¡ÉXODO MASIVO! 10 Ciudades de USA deshabitadas en cifras récord
(2025)
https://www.youtube.com/watch?v=emZcDC0HUac
¿Por qué EE.UU. es el mejor país del mundo?
https://www.youtube.com/watch?v=iMy8X8i0qvw
DATOS ESTADÍSTICOS
https://datosmacro.expansion.com/demografia/poblacion/usa-estados?anio=2024
Dopesick | Tráiler oficial | Disney+
https://www.youtube.com/watch?v=VPqe5RpYscQ
Índice de democracia según The
Economist
https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dndice_de_democracia
https://www.eiu.com/n/global-themes/democracy-index/
ctxt.es
Tercermundismo en Estados
Unidos: la cara interna de su declive imperial
Juan Torres López (catedrático de Economía aplicada en la Universidad de Sevilla), 12 de
diciembre de 2025
[…] Pero,
en todo caso, y siendo todo ello importante, me parece que se están olvidando
los procesos que se dan en el interior de Estados Unidos, cuando puede ser que
incluso sean más determinantes que los exteriores.
Me refiero al deterioro progresivo de las condiciones de vida de
una parte creciente de la población, a la pérdida de estabilidad y a la
fragmentación creciente de la sociedad, a la quiebra de instituciones
esenciales y al avance acelerado hacia la autocracia que se está produciendo.
Durante decenios, el poder imperial estadounidense se basó también
en la existencia de una sociedad que, por muchas que fuesen sus fracturas, se
presentaba hacia el exterior y se sentía a sí misma como la expresión real de
un sueño realizado, el espejo en el que necesariamente debían mirarse quienes
aspiraban al progreso y el bienestar. Allí estaban la seguridad, el equilibrio,
el mundo en que todo era posible para cualquier persona, el consumo sin límite
y la abundancia generalizada...
Hoy
día, sin embargo, la sociedad, la economía doméstica y la política se han
degradado y se descomponen, posiblemente, a un ritmo bastante más rápido que el
de la pérdida de peso de Estados Unidos en las relaciones internacionales.
Sigue siendo, sin duda, una sociedad privilegiada, la más rica del planeta,
pero empieza a no ser exagerado decir que Estados Unidos se parece cada vez más
a los países que tradicionalmente se han denominado como tercermundistas o
subdesarrollados. Es decir, los que, con independencia de la cuantía de su actividad
económica, se han caracterizado por el crecimiento sin bienestar, el
extractivismo, las grandes bolsas de pobreza estructural, la gran extensión de
mercados informales, la inseguridad, el urbanismo caótico y las
infraestructuras colectivas deterioradas y los déficits de inversión social,
las instituciones democráticas débiles o capturadas, y la multiplicación de
conflictos latentes y asociados a todo ello que generan violencia, segregación
y sociedades sometidas a constantes conflictos soterrados o explícitos.
La realidad social de Estados Unidos, la que está afectando al día
a día de la gente corriente, es muy parecida a todo eso.
El
modelo económico estadounidense ha mutado, y el crecimiento se basa en la
generación de actividad puramente improductiva, en la “producción” de más
bienes intangibles –seguros, datos, patentes, rentas de monopolio– que bienes
físicos. La burbuja de inversiones especulativas y basada en trampas contables
sostiene actualmente el crecimiento del PIB, y si el desempleo se midiera con
los métodos anteriores a los establecidos bajo la presidencia de Clinton, el
paro sería del 22 %, sólo tres puntos por debajo del registrado en la Gran
Depresión de 1929. La economía de Estados Unidos genera más riqueza que ninguna
otra, si se mide en los términos muy brutos del Producto Interior Bruto, pero
esa riqueza se concentra en las grandes corporaciones tecnológicas y en el
sistema financiero, mientras que la mayoría de los trabajadores carece cada día
más de ingreso y ahorros y vive al borde de la insolvencia.
La desigualdad en el reparto del ingreso y la riqueza es la mayor
del mundo desarrollado, y quizá no tenga parangón en todo el planeta. Ha habido
periodos en el último cuarto de siglo en el que el 1 % más rico de la población
se ha apropiado del 95 % del ingreso que se iba generando. El coeficiente de
concentración de la riqueza [coeficiente de Gini] es prácticamente el mismo que
el de Madagascar, Haití, Tanzania o Camerún y mayor que el de Rusia, China,
Marruecos, Chad, Etiopía o Irak.
Casi la mitad de las carreteras y uno de cada cinco kilómetros de
autopista están en “mal o regular” estado. Más de 45.000 puentes son
estructuralmente deficientes y la red eléctrica sufre apagones regulares. En
grandes ciudades como Detroit, Cleveland o St. Louis, la desindustrialización
ha dejado barrios con indicadores de renta, mortalidad y violencia comparables
a los de América Central. En otras, como Portland, se ha tenido que declarar el
estado de emergencia de tres meses para intentar frenar el uso y el impacto del
fentanilo (cincuenta veces más potente que la heroína). Las mafias
(estadounidenses, como los bancos que custodian el dinero que mueven) controlan
su distribución por todo el país.
Con el 40 % de todas las armas civiles existentes en el planeta,
en Estados Unidos mueren cada año más personas por disparos que en todas las
guerras que libra el país fuera de sus fronteras. Allí hay casi seis veces más
homicidios que en Europa y allí se encuentra el mayor sistema carcelario del
mundo: alrededor de dos millones de personas estaban en prisión en 2024[1]
(más que en Rusia, Sudáfrica o Brasil). La fuerza laboral de las personas
encarceladas se utiliza para fabricar bienes para empresas privadas con sueldos
de un dólar por hora de trabajo. Muchos de ellos, además, fueron llevados a
prisión como consecuencia de mala práctica o brutalidad policial, supresión de
pruebas o confesiones forzadas.
Aunque Estados Unidos es el país en el que se gasta más dinero en
salud (mayoritariamente privada y en beneficio de las grandes empresas sanitarias
y aseguradoras), hay casi 50 millones de personas sin acceso a servicios de
salud, lo que produce, por esa razón, más muertes anuales que los accidentes de
tráfico. La esperanza de vida[2]
[78 años] es inferior a la de Cuba, la tasa de pobreza infantil es prácticamente
la misma que la de Filipinas. La mortalidad materna es tres veces mayor que la
de Canadá. Casi 800.000 personas vivían sin techo[3]
a primeros de 2024. Estados Unidos está, junto a Islas Marshall, Micronesia,
Palaos, Papúa Nueva Guinea, Nauru, Niue, Surinam y Tonga, entre las únicas
naciones del mundo que no garantizan la licencia por maternidad remunerada en
2025.
La
educación se deteriora progresivamente. El 54 % de las personas adultas lee por
debajo del nivel de 6º de Primaria, según el Departamento de Educación. Y el
sistema educativo, en lugar de actuar como impulsor de la movilidad social, se
ha convertido en una trampa financiera para millones de familias: en agosto
de este año, la deuda estudiantil se disparó a
1,81 billones de dólares, con 42,5 millones de prestatarios
adeudando un promedio de 39.075 dólares cada uno.
La
Oficina de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible sitúa hoy día a Estados Unidos en el puesto 44 a nivel
mundial de su índice, justo por detrás de Cuba, Bulgaria, Ucrania y Tailandia.
Y la nación más rica del mundo ocupa, sin embargo, el puesto 17 en el índice de
desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD).
Todo lo anterior viene acompañado de un deterioro progresivo de
las instituciones y de la representación política. The Economist sitúa
a Estados Unidos entre las
naciones con “democracia imperfecta”. La propia opinión de la
población estadounidense en las encuestas es lo que quizá refleje mejor lo que
está ocurriendo en la que hasta ahora es la potencia
que controla el mundo: solo el 24 % de estadounidenses cree que el país va “por
el camino correcto”, la mitad de jóvenes califica al país como “tercermundista”
y sólo el 55 % de los estadounidenses creía que Biden ganó legítimamente las
elecciones de 2020. En abril pasado, el 52 % de los estadounidenses, el 56 % de
los independientes e incluso el 17 % de los republicanos consideraban en una
encuesta que Trump es un “dictador peligroso cuyo poder debería limitarse antes
de que destruya la democracia estadounidense”. Aunque, en enero de 2024, tres
cuartas partes de los republicanos apoyaban en una encuesta que Trump fuese
“dictador por un día”, como el actual presidente había dicho que sería. […]
[1] En Estados Unidos
están en prisión 1 de cada 172 habitantes. En España están en prisión 1 de cada
875 habitantes.
Si Fuentes de Andalucía estuviese en
Estados Unidos habría 43 personas encarceladas.
[2] La esperanza de
vida en España es de 84 años.
[3] 1 de cada 431 habitantes. En Fuentes de Andalucía serían 16 personas sin hogar y en Écija serían 91.
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