. INTRODUCCIÓN
El sistema político, social y económico
que existía en Europa durante el siglo XVIII es llamado Antiguo Régimen. Sus
características eran la monarquía absoluta, la sociedad estamental y una economía
de subsistencia.
Durante el siglo XVIII se produjeron
cambios en Europa que alteraron el funcionamiento del Antiguo Régimen:
Creció la importancia del comercio en la
economía y el grupo social que lo realizaba, la burguesía, aumentó asimismo su
riqueza, lo que hizo crecer su importancia en la sociedad.
De la burguesía, y parte de la nobleza y
el clero, surgió un movimiento cultural llamado Ilustración, que criticaba el
funcionamiento del Antiguo Régimen.
En el siglo XVIII se instaló en España
la dinastía de los Borbones, emparentada con los reyes de Francia. Los Borbones
instalaron en España el mismo modelo de monarquía absoluta que funcionaba en
Francia.
Durante el reinado de Carlos III
[1759-1788] España vivió un intento de reformas económicas y sociales
inspiradas en las ideas de la Ilustración.
II. LA DEMOGRAFÍA EN LA EDAD MODERNA
La demografía es el estudio de la
población, su cantidad y características. Durante la Edad Moderna (del siglo
XVI al siglo XVIII) la cantidad de habitantes de un país estaba en relación
directa con su riqueza y poder, pues en una sociedad anterior a la mecanización
mucha población era mucha mano de obra disponible y mucha riqueza.
Antes del siglo XVIII toda la Humanidad
se ajustaba al régimen demográfico antiguo caracterizado por una natalidad y
una mortalidad elevadas.
Aunque la nobleza y la realeza solían
realizar matrimonios tempranos, la mayoría de la población se casaba a los 25 o
30 años. Esto se debía a la existencia de la familia extensa. El trabajo (agrícola
y artesanal) era tarea de la comunidad familiar formada por decenas de personas
que incluía padres, hijos, abuelos, tíos, primos, yernos, nueras. Así que la
edad en que alguien se independizaba de su familia para crear una propia solía
ser elevada.
Aunque el matrimonio era tardío la
experiencia solía repetirse pues eran comunes las viudas y, sobre todo, los
viudos.
La fecundidad femenina se extendía desde
los 25 hasta los 45 años aunque una mujer no podía dar a luz más de siete u
ocho veces, a causa de la prolongación de la lactancia. Por ello la media de
hijos nacidos por familia era de cuatro o cinco, aunque solo dos o tres
alcanzaban la edad del matrimonio. De todos modos, a causa de la elevada
natalidad, la mitad de la población eran menores de 18 años.
De cada cien niños nacidos el mismo año,
25 no cumplían un año, otros 25 morían antes de los 20 y sólo la mitad
superaban esa edad. A causa de lo anterior la esperanza de vida al nacer era de
20 o 25 años. Un hombre o una mujer a los 45 o 50 años eran viejos.
Las causas de una mortalidad tan elevada
eran una alimentación insuficiente, una higiene escasa y la presencia de todo
tipo de enfermedades.
La población solía crecer con rapidez
año a año hasta que se producía una crisis de subsistencia o estallaba una
epidemia y aquella se hundía bruscamente.
En el siglo XVIII en Inglaterra y alguna
otra región se produce la llamada transición demográfica, es decir el paso del
régimen demográfico antiguo al régimen demográfico moderno.
La esperanza de vida al nacer alcanza
los 30 años, 40 para los burgueses, y aún más para las minorías dirigentes.
En el siglo XVIII en Europa la natalidad
continuó siendo muy elevada pero empezó a descender la mortalidad. Esto último
se debió a una mejora en la alimentación, lo que redujo las crisis de
subsistencia y las epidemias. La dieta de los europeos mejoró gracias a la
introducción de las plantas americanas: la patata en Inglaterra, los estados
alemanes y Francia, y el maíz en España y los estados italianos.
La población creció en el siglo XVIII en
Europa de 120 a 187 millones de habitantes, siendo los europeos un tercio de
los habitantes del planeta. Aunque la mitad de la Humanidad vivía en China (295
millones de habitantes en 1800) e India (255 millones).
El crecimiento demográfico en el siglo
XVIII aumentó la población europea e hizo necesario buscar soluciones para
alimentar y ocupar a esas personas: se pusieron en cultivo nuevas tierras, se
intensificó la emigración hacia América, se produjo éxodo rural, una parte de
la mano de obra excedente se integró en el domestic system (en Bohemia -actual
República Checa- 200.000 personas hilaban lino en sus casas).
Algunos ejemplos del crecimiento
demográfico en el siglo XVIII (1701-1800) son Inglaterra, que pasó de 5'5 a 9
millones de habitantes, los estados italianos[1],
que pasaron de 11'5 a 18, o Francia que pasó de 19 a 26.
III. LA ECONOMÍA DEL SIGLO XVIII
A. UNA AGRICULTURA SEÑORIAL
La actividad económica[2]
más importante del siglo XVIII en Europa fue la agricultura. A ella se dedicaba
más del 80% de la población y era la principal fuente de riqueza.
La agricultura europea del siglo XVIII
era una agricultura de subsistencia, centrada en la producción de cereales para
el consumo de los propios campesinos en forma de pan. La alta tasa de actividad
agraria se debía a la baja productividad, es decir, las familias campesinas
apenas producían lo justo para mantenerse, y es la escasez de excedentes lo que
explica el escaso número de personas dedicadas a la industria y el comercio.
La producción agraria seguía dos
modelos:
Los openfields:
eran campos abiertos que se dedicaban al cultivo de cereales; solían ser de
gran extensión y el trabajo en muchas ocasiones era colectivo (comunidad
rural).
Los bocages:
eran propios de la Europa noroccidental (Inglaterra, Países Bajos...); eran
extensiones de tierra más reducidas, dedicadas al cultivo de frutas y verduras,
y solían ser de propiedad individual.
Aunque en Europa predominaba la rotación
trienal todavía se practicaba el barbecho bianual en algunos lugares y solo en
Inglaterra empezaba a experimentarse con un nuevo modelo más productivo.
La falta de maquinaria y los sistemas de
cultivo tradicionales explican la baja productividad pero no son su única
explicación. La forma de posesión de la tierra dificultaba enormemente la
introducción de posibles mejoras.
La mayor parte del territorio europeo
estaba dividido en señoríos, cada uno con su señor feudal laico (condes, duques,
marqueses...) o religioso (obispos, abades...). Los señores cedían la tierra a
las familias campesinas para que la trabajaran mediante contratos de
arrendamiento. De modo que existían diferentes personas con distintos derechos
sobre la tierra. Los campesinos carecían de capital para invertir y los señores
se adaptaban a las rentas recibidas debido a su ideal de vida (consumo
ostentoso y desprecio del trabajo). Los burgueses, el único grupo social con
riqueza para invertir, se encontraban con el problema de la vinculación
EXPLICARLO. Una parte muy importante de las tierras estaban vinculadas a
familias nobles o instituciones religiosas; las tierras vinculadas no podían
hipotecarse ni ser objeto de compraventa. Las tierras vinculadas de la nobleza
se llamaban mayorazgos y las de la Iglesia tierras de manos muertas.
Los escasos rendimientos de la
agricultura, teniendo en cuenta que casi toda la tierra y la gente se dedicaban
a ella, explican que en los años de malas cosechas se produjeran crisis de
subsistencia. Las crisis de subsistencia consistían en cosechas tan escasas que
no permitían a los campesinos pagar sus impuestos ni mantenerse a sí mismos.
Las crisis de subsistencia agrícolas suponían hambre para los agricultores pero
también para los trabajadores urbanos que dependían de la producción agraria, y
un descenso generalizado de la actividad económica, pues el consumo y el
comercio se reducían.
La mayor parte de las tierras de cultivo
europeas en el siglo XVIII estaban en manos de la nobleza y del clero. Los
campesinos que habitaban y trabajaban esas tierras debían pagar a los señores
feudales (nobles o clérigos) a cambio de poder cultivarlas.
Los labradores europeos del siglo XVIII
eran la base del sistema fiscal[3] .
La nobleza y el clero estaban exentos de pagar impuestos[4],
así que en la mayoría de los Estados los ingresos directos dependían de los
agricultores que debían pagar tres tipos de impuestos:
Los impuestos reales (o del rey).
El diezmo. Este impuesto lo recaudaba la
Iglesia y suponía una décima parte de las cosechas de los campesinos de cada
parroquia. Con el diezmo se mantenían a los sacerdotes, los edificios
religiosos y a la parte más pobre de la sociedad (huérfanos, viudas, ancianos y
pobres).
Los impuestos señoriales, que eran
cobrados por los señores feudales (nobles y clérigos) a los campesinos que
vivían en sus tierras.
Durante el siglo XVIII los impuestos que
debían pagar los campesinos europeos crecieron de forma constante aumentando la
presión fiscal. Así que cuando se producía una crisis de subsistencia los
labriegos desesperados solían rebelarse contra el gobierno. Esas revueltas
populares habitualmente eran aplastadas de forma violenta por el ejército del
rey.
B. LA EXPANSIÓN ECONÓMICA EN EL SIGLO XVIII
El aumento de la población europea
durante el siglo XVIII provocó un crecimiento económico pues supuso un aumento
de la mano de obra disponible y un aumento del consumo. Un consumo no solo de
alimentos sino también de productos manufacturados.
El crecimiento del consumo impulsó tanto
el comercio interior dentro de los países europeos como el comercio
internacional, sobre todo el comercio transatlántico entre Europa y América.
El comercio interior se abastecía de la
producción de los gremios de las ciudades y también de las manufacturas,
grandes empresas que no estaban sometidas a las reglas de los gremios. En las
manufacturas un empresario agrupaba a numerosos trabajadores en un edificio
para realizar un mismo trabajo, con las técnicas de trabajo tradicionales.
MANUFACTURAS Y DOMESTIC SYSTEM
C. LOS INGRESOS DEL ESTADO
Los estados europeos en el siglo XVIII
recaudaban impuestos de su población con dos fines principales:
Pagar los costes del ejército.
Mantener al monarca y a la corte que lo
rodeaba (familiares, funcionarios, criados…), que podía estar formada por miles
de personas.
Los gobiernos de los reyes no se
preocupaban del bienestar de sus súbditos y eran las iglesias (católica,
ortodoxa, anglicana…) las que se ocupaban de los pobres, las viudas, los
huérfanos, los ancianos…
Los impuestos reales o estatales eran de
dos tipos (directos e indirectos):
Los impuestos directos se recaudaban
principalmente entre los campesinos según el valor de sus tierras. La nobleza y
el clero estaban exentos de pagar estos impuestos.
Los impuestos indirectos eran de varios
tipos, como los impuestos sobre el comercio y los monopolios reales.
Los impuestos indirectos más importantes
eran los que pagaban los mercaderes al transportar sus mercancías por un puerto
o ciudad (aranceles). Los comerciantes que tenían negocios en ultramar (África,
América, Asia), al ser los que obtenían mayores beneficios también eran los que
pagaban aranceles más altos.
Los gobiernos del siglo XVIII habían
establecido estancos sobre varios productos como el tabaco o la sal. Un estanco
era un producto que solo era vendido por el estado; el estado tenía el
monopolio de la venta y establecía el precio que quería. Los castigos contra
los contrabandistas (los que rompían los monopolios del rey) eran terribles (ahorcamiento,
destripamiento…).
Casi todos los monarcas del siglo XVIII
pasaron dificultades económicas porque los ingresos solían ser inferiores a los
gastos, que se disparaban cada vez que estallaba una guerra. Para hacer frente
a esta situación casi todos los reyes europeos recurrían a préstamos de los
burgueses banqueros.
D. LAS TEORÍAS ECONÓMICAS DURANTE EL SIGLO XVIII
Durante el siglo XVIII hubo tres teorías
económicas en Europa: el mercantilismo, la fisiocracia y el liberalismo.
El mercantilismo: Según esta teoría la
riqueza de un país dependía de la cantidad de oro y plata que tuviera. Para
conseguir acumular más oro y plata los monarcas intentaban que sus reinos
vendieran productos a los otros reinos. Para conseguirlo se daban privilegios a
compañías de comercio (Compañía Inglesa de las Indias Orientales) y se crearon
Manufacturas Reales que fabricaban productos de lujo.
La fisiocracia: Según esta teoría,
defendida por ilustrados franceses (Quesnay), la riqueza de un país dependía de
la producción agrícola, que era algo más seguro que el comercio. Para mejorar
la agricultura y la ganadería los fisiócratas proponían usar nuevas técnicas
agrícolas y, sobre todo, la libertad de comprar y vender la tierra.
El liberalismo económico: Según esta
teoría, defendida sobre todo por los ilustrados británicos (Adam Smith), la
riqueza de un país crecería si existiera plena libertad de mercado o libertad
de comercio, es decir eliminando los monopolios de los estancos reales y de las
compañías privilegiadas, los precios fijados por los gremios y cualquier
intervención del gobierno en la economía.
IV. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
La sociedad del Antiguo Régimen era
estamental porque estaba dividida en tres grupos sociales llamados estamentos.
Estos grupos sociales estaban cerrados al paso de uno a otro; quien nacía en un
estamento era difícil que se incorporara a otro estamento. El nacimiento en tal
o cual familia definía el estamento al que se pertenecería de por vida.
A. LOS PRIVILEGIADOS (menos del 5% de la
población)
La nobleza y el clero eran los
estamentos privilegiados:
La nobleza era el grupo social más
importante. Los nobles tenían reservados los mejores puestos en el ejército
(oficiales) y en la administración de cada reino. Dentro de cada reino la
nobleza poseía la mayor parte de las tierras. Además no pagaban impuestos y las
leyes que se les aplicaban eran especiales para ellos (privilegios)[5][5].
La nobleza de los distintos países
europeos no formaba grupos compactos. Se podía distinguir:
La alta nobleza o aristocracia, formada
por los nobles más ricos, poseían la mayor parte de las tierras, vivían en la
corte junto al rey y tenían buenos puestos en la administración del reino
(ministros).
La baja nobleza vivía en general en el
campo. Eran dueños de pocas tierras y, a veces, para vivir, trabajaban para el
ejército como oficiales o para la administración real como funcionarios
(escribanos).
El clero estaba formado por todos los
miembros religiosos de la Iglesia.
Dentro de la doctrina de la monarquía
absoluta el poder del rey provenía de Dios por ello todos los monarcas
absolutos europeos apoyaban plenamente a la iglesia mayoritaria de cada reino.
De manera que no existía separación entre Iglesia y Estado, y no había
tolerancia religiosa; las minorías religiosas eran obligadas a convertirse a la
fe mayoritaria, a emigrar o debían pagar impuestos especiales y estar sometidos
a toda clase de restricciones.
La Iglesia y sus miembros estaban
exentos de pagar impuestos igual que la nobleza. Asimismo disfrutaban de leyes
especiales (privilegios) que solo se les aplicaban a ellos.
Dentro del clero se distinguía el clero
regular, que vivía en monasterios y conventos aislado del resto del mundo
(abades, abadesas, monjes, monjas, frailes…), y el clero secular que vivía en
contacto con el resto de la población (sacerdotes, obispos…)
Los ingresos de la Iglesia procedían
generalmente de sus propiedades agrícolas, en las cuales los clérigos actuaban
como señores feudales.
Otra fuente de importante de ingresos de
la Iglesia era el diezmo: un impuesto obligatorio para todos los campesinos
equivalente a un décimo de cada cosecha.
Aunque el clero formaba un único
estamento había dos grupos de clérigos:
·
El alto clero, procedente en general de la nobleza que ocupaba puestos
de obispos, abades, cardenales…
·
El bajo clero eran hijos de campesinos o burgueses y estaba formado por
los sacerdotes parroquiales, frailes, monjas, etc.
B. LOS NO PRIVILEGIADOS (más del 95% de la
población)
Los
no privilegiados formaban el Estado Llano o Tercer Estado. Eran la mayoría de
la población (entre un 90 y un 95% del total). El Tercer Estado estaba formado
por tres grupos:
· Los campesinos. Eran el grupo más
numeroso de la población en todos los países europeos (más del 75% de la población).
Los campesinos europeos tenían en común que la mayoría de ellos cultivaban
tierras de la nobleza o del clero y debían pagar por ello impuestos al señor
feudal por el derecho a trabajar la tierra. Sin embargo los agricultores podían
clasificarse en cuatro grupos distintos:
- Los siervos: eran campesinos que no tenían
derecho a abandonar las tierras que trabajaban para un señor feudal. La mayoría
estaban en Europa Oriental (Rusia, Polonia…). Cuando la tierra se cambiaba de
manos los campesinos debían trabajar para el nuevo propietario.
- Los campesinos propietarios: dueños de los
campos que cultivaban, eran una minoría en todas partes.
- Los arrendatarios: labriegos que trabajaban
las tierras de otros pagando por ello una renta en metálico o en especie.
- Los jornaleros: eran los campesinos sin
tierra que solo encontraban trabajo para las faenas de temporada (siembra,
cosecha…). Muchas veces emigraban estacionalmente para encontrar trabajo y eran
la parte más pobre de la población rural. Eran especialmente numerosos en la
Europa meridional.
· Los trabajadores urbanos: artesanos de
los gremios, tenderos, criados (que eran muy numerosos), empleados de las
manufacturas…
· La burguesía urbana estaba formada por
banqueros, grandes comerciantes, dueños de talleres o manufacturas… Estos
miembros del Tercer Estado deseaban que su poder económico fuera reconocido por
la sociedad estamental. Aunque eran ricos en dinero tenían menos derechos que
cualquier noble empobrecido y no podían acceder a los puestos más importantes
de la sociedad.
V.
UNA MONARQUÍA ABSOLUTA
La teoría política más aceptada en
Europa en el siglo XVIII era que el poder soberano llegaba de Dios a los reyes
que gobernaban así por derecho divino. Los monarcas absolutos concentraban
todos los poderes:
-
Ejecutivo (el rey dirigía el ejército, establecía la política exterior…)
-
Legislativo (el rey promulgaba las leyes, establecía los impuestos…)
-
Judicial (el rey nombraba los jueces de su reino y él mismo era el juez
supremo, podía encarcelar a quien quisiera sin juicio…)
El rey solo tenía que rendir cuentas
ante Dios y no ante los habitantes de su reino. Los gobernados por un rey,
llamados súbditos, no intervenían en el gobierno ni tenían ningún derecho, solo
obligaciones.
La mayor parte de Europa en el siglo
XVIII estaba dividida en estados multiétnicos (el imperio de los Austrias, el
reino de Francia, el Imperio Ruso, la Monarquía Hispánica, Gran Bretaña…) y en
estados más pequeños que solían tener una población homogénea.
En los estados multiétnicos el monarca
gobernaba sobre una población formada por muchos grupos étnicos, que hablaban
muchas lenguas. El estado solía estar dominado por uno de los grupos étnicos,
cuyo idioma por lo general era el de la administración pública. La dinastía que
gobernaba cada estado solía pertenecer al grupo étnico predominante. Ejemplo de
esto es que a finales del siglo XVIII solo la mitad de los habitantes del reino
de Francia hablaban francés, el resto hablaban alemán, italiano, bretón, vasco
o catalán.
La mayoría de los estados europeos en el
siglo XVIII eran estados dinásticos, es decir lo que los mantenía unidos era la
casa real o familia gobernante. Estos estados podían aumentar su tamaño a
través de matrimonios reales o fundirse con otros estados si sus dinastías se
unían (como Hungría y Austria).
Junto a los estados multiétnicos
existían también en la Europa del siglo XVIII estados diminutos gobernados por
príncipes, obispos o abades, con sus gobiernos y leyes, que compartían lengua o
cultura con los estados vecinos (ejemplos supervivientes son Liechtenstein,
Andorra, Mónaco y la república de San Marino).
VI.
EL PENSAMIENTO ILUSTRADO
A.
¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN?
La
Ilustración fue un importante movimiento intelectual surgido en Europa en el
siglo XVIII. Los pensadores ilustrados criticaron las estructuras tradicionales
del Antiguo Régimen y sugirieron nuevas ideas para cambiar la sociedad.
Deseaban poner fin a la ignorancia (identificada con la oscuridad) y promover
el progreso social, usando la razón, la ciencia y la educación (identificadas
con las Luces).
Los
pensadores ilustrados basaron sus obras en principios distintos a los que
existían hasta entonces:
·
La razón es la única fuente de conocimiento; las creencias y los dogmas no son
racionales. A través del uso de la razón mediante su inteligencia los seres
humanos pueden alcanzar la felicidad.
·
Mediante la Educación y el progreso científico y técnico las condiciones de
vida de las personas pueden mejorar, por tanto el aprendizaje y la enseñanza
son fundamentales. Las personas deben aprender tanto como puedan y compartir su
conocimiento para educar e “ilustrar” a la sociedad.
·
Las relaciones entre los seres humanos deberían basarse en la tolerancia.
·
La igualdad y la libertad son los elementos fundamentales de una sociedad
ilustrada; todo el mundo debería disfrutar de los mismos derechos legales y de
la mima libertad.
B. LA DIFUSIÓN DEL PENSAMIENTO ILUSTRADO
Los pensadores ilustrados creían en la libertad
y en la igualdad de todos los seres humanos. Los ilustrados se oponían a la
sociedad estamental y creían que las personas debían poder ascender en la
sociedad por sus méritos y su inteligencia. Las ideas políticas de los
ilustrados darían lugar al Liberalismo del siglo XIX.
Durante el siglo XVIII las ideas de la
Ilustración se extendieron a través de periódicos, libros y otras
publicaciones. Otro medio de transmisión de estas ideas fueron las escuelas y
academias especiales. Además, los pensadores de la Ilustración organizaban
reuniones en los salones de sus casas para
discutir las nuevas ideas.
La mayoría de los pensadores ilustrados
vivieron en Francia y se organizaron alrededor del proyecto de la Enciclopedia
iniciado por D’Alembert y Diderot. La Enciclopedia era un conjunto de libros
que pensaba reunir todo el conocimiento de la época incluyendo artículos sobre
ciencia, filosofía, arte y gramática. Se publicaron finalmente treinta y cinco
volúmenes.
En sus obras los pensadores ilustrados
plantearon cambios importantes en varios aspectos de la sociedad:
·
En el área de la política propusieron medidas para limitar los poderes
de los monarcas absolutos:
·
Montesquieu planteó la separación de poderes. Según él para asegurar la
libertad los tres poderes del gobierno (Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y
Poder Judicial) debían estar separados unos de otros.
·
Voltaire se mostró a favor de una monarquía fuerte, pero también apoyaba
la existencia de parlamentos.
·
Rousseau introdujo la idea de la soberanía popular, que sería un sistema
político en el que los ciudadanos tendrían el poder soberano.
·
Con relación a la economía, un grupo de intelectuales llamados los
fisiócratas defendieron que la agricultura era la verdadera fuente de la
riqueza de un estado, por tanto rechazaban el mercantilismo, y creían que el estado no debía interferir en
el comercio ni en las demás actividades económicas.
·
Respecto a la sociedad, los pensadores de la Ilustración criticaron las
desigualdades sociales del sistema estamental. Según ellos ningún grupo social
debía tener privilegios legales especiales.
VII. EL SIGLO XVIII EN ESPAÑA: LA DINASTÍA DE
LOS BORBONES
En 1700 murió sin herederos directos
Carlos II, el último rey español de la dinastía de los Habsburgo. Antes de
morir nombró heredero a su sobrino-nieto el príncipe francés Felipe de Borbón.
En 1700 fue nombrado rey, con el nombre de Felipe V.
A. LA GUERRA DE SUCESIÓN DE ESPAÑA
(1701-1714)
La subida al trono español de Felipe V
genero un conflicto cuando el archiduque Carlos de Austria, otro pariente
lejano del difunto Carlos II de España, reclamó también el trono.
Carlos de Austria fue apoyado por el
Imperio de los Austrias, Inglaterra, Provincias Unidas, Portugal… La coalición
antiborbónica se formó por miedo a que España y Francia al estar gobernadas las
dos por miembros de la dinastía de los Borbones acabaran dominando Europa.
Dentro de la Península Ibérica Carlos de Austria fue apoyado por el reino de
Aragón (Aragón, Cataluña, Baleares, Valencia).
Felipe V recibió el apoyo de Luis XIV,
rey de Francia, y de la Corona de Castilla.
Así fue como en 1701 estalló la Guerra
de Sucesión de España entre los dos bandos.
La guerra internacional duró una década
hasta que en 1713 el archiduque Carlos heredó el Imperio de los Austrias. En
ese momento sus aliados temieron el poder de Carlos gobernando unidos el
Imperio español y el Imperio de los Austrias. Por ello los miembros de la
alianza antiborbónica retiraron su apoyo a Carlos de Austria y negociaron la
paz.
Por los Tratado de Utrecht y Rastatt
Felipe V era reconocido rey de España y de sus colonias en América aunque
renunciaba a las posesiones españolas en Europa. Así Flandes o Países Bajos
españoles pasaban a los Austrias, la isla de Cerdeña se incorporaba al ducado
de Saboya, Gibraltar y Menorca fueron cedidas a Reino Unido.
Sin embargo el Tratado de Utrecht no
puso fin a la guerra en la Península Ibérica donde la Corona de Aragón continuó
luchando hasta que las tropas de Felipe V ocuparon la ciudad de Barcelona el 11
de septiembre de 1714.
B. EL ABSOLUTISMO BORBÓNICO (1700-1759).
LOS CAMBIOS POLÍTICOS
Bien
El reinado de Felipe V [1700-1746]
supuso la introducción en España del modelo francés de gobierno absolutista y centralizado.
El absolutismo borbónico suponía que el rey concentraba todos los poderes del
reino sin contar con la nobleza ni con las ciudades:
Así el rey creó una serie de ministerios
y nombró a los ministros directamente en vez de pedir consejo a nobles y
obispos.
Desaparecieron las Cortes (parlamentos)
de cada reino peninsular y se unificaron en unas únicas Cortes.
El territorio peninsular fue dividido en
provincias para administrarlo mejor.
Los intendentes, funcionarios reales que
durante la Guerra de Sucesión se encargaron de recaudar impuestos y organizar
la vida económica, se convirtieron en gestores de la economía del país en
nombre del rey.
Los corregidores, unos funcionarios
municipales nombrados por el rey que solo existían en la Corona de Castilla, se
extendieron a la Corona de Aragón. Los funcionarios vigilaban en nombre del rey
la actuación de los ayuntamientos.
Felipe V promulgó los Decretos de Nueva
Planta por los cuales quedaron abolidas las leyes o instituciones propias de
los distintos reinos de la Corona de Aragón, recogidas en sus fueros, y el
sistema de gobierno de Castilla se extendió a toda la Península como castigo a
la rebelión de la Corona de Aragón. De esta manera se impusieron unas leyes
comunes a todos sus reinos en la Península Ibérica y un mismo sistema
administrativo para todo el territorio, lo que supuso que el castellano por
primera vez se convirtiera en la única lengua oficial de España, pues antes
dentro de cada reino su administración usaba su lengua propia.
C. EL ABSOLUTISMO BORBÓNICO (1700-1759). LOS
CAMBIOS ECONÓMICOS
BIEN
Durante el reinado de Felipe V y sus
sucesores, se tomaron medidas para mejorar la economía española siguiendo los
principios del mercantilismo:
Dentro de la política borbónica de
unificación de los reinos peninsulares se eliminaron las aduanas internas que
separaban económicamente los diversos territorios de la Península, eso permitió
el desarrollo del libre comercio entre las distintas zonas de España.
En 1717 Sevilla dejó de ser la ciudad que
monopolizaba el comercio con América a causa de las dificultades de navegación
por el Guadalquivir. Desde esa fecha será Cádiz la ciudad desde que salgan y a
la que lleguen todas las flotas españolas que iban y venían entre España y
América.
Felipe V estableció una política
proteccionista consistente en prohibir las importaciones de productos
extranjeros para proteger la industria del reino de la competencia. Esto
permitió que durante su reinado surgiera una industria textil en Cataluña. Esta
industria consistía en manufacturas de
indianas: Fábricas con técnicas tradicionales que fabricaban indianas, un tipo de estampado sobre
telas de algodón o lino, que se importaban de la India, y cuyo destino era,
además del abastecer el consumo interior de España, la exportación a las
colonias españolas de América ("las Indias").
Fueron fundadas varias manufacturas
reales cuyos productos (seda, porcelana y otros bienes de lujo) abastecieron la
demanda de los palacios de la monarquía española así como los de su nobleza y
alta burguesía. Ejemplos de las manufacturas reales fueron las fundadas por
Felipe V y por Fernando VI [1746-1759]:
Real Fábrica de Cristales (1727), Real Fábrica de Loza y Porcelana (1727), Real
Fábrica de Sedas (1748).
En 1753, durante el reinado de Fernando
VI, se iniciaron las obras del Canal de Castilla construido para facilitar el
transporte del trigo de Castilla hacia los puertos del norte peninsular y de
allí a otros mercados. La idea de este canal era servir como vía de
comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento que sufría
la meseta castellana, debido al relieve complicado y una deficiente red viaria,
que hacía casi imposible el transporte de los productos agrarios de la región.
Durante el reinado de Felipe V y sus sucesores
se construyeron varios palacios reales en España entre los que destaca el
Palacio de Oriente que ha seguido siendo el Palacio Real en Madrid hasta hoy
mismo.
Dentro del proceso de unificación
política y social de la Península Ibérica se inserta la Gran Redada. Así se
llama a la persecución contra los gitanos autorizada en 1749 por el rey
Fernando VI. Todos los gitanos españoles fueron detenidos siendo separados
hombres, mujeres y niños. Los hombres fueron enviados a trabajar a arsenales de
la Armada (la Marina de Guerra), donde se construían barcos, y a minas. Los
gitanos permanecieron prisioneros hasta que el rey Carlos III los liberó en
1763. Este intento de acabar con una población poco integrada por su nomadismo
es una muestra del aumento del poder de los reyes durante el siglo XVIII y de
su interés en uniformar a la población de sus reinos en lengua y costumbres
para poder controlarla mejor.
VIII. EL REFORMISMO BORBÓNICO
A.
LA
ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA
En el siglo XVIII el movimiento cultural
de la Ilustración alcanzó España, donde surgieron pensadores ilustrados que se
interesaron por la mejora de la educación, de la ciencia, y el progreso
económico del país.
A diferencia de en Francia o Inglaterra
las ideas ilustradas tuvieron poco éxito en España. El grupo social del que
salían la mayoría de los ilustrados era la burguesía y en España era poco
numerosa y estaba concentrada en la capital y en algunas ciudades portuarias
como Cádiz. Además la Iglesia católica española tenía mucha influencia sobre la
sociedad y combatió la difusión de las ideas ilustradas.
La falta de una burguesía fuerte y la
oposición de la Iglesia hizo que los pensadores españoles de la Ilustración
buscaran ayuda en la monarquía para desarrollar sus ideas, por eso colaboraron
con la administración real para reforzar el poder de los reyes sobre la
sociedad española. Así durante el reinado de Carlos III [1759-1788] varios
ilustrados ocuparon puestos administrativos importantes como el conde de Aranda
y el conde de Floridablanca.
B. LOS CAMBIOS ECONÓMICOS Y SOCIALES EN LA
ESPAÑA DEL SIGLO XVIII
La sociedad española del siglo XVIII, al
igual que en el resto de Europa, era básicamente rural y estamental. Pero
durante el siglo XVIII se produjeron varios cambios causados por el crecimiento
general de la población y de la riqueza en Europa:
La población española aumentó de forma
considerable. A principios de siglo había siete millones y medio de habitantes
y, a finales, once millones.
El crecimiento demográfico provocó un
aumento de la producción agraria. Este se debió al aumento de mano de obra y a
varias reformas agrícolas como la introducción de cultivos americanos (maíz y
patata), el aumento de las zonas de regadío y de las tierras dedicadas a la
vid. Sin embargo el aumento de la producción no benefició a los campesinos
porque los privilegiados (nobleza y clero) que poseían las tierras acaparaban
casi todo el excedente.
C. LAS REFORMAS DE CARLOS III
La sociedad y la economía españolas del
siglo XVIII también cambiaron por una serie de reformas que impulsó el rey
Carlos III:
Carlos III llegó a España para suceder a
su padre Felipe V con la experiencia de haber sido rey de Nápoles y Sicilia. Lo
acompañaban varios ministros italianos que intentaron modernizar la vida española.
En primer lugar se intentó asemejar Madrid a otras capitales europeas iniciando
un programa de obras públicas (adoquinado, alcantarillado, alumbrado, recogida
de basuras) y de reforma de las costumbres. Estas iniciativas encontraron la
oposición de la nobleza española que veía que el rey no contaba con ella y
elegía a extranjeros como ministros.
En 1766, aprovechando una crisis de
subsistencia, la nobleza de la corte impulsó una revuelta contra el ministro
italiano Esquilache. La excusa para el llamado Motín de Esquilache fue una
norma que prohibía el traje tradicional formado por capas largas y sombreros de
ala ancha, que permitían a los criminales esconder sus rostros y sus armas, y
obligaba a cambiarlo por el tricornio y la capa corta. El resultado de la
revuelta fue la sustitución de los ministros extranjeros por otros de origen
español, aunque el programa de obras públicas en Madrid continuó (Puerta de
Alcalá).
En 1767 el rey Carlos III usó como
excusa el Motín de Esquilache para expulsar a la orden religiosa de los
jesuitas, acusada de haberlo organizado, de España. El objetivo del rey era
disminuir la importancia de la Iglesia en la Enseñanza. Carlos III creó nuevas
escuelas dedicadas a la enseñanza primaria y aprovechó los colegios de los jesuitas,
además reformó los planes de estudios universitarios dando más importancia a
las ciencias experimentales que tenían aplicación práctica en la guerra o en la
economía como las Matemáticas, la Química, la Física, la Ingeniería.
A partir de 1775 los funcionarios reales
animarían la fundación y protegerían las Sociedades Económicas de Amigos del
País, dedicadas a fomentar la agricultura, la industria y el comercio. También
realizaban investigaciones sobre ciencia, economía y técnicas, que publicando
sus resultados a continuación.
En 1778 terminó el monopolio comercial
de Cádiz con América pues un decreto real estableció la libertad de comercio
con América para los puertos españoles. Con esta medida se esperaba que aumentaran
las relaciones comerciales de España con sus colonias de donde llegaban azúcar,
café y tabaco. Para asegurar el transporte transatlántico se creó una potente
armada (flota de guerra). Carlos III veía en el comercio con las colonias una
gran fuente de riqueza para su reino y por ello creó en 1785 la Real Compañía
de Filipinas para facilitar el negocio con los productos de las colonias.
En 1783 se promulgó otro decreto que
establecía la honradez de todas las profesiones. Desde la Edad Media en España
solo se consideraba honradas u honorables a aquellas personas que no trabajaban
con sus manos, por ello cada vez que un artesano o burgués reunía una pequeña
fortuna compraba tierras para vivir de las rentas. Eso limitaba la creación de
riqueza pues los negocios de los comerciantes daban más beneficios que las
tierras, por eso el rey intentó animar con ese decreto a que los artesanos y
mercaderes no abandonaran sus oficios cuando se enriquecieran.
En 1787 se elaboró un proyecto de
repoblación de las zonas deshabitadas de las tierras de Sierra Morena y del
valle medio del Guadalquivir. Olavide, intendente real de Andalucía, trajo
inmigrantes alemanes y flamencos católicos, para fomentar la agricultura y la
industria en una zona despoblada y amenazada por el bandolerismo. El proyecto
fue financiado por el Estado. Se fundaron así nuevos asentamientos, como La
Carolina, La Carlota o La Luisiana, en las actuales provincias de Jaén, Córdoba
y Sevilla.
Carlos III también prestó atención a los
gitanos. En 1783 aprobó una ley para integrarlos con el resto de la población
española. Se les pasaba a tratar igual que al resto de la población y se les
permitían oficios que antes tenían prohibidos, pero también se les obligaba a
abandonar el nomadismo y asentarse de forma definitiva
El camino de las reformas ilustradas
seguido durante el gobierno Carlos III fue abandonado por su hijo Carlos IV
[1788-1808], pues al año siguiente de subir al trono estalló en Francia la
Revolución Francesa y por miedo a la extensión de las ideas revolucionarias se
rechazaron todas las ideas nuevas.
[1] Hablamos de
estados alemanes y de estados italianos para el siglo XVIII porque, aunque
existían los idiomas y culturas alemán e italiano, no existían ambos países ya
que su territorio estaba repartido entre decenas de estados.
[2] La actividad
económica es el conjunto de actuaciones que las personas realizan para
organizar la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios
para cubrir sus necesidades y deseos.
[3] El Fisco,
también llamado Erario o Hacienda Pública, es la institución de un estado que
se encarga de cobrar los impuestos y gestionar ese dinero para pagar los gastos
del estado (ejército, funcionarios públicos, obras públicas…). Por tanto el
sistema fiscal de un estado lo forman el conjunto de impuestos que se pagan en
él.
[4] No pagar
impuestos era uno de los privilegios que tenían el clero y la nobleza como
estamentos privilegiados que eran.
[5] Ejemplos de
privilegios que poseían los nobles eran: poder portar armas como símbolo de su
rango y estar exentos de la tortura judicial que se aplicaba a todos los
miembros del Tercer Estado para obtener confesiones.
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