrolló hígado graso, ganó 10 cm de grasa en su cintura, su humor cambió y según los médicos desarrolló muchas más posibilidades de tener problemas cardiovasculares.

 

¿Y AHORA?

Rita Sousa acaba de superar sus 21 días con el azúcar refinado como su mayor enemigo, pero no piensa volver. “Me ha gustado especialmente esta sensación de tener yo el control de la situación”, confiesa. Así que el azúcar seguirá sin entrar en su casa.

[…]

No hay comentarios:

Publicar un comentario