miércoles, 1 de octubre de 2025

ARTE ROMANO

 

PÁGINA 61

 

Los templos

El estado de conservación de los templos etruscos es muy deficiente, porque, con la excepción de la parte inferior, de piedra, el resto se construía con materiales perecederos como la madera y el ladrillo.

No obstante, gracias a las descripciones del arquitecto romano Vitrubio, sabemos que estos edificios tenían planta cuadrangular, descansaban sobre un podio alto y tenían un pórtico de columnas, tras el cual solía haber tres puertas que conducían a tres cellas paralelas dedicadas a las tres principales divinidades etruscas. También había santuarios de una sola cella.

A diferencia de los templos griegos, los etruscos daban más importancia a uno de los lados del santuario, concretamente la fachada de entrada, la cual quedaba realzada mediante el profundo pórtico columnario y las escaleras que le daban acceso. El techo tenía cubierta a dos aguas, y a menudo estaba decorado con frisos escultóricos y con estatuas de terracota en los extremos.

En sus inscripciones, Vitrubio también señala el uso del orden toscano, un orden arquitectónico arquitrabado que, además, es una innovación etrusca. Este orden, adoptado después por el arte romano, presenta dos características:

a) Una columna lisa con basa y capitel geométrico a la manera dórica, compuesto también de collarino, equino y ábaco.

b) Un entablamento formado por un arquitrabe liso, un friso sencillo sin triglifos ni metopas, y una cornisa.

 

PIES DE IMAGEN

 

En la necrópolis del Crucifijo del Tufo (Orvieto, s. VI-V a. C.) las tumbas se sitúan unas a continuación de otras, alineándose al exterior las puertas.

Entre las tumbas de la necrópolis etrusca de Orvieto también las encontramos excavadas en la roca, con forma rectangular.

Modelo de templo etrusco pseudoperíptero, con cella abierta y doble representación del dios Baco en el tímpano. Es un pequeño objeto votivo de arcilla fina de color rosa.

 

PÁGINA 62 (Arte clásico: Roma)

 

El realismo escultórico

La escultura etrusca también se sitúa, por la función y la temática, principalmente en el ámbito funerario. Los sarcófagos fueron la tipología escultórica más destacada. Estas obras, esculpidas mayoritariamente en bronce y terracota, reproducen a los difuntos con una gran veracidad en una escena relajada y cotidiana, como es el caso del Sarcófago de los esposos de Cerveteri.

Esta voluntad de fidelidad realista por reproducir los rasgos físicos de los difuntos revela un aspecto básico de la cultura etrusca: el profundo temor a la muerte y al olvido, y la creencia de que el difunto viviría en otra vida.

Formalmente, en la escultura etrusca se adivinan aspectos de la escultura arcaica griega, como la sonrisa forzada, los ojos almendrados, el uso de la geometría y un cierto hieratismo.

Estas mismas características son las que determinan la escultura de las estatuas exentas que solían adornar los templos, de las cuales el ejemplo más destacado es el Apolo de Veyes.

 

Otro género muy popular en la escultura fue el retrato, cuyo elevado realismo tuvo una gran incidencia en la estatuaria romana. Igualmente importantes fueron las representaciones escultóricas de animales míticos o fantásticos, como, por ejemplo, la Quimera de Arezzo.

 

PIES DE IMAGEN

 

La Quimera de Arezzo (s. V-IV a. C.), Museo Archeologico Nazionale, Florencia. Es un perfecto ejemplo de arte mitológico etrusco. Esculpido en bronce, sorprende por su vitalidad y su energía.

Supuesto retrato de Lucio Junio Bruto en un busto de posible origen etrusco (300 a. C.), Musei Capitolini, Roma.

Sarcófago de Laetitia Seianti (s. II a. C.), Museo Archeologico Nazionale, Chiusi. Era común que los escultores representasen al difunto en una actitud cotidiana relajada.

El Apolo de Veyes (510-490 a. C.), Museo Nazionale Etrusco, Roma. Escultura de terracota que presenta una clara influencia del arte arcaico griego.

 

PÁGINA 67

 

- Anfiteatro. De planta elíptica, surge de la unión de dos teatros. Allí se celebraban luchas de gladiadores, naumaquias y venationes (luchas de animales). El Coliseo de Roma es el ejemplo más importante, pero también cabe destacar el anfiteatro de Nimes, Francia, y los de Mérida y Tarragona, en España.

- Circo. Lugar donde se organizaban las carreras de cuadrigas (caballos y carros) y se realizaban actividades atléticas. A pesar de su mal estado de conservación, destaca la magnificencia del circo Máximo en Roma.

b) Monumentos de carácter administrativo. El más importante es la basílica, un edificio generalmente rectangular formado por tres naves cubiertas con una bóveda de cañón y media cúpula al fondo, destinada al comercio, a la administración de justicia y a diversos actos públicos. La más importante es la basílica de Majencio en el foro de Roma.

c) Monumentos conmemorativos. Son elementos arquitectónicos como los altares, columnas y arcos, extraídos de su contexto constructivo habitual, individualizados y magnificados, que recuerdan perennemente las gestas del Imperio.

- Columnas conmemorativos. Pueden ser de dos tipos: la columna rostral, con el fuste decorado con elementos escultóricos que representaban la proa de un barco (rostrum), y que recordaba victorias navales, y la columna historiada, con el fuste recubierto con relieves de gestas bélicas, como la columna Trajana, sin duda el mejor ejemplo.

- Arcos de triunfo. Construidos en el foro o en los accesos de las ciudades; podían ser de una o de tres arcadas. Los arcos de Tito y de Septimio Severo en Roma y el de Bará en Tarragona son excelentes ejemplos.

 

Materiales

Los romanos construían la mayoría de sus edificios con piedra y ladrillo, pero a partir del siglo II a. C. también utilizaron el mármol para las columnas y el revestimiento de lujo.

Los romanos también usaron nuevos tipos de paramento para levantar muros; el más importante fue el opus caementicium, realizado con una mezcla de piedras pequeñas, grava, arena, cal y agua, que era equiparable al hormigón actual y que permitía cubrir grandes espacios.

 

INFORMACIÓN AÑADIDA

 

El arco de Tito en Roma (s. I d. C.) presenta elementos decorativos y constructivos innovadores, como los capiteles compuestos de las columnas y las ventanas ciegas.

El anfiteatro romano de Tarragona (s. II d. C.) presenta una parte de la cávea excavada en la roca y la otra construida sobre bóvedas inclinadas en opus caementicium.

Basílica de Majencio o de Constantino (s. IV d. C.), Roma. De proporciones colosales, aún conserva el arranque de los arcos que sostenían las tres bóvedas de la nave central.

 

PÁGINA 68

 

3.6. REALISMO E IDEALISMO DE LA ESCULTURA ROMANA

La escultura romana se subordina claramente a la arquitectura, ya que la mayoría de las obras escultóricas tienen como objetivo ornamentar edificios o monumentos. En cuanto al estilo, la estatuaria romana está influenciada por el arte etrusco y el arte griego, por el cual Roma sintió una gran admiración cultural. En este sentido, cabe señalar la gran cantidad de copias en mármol realizadas a partir de originales griegos en bronce desgraciadamente desaparecidos.

Además del mármol, los escultores romanos también trabajaron con piedra y bronce, materiales con los que desarrollaron dos géneros escultóricos propios: el retrato y el relieve histórico.

 

El retrato

En esta tipología se incluyen el busto, la escultura exenta y la escultura ecuestre. Esta última tipología está representada por la estatua de Marco Aurelio, modelo para las estatuas ecuestres del Renacimiento.

En un primer momento estos retratos tienen como referencia la escultura funeraria etrusca y la tendencia realista de la estatuaria griega del período helenístico (siglo III a. C.). Posteriormente, en el siglo I d. C., el retrato imperial adopta un cierto idealismo, propio del período clásico griego, pero muy afectado por la corriente popular que humaniza los gestos. Gradualmente se simplifican las formas, y en el período del Bajo Imperio o tardorromano (siglos III-V) se tiende a la esquematización y aparece una

evidente voluntad de solemnizar el personaje, anticipando la rigidez del retrato bizantino.

 

INFORMACIÓN AÑADIDA

Retrato ecuestre de Marco Aurelio (s. II d. C.), Roma. Escultura en bronce del emperador a caballo. Este modelo tuvo gran influencia en el Renacimiento italiano del s. XV.

Busto de Tito Flavio Vespasiano (s. I d. C.), Musei Capitolini, Roma. El escultor retrata al emperador con gran realismo, sin idealizar al personaje.

La dama de la permanente (s. II d. C.), Musei Capitolini, Roma. En los retratos femeninos, el peinado sirve a los historiadores para identificar su época.

Estatua Barberini (finales s. I a. C.), Musei Capitolini, Roma. Este senador lleva en las manos los retratos de sus antepasados, probablemente realizados a partir de las máscaras mortuorias que se hacían en cera, como era costumbre en las clases altas de la sociedad romana.

 

Página 69

 

El relieve histórico

El relieve histórico se caracteriza por su alto grado narrativo, y por cómo recrea con gran realismo y vivacidad numerosas escenas bélicas que subrayan la grandeza del Imperio. En este sentido destaca el gusto por la creación del paisaje y la decoración arquitectónica.

Estos relieves se esculpen en impresionantes monumentos conmemorativos, como altares (aras) -Ara Pacis, en Roma-, arcos de triunfo y columnas exentas. La adecuación de los relieves al espacio arquitectónico tiene en la decoración helicoidal de la Columna Trajana un ejemplo paradigmático; también es el mejor documento escultórico que se ha hecho

nunca de un emperador.

 

Información añadida mediante imágenes:

Relieve del arco de Septimio Severo (203), Museo

Archeologico Nazionale, Roma. La combinación del bajo, el alto y el medio relieve, permite al escultor dotar a la obra de una cierta perspectiva.

Relieve del Arco de Constantino (procede de un monumento de Marco Aurelio, s. II d. C). El alto grado de realismo del relieve histórico permite incluso identificar a los personajes.

Columna Trajana (s. II a. C.), Roma. En una franja helicoidal, que recorre toda la columna de arriba a abajo, se narra, con relieves, la conquista de la Dacia por las legiones de Trajano.

Cabeza de Constantino (s. IV), Musei Capitolini, Roma. Aunque la expresión del rostro es intensa, el modelado es seco y duro y ya anticipa la rigidez hierática de la escultura bizantina.

 

Página 70

 

3.7. LA DECORACIÓN PICTÓRICA

La cultura y el arte griegos fueron referentes permanentes de la pintura romana desde sus orígenes. La llegada de obras pictóricas procedentes de los botines obtenidos en Grecia influyó sobre los temas, de manera que aumentaron gradualmente las escenas mitológicas y la plasmación de los ritos religiosos.

A partir del siglo I a. C., se extendió la práctica de la

decoración de interiores de casas, palacios, edificios públicos y religiosos, utilizando la técnica de la pintura mural al fresco y mostrando una preferencia mayor por temáticas cotidianas.

La mayor parte de estas obras se han podido conservar gracias a la erupción del Vesubio del año 79 d. C., que sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano y preservó edificios intactos. En conjunto, estas pinturas se caracterizan por un alto grado de realismo, en el cual destaca el uso de la perspectiva

-que se consigue disminuyendo el tamaño de las figuras y difuminando los detalles para dar la sensación de profundidad-, el detallismo, la precisión, la riqueza cromática y la fuerza expresiva.

Tradicionalmente se establecen cuatro estilos o sistemas pictóricos muy diferenciados:

a) Primer estilo o estilo de incrustación. Desarrollado

desde mediados del siglo II a. C. hasta comienzos del

siglo I a. C., este estilo presenta una influencia griega

intensa, que se caracteriza por la imitación de grandes losas de mármol o columnas, como es el caso de la Casa dei Griffi o de los Grifos en Roma.

 

b) Segundo estilo o estilo arquitectónico. Apareció en

Roma a comienzos del siglo I a. C., y simulaba elementos arquitectónicos pintados, como si toda la pared se abriese al exterior, tratando de crear una sensación ilusionista. A medida que el estilo evolucionó, se incorporaron escenas mitológicas paisajísticas o humanas en el centro del muro, como si fuesen ventanas pequeñas o cuadros colgados.

Las pinturas que decoran la Villa Fanio Sinistor de Boscoreale o los grandes frisos de la Villa dei Misteri en Pompeya son algunos de los ejemplos más notables.

 

Información añadida mediante imágenes:

Vista del Vesubio desde las ruinas de la ciudad de Pompeya. En muchos de los edificios de esta ciudad se han encontrado pinturas en muy buen estado de conservación.

Los frescos de la Villa Fanio Sinistor de Boscoreale (s. I a. C.) simulan muy bien los elementos arquitectónicos propios del segundo estilo pictórico.

Los frescos de la Villa dei Misteri de Pompeya (s. I a. C.) forman frisos de grandes figuras, extendidos por los muros como un zócalo alto. Representan la iniciación en los ritos báquicos y crean una ilusión de perspectiva.

 

71

 

c) Tercer estilo o estilo ornamental. Nacido durante las últimas décadas del siglo I a. C. en Roma, y desarrollado bajo la moda impuesta desde la corte imperial de Augusto, este estilo sustituyó los edificios del segundo estilo por una arquitectura fantástica y de perspectivas imposibles que, sin ocupar todo el muro, se abrían como ventanas a un mundo imaginario en medio de las paredes. También era frecuente la presencia de esculturas que simulaban que sostenían la ventana.

Las pinturas del triclinium (comedor) de la Villa di Livia de Prima Porta son un buen ejemplo del estilo ornamental.

d) Cuarto estilo o estilo ilusionista. Apareció en Pompeya después del terremoto del 62 d. C. Se caracteriza por la reaparición de las arquitecturas del segundo estilo, pero con más presencia de escenas amorosas, picarescas, mitológicas y de la vida cotidiana y familiar.

Otra característica es la calidad escenográfica de algunas pinturas que reproducen escenas teatrales con cortinajes, telones y máscaras.

Son un ejemplo excelente para la caracterización de este estilo los frescos que decoran la Casa di Marco Lucrezio en Pompeya.

 

Además de la pintura mural también se han conservado pinturas sobre madera y al temple o encáustica (a la cera), que muestran las mismas características realistas propias del arte romano.

 

Información añadida:

Fresco de la Villa di Livia de Prima Porta, en Roma (finales del s. I a. C.), que refleja el estilo ornamental (tercer estilo) con perspectivas de un jardín imaginario.

Fresco de la Casa di Marco Lucrezio, en Pompeya (s. I d. C.), representativo del estilo ilusionista (cuarto estilo) con figuras arquitectónicas y escenas con personas.

Interior de un dormitorio de la Villa de Boscoreale en el cual se aprecia la riqueza y la sofisticación de la pintura mural.

 

72

 

3.8. EL DETALLISMO DEL MOSAICO

El mosaico romano es un legado helenístico, llegado a través de las antiguas colonias griegas del Sur de la península Itálica. Su gran desarrollo se produce en la época imperial (siglos I a. C.-II d. C.), y su aplicación, tanto en el suelo como en las paredes de las casas particulares y de edificios públicos, es claramente ornamental.

El mosaico se construye con trocitos de pasta de vidrio, esmalte o mármol llamados teselas. Según el tamaño y la forma de las teselas se distinguen tres técnicas diferentes: el opus tessellatum y el opus vermiculatum, de herencia griega, y el opus sectile, creado con fragmentos de mármol de diverso tamaño. El opus sectile era la técnica habitual en edificios públicos y privados de gran suntuosidad.

Al principio el mosaico romano representa temas de la mitología y de la pintura griegas, como La batalla de Isos entre Alejandro y los persas. Más tarde, el gusto por el detalle y por los colores vivos, tomado de la pintura mural, permitió un amplio repertorio temático, que incluye motivos vegetales y figuras geométricas.

 

Información añadida:

Músicos de calle (s. I. a. C.), mosaico encontrado en la Villa del Cicerone de Pompeya es de tipo costumbrista y anecdótico.

Detalle del mosaico La batalla de Isos (s. I. a. C.) que refleja los rostros del rey persa Darío y sus Inmortales, nerviosos, asustados y despavoridos ante el desastre.

Alejandro Magno en la batalla de Isos, mosaico de la Casa del Fauno de Pompeya. Entre sus características principales cabe citar las grandes dimensiones (5 por 2,70 m), los colores (blanco, amarillo, rojo y negro) con diversos matices, el movimiento frenético, el uso

del escorzo en la perspectiva y el expresionismo de los rostros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario