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martes, 23 de febrero de 2021

Discurso sobre la lectura y la literatura del Ministro de Finanzas francés Bruno Le Marie dirigido a los estudiantes

 El emotivo alegato por la lectura del ministro francés Bruno Le Marie


520 palabras

Discurso sobre la lectura y la literatura del Ministro de Finanzas francés Bruno Le Marie dirigido a los estudiantes

Leed. No os imagináis el placer que vais a sentir.

Lo digo con mucha convicción porque tengo hijos, uno de ellos va al instituto, y lo de la lectura se ha convertido en un combate. Y este combate lo llevamos a cabo [los padres] con todos los periodistas que están presentes aquí y escriben [literatura].

No es para molestaros, no es para daros lecciones de moral, no es para obligaros a hacer actividades duras.

La lectura es un placer inmenso que va a desarrollar vuestra imaginación, que os va a permitir abriros a mundos radicalmente nuevos en los que no habríais entrado si no fuera por las palabras, que os va a permitir entender quienes sois, que va a poner palabras a aquello que sentís y que ni siquiera sabéis sobre vosotros. Y que una persona totalmente desconocida a la cual nunca habéis visto y a la que probablemente nunca veáis os susurrará al oído, en el silencio de la lectura, cosas que nunca habríais comprendido sobre vosotros si no las hubierais leído.

Aprendemos más sobre el deseo de aventura leyendo Robinson Crusoe que yéndonos de viaje. Aprendemos más sobre el deseo y los celos, a veces en la base del deseo, leyendo Albertine desaparecida o La prisionera que por la experiencia propia.

Y cuando uno mismo tenga celos porque quiere a alguien que no le quiere a él, basta con leer a Proust para entender ese sentimiento, para ponerle palabras.

Y esas palabras os van a calmar porque os harán comprender que formáis parte de una comunidad que siente las mismas cosas, no estáis solos. Esa es la singularidad de la lectura: es una actividad solitaria que os abre al resto del mundo.

Estáis solos, pero nunca estáis tan cerca de los demás como cuando leéis un libro.

A todos los jóvenes que nos escuchan: leed.

Apartaos de las pantallas. Salid de las pantallas. Las pantallas os devoran, la lectura os alimenta. Esa es la diferencia.

Está claro que es un combate. Porque las pantallas son lo fácil, captan tu atención, te atrapan, y además están muy bien organizadas. Saben daros, como a las ratas [de laboratorio], pequeños estímulos nerviosos cada cinco segundos, cada diez segundos, que os obligan a seguir pegados a la pantalla. Pero, por desgracia, eso no os permitirá desarrollar vuestra libertad.

La literatura es un arma de libertad.

Y las pantallas… no todas, aquí no hablo de las pantallas de cine, hablo de las pantallas de los gigantes digitales, pueden convertirse muchas veces en instrumentos de sometimiento. Las pantallas os pueden someter en vuestro consumo, en vuestro comportamiento, en vuestras prácticas o en vuestros gestos para orientar vuestros pensamientos.

La literatura os da libertad. Las palabras os dan libertad para construiros y ser quienes sois.

Se lo digo a todos los estudiantes que nos escuchan: cada uno de vosotros es único.

La literatura y los libros os permitirán descubrir hasta qué punto sois únicos.

Cada persona es única, y es la literatura la que nos lo enseña.


martes, 16 de febrero de 2021

La rémora de ser andaluz

https://profesorcuyami.blogspot.com/2007/02/la-rmora-de-ser-andaluz.html

La rémora de ser andaluz

Les pregunté qué sabían de las demás provincias y respondieron: “en Sevilla, solo hay pijos y canis. En Cádiz son homosexuales. En Jaén y Almería, todos moros. Los de Huelva… ¿esos son los leperos, esos tan brutos? Todos los granaínos tienen mala leche y sin excepción en Córdoba están atontados por culpa del calor de su verano”.

Últimos de febrero. Mañana, cumple años Andalucía. Hoy escribo desde el Instituto. Más que nada porque estamos en plena “semana cultural andaluza” y me aburre tanta patraña. Estaba echándole un vistazo a la prensa y reflexionando sobre lo hermoso que es que se nos conceda el privilegio de tener una identidad propia, que nos permitan hablar de un modo especial y único y que no prohíban nuestra forma de decir “shoriso” como sí hicieron con las hamburguesas demasiado grandes y con las hamburguesas que tenían demasiado chorizo. Está claro: si a nuestros alumnos no se les concediera el derecho a hablar en andaluz, ¿qué sería de nosotros? Aunque se venda que nuestros chicos son políglotas, lo cierto es que muchos a duras penas logran expresarse en la modalidad materna, así que existen dos opciones: o hablan ahora andaluz, o callarán para siempre. Es su rémora: tienen la desgracia de nacer de serie con una forma de expresarse que no posee prestigio entre la gente culta, que se considera ruda en ciertos ámbitos, que suena cateta: el andaluz. Es decir que será de mis alumnos, de quienes se reirán cuando vayan a Madrid a pelear en desventaja por un puesto de trabajo. Es a ellos a quienes remedarán en las series de televisión: serán la “chacha” y el “gracioso del barrio”, pero jamás el ejecutivo ni el jefe. Por suerte y por desgracia, hay cosas que ni pueden ni deben cambiarse: como los presentadores de televisión no cecean, todos los que sí lo hacemos, hemos de sentirnos acomplejados, condenados a un modo vulgar de relacionarnos con el mundo.

No ayuda nada. Entre que mis alumnos no conocen muchas palabras y que siempre se ríen de ellos cuando salen del pueblo, lo cierto es que la inmensa mayoría ha llegado a concienciarse de que el andaluz es de por sí inferior, de que ellos también son inferiores a la mayoría de los norteños educados, que sí tienen la suerte innata de pronunciar todas las “eses”. Suerte o desgracia: el prestigio lingüístico está emparentado con el dinero. Desde tiempos inmemoriales la forma de hablar de la corte es la que todos los demás tratan de imitar. De hecho, cuando Sevilla era la capital de medio mundo, allá por los siglos de oro, se consideraban graciosas las formas ceceantes de nuestras doncellas. Un punto. A nuestro favor. Se perdió el dinero, (¡es nuestro sino!) y sin él llegó la desgracia de sentirnos de forma connatural y profunda una raza en desventaja: somos pobres y se burlan de nosotros. Y eso le duele a la Andalucía que en su cumpleaños esta semana volverá a padecer en silencio los mismos problemas de siempre: unos reinventan las estructuras feudales acaparando tierras y otros maduran en unas escuelas podridas que hasta caen del árbol, siendo abono sobre el campo, regándolo después con sudores propios.

Yo me siento orgulloso de ser andaluz, pero mis alumnos, no solo piensan que la bandera blanca y verde ondea en el mástil en honor al Betis, sino que ni siquiera se saben muchos los nombres de las ocho provincias, ni siquiera sabrían explicarme una sola cosa no ofensiva acontecida en las provincias de la otra punta: a duras penas saben si Cádiz está arriba o debajo de Sevilla, y poco les importa. Algo tiene mal arreglo, a pesar de que las paredes del Centro son verdes y blancas. En eso se nota. En eso y en la semana que pasamos corriendo tras ellos y organizando actividades que por algún motivo que desconozco ya no les ilusionan. Están dormidos, se sienten catetos y no tienen ni la menor intención de reivindicar que la tierra que sus papás y mamás labran es suya. Se conforman con existir, mientras nosotros los aguantamos a ellos, mientras cuatro o cinco acaparan la inmensa mayoría de las subvenciones y tributos. Pero claro, afortunadamente, como aún hoy en día siguen existiendo el fútbol y el vino, sabremos soportar todo esto... al menos hasta que nos los prohíban también.

Ryanair

 276 palabras

Ryanair mantendrá abierta su base en Girona a cambio de precarizar las condiciones laborales

La aerolínea Ryanair mantendrá su base en Girona después de que los trabajadores hayan aceptado la precarización de sus condiciones laborales. Se trata de un cambio de contrato que reduce a nueve meses su calendario como empleados de esta compañía.

La plantilla pasará así de ser fija a lo que se conoce como fija-discontinua, lo que equivale a que durante tres meses al año y de forma rotatoria quedará en situación de paro, según ha confirmado a EFE una portavoz del sindicato USOC, Lidia Arasanz.

Arasanz ha calificado la negociación como una "coacción" de la dirección de Ryanair, "porque nos advirtió de que o se aceptaba ese nuevo contrato o se cerraba la base".

 

"El día 5 de diciembre, cada trabajador tenía que tomar una decisión a título individual y, el 6, se nos confirmaba que la mayoría había firmado a favor de convertirse en fijo-discontinuo", ha añadido la portavoz sindicalista.

 

Los aviones que permanecían durante la noche en Girona, por lo que este aeropuerto es base de Ryanair, lo seguirán haciendo y los empleados que se han negado a aceptar las nuevas condiciones laborales verán rescindidos sus contratos. EFE

 

La compañía Ryanair anunció en verano la apertura de un proceso de despido colectivo y el cierre de las bases de Girona, Las Palmas, Tenerife Sur y Lanzarote para el próximo 8 de enero.

 

La decisión de la compañía iba a afectar a 512 trabajadores, entre tripulantes de cabina y pilotos: 164 en Girona, 156 en Tenerife Sur, 110 en Las Palmas y 82 en Lanzarote, según informó entonces el sindicato USO.

viernes, 2 de octubre de 2020

José Carlos Bermejo Barrera: ¿Quién desacreditó de verdad a la democracia?: una apología de la Indignación

 

José Carlos Bermejo Barrera: ¿Quién desacreditó de verdad a la democracia?: una apología de la Indignación

Enviado por admin1 o Lun, 23/05/2011 - 10:09

José Carlos Bermejo Barrera: ¿Quién desacreditó de verdad a la democracia?: una apología de la Indignación

Decía un conocido filosófo de orientación liberal, K.S. Popper, que la democracia es el peor de todos los sistemas políticos posibles, si excluimos a todos los demás. Creía Popper que no se puede decir de las teorías científicas que sean verdaderas, pero en cambio sí se pueden establecer condiciones para saber cuándo son falsas. Y ello es así cuando predicen todo lo contrario de lo que ocurre. En la política, del mismo modo, no podemos aspirar a que exista un sistema perfecto, pues cada uno de los sistemas posibles genera sus tipos específicos de problemas, pero sí a que exista un sistema que se pueda refutar a sí mismo cuando falla, cambiando sencillamente a las personas que han ejercido mal las tareas del gobierno. Esa sería la base de nuestra creencia en el valor de los sistemas parlamentarios

La democracia no es sólo el gobierno de las mayorías, puesto que muchas dictaduras han contado con el apoyo mayoritario de sus gobernados en determinados momentos (como ocurrió en el caso del nazismo, el fascismo italiano, el comunismo soviético, e incluso el franquismo), sino también un sistema que reconoce el derecho a la existencia de las minorías, de los disidentes y de los que crean que este propio sistema puede ser examinado, discutido, criticado y puesto en tela de juicio. La democracia es un sistema político que parte del reconocimiento de los derechos inalienables de todos los ciudadanos y que pone los medios para que esos derechos, además de ser reconocidos, puedan llegar a a ser efectivos. Derechos como el trabajo, la vivienda, la salud, la educación y la participación en la vida pública.

Todos los ciudadanos que viven en un país democrático tienen el derecho y el deber de interesarse y de participar en la vida colectiva y en la vida pública mediante su voto. Sin embargo, la participación electoral, que puede ser clave a la hora de echar a un gobierno, no tiene sentido si los ciudadanos carecen de información y no pueden basar su voto en algún tipo de conocimiento que les permita discernir el sentido de lo que están votando. Muchos dictadores han convocado referéndums sobre toda clase de temas, esperando siempre que el voto en ellos sobre un asunto concreto, una ley fundamental por ejemplo, se entendiese sencillamente como una clara adhesión a su persona. Es evidente que esto no tiene nada que ver con la democracia.

La democracia es un sistema político que no solo se basa en el reconocimiento de unos derechos y en la posesión de una información política, sino fundamentalmente en un sentimiento: el sentimiento de pertenencia a una comunidad política que nos lleva a sentirnos implicados colectivamente en ella, y a juzgar las acciones individuales y colectivas mediante dos sentimientos morales, básicos, descritos ya hace siglos por I. Kant: el entusiasmo que suscita la aprobación de unas conductas y la realización de unos determinados hechos, y la indignación y la condena de todo aquello que podemos considerar censurable y nocivo para el bien común.

La indignación y el entusiamo son pues los dos sentimientos políticos básicos y por ello un panfleto de dimensiones reducidas como el libro de S. Hessel ha conseguido suscitar en Europa un gran revuelo que se concretó en España en un movimiento social, el de los indignados, que ha sido objeto de toda clase de juicios. Un movimiento que habría que interpretar como una renovación de la fe en la democracia precisamente a partir de una crítica radical a un sistema político: el de la España del año 2011, que ha conseguido hundir a las instituciones de la democracia en el más absoluto descrédito.

El 15-M es un movimiento urbano, que no ha interferido en absoluto en los sectores básicos de la vida social y económica. No se trata de una revolución que se inicia con una cadena de huelgas o una huelga general. La actividad laboral no se ha interrumpido de momento, tampoco la enseñanza ni el transporte público, ni siquiera los acontecimientos deportivos, como el final de la Liga de fútbol con la que el calendario lo ha hecho coincidir.

El 15-M es un movimiento social que se ha visto favorecido por su repercusión mediática y por la coincidencia con unas convocatorias electorales muy poco capaces de suscitar ya casi ningún entusiasmo. Es su cobertura televisiva la que lo ha hecho importante, creando momentos como los de las doce de la noche del viernes día 20 en el que algunos telespectadores poco avezados podrían incluso haber echado en falta a Anne Igartiburu en su eterna retransmisión de las campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid. Además, en la importancia de esa cobertura ha desempeñado un papel poco memorable una Junta Electoral que consideró que unos tranquilos acampados podrían alterar la participación electoral de unas elecciones en las que, a pesar de las tiendas, bocadillos y todo lo demás, la participación paradójicamente se incrementó.

S. Hessel tenía razones para indignarse cuando los alemanes invadieron su país y por eso luchó en la Resistencia, en contra de la mayoría de sus conciudadanos, que recibieron de buen grado a unos invasores que alejarían para siempre a su amada Francia de los peligros del comunismo. Posteriormente participó en la formulación de la Declaración de los Derechos del Hombre, base sobre la que han de constuirse todos los sistemas democráticos. Y ya al final de su vida tuvo que alzar su voz en el desierto para pedir a los jóvenes que miren a su alrededor, y que no se resignen ante un mundo que les garantizó una infancia y una adolescencia acomodadas y felices, pero que les negará su futuro, su trabajo, su bienestar y su esperanza.

El viejo guerrillero es hombre de otros tiempos. Ya no hay guerrilas en el mundo que luchen por ninguna liberación. Los talibanes son una guerrilla, armada en un principio por los EE.UU., que ahora lucha por implantar la intolerancia y el no reconocimiento de los derechos humanos, que habría que someter a la ley islámica, a la sharia. Y contra ellos luchan ahora la OTAN y los EE.UU. utilizando ejércitos de mercenarios, islámicos también, en Afganistán, y compuestos por exsoldados, exconvictos y toda clase de combatientes provenientes de distintos países del mundo que estén dispuestos a matar por quien les pague.

Ya no hay guerrillas en la Sierra del Guadarrama ni en Sierra Morena, y quienes pretendieron ser guerrilleros en Euskadi no son más que un grupo en extinción sin programa político ni futuro, que cubrieron de ignominia el nombre del pueblo vasco y que tendrán que desaparecer de una manera o de otra. Pero aunque no hay guerrillas hay muchas razones para la indignación, para la indignación democrática, porque todos los cimientos de la democracia fueron llevados al descrédito por los gobernantes y por quienes deberían velar por el buen funcionamiento del Estado. Veamos, pues, cómo ello ha sido así en todos y cada uno de estos puntos.

1- La democracia ha sido desligitimada mediante la práctica desaparición de la esfera pública

Se llama esfera pública al conjunto de instituciones que permiten la creación y la difusión de toda clase de informaciones que hacen posible que los ciudadanos tengan conocimiento de los acontecimientos que les atañen y que puedan formar sobre ellos un juicio certero. Parte esencial de la esfera pública la constituyen los medios de comunicación: prensa escrita y digital, televisión, radios, etc., pero también son fundamentales en ella los medios formativos y educativos, públicos y privados, como las bibliotecas, los centros y las actividades culturales de todo tipo.

En los últimos veinte años hemos asistido en España a la práctica desaparición de la prensa libre. Periódicos, televisiones, radios… han perdido su independencia intelectual porque suelen ser dependientes de las subvenciones públicas, estatales, autonómicas o locales, o ser los instrumentos de expresión de cadenas de empresas editoriales y de la comunicación.

Toda la prensa española es descaradamente partidista, con periódicos como El País, El Mundo, ABC, etc., a nivel nacional, y lo mismo ocurre en cada Autonomía. Cada medio construye una realidad social y política que no tiene nada que ver con la del rival. La información se distorsiona, se manipula, se oculta, y cada medio se convierte en cauce de expresión de políticos partidistas y de periodistas y nuevos pseudo intelectuales turiferarios del partido o la empresa que controla el medio.

La información se ha reducido, se ha empobrecido. La publicidad se come las páginas de los periódicos, y la distribución del tiempo en televisión o radio y del espacio en la prensa escrita ha sufrido una notable alteración, cubriendo los deportes casi la mitad de los medios. El nivel discursivo se ha empobrecido tanto que casi ningún político, periodista o intelectual es capaz de explicar un problema en términos genéricos y toda la realidad se tiende a expresar por las metáforas del fútbol: Liga, puntuaciones, goles y goleadas, penaltis, fichajes, entrenadores…, que permiten explicar la realidad social, económica y política como una gran competición.

Partidos, empresas y las propias administraciones públicas controlan y asfixian la información y sus medios, de tal modo que crean no una opinión pública, sino una realidad que se pretende imponer al público. Y ese mismo control se ejerce en los medios culturales, artísticos e intelectuales de todo tipo, a los que solo tienen acceso los cortesanos dependientes de esos políticos, esas empresas y esos partidos.

Tenemos un ambiente de asfixia y miseria intelectual, artística, política y moral, en el que las televisiones han conseguido imponer como modelo de debate, diálogo y razonamiento - con sus miles de horas de transmisiones- a los realities más cutres en los que se discuten a gritos nimiedades, se insultan y se interrumpen los contertulios y se centra todo el interés en la exhibición de un mundo de pasiones cutres e intereses mezquinos, que casi conseguirían hacer creer al público que las “pelis” porno de otras cadenas poseen mayor calidad intelectual o artística. Un ambiente que es el complemento de un discurso político igualmente empobrecido

Frente a él sólo pueden surgir medios de comunicación cultural alternativos de mínimo impacto en los que intentan alzar su voz aquellos ciudadanos que intentan pensar de otra manera, o por lo menos pensar algo, expresarlo de un modo distinto y tener acceso a un mundo que en vez de exponer, ocultan los medios de información. Unos ciudadanos indignados que dicen “¡queremos ser oídos, escuchadnos, miradnos, por eso estamos aquí, acampados, delante de todos vosotros, a ver si por fin nos prestan atención en la tele!

Todo eso sería innecesario si existiese una verdadera esfera pública, una esfera de formación y creación de la opinión en la que se diese una información veraz, abierta y plural y en la que hubiese verdaderos cauces de participación. Una esfera pública democrática, como las que hay en otros países y hubo en otras épocas.

2- La democracia ha sido deslegitimada por los propios partidos políticos

La democracia ha sido deslegitimada por los propios partidos políticos porque se han convertido en empresas destinadas únicamente a captar votos por cualquier medio, con promesas que no pueden cumplir, con estrategias electorales diseñadas por empresas publicitarias, basadas en lemas vacíos, en el uso de consignas simplistas y en la manipulación de las imágenes de sus candidatos. Y en estudios tan sesudos como los de los colores convenientes para las corbatas de los líderes en los carteles y en los debates.

Los partidos han abandonado el discurso político racional, sencillamente porque han dejado de tenerlo. Sus programas económicos son prácticamente iguales, y lo mismo ocurre con sus políticas sociales y culturales. Todos ellos utilizan toda clase de reivindicaciones y causas justas de modo oportunista según les convenga. Todos se preocupan de tener cuotas de mujeres en sus listas, pero muy poco de los problemas reales de la mayoría de las mujeres, los niños, los discapacitados o los inmigrantes.

Hay partidos que desde la oposición critican la política del gobierno, siendo igual a la que ellos hicieron y volverían a hacer. Los partidos se alían para gobernar siguiendo las reglas de la aritmética. Y cuando un partido se alía con otro para hacerlo, por ejemplo PSOE y PNV, o PSOE y CIU, es criticado por la oposición, que en su momento hizo lo mismo: alianzas PP-PNV-CIU, por ejemplo.

Si el partido del gobierno negocia con la ETA es criticado por la oposición que ya lo había hecho antes. Un partido, el PSOE, critica al PP por enviar tropas a Irak, y las envía a Afganistán, el Libano y a otros países dentro del mismo sistema de alianzas… Y como no hay ningún debate de ideas, el único medio que un partido considera como arma útil para desacreditar al contrario es el ataque personal, el insulto del tipo del reality-show, ya sea por mala conducta sexual, o sobre todo económica. Como los partidos se han convertido en máquinas para conseguir votos, y a partir de ellos cargos, sueldos, riqueza e influencia económicas, la política se ha vuelto en muchos casos sólo un medio de enriquecimiento.

Muchas personas entran en política para tener un modo de vida y, si pueden, para hacerse ricos, a costa de la sociedad, del estado, e incluso del propio partido, creándose complejas tramas opuestas y en competencia en el seno de la misma organización política. Como en España el peso de dinero público es determinante a nivel estatal, autonómico y local, y como hay casos como el de los municipios en los que el urbanismo movió ingentes cantidades de riqueza, el fantasma de la corrupción campa por sus respetos por toda la geografía española.

Cada partido denuncia la corrupción del otro en vez de ocultarse recíprocamente unos a otros, con lo cual caen en el dilema del prisionero, un juego clave de la sociología, según el cual la policía consigue procesar a dos delincuentesdelicuentes contra los que no tiene ninguna prueba porque cada uno de ellos denuncia al otro en una habitación aislada a cambio de su supuesta liberación.

Los partidos españoles han sufrido una notoria pérdida de calidad intelectual, verbal y personal de sus líderes. Los políticos profesionales como colectivo están en fase regresiva. Sus discursos intelectualmente pobres, su incapacidad verbal, su falta de principios, su oportunismo y su idea del todo vale para gobernar, además de su notorio enriquecimiento y la incapacidad de muchos de ellos de vivir de algo que no sea la política profesional les han hecho perder su crédito.

Han sido los partidos políticos, sus líderes y parte de sus militantes, los responsables de la deslegitimación de la vida pública en España. Son ellos quienes han deslegitimado una democracia conseguida con la lucha, el dolor y el sufrimiento de miles y miles de personas que se sienten engañadas, burladas, traicionadas, y que, como ya nadie consigue entusiasmarlos, por ello tienen todo su derecho a estar indignados.  A decir ¡basta ya, así ya no nos representais!

3- La democracia ha sido desligitamada por el propio poder judicial

De acuerdo con la Constitución, en España el poder judicial debe ser una instancia independiene del poder ejecutivo y ser el garante de que la justicia haya de ser igual para todos, eficaz y rápida.

En España todo el mundo sabe que nuestro sistema judicial es lento, ineficaz, y que hay caminos, como el de la jurisidicción contencioso-administrativa, que debería permitir al ciudadano defender sus derechos frente a la Administración, en los que las causas se eternizan, razón por la cual los ciudadanos los consideran disuasorios e inútiles.

La justicia, además de poco eficaz, es cara, los turnos de oficio no funcionan bien, el Defensor del Pueblo cumple una función muchas veces casi protocolaria y pocos ciudadanos consideran que pueda ayudarles en algo. Todo el mundo sabe que los más ricos pueden disfrutar de mayor impunidad en los campos económico y fiscal, por ejemplo. Y por otra parte los partidos políticos y los medios de comunicación contribuyen todavía más con sus análisis a desprestigiar a los jueces y el poder judicial.

Vemos todos los días en la prensa cómo el Tribunal Constitucional, máximo garante del respeto a nuestros derechos fundamentales, es presa del reparto entre los partidos, que proponen a sus magistrados, quienes deberían, por el contrario, ser vitalicios una vez nombrados y estar más allá de los vaivenes de la política partidista.

Cuando se espera una sentencia transcendental, como la del Estatuto Catalán o la reciente sobre Bildu, ya se sabe lo que cada magistrado votará en función de su color político, y se sabe mucho antes de que vote. E incluso se pleitea entre partidos por cambiarlos antes de que sentencien, para poder obtener así la sentencia que más les convenga. Y lo mismo ocurre en el Consejo General del Poder Judicial, máximo órgano del gobienro independiente de los jueces, que aparece glosado de tal manera en los medios y es objeto del pim pam pum entre partidos, que todo ciudadano puede saber el color de cada uno de sus miembros y lo que puede opinar en cada tema.

Si esto es así en los órganos máximos, ¿qué puede esperar la opinión pública de la justicia ordinaria? Pues que sentencia de un modo u otro según la ideología del juez, ¡claro!, si también lo hacen el Constitucional y el Supremo, y cada día nos lo explican los líderes políticos y la prensa. Unos líderes políticos que han convertido al Tribunal Constitucional en su juguete a base de hacerlo pronunciarse sobre todo lo que a ellos les pueda parecer mínimamente verosimil de ser estudiado, si les conviene electoralmente.

Como en España todo se concibe como un juego de intereses, comenzando por la política, cada quien analizará las sentencias de un juez en función de los intereses que ese juez pueda tener para promocionarse en su carrera judicial, o política, cuando decide entrar en un partido, e incluso se tenderán a buscar sus intereses económicos ocultos. Por desgracia se ha hecho de la figura de Baltasar Garzón un paradigma de todo ello, debido a su breve paso por la política de partido y a la importancia de sus actuaciones y a unas célebres conferencias, similares a las que pueden impartir otros exlíderes políticos no famosos precisamente por su gran obra jurídica ni por su hondura intelectual. Olvidándose, porque así conviene en el caso de Baltasar Garzón, sus muchos años de lucha contra la lacra de ETA.

Si a este descrédito añadimos el de la Junta Electoral Central, que consideró que los “indignados” iban a obstaculizar el derecho fundamental al voto, y cuya sentencia no se cumplió por parte del gobierno (a Dios gracias) sin que tampoco pasase nada, pero dejando la duda de si  la Junta Electoral Central sirve para algo, entonces es que quien acampa en las plazas públicas tiene todavía más derecho a estar indignado

4- La democracia ha sido deslegitimada porque la propia muerte de la política ha dejado muy claro que los derechos fundamentales pueden no ser más que papel mojado

La desaparición del debate político y la implantación del pensamiento único, según el cual no hay otra alternativa política que el sistema parlamentario de partidos, otra economía que la capitalista y otro sistema productivo que el tecno-científico, ha traído como consecuencia que la mayoría de la gente piense que la política no tiene sentido.

Desaparecida la URSS en 1989, ya no hay en el mundo alternativa militar ni política al poder los de los EEUU y sus aliados, defensores de este triple sistema cuando hay que acudir a las armas. Se pueden hacer guerras en cualquier parte del mundo sin que nadie las frene, puesto que el poder militar de Rusia ya no es sombra de lo que fue y no está dispuesta a emplearlo, puesto que también ella comparte el sistema económico único. La China comunista se ha convertido en el país más capitalista del mundo, con salarios de 100 o 200 euros, sin libertad política ni sindical. Se ha convertido en un coloso militar e industrial que invierte sus multimillonarias ganancias fuera de su país comprando la deuda pública de los EEUU, por ejemplo, y todo lo que puede a lo largo del planeta. Por ello es la dictadura intocable, el país cuyas violaciones de los derechos humanos se corresponden con una tradición cultural milenaria, según los mandatarios occidentales. Y el país comunista que saluda con fervor al capitalismo más salvaje, todo ello muy difícil de comprender para quien no tenga una concepción oportunista y maquiavélica de lo que son las relaciones internacionales.

Junto a ella y las dos dictaduras inocuas, pero que sirven como referente simbólico para los EEUU, Cuba y Venezuela, se alza todo el mundo islámico, que ha pasado a convertirse en un peligro militar, pero que económicamente forma parte esencial de la economía financiera mundial, gracias a los ingresos del petróleo. El Islam puede ser peligroso, pero no pone en duda el mercado, ni el poder militar, pues a su vez es un gran comprador de armas occidentales y un aliado indispensable, según los casos.

¿Qué tiene que decir un político español ante el poder militar de la OTAN y los EEUU? Nada, claro está, al parecer. Pero ¿qué pasa con los mercados? Y ¿qué significan los mercados?

Los mercados significan dinero, poder econonómico y bienestar. De ellos depende el derecho al trabajo, al bienestar material, en gran parte a la salud, a la educación, a la cultura y a la seguridad, que han de garantizar los poderes públicos gracias a los impuestos que detraen del proceso productivo.

En España se había creado un incipiente Estado del bienestar, solo ligeramente comparable a otros de Europa, que mejoró la salud, la vivienda, la educación, la cultura y el bienestar general. Pero en los últimos veinte años, España, que unos pocos años antes aun era un país en desarrollo que exportaba emigrantes poco cualificados, se lanzó en una loca carrera productiva movida por la construcción, el turismo y el crédito indiscriminado, que temporalmente generó millones de puestos de trabajo, atrajo inmigrantes, y llenó las arcas públicas, gracias a una burbuja inmobiliaria y financiera insostenible que desembocó en un país con una monstruosa deuda pública y con una deuda privada que asfixia el consumo. Y un país con el 20% de su población en paro y sin capacidad de reacción económica.

Cuando estalló la burbuja financiera el gobierno español, como los demás gobiernos occidentales, salvó a la banca. Pero la banca no salvó al pais, al contraer los créditos y con ellos una producción que tampoco se podía ya consumir. Así se llegó a a un 20% de paro que en los menores de treinta años llega casi al 45%.

Todos los partidos están de acuerdo en que los mercados mandan. Sus ideas económicas son idénticas y sus políticas también lo serían. Se propone recortar el gasto público, los servicios públicos y se quiere recortar como sea el Estado. Sin embargo cuando uno de ellos lo hace, los que están en la oposición lo critican, a pesar de que hacen lo mismo en las Comunidades Autónomas que ya están gobernando. Ningún partido dice: la situación no tiene salida, es muy grave, hagamos un gobierno de salvación nacional. Y no lo dicen porque entonces tendrían que repartirse los beneficios que otorga la política y el ejercicio del poder. En cambio hacen promesas que ya casi nadie cree y demonizan al otro, que no es más que su propia imagen vista en el espejo.

La política es una forma de vida, una forma de vida rentable. Los políticos viven mejor que los demás. Sus sueldos legales son elevados, sus pensiones están blindadas, y además tienen acceso privilegiado a todas las esferas económicas, como lo demuestran las ocupaciones de muchos ex altos cargos y ex presidentes del gobierno.

Sin embargo siguen y siguen predicando. ¿Y qué piden? Piden paciencia y resignación. Piden todo lo contrario de lo que es la política: esperanza, entusiasmo, y, cuando hace falta, indignación. Piden paciencia y resignación no porque ellos la necesiten, sino porque ellos están satisfechos. Están satisfechos con sus ingresos, con su mundo, están cómodamente instalados en su mediocridad intelectual, en su pobreza verbal, y se sienten reconocidos por sus pares cuando consiguen desacreditar a quienes son semejantes a ellos, pero juegan en la otra parte de la mesa del casino de la política.

Si alguien quisiese dudar de la bondad de todo este sistema en el que ellos han encontrado sus prosperidad, su reconocimiento y su felicidad dirán que en el mundo hay muchos resentidos y enemigos de la ley y de la democracia que pueden cometer simplemente el delito de vivir, de estar ahí, sin futuro, sin trabajo, cada vez más desatendidos, más desamparados, un delito marcado por la ley del silencio que puede ir acompañado por el agravante de la apología de la conducta desviada si algunos gritan: ¡ya está bien, miradnos, escuchadnos, estamos aquí, y no podemos estar contentos, ya quisiéramos!

CODA

Hace cuarenta y cinco años, cuando los EEUU vivían en una etapa de prosperidad sin precedentes, mientras sus jóvenes morían en la guerra del Vietnam, dos jóvenes músicos escribieron esta canción sobre las voces ocultas y el silencio. Hoy vuelve a ser más actual que nunca.

lunes, 17 de agosto de 2020

Indianos

 https://www.traveler.es/viajeros/articulos/quienes-eran-los-indianos-que-viajaron-de-espana-a-america-en-busca-de-fortuna/17875

Tiempo de lectura: 6 minutos

Indianos: de España a América en busca de fortuna

 

Tiempos malos siempre se han dado. La zozobra económica es tan común como las personas que, incluso ante los peores temporales, sacan capa y espada para salir adelante, aunque ello signifique hacer las maletas.

Las décadas centrales del siglo XIX no fueron para España un camino de rosas: la industrialización caminaba a marchas forzadas, el ferrocarril apenas lograba salvar las sierras de nuestro país, y el libre comercio era aún una utopía en una sociedad aún anclada a los lazos de dependencia tradicionales.

El ascenso social estaba sujeto a la fortuna de los apellidos, y muchos españoles consideraron que la vida era demasiado breve como para no tratar de mejorarla. La pregunta siempre era la misma: ¿dónde intentarlo?

La emigración estuvo prohibida en España hasta el año 1853, cuando el “Bienio Progresista” canceló la ley prohibicionista que tantos emigrantes clandestinos había provocado. Muchos vieron entonces la oportunidad que estaban buscando: al otro lado del Atlántico, las colonias americanas ofrecían la oportunidad de empezar de nuevo.

La mayoría regresaron años más tarde sin haber amasado las fortunas con las que soñaban en España, pero algunos entre los centenares de miles que partieron hacia América lograron tocar con los dedos el sueño colonial del siglo XIX: se les llamó “indianos”, y esta es su historia.

 

¿QUIÉNES ERAN LOS INDIANOS?

La primera condición para ser emigrante trasatlántico es habitar a una distancia abarcable del mar. Esto circunscribe las regiones al norte -Galicia, Asturias, Cantabria (entonces [llamada] La Montaña) y el País Vasco–, las Islas Canarias, así como una menor pero importante emigración desde Cataluña, el Levante y Andalucía.

En estas regiones existían burguesías mercantiles cuyos miembros fueron los primeros en instalarse en ciudades como La Habana o Cartagena de Indias, pero no representaban a la mayoría de los emigrantes que abandonaron España.

El perfil del indiano común respondería al siguiente arquetipo: varón, entre los veinte y cuarenta años, humilde, soltero y alfabetizado. Esta última característica será determinante a la hora de ascender en las colonias, donde la mano de obra “cualificada” (en términos del siglo XIX) no abundaba.

Las provincias más alfabetizadas de España en 1853 eran aquellas recostadas junto al Mar Cantábrico: Asturias, Cantabria y el País Vasco, con un 35% de su población analfabeta en 1860, se encontraban muy por delante del 88% que no sabía leer y escribir al sur del Duero, exceptuando la capital, Madrid.

Estas provincias de la España húmeda recibían a su vez una importante población interior de castellanos, manchegos, leoneses, andaluces y aragoneses que acudían en busca de oportunidades a los puertos y minas de Asturias, Santander y Vizcaya, constriñendo las posibilidades de empleo a los locales.

Ya lo dijo Castelao: “el gallego, antes que pedir, emigra”. La mayoría de los asturianos, montañeses y vascos poseía algún familiar lejano o conocido que, durante los años de prohibición, había emigrado a América y podía engancharles en el negocio. Gracias a las buenas conexiones de los puertos hispanos con sus colonias, “España vio partir entre los años 1860 y 1881 a 400.000 personas.”

 

UNA NUEVA VIDA EN AMÉRICA

El destino de los españoles en América era, en su mayoría, las colonias de Cuba y Puerto Rico. En Canarias, el “derecho de familias”, también llamado '”impuesto de sangre”, imponía a las islas el envío de cinco familias isleñas a las colonias por cada cien toneladas de mercancía americana que tocasen los puertos de Tenerife y las Palmas.

Dicho impuesto acabó en 1778, pero dejó una importante conexión entre las islas y colonias como Venezuela, donde los canarios continuaron emigrando con la derogación de las leyes anti-emigración en 1853.

En el Nuevo Mundo, sin embargo, no encontraron “El Dorado” que muchos imaginaban. La abolición de la esclavitud en ultramar era un asunto de vital importancia para España, y en las décadas de 1860 a 1880, la presión internacional (proveniente de EE.UU. y Reino Unido, paradójicamente) obligó a muchos terratenientes y latifundistas coloniales a buscar mano de obra alternativa para las plantaciones cubanas y puertorriqueñas.

Fueron sobre todo los emigrantes canarios quienes se dedicaron al cultivo y recolección de tabaco y caña de azúcar mientras en Madrid, la “Gloriosa Revolución” de 1868 expulsaba a una monarquía acusada de apoyar a los esclavistas españoles.

Muchos indianos, como Antonio López, Marqués de Comillas, se opusieron enconadamente a la progresista 'Ley Moret' de 1870, que concedía la libertad a los nacidos hijos de esclavos en las colonias de Cuba y Puerto Rico: la esclavitud era, desgraciadamente, un negocio muy próspero en la España del siglo XIX.

La otra cara de la moneda la dibujaban aquellos emigrantes provenientes de las provincias más alfabetizadas de la España húmeda. Los indianos norteños presentes en Cuba y Puerto Rico ocupaban labores en el comercio, la construcción, el artesanado y los servicios debido a su mínima educación, y fueron quienes lograron insertarse en la élite colonial cubana, mientras que gallegos y canarios ocuparon los estratos medios y bajos de la población.

Siempre había excepciones, como los hermanos García Naveira de Betanzos, emigrados a Argentina a finales de 1870, ricos gracias a la actividad mercantil, pero las estadísticas revelan que los indianos retornados a España con grandes fortunas bajo el brazo procedían en su mayoría del oriente de Asturias, la Montaña, Vizcaya y Guipúzcoa.

Muchos de los bancos, grandes corporaciones y gigantes alimentarios de nuestro día a día comenzaron su andadura en las Américas, y basta mencionar el apellido Bacardí, o buscar la historia del ron Havana Club para ser conscientes de la pervivencia de las empresas indianas. La mayoría, sin embargo, añoraban su tierra natal, y en cuanto hicieron fortuna, regresaron a sus localidades de origen, donde dejarían “un legado que aún es bien visible en el norte: las casonas de indianos.

 

REGRESO A ESPAÑA: LAS CASONAS DE INDIANOS

Todo aquel que haya podido visitar el norte de España habrá visto en las afueras de sus pueblos grandes palacios de color predominantemente blanco, con jardines donde siempre crecen palmeras, y una riqueza arquitectónica que desentona con las coquetas pero humildes casas de piedra de Cantabria, Asturias, Galicia y el País Vasco.

El Palacio de la Teja, en Noriega, supone un ejemplo perfecto de este recurrente vecino de las carreteras del norte de España. Hay pueblos como Amandi, junto a la ría de Villaviciosa, que cuentan entre sobrias calles con ostentosas viviendas como Les Barraganes, y aldeas diminutas como Berbes (Ribadesella) con gran densidad de casas indianas de estilo montañés que evidencian el destino emigrante de sus antepasados.

El cementerio de Colombres (Ribadedeva) es un museo al aire libre de panteones neoclásicos pagados por las fortunas cubanas retornadas al verde asturiano, al igual que sucede en la cántabra Comillas, una oda al modernismo impulsada por las ganancias del tabaco, el azúcar y las maderas coloniales.

Los indianos no sólo trajeron a España la arquitectura colonial y el gusto por lo ostentoso: también fundaron escuelas, hospitales, compañías mercantiles y universidades que hoy en día siguen funcionando.

Santander debe su hospital al esfuerzo primigenio del Marqués de Valdecilla, el modernismo catalán a las inquietudes arquitectónicas de burgueses enriquecidos en Cuba, y la electricidad al esfuerzo de los indianos por dotar de luz a los pueblos y aldeas que les habían visto nacer pobres.

Aquellos emigrantes que no gozaron de la misma suerte en América volvieron más tarde con kilos de experiencia bajo el brazo, y a pesar de regresar con los bolsillos vacíos, trajeron de las colonias el gusto por el color, las recetas e ingredientes de los platos americanos, la música y el espíritu aventurero que les guió hasta el Caribe. No debemos olvidarlos: ricos y pobres, prósperos y no tanto, “todos fueron indianos.”


lunes, 25 de febrero de 2019

La mentira blanca (2009) de Arcadi Espada

http://estudioae.com/elcorreocatalan/la-mentira-blanca/
http://estudioae.com/elcorreocatalan/la-mentira-blanca/02110709.html
http://estudioae.com/elcorreocatalan/la-mentira-blanca/03110709.html


Cuando escribí Raval, hace ahora diez años, lo hice en un estado de inocencia completa. Entre los asuntos claves de ese libro estaba el de la implantación de falsos recuerdos (mucho mejor en andaluz: la farsa memoria) en la conciencia de varios niños que afirmaban haber sido víctimas de abusos por una supuesta trama de pederastas que actuaba en una zona del barrio viejo de Barcelona.Ni lo sabía yo ni la policía que investigó ni la fiscal que acusó ni el juez que instruyó ni los psicólogos que peritaron ni los magistrados que condenaron. Ni las víctimas ni los culpables. Es decir, de ninguna boca implicada había surgido la expresión «falsos recuerdos». Aunque eso no quiere decir que aquella policía o aquellos psicólogos no fueran grandes expertos en el asunto. Lo eran sin saberlo. Tampoco quiere decir que yo no hubiese detectado la falsedad en los relatos de muchas víctimas: en realidad ése era, como sabes, el objetivo clave de mi libro. Lo que todos ignorábamos (y esa ignorancia intelectual facilitó el sufrimiento de muchos inocentes) es que el sintagma existía como tópico y que los mecanismos de su elaboración llevaban varios añosperfectamente definidos.Al menos desde 1993 cuando la psicóloga Elizabeth Loftus publicó en la revista American Psychologistsu iniciático artículo Perdido en las galerías comerciales.El artículo se inscribía en un paisaje fabuloso (anotado en la primera línea de la noticia periodística mejor y más completa que se ha dado de Loftus en España, escrita por Fernando Peregrín, Claves, octubre de 2005): en Estados Unidos se pasó de 6.000 casos de denuncias de abusos infantiles en 1976 a los más de 350.000 de 1988. El exponencial aumento se atribuyó a razones muy diversas. Peregrín enumeraba las dos principales: «Los cambios culturales que condujeron a una mayor liberación en materias de sexo de la sociedad americana y una mayor conciencia de que el mundo no estaba formado sólo por adultos posibilitó que los niños se sintieran más libres para denunciar los abusos cometidos contra ellos.» Lauren Slater, en el capítulo dedicado a Loftus de su inolvidable Cuerdos entre locos anota una explicación de novelería, aunque elegante y sofisticada: «El ambiente en el país era de euforia. Por todas partes caían muros. Mijail Gorbachov anunciaba la desintegración de la Unión Soviética. En los Estados Unidos muchas personas identificaban su propio telón de acero, su yo dividido, y reunían las piezas.» Yes. 





Dijo que buena parte de esas historias de abusos fueron inventadas. Tan inventadas como la teoría freudiana del recuerdo reprimido. Se le echaron encima y no sólo intelectualmente. Durante una época gastó guardaespaldas. Como dice Slater hace falta mucho valor para romper el cuento cuando la protagonista es una víctima. Lo importante de Loftus es que no correspondió a la palabrería con palabrería, sino con hechos. Es decir, demostró, a través de una miríada espectacular y apasionante de experimentos psicológicos, cómo podrían fabricarse falsas memorias y convencer a las personas de que habían vivido sucesos en los que nunca participaron.

Luis Alfonso Gámez explica que ella misma llegó a ponerse como objeto de la experimentación: descubrió que había sido un comentario implantador de su tío el que le había hecho sostener durante muchos años que su madre «flotaba boca abajo en la piscina, el coche patrulla con sus luces, la camilla con el cadáver cubierto por una sábana blanca»... Siendo la verdad que nunca llegó a ver a su madre muerta. Y más ciertas todavía estas palabras suyas: «La hipótesis más horripilante es que aquello que creemos con todo nuestro corazón no sea necesariamente la verdad.» Toda esa historia entre autobiográfica y libresca, y sus pliegues cavernosos, me vuelve ahora por un estudio que acaba de publicarse en el Journal of Neuroscience y en el que han participado investigadores españoles. El estudio anuncia: Las diferencias en la evocación de recuerdos verdaderos y falsos están relacionadas con la microestructura de la materia blanca. Uno de los investigadores, Antonio Rodríguez, de la Universidad de Barcelona, me explicó con paciencia el sentido del estudio y también algunas ideas útiles y fascinantes sobre la trazabilidad de los recuerdos.Te lo escribiré con mis palabras para no comprometerle enteramente: hay morfologías cerebrales que parecen más susceptibles de producir falsos recuerdos. La microestructura de la materia blanca. La mentira blanca. Hace un par de años, en el mismo Journal, Kim y Cabeza, publicaron otro estudio sobre el asunto. Así se anunciaba: Confiando en nuestros recuerdos: disociando las correlaciones neuronales de la confianza en los recuerdos verídicos versus los ilusorios. Otro poema. Este puramente funcional: los investigadores comprobaron que el recuerdo falso y el recuerdo verdadero activan grupos distintos de neuronas; es decir, que la verdad y la invención viajan por avenidas diferentes.

El nuevo puritanismo (2002)


El nuevo puritanismo. Claves para entender la campaña contra la Iglesia
Católica en EE UU Juan Antonio Herrero Brasas, profesor de Etica y Política en la Universidad del Estado de California publicaba recientemente este interesante artículo en el Diario El Mundo. Lo reproducimos completo para nuestros lectores por las luces que aporta para comprender las razones de una campaña mediática desproporcionada.

Juan Antonio Herrero Brasas www.PiensaUnPoco.com 13.06.02.
 Las noticias sobre los abusos sexuales de sacerdotes católicos han adquirido carácter obsesivo en los medios de comunicación de Estados Unidos. Desde hace meses, día a día, prácticamente sin excepción, quienes vivimos en EEUU nos vemos obligados a tragarnos la historia de tal o cual víctima a quien un cura manoseó o intentó besar hace 20 o 30 años, o más. Lo abrumador de la situación ha llevado al suicidio a varios sacerdotes acusados de abuso sexual. En uno de los casos, una mujer, al calor del presente escándalo, acusaba a un cura de haber tenido contacto erótico con ella (no necesariamente relaciones sexuales completas) hace más de una década, cuando él tenía 25 años y ella menos de 18. La tensión en torno al asunto es tal que desde hace varios meses se vienen produciendo manifestaciones a favor y en contra de la Iglesia católica y hasta ocasionales enfrentamientos en las puertas de algunos templos. Debido a la actual política de tolerancia cero adoptada por muchas diócesis norteamericanas, una acusación de abuso sexual, incluso anónima, es suficiente para que un sacerdote sea apartado de su puesto y sometido a un trato poco menos que vejatorio. En total ha habido hasta el momento unos 200 sacerdotes acusados (la mayor parte por tocamientos a adolescentes) sobre un periodo que se extiende ni más ni menos que hasta los años 40. A lo largo de ese periodo ha habido más de 100.000 sacerdotes en EEUU.
Muestras de su carácter
No hay duda alguna de que en el caso de los curas estadounidenses algunos abusos muy graves sí ha habido. Pero son muy pocos los sacerdotes acusados de abuso sexual de niños, propiamente hablando. En la mayoría de los casos, las acusaciones van referidas a relaciones con adolescentes. Las razones reales para la presente tormenta mediática en torno a la Iglesia católica hay que buscarlas en toda una constelación de elementos interrelacionados y poco obvios a primera vista.
Arropándose en la realidad innegable de un puñado de casos auténticamente criminales, la América puritana y reaccionaria, y la cultura punitiva que la caracteriza, con su fuerte apoyo a la pena de muerte, está aprovechando para imponer su programa ideológico sobre toda la sociedad. En un país donde se ejecuta a personas que han pasado hasta 28 años en el corredor de la muerte por crímenes cometidos cuando eran menores de edad, la Iglesia católica, siguiendo directrices del Vaticano, ha capitaneado en los últimos años una agresiva y ruidosa campaña de oposición a la pena capital. Con ello ha logrado que se debilite significativamente el apoyo a las ejecuciones entre la opinión pública, lo cual ha irritado profundamente a los sectores más puritanos y conservadores. Finalmente, la cultura católica del perdón, la redención y la segunda oportunidad (formas de pensamiento dominantes en la legislación y en las prácticas judiciales de la Europa de tradición católica) ha chocado f! rontalmente con la inflexible cultura puritana y su énfasis en el castigo, la libertad individual y la responsabilidad absoluta. La ideología puritana es la dominante en EEUU, pero ve peligrar su hegemonía por el rapidísimo avance del catolicismo en las últimas décadas.
El pasado 5 de abril, The Christian Science Monitor, una de las publicaciones más prestigiosas de EEUU, informaba extensamente sobre un estudio comparativo llevado a cabo recientemente sobre abuso sexual en las diferentes iglesias. El artículo, que se puede consultar en Internet (Sex abuse spans spectrum of churches), ofrece numerosos datos estadísticos referidos a un periodo de nueve años y concluye que se producen más casos de abuso sexual en las iglesias protestantes que en la católica. A partir de ahí, los autores especulan, un poco ingenuamente, sobre por qué se ha dado tanta importancia a los casos de abuso sexual en la Iglesia católica mientras se silencian los otros.
Toda relación sexual con niños es indudablemente abusiva y criminal. Pero en el caso de los adolescentes, sin embargo, habría que hacer distinciones, pues éstos tienen impulso sexual, conducta sexual, y toman decisiones autónomas en ese ámbito. La legislación norteamericana, sin embargo, identifica la pederastia (relaciones intergeneracionales entre adultos y adolescentes o jóvenes adultos) con los actos de pedofilia (abuso sexual de niños propiamente hablando, es decir, prepubescentes) y, en consecuencia, define legalmente toda relación con un menor de 18 años como pedófila. Ello da lugar a casos como el de Daniel Carleton Gajdusek, Premio Nobel de medicina en 1976, que en 1987, a los 73 años de edad, fue condenado a pasar nueve meses en la cárcel acusado de haber abusado sexualmente, en 1981, de un joven que en aquel entonces tenía 16 años. El término «abuso» en la mayoría de los casos hace referencia a tocamientos.
La política norteamericana en cuestiones de sexualidad llega a extremos que en Europa en el momento actual resultarían inaceptables. Por poner algunos ejemplos, en ciudades como Los Angeles la policía, de modo habitual, entra por sorpresa en los sex shops y se lleva arrestados y esposados a aquéllos a los que encuentre masturbándose en una videocabina («conducta lasciva», según la legislación californiana). A excepción de las escasas playas delimitadas como nudistas, si a una mujer se le ocurre quitarse el sujetador en la playa, en cualquier playa de todo el territorio nacional, incluido Hawai, es inmediatamente arrestada por «exhibición indecente».Si dos menores tienen algún tipo de contacto sexual, el mayor de ellos (aunque tan sólo se lleven días de diferencia) es acusado de abuso sexual y puede ser internado en un reformatorio. Y cualquier relación consumada entre una persona mayor de 18 años y otra menor de esa edad es definida legalmente como violación, incluso si ha ! habido pleno consentimiento por parte del menor.
Dentro de este marco sociocultural es donde hay que entender la histeria desatada desde EEUU (y proyectada en medio mundo ya) en torno a la pornografía infantil, que hace que se hayan llegado a prohibir anuncios en los que aparece un niño o una niña enseñando el culito. Pero hay que señalar que la pornografía infantil no está prohibida por ser más degradante que otras. Hay otros tipos de pornografía cuando menos igualmente degradantes, como es el caso de la pornografía que muestra relaciones sexuales de personas con animales, y que, sin embargo, están permitidas. La pornografía infantil está prohibida sólo y exclusivamente con objeto de proteger del abuso a los potenciales actores de la misma, es decir, a los niños. Del mismo modo, en algunos lugares (como es el caso de California, pero lamentablemente no de España) está prohibida la pornografía con animales, con objeto de proteger a los animales de la bestialidad humana.
En consecuencia con este principio, hace pocas semanas el Tribunal Supremo de EEUU declaraba que no se puede prohibir la pornografía infantil generada con técnicas informáticas que generan imágenes que parecen de personas reales pero sin serlo, pues en ella no actúan niños. No deja de ser paradójico, en cualquier caso, que sea California uno de los estados que encabeza la actual cruzada puritana cuando tan sólo en el condado de Los Angeles se produce más del 90% de toda la pornografía mundial, de lo que la Administración obtiene pingües beneficios fiscales.
Lo que es absolutamente hipócrita tanto en EEUU como en España es estar permanentemente invitando, cuando no abiertamente incitando, a los adolescentes mediante un lenguaje y unas imágenes groseras, particularmente en televisión, a una actividad sexual irresponsable para después llevarnos las manos a la cabeza cuando finalmente hacen aquello que se les está incitando permanentemente a hacer. Si realmente nos preocuparan los niños, y especialmente los adolescentes, quienes más vulnerables son a los estímulos sexuales, se cultivaría un clima de responsabilidad social en medios como la televisión.
Recuerdo cómo un día del pasado verano, en su informativo del mediodía, cuando todas las familias y sus niños más atentos están a la televisión, uno de los principales canales españoles nos dio con todo detalle la noticia de una red de burdeles, con imágenes de sus magníficas instalaciones, mapas, direcciones, honorarios y hasta números de teléfono. No estaría de más saber cuánto untó el proxeneta a dicho canal para ofrecer tan descarada publicidad disfrazada de noticia. Menuda responsabilidad social.