EL
IMPERIO UNIVERSAL DE CARLOS V
PRESENTACIÓN
Carlos
I y su hijo Felipe II gobernaron un gran imperio durante el siglo XVI, que se
extendió por Europa y América. Paralelo al desarrollo del Imperio surgió un
sentimiento de comunidad entre los súbditos peninsulares de estos monarcas, los
españoles. Junto al poder político fue esta una etapa de crecimiento económico
y cultural. Por ello a Carlos y Felipe se les llama Austrias Mayores, para
distinguirlos de sus sucesores los Austrias Menores (Felipe III, Felipe IV y
Carlos II) bajo cuyos gobiernos el Imperio se fue debilitando, la economía se
hundió y se vivió la Edad de Oro del arte español antes de entrar en una larga
etapa de decadencia.
LA
HERENCIA
Carlos
(1500-1558), el hijo mayor de Juana I de Castilla (1479-1555) y de Felipe I de
Habsburgo (1478-1506), recibió una gran herencia a partir de los seis años:
De
su padre Felipe el Hermoso heredó:
Los
dominios de su abuela paterna María de Borgoña en 1506: Luxemburgo, el Franco
Condado y Flandes (también conocido como los Países Bajos).
Las
tierras de la Casa de Austria o Habsburgo tras la muerte de su abuelo paterno
el emperador Maximiliano de Habsburgo [1493-1519].
De
su madre Juana la Loca heredó:
Los
territorios de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, a la muerte de
Fernando de Aragón en 1516. Estos incluían Castilla (con Granada), Navarra, la
Corona de Aragón, Sicilia, Nápoles, Cerdeña, los presidios norteafricanos y los
dominios en América. En todos estos países fue nombrado rey con el nombre de Carlos
I al ser el primero de ese nombre.
En
1519 logró ser elegido emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico con el
título de Carlos V, al haber sido precedido por otros cuatro emperadores con
ese nombre[1].
Más
tarde conquistó la región del Milanesado en el norte de Italia.
En
1527 su hermano Fernando de Habsburgo (1503-1564) se convirtió en rey de
Bohemia y Hungría pasando a ser su fiel vasallo.
Los
títulos de Carlos los podemos leer en esta pragmática o edicto que, ya como
emperador, en febrero de 1521, promulgó contra los Comuneros en la ciudad
alemana de Worms:
“Don
Carlos por la gracia de Dios Rey de Romanos Semper Augusto.
Doña
Juana su madre y el mismo Don Carlos por la misma gracia Reyes de Castilla, de
León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de
Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de
Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algeciras, de
Gibraltar, de las Islas de Canarias, de las Indias islas y tierra firme del Mar
Océano, Condes de Barcelona, señores de Vizcaya y de Molina, Duques de Atenas y
de Neopatria, Condes de Rosellón y de Cerdaña, Marqués de Oristán y de
Gorciano, Archiduques de Austria, Duques de Borgoña y de Brabante”.
EL
PROYECTO IMPERIAL
Carlos
V se veía a sí mismo como el representante de Dios (“vicarius Dei”) en la
Tierra. Su función como emperador era conseguir que se estableciese la paz
general entre todos los cristianos, y todos juntos emprender una nueva cruzada
contra los turcos otomanos y recuperar finalmente Jerusalén. Esta idea de
“monarquía universal” convenía a Carlos V porque unía en un imperio
supranacional todos los territorios que le debían obediencia directa y que sólo
le tenían a él como elemento común. Este compromiso de Carlos V con la unidad
de la Cristiandad católica europea hizo que descuidara los asuntos peninsulares
y que no prestara atención a la creación del imperio americano que sucedió
precisamente bajo su reinado (conquista de México por Hernán Cortés en 1521,
conquista de Perú por Francisco Pizarro en 1533), sin embargo, el oro y la
plata que empezaron a llegar en gran cantidad de las Indias fueron
fundamentales para poder pagar sus planes imperiales. Asimismo, fue Castilla el
reino que más dinero aportó en forma de impuestos a sus empresas
ultrapirenaicas.
LAS
DIFICULTADES INTERNAS (1520-1523)
Cuando
en 1517 llegó a la península ibérica tras la muerte de Fernando el Católico, Carlos
I era un muchacho criado en Flandes, separado de su madre desde niño, y que
apenas sabía hablar castellano. En los meses que permaneció en Castilla quedó
claro que su prioridad era conseguir la sucesión al trono del Sacro Imperio
tras la muerte de su abuelo Maximiliano de Habsburgo. El Emperador no era
nombrado siguiendo una sucesión dentro de una familia, sino que era elegido por
siete príncipes electores del Sacro Imperio. Carlos I competía por el trono
imperial con el rey de Francia Francisco I (1494-1547), y para conseguir la
elección sobornó a los príncipes electores con inmensas cantidades de dinero
prestadas por la banca de los Fugger como dice esta carta de Jakob Fugger el
Rico dirigida a Carlos V:
“Sin
mi ayuda, Vuestra Majestad Imperial nunca habría podido obtener la corona
imperial, según puedo probar con escritos de puño y letra de los delegados de
Vuestra Majestad.
Yo
no he buscado mi interés personal, ya que, si hubiese querido abandonar la casa
de Austria y favorecer a Francia, habría obtenido dinero y beneficios, tal como
me lo propusieron. Los perjuicios que esto le hubiera causado a Vuestra
Majestad Imperial y a la casa de Austria, Vuestra Majestad los podrá juzgar con
vuestro hondo juicio.”
Por
todo lo anterior Carlos necesitaba grandes cantidades de dinero, y por ello
antes de abandonar la península ibérica y partir hacia Alemania en 1520, donde
le esperaban para coronarle emperador,
reunió unas cortes entre Santiago de Compostela y A Coruña/La Coruña para
conseguir aún más dinero de sus súbditos castellanos.
Tras
la partida de Carlos I se produjeron sublevaciones en el reino de Castilla (Comunidades)
y de Aragón (Germanías).
Las
Comunidades (1520-1521) fueron varias ciudades castellanas de ambas mesetas (Toledo,
Segovia, Ávila, Burgos…) que se rebelaron contra el gobierno real. Los revoltosos
eran artesanos, comerciantes, miembros del bajo clero y algunos hidalgos[2]. Los comuneros pedían que
el rey nombrase a nobles castellanos para los cargos de gobierno de Castilla y
no a nobles flamencos, que habían llegado acompañando a Carlos desde Flandes;
que el dinero recaudado en Castilla se gastase en Castilla, y que se respetasen
los derechos al trono de la reina madre Juana I de Castilla que estaba
encerrada en un castillo. Lo anterior se ve en estas peticiones de los
Comuneros de Burgos en 1520:
“2.
Que, de conformidad con las leyes y ordenanzas del reino y con las antiguas
costumbres, Su Majestad no conceda oficio ni beneficio ni mando ni pensión ni
carga a los extranjeros, sino sólo a los castellanos nacidos y residentes en el
reino […].
5.
Que de ningún modo se pague a los extranjeros tipo alguno de suma en sus reinos
[…]; que Su Majestad empiece por atribuir las cargas y las pensiones de sus reinos
a los castellanos antes de utilizarlas con algún otro fin.”
Los
nobles castellanos más importantes, temiendo que los rebeldes se volviesen
contra ellos, formaron un ejército y derrotaron a los rebeldes en la batalla de
Villalar (1521). Al día siguiente sus principales dirigentes, Padilla, Bravo y
Maldonado fueron decapitados.
En
la Corona de Aragón la revuelta, llamada Germanía, transcurrió de 1519 a 1523. Sucedió
en Valencia y Mallorca. Esta era una lucha social que enfrentaba a los
artesanos y comerciantes, aliados a los pequeños campesinos, contra los nobles
latifundistas. Los burgueses pedían poder acceder a los cargos municipales
reservados a los nobles, y los campesinos querían que se redujesen los
arrendamientos. Durante las luchas en Valencia los agermanados obligaron a bautizarse
a los mudéjares que vivían en las tierras de los nobles. Finalmente, la
rebelión fue aplastada por la nobleza principal.
El
resultado de estas revueltas fue que, durante el resto de su reinado, Carlos I prestó
más atención a la península ibérica, aprendió castellano, y buscó más el apoyo
de su nobleza. De hecho, Carlos permitió a los nobles en las coronas de
Castilla y Aragón mantener su poder económico como los mayores propietarios de
tierras y ganados, sobre todo lanar, y también mantuvieron su poder como jueces
dentro de sus feudos. Además, se mantuvo la exención del pago de impuestos para
la nobleza y el clero. Quienes pagaron los impuestos que necesitaba Carlos I
para sus planes imperiales fueron los villanos castellanos. Estos estaban
representados en unas asambleas llamadas Cortes castellanas formadas por
dieciocho ciudades “privilegiadas” que fueron convocadas quince veces. Cada vez
que se reunieron las Cortes se aprobaron nuevos impuestos para el rey, los
cuales fueron pagados sobre todo por los campesinos, pues muchas veces los
burgueses lograron evitar ser pecheros -contribuyentes-.
LOS
CONFLICTOS EXTERIORES
El
proyecto de monarquía universal de Carlos V fracasó debido a la oposición que
encontró dentro y fuera de la Cristiandad. Por un lado, su concepto de Imperio,
que venía de la Edad Media, chocó con las naciones que empezaban a surgir. Los
franceses, los ingleses, los alemanes empezaban a desarrollar la conciencia de
pertenecer a una grupo más específico que la Cristiandad, la nación, en el cual…………………………….
[1] El
nombre Carlos en español procede del nombre alemán Karl.
[2] Los hidalgos
eran los nobles más numerosos. No eran ricos, algunos incluso eran pobres. La
mayoría no tenían vasallos y para ganarse la vida trabajaban sus tierras, se
enrolaban en el ejército o se convertían en funcionarios de la administración
real.
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