lunes, 16 de octubre de 2023

Vivir, morir en Parla

 https://loquesomos.org/parla-1979-ursino-gallego-queremos-agua/

https://www.triunfodigital.com/resblibre.php




TEXTO ORIGINAL

VIVIR, MORIR EN PARLA

Gonzalo Goicoechea, 7 de marzo de 1979, revista Triunfo

Cuando comenzaba la década de los sesenta, Parla era un pueblecito de las cercanías de Madrid en el que vivían unas dos mil personas. Ya para entonces los otros pueblos del Suroeste -Getafe, Alcorcón, Leganés…- tenían industrias y el cáncer de la capital los carcomía. En pocos años, sin embargo, Parla ha pasado a tener, según el censo, unos 34.000 habitantes. En realidad, hay que multiplicar la cifra por dos. Lo que pasa es que la mayoría no están apuntados.

La primera gente que llegó a Parla procedía de la Mancha, de Extremadura, algunos andaluces. Los había que emigraban por segunda vez, ya que los precios de Getafe o de Leganés -primer alto en su camino- era excesivos. Las casas del barrio de San Ramón venían a costar entonces unas 140.000 pesetas nada más. La mayor parte trabajaba en la construcción.  Los dueños de las tierras de labranza, de pronto transformadas en tierras especulables, empezaban a enriquecerse vendiéndolas. Hay quien he hecho fortuna de hasta 400 millones. De paso, ocupaban los puestos digitales del Ayuntamiento y agradecían con su permisibilidad franquista tan rápida suerte: los constructores, las inmobiliarias, voraces sociedades anónimas de enjaulamiento, levantaban edificios sin que nadie les controlara; sin que ningún plan municipal echara el freno a su egoísmo depredador.

Iba la gente a Parla, pero no las industrias. Una nueva oleada migratoria se produjo en los años setenta. Ya no procedían de otras regiones.  Llegaban de un Madrid imposible para sus ingresos, de unos barrios destrozados por las mismas u otras constructoras que en Parla hacían su imperio. Esta vez tampoco vino la industria, que se detenía en el vecino Getafe o en Fuenlabrada.  Por eso Parla es la ciudad-dormitorio más dormitorio de todas. Sólo había dos industrias y ahora una -Gartaisa, fábrica de calderería, 200 empleados, buena maquinaria y situada en excelentes terrenos para hacer pisos- ha cerrado, y la otra -Cegasa, la de las máquinas tragaperras, 250 trabajadores- ha reducido a mitad su plantilla.

Aunque en los últimos años ha ido a vivir mucho obrero de las grandes empresas madrileñas del metal, la mayoría trabaja en la construcción. Es el sector donde hay más paro

 

Ancianos y jóvenes

 

Parla está en le carretera de Madrid a Toledo, carretera que divide la ciudad en dos y es un peligro cada cruce, cada esquina. El pueblo viejo está a la derecha. Se puede decir que no hay calles porque los edificios surgen por todos los lados sin orden ni concierto, interrumpiendo lo que podía haber sido una avenida, haciendo imposible un solo paseo, una plaza decente. Ese desorden no oculta, sin embargo, que las calzadas están sin pavimentar y que las aceras no existen. Cuando llueve mucho, todo se hace un charco y, encima, los colectores se desbordan y, a veces, los excrementos, las aguas residuales y la porquería discurren por las esquinas. Con el calor, la tierra se hace polvillo sofocante y manchoso.

La población de Parla es muy joven. Hay muchos más muchachos que ancianos, porque los que han ido allí a vivir eran matrimonios recientes. Los 600 ancianos que hay no tienen ni un local donde refugiar su tedio. Hace un año construyeron un edificio y dijeron que sería la casa de los ancianos. Pero lo dedicaron a escuela de Enseñanza General Básica. Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con el edificio, llegó un médico, lo examinó y dijo que aquello no reunía condiciones. Entre otras cosas, la humedad era excesiva.

En las calles, siempre barrosas o polvorientas, casi no hay bancos. Así que los viejos suelen tomar el sol y matar el rato en una plazuela triangular que linda con la carretera nacional. Por las tardes hay un ruido ensordecedor porque una vía de doble dirección y pasan muchos camiones, los niños salen de las escuelas, los obreros dejan las fábricas y todo el mundo vuelve a dormir para descansar y rendir al día siguiente. 

 Los ancianos están tan desamparados con los jóvenes. El paro juvenil se calcula sobre un 37 por 100. Tampoco tienen un solo local. Proconfort, una de las inmobiliarias, dijo que iba a ceder uno al Ayuntamiento, pero nada de eso ha ocurrido. Si quieren hacer deporte, no tienen dónde. El único campo de fútbol es propiedad del club y eso que los dos millones que dio la Diputación como ayuda para un polideportivo se utilizaron para allanar los terrenos que ahora han resultado privados. En las violentas manifestaciones que hubo la pasada semana como consecuencia de la muerte de Ursino Gallego-Nicasio, casi todos eran jóvenes. Dicen los de los partidos que entre ellos el desencanto ha hecho estragos. Así, por ejemplo, de más de cien muchachos que militaban en las Juventudes Comunistas antes de su legalización, sólo quedan ahora unos treinta. Y son los que más tienen.

Es muy fácil que coincidan en la misma familia los padres y los hijos en situación de paro. Los que cobran el seguro tienen que ir hasta Getafe. Hace seis meses, en la oficina del desempleo, había apuntadas 3.000 personas. Parla, con tener la tercera parte de habitantes que Getafe, aportaba la mitad. En barrios como San Ramón y San Nicolás se calcula que habrá sobre un 20 por 100 de paro.

 

Moverse, curarse

 

No hay calles, ni fábricas, ni trabajo, ni polideportivo. Tampoco hay escuelas suficientes. El estado recaudador de impuestos no ha construido en Parla ni una guardería infantil, ni un colegio de preescolar. Estas necesidades las cubre la iniciativa privada (como dice la derecha). Hay un colegio nacional de Enseñanza General Básica y nada más. Para estudiar BUP hay que ir, por lo menos, a Getafe. También hay que ir si uno quiere hacer Formación Profesional. Querían hacer un Instituto de Enseñanza Media, pero sucedió que los terrenos estaban junto a un colector y, que si costaba el desvío dos millones, que si no costaba, aún están por empezar las obras. 

Este curso, todos los niños han sido escolarizados. Naturalmente en malas condiciones: locales inadecuados, exceso de alumnos por clase, etcétera. El próximo curso, el asunto se presenta peor. La Biblioteca Municipal –2.000 volúmenes- está en un piso piloto.

En la letanía de miserias de Parla destacan dos problemas: el transporte y la asistencia sanitaria. Son dos problemas comunes a todos los pueblos del Suroeste madrileño. Excepto la clínica Primero de Octubre, todos los demás centros asistenciales, tanto de la Seguridad Social como privados, están en la zona Norte de Madrid. Sin embargo, en los barrios y pueblos del Sur es donde se concentra la mayoría de la población trabajadora.

En Parla sólo hay un consultorio de 80 metros cuadrados. José Núñez, candidato por el PCE a la Alcaldía, y Máximo González, candidato de la ORT, opinan lo mismo: “El problema de la sanidad es tan grave, que, igual que ha saltado el del agua, puede estallar en cualquier momento el de la sanidad con igual violencia”. 

La gente se ve obligada a pagar igualas de los médicos privados ante la deficiente asistencia que les presta la Seguridad Social. Cuando la ambulancia traslada a un enfermo grave al lejano hospital, el embotellamiento en la carretera - bordeada de enormes postes eléctricos - puede ser mortal. A nadie de los que mandan se le ha ocurrido pensar en la posibilidad del helicóptero. En las horas de mayor tráfico, el recorrido entre Madrid y Parla, hecho normalmente en unos cuarenta minutos, puede ser eterno. No hay tren de cercanías (en 1977, don Antonio Gómez Fungairiño, jefe del Gabinete de Economía y Planificación de Renfe, afirmó que para 1978 el ferrocarril Atocha-Parla-Fuenlabrada, estaría funcionando adecuadamente; hoy es el día en que nada de eso ha pasado).

Los autobuses de servicio público te cobran 37 pesetas por llevarte a Madrid. Supone para muchos trabajadores -el sueldo medio mensual en Parla no supera las 30.000 pesetas - veinte duros diarios.

 

¿Quién manipula?

 

En las elecciones de marzo ganó por amplia mayoría (como dicen los políticos: un 75 de 100 de votantes la eligieron (45 por 100 el PSOE, 25 por 100 PCE y cerca del 5 por 100 los extraparlamentarios) ¿Benefician los violentos conflictos a los partidos populares de cara a las elecciones municipales? Evidentemente, no.

El domingo 4 de marzo era el tercer domingo de manifestación en protesta por la falta de agua y los traidores cortes en el suministro, que estropean los motores de las lavadoras. Nadie firmaba la convocatoria. La gente fue porque era un problema que afectaba a toda la ciudad. Se vio distribuyendo carteles tanto a militantes de CNT como a falangistas.

El tercer domingo de manifestación, la Policía llega con numerosos efectivos. Carga, según unánime opinión de todos los partidos, con brutalidad. Como consecuencia de una hemorragia interna, producido por un pelotazo policial en el pecho, a las cinco de la tarde muere el adolescente Ursino Gallego-Nicasio. Llevaba el muchacho en el bolsillo dos entradas para el cine. El señor Rosón - gobernador civil y antiguo director general de RTVE en vida y con el beneplácito del dictador, de quien era fiel servidor -asegura en sus notas de prensa que estaba tras una barricada. Hay testigos que afirman lo contrario. Lo cierto es que Ursino -quinto de seis hermanos- murió. Parla fue tomada por las fuerzas antidisturbios. La violencia y los nuevos pelotazos reinaron en sus sucias calles durante varios días. Las barricadas se hacían lo mismo con adoquines que con semáforos arrancados; lo mismo con grúas que con coches volcados, con autobuses de ruedas pinchadas.

El comisario-jefe reconoce ante la comisión de partidos que fue a negociar: “Si no vienen los de Madrid, no habría pasado nada”. El señor Abril Martorell echó la culpa a todo al PCE. Este lo desmintió. Tal vez el señor Abril ignoraba que las barricadas violentas fue visto el segundo candidato a las municipales por UCD. Y que también fueron vistos miembros de Fuerza Nueva junto militantes de grupos de extrema izquierda. Tal vez el señor Abril ignoraba que en una fotografía publicada por un periódico madrileño se veía una barricada y en ella tres conocidos elementos de Coalición Democrática.

El señor Rosón, por su parte, justifica la actuación de la Policía nacional (antes Armada) y destituye al alcalde. Lo curioso del caso es que hacía más de un año que Domingo Ostolaza había presentado su dimisión irrenunciable al señor Rosón y éste no la había aceptado. Ahora hay un delegado gubernativo.

“En Parla, la corporación municipal va a ser de izquierda, pero muy holgada además.  Todo esto la derecha lo sabe. ¿De qué forma obtiene beneficios? Pues si demuestra que la tranquilidad está con la derecha y no con la izquierda”, dice José Núñez, candidato del PCE.

“La policía fue brutal, por mucho que lo diga el señor Rosón.  Yo lo que si haría es una distinción clara entre las formas de lucha del primero y segundo día y las siguientes”, dice Máximo González candidato de la ORT.

Los conflictos, de todas formas, no sorprendieron a nadie. “En Parla, los problemas son tan agobiantes que en cualquier momento podía haber ocurrido esto. Y puede volver a ocurrir”.

El pasado domingo, en el soleado mediodía, decenas de autobuses y coches de la Policía vigilaban Parla. Nadie se manifestaba por el momento. Ni los autobuses de Getafe ni los de Madrid llegaban. Mientras iba de parada en parada, la mujer, morena y algo coja, trabajando en la capital desde hace cinco años, explicaba: “Es por la huelga esa que va a haber ¿no ve cuántos policías? Todo esto pasa con la democracia y con todo eso que dicen”. Dos kilómetros antes del pueblo, bajo el temprano sol primaveral, la Guardia Civil y la Policía Nacional (antes Armada) desviaban el tráfico y no dejaban entrar al pueblo a quien no viviera allí. Las colas de vehículos se alargaban cada vez más. Como si fuera una madrugada laborable. “Habrán matado algunos de los gordos”, aventuraba otra mujer en el saturado autobús amarillo. Una cuadrilla de chavales gritaba: “¿Qué pasa? ¿Por qué no arranca esto?”. Dentro del repleto autobús, el calor crecía.

 TEXTO ADAPTADO POR 

EL PROFESOR JULIO DAPENA LOSADA

VIVIR, MORIR EN PARLA

 

Gonzalo Goicoechea, 7 de marzo de 1979, revista Triunfo


Cuando comenzaba la década de los sesenta, Parla era un pueblecito de las cercanías de Madrid en el que vivían unas dos mil personas. Ya para entonces los otros pueblos del Suroeste -Getafe, Alcorcón, Leganés…- tenían industrias […]. En pocos años, sin embargo, Parla ha pasado a tener, según el censo, unos 34.000 habitantes. En realidad, hay que multiplicar la cifra por dos. Lo que pasa es que la mayoría no están apuntados.

La primera gente que llegó a Parla procedía de la Mancha, de Extremadura, algunos andaluces. Los había que emigraban por segunda vez, ya que los precios de Getafe o de Leganés -primer alto en su camino- era excesivos. Las casas del barrio de San Ramón venían a costar entonces unas 140.000 pesetas nada más. La mayor parte trabajaba en la construcción.  Los dueños de las tierras de labranza, de pronto transformadas en tierras especulables[1], empezaban a enriquecerse vendiéndolas. Hay quien he hecho fortuna de hasta 400 millones. De paso, ocupaban los puestos digitales[2] del Ayuntamiento y agradecían con su permisibilidad franquista tan rápida suerte: los constructores, las inmobiliarias[3], voraces sociedades anónimas[4] de enjaulamiento[5], levantaban edificios sin que nadie les controlara; sin que ningún plan municipal[6] echara el freno a su egoísmo depredador.

Iba la gente a Parla, pero no las industrias. Una nueva oleada migratoria se produjo en los años setenta. Ya no procedían de otras regiones.  Llegaban de un Madrid imposible para sus ingresos, de unos barrios destrozados por las mismas u otras constructoras que en Parla hacían su imperio. Esta vez tampoco vino la industria, que se detenía en el vecino Getafe o en Fuenlabrada.  Por eso Parla es la ciudad-dormitorio[7] más dormitorio de todas. Sólo había dos industrias y ahora una -Gartaisa, fábrica de calderería, 200 empleados, buena maquinaria y situada en excelentes terrenos para hacer pisos- ha cerrado, y la otra -Cegasa, la de las máquinas tragaperras, 250 trabajadores- ha reducido a mitad su plantilla.

Aunque en los últimos años ha ido a vivir mucho obrero de las grandes empresas madrileñas del metal, la mayoría trabaja en la construcción. Es el sector donde hay más paro

 

Ancianos y jóvenes

 

Parla está en le carretera de Madrid a Toledo, carretera que divide la ciudad en dos y es un peligro cada cruce, cada esquina. El pueblo viejo está a la derecha. Se puede decir que no hay calles porque los edificios surgen por todos los lados sin orden ni concierto, interrumpiendo lo que podía haber sido una avenida, haciendo imposible un solo paseo, una plaza decente. Ese desorden no oculta, sin embargo, que las calzadas están sin pavimentar y que las aceras no existen. Cuando llueve mucho, todo se hace un charco y, encima, los colectores[8] se desbordan y, a veces, los excrementos, las aguas residuales[9] y la porquería discurren por las esquinas. Con el calor, la tierra se hace polvillo sofocante y manchoso.

La población de Parla es muy joven. Hay muchos más muchachos que ancianos, porque los que han ido allí a vivir eran matrimonios recientes. Los 600 ancianos que hay no tienen ni un local donde refugiar su tedio[10]. Hace un año construyeron un edificio y dijeron que sería la casa de los ancianos. Pero lo dedicaron a escuela de Enseñanza General Básica[11]. Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con el edificio, llegó un médico, lo examinó y dijo que aquello no reunía condiciones. Entre otras cosas, la humedad era excesiva.

En las calles, siempre barrosas o polvorientas, casi no hay bancos. Así que los viejos suelen tomar el sol y matar el rato en una plazuela triangular que linda con la carretera nacional. Por las tardes hay un ruido ensordecedor porque una vía de doble dirección y pasan muchos camiones, los niños salen de las escuelas, los obreros dejan las fábricas y todo el mundo vuelve a dormir para descansar y rendir al día siguiente. 

 Los ancianos están tan desamparados con los jóvenes. El paro juvenil se calcula sobre un 37 por 100. Tampoco tienen un solo local. Proconfort, una de las inmobiliarias, dijo que iba a ceder uno al Ayuntamiento, pero nada de eso ha ocurrido. Si quieren hacer deporte, no tienen dónde. El único campo de fútbol es propiedad del club y eso que los dos millones que dio la Diputación[12] como ayuda para un polideportivo se utilizaron para allanar los terrenos que ahora han resultado privados. En las violentas manifestaciones que hubo la pasada semana como consecuencia de la muerte de Ursino Gallego-Nicasio, casi todos eran jóvenes. Dicen los de los partidos que entre ellos el desencanto[13] ha hecho estragos. […]

Es muy fácil que coincidan en la misma familia los padres y los hijos en situación de paro. Los que cobran el seguro tienen que ir hasta Getafe. Hace seis meses, en la oficina del desempleo, había apuntadas 3.000 personas. Parla, con tener la tercera parte de habitantes que Getafe, aportaba la mitad. En barrios como San Ramón y San Nicolás se calcula que habrá sobre un 20 por 100 de paro.

 

Moverse, curarse

 

No hay calles, ni fábricas, ni trabajo, ni polideportivo. Tampoco hay escuelas suficientes. El estado recaudador de impuestos no ha construido en Parla ni una guardería infantil, ni un colegio de preescolar. Estas necesidades las cubre la iniciativa privada […]. Hay un colegio nacional de Enseñanza General Básica y nada más. Para estudiar BUP[14] hay que ir, por lo menos, a Getafe. También hay que ir si uno quiere hacer Formación Profesional[15]. Querían hacer un Instituto de Enseñanza Media, pero sucedió que los terrenos estaban junto a un colector y, que si costaba el desvío dos millones, que si no costaba, aún están por empezar las obras. 

Este curso, todos los niños han sido escolarizados. Naturalmente en malas condiciones: locales inadecuados, exceso de alumnos por clase, etcétera. El próximo curso, el asunto se presenta peor. La Biblioteca Municipal –2.000 volúmenes[16]- está en un piso piloto.

En la letanía[17] de miserias de Parla destacan dos problemas: el transporte y la asistencia sanitaria. Son dos problemas comunes a todos los pueblos del Suroeste madrileño. Excepto la clínica Primero de Octubre, todos los demás centros asistenciales, tanto de la Seguridad Social como privados, están en la zona Norte de Madrid. Sin embargo, en los barrios y pueblos del Sur es donde se concentra la mayoría de la población trabajadora.

En Parla sólo hay un consultorio de 80 metros cuadrados. […]

La gente se ve obligada a pagar igualas[18] de los médicos privados ante la deficiente asistencia que les presta la Seguridad Social. Cuando la ambulancia traslada a un enfermo grave al lejano hospital, el embotellamiento en la carretera - bordeada de enormes postes eléctricos - puede ser mortal. A nadie de los que mandan se le ha ocurrido pensar en la posibilidad del helicóptero. En las horas de mayor tráfico, el recorrido entre Madrid y Parla, hecho normalmente en unos cuarenta minutos, puede ser eterno. No hay tren de cercanías (en 1977, don Antonio Gómez Fungairiño, jefe del Gabinete de Economía y Planificación de Renfe, afirmó que para 1978 el ferrocarril Atocha-Parla-Fuenlabrada, estaría funcionando adecuadamente; hoy es el día en que nada de eso ha pasado).

Los autobuses de servicio público te cobran 37 pesetas por llevarte a Madrid. Supone para muchos trabajadores -el sueldo medio mensual en Parla no supera las 30.000 pesetas - veinte duros diarios.

 

¿Quién manipula?

 

[…]

El domingo 4 de marzo era el tercer domingo de manifestación en protesta por la falta de agua y los traidores cortes en el suministro, que estropean los motores de las lavadoras. Nadie firmaba la convocatoria. La gente fue porque era un problema que afectaba a toda la ciudad. […]

El tercer domingo de manifestación, la Policía llega con numerosos efectivos. Carga, según unánime opinión de todos los partidos, con brutalidad. Como consecuencia de una hemorragia interna, producido por un pelotazo policial en el pecho, a las cinco de la tarde muere el adolescente Ursino Gallego-Nicasio. Llevaba el muchacho en el bolsillo dos entradas para el cine. El señor Rosón […] asegura ante la prensa que estaba tras una barricada. Hay testigos que afirman lo contrario. Lo cierto es que Ursino -quinto de seis hermanos- murió. Parla fue tomada por las fuerzas antidisturbios. La violencia y los nuevos pelotazos reinaron en sus sucias calles durante varios días. Las barricadas se hacían lo mismo con adoquines que con semáforos arrancados; lo mismo con grúas que con coches volcados, con autobuses de ruedas pinchadas.

[…]

Los conflictos, de todas formas, no sorprendieron a nadie. “En Parla, los problemas son tan agobiantes que en cualquier momento podía haber ocurrido esto. Y puede volver a ocurrir”.



[1] La especulación consiste en vender un producto o servicio al precio más alto posible aprovechando la escasez de ese producto o servicio y sin que importe que sea algo de primera necesidad para la mayoría de la población.

[2] Los puestos digitales son los asignados a dedo.

[3] Las inmobiliarias son las empresas que se dedican a construir edificios.

[4] Una sociedad anónima es una empresa que pertenece a muchas personas, dueñas de las acciones -documentos- en que se divide la riqueza de la empresa.

[5] El autor habla así de las inmobiliarias porque el único interés de éstas era conseguir el máximo beneficio de la forma más barata y rápida posible. Eso explica que muchas de las viviendas construidas fueran de pequeño tamaño, realizadas con materiales de mala calidad que enseguida se deterioraban (goteras, grietas…), con poca o ninguna luz natural, sin aislamiento del calor o del frío… Por eso, a veces, las viviendas más que hogares parecían jaulas.

[6] Hoy cada municipio de España tiene un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que dice donde se puede construir y donde no, el tamaño de las aceras, donde irían los parques públicos, las escuelas, hospitales, plazas, etc.

[7] Una ciudad-dormitorio es una localidad que suele situarse cerca de una gran ciudad. La mayoría de los habitantes de la ciudad-dormitorio trabajan, consumen y viven la mayor parte de sus vidas en la gran ciudad, pero sus viviendas están en la ciudad-dormitorio, que es el lugar donde pueden comprarse un piso, tipo de vivienda más común en ésta.

[8] Un colector es un conducto subterráneo en el cual vierten las alcantarillas sus aguas.

[9] Las aguas residuales son aquellas contaminadas por la acción de los seres humanos, tanto en el uso cotidiano de cocinas o baños como en las industrias, que pueden ser peligrosas en el caso de que sean vertidas en el medio ambiente sin un tratamiento previo.

[10] Sinónimo de aburrimiento.

[11] Entre 1970 y 1990 la EGB (Enseñanza General Básica) correspondía a la Educación Primaria gratuita y obligatoria.

[12] La Diputación provincial es la institución encargada del gobierno y la administración de las provincias españolas, para proporcionar todos aquellos servicios que los ayuntamientos no pueden cubrir. Cada diputación actúa dentro de los límites de su provincia.

[13] El desencanto en los años setenta fue la decepción que sintieron muchos españoles tras la implantación de la democracia. La sustitución de la dictadura por un sistema de libertades no solucionó muchos de los problemas de la sociedad española del momento (paro, pobreza, falta de viviendas dignas…).

[14] Entre 1970 y 1990 el BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) correspondía a la Educación Secundaria gratuita y no obligatoria. Iba del actual 3º ESO al actual 1º Bachillerato.

[15] Entre 1970 y 1990 la Formación Profesional correspondía a los actuales Ciclos Formativos.

[16] Sinónimo de libro.

[17] Sinónimo de lista (de algunas cosas).

[18] Una iguala es un contrato entre un médico y un cliente por el cual el primero presta al segundo sus servicios a cambio de una cantidad de dinero fija anual en metálico.

 


 




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