https://www.publico.es/politica/4d-andalucia-bolsas-paro-estructural-miseria-pobreza.html
https://www.youtube.com/watch?v=tdVWRRIQzGs
https://www.youtube.com/watch?v=2Zt78oz0omk
https://www.youtube.com/watch?v=5ovJh1MvMyI
Otro
4D en Andalucía: bolsas de paro estructural, de miseria y de pobreza
Raúl Bocanegra, 4 de diciembre de 2023
Un 4 de diciembre de 1977, dos años después
de la muerte del dictador y aún sin Constitución, se produjeron las masivas
manifestaciones –con su dosis de injusticia: ahí está la muerte impune de
Manuel José García Caparrós– que transformaron el proceso de consecución de la
autonomía y de algún modo, también, cómo se piensa Andalucía a sí misma.
Cada aniversario del 4D se plantean las
mismas preguntas: ¿Disminuye la desigualdad, se produce la convergencia de
Andalucía con el Estado, remiten las bolsas de pobreza?
Y las respuestas, en un nivel de intensidad
u otro, son también siempre las mismas. Nadie discute que hoy Andalucía, tras
más de 40 años de autonomía, es una comunidad que tiene dosis de autogobierno,
una importante red de colegios, institutos y universidades públicas; centros de
salud –hoy en crisis por las presiones del capital, sobre todo en las zonas
rurales– y hospitales, y un dinamismo creativo y socioeconómico indudable.
Sin embargo, respecto a otras zonas del
Estado y a las regiones y nacionalidades de la UE, los informes oficiales y los
que elaboran las ONG e institutos privados narran una y otra vez la misma
historia. Es el cuento de nunca acabar, uno en el que los barrios más pobres de
todo el Estado están en capitales andaluzas (10 de 15, según el INE) y en el
que el diferencial con otros lugares –según el indicador que se elija– se
mantiene, aumenta o se reduce, pero a velocidad inadecuada.
Se perpetúa así la desigualdad y persiste
también la dualidad interna, aquella que cantaba Pata Negra ("hay dos
Sevillas, la de los turistas y en la que vive la gente") en el Rock del
Cayetano. Las bolsas de paro, la pobreza y en los casos más extremos, la
miseria, continúan ahí, como un elemento estructural de la comunidad (miles de
jornaleros y temporeros viven en chabolas), que va unido en estos años a la
autonomía, al funcionamiento de la Junta de Andalucía en su sentido más amplio,
tanto con las administraciones socialistas de antaño como con las neoliberales
del PP, que ya lleva un lustro en el Gobierno, hoy.
"En términos absolutos, algo más de
tres millones de personas residentes en Andalucía –eso sí, unas 233.000
personas menos que el año pasado–, están en riesgo de pobreza y/o exclusión
social. El Arope [la tasa que mide la pobreza] femenino llega al 37,3%, cifra
que se mantiene en tres puntos porcentuales superior a la de los hombres",
según recoge el último trabajo de la Red Andaluza contra la Pobreza.
"Tanto la Murga de los currelantes de
Carlos Cano como algunos escritos de Blas Infante de hace más de un siglo
siguen aún plenamente vigentes. Pueden servir perfectamente para el hoy. La
situación estructural, comparativamente, sigue siendo parecida", afirma el
antropólogo Isidoro Moreno a Público.
Así dice la letra cantada por Cano:
"S'acabe el paro y haiga trabajo, escuela gratis / medicina y hospital /
pan y alegría nunca nos falten. / Que güervan pronto los emigrantes / haiga
cultura y prosperiá".
Andalucía, tan grande y diversa como
cualquier país, con 8,5 millones de habitantes, tiene, en efecto, una tasa de
población en riesgo de exclusión más alta que España y la media de la UE y las
tasas de paro estructurales –que en estos años desciende– siempre van por
encima de la media del país. Son asuntos endémicos.
"Considerando el umbral nacional de
pobreza, en 2021 en Andalucía hay un 12% más de población en riesgo de pobreza
que la media de España y un 15% más que la media de la Unión Europea",
recoge el V Informe del Observatorio de Desigualdad de Andalucía.
"Y Andalucía –añade este trabajo– está
a la cabeza de la pobreza [tasa Arope 2021] entre las Comunidades Autónomas de
España, casi triplicando las tasas de Navarra o el País Vasco".
La Red Andaluza contra la Pobreza recoge
que la curva, el diferencial, ha ido decreciendo desde el año 2015. Sin
embargo, "la mejora desde 2015 tampoco es suficiente para cumplir con la
contribución que tiene que realizar Andalucía para conseguir los objetivos
marcados por la Agenda 2030 –reducir a la mitad la tasa Arope que registraba en
2015– y deberían haber salido unas 240.000 personas más del riesgo de pobreza
y/o exclusión social".
20
años de comisionado en el Polígono Sur
¿Qué se ha hecho en estos años desde las
administraciones públicas? ¿Sirve para algo el esfuerzo público? Han pasado 20
años desde que se puso en marcha el Plan Integral para el Polígono Sur en
Sevilla, el barrio más desfavorecido del país, según el INE, que arrancó con
mucha fuerza, pero fue perdiendo fuelle con los años. "Las dos crisis [la
caída de Lehman y la pandemia] han afectado mucho. Yo llegué en 2013, en plena
crisis, y en 2014 nos quedamos sin un solo programa público de empleo",
afirma a Público Mar González, excomisionada del Polígono.
"Hay un tema, un error de fondo.
Considerar que el Polígono Sur es un problema interno exclusivamente. No es un
territorio que esté en el espacio sideral. Esa zona se planificó como un gueto
y ha tenido la función de tener a gente ahí, a gente a la que no querían tener
en otro sitio. La perversión de fondo es esa. La gente que ha podido salir, ha
salido de ahí, la degradación era constante", afirma el antropólogo
Moreno.
"A Polígono Sur le vino absolutamente
mal la crisis financiera. Se sufrió en todas partes, pero en la parte más
vulnerable de la sociedad fue peor. No hemos recuperado los niveles pre Lehman.
La gente que cayó en la exclusión severa sigue ahí. Eso pasó no solo en
Polígono Sur, también en muchos otros barrios. Se ha hecho muchísimo, pero no
se ha tenido el apoyo, ni la constancia ni la contundencia en la apuesta que se
necesitaría. Tampoco hay que inventar mucho más. En el Polígono Sur se han
ensayado las mejores políticas de inserción social, pero se han dejado
caer", agrega la excomisionada González.
Los datos de la Red contra la Pobreza
confirman que, aunque la curva desde el año 2014 es buena, con un repunte tras
la pandemia, aún no se ha recuperado el nivel de desarrollo anterior a la caída
de Lehman Brothers, ya no en comparación con otros lugares, sino en términos
absolutos. Así dice el trabajo: "A pesar de esta mejora, Andalucía está
lejos, todavía, de retornar a los niveles anteriores a la gran recesión. [...]
El Arope [...] aún se mantiene 4,4 puntos porcentuales por encima del
registrado en 2008, lo que supone, por tanto, un incremento cercano a las
468.000 nuevas personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social en el
conjunto del período".
Efecto
redistributivo del Estado
Estos males no son irresolubles. Un estudio
del Gobierno de España, que analiza los componentes de los indicadores de
pobreza entre 2014, sostiene lo siguiente: "La diferencia de las tasas
Arope entre comunidades llega a los 28 puntos. Si se toma en cuenta la
reducción ocasionada por las transferencias sociales de las administraciones,
la tasa de pobreza en España se reduce en 9,5 puntos, mientras que en la UE se
consigue una reducción de 9,4 puntos".
Es decir, que a pesar de las lógicas que
produce la economía capitalista, el Estado tiene capacidad de redistribuir.
¿Por qué, por tanto, persisten esas bolsas de pobreza en Andalucía? ¿Es posible
en esta economía lograr una integración, reducir la extrema pobreza, o exigiría
un esfuerzo tan grande que lo haría imposible?
González cree que sí, que hay solución.
"Si se quisiera, se podría. Si se creyera que las desigualdades lastran el
crecimiento, como indica el FMI, podría hacerse. Esto tiene solución, si
realmente es prioridad de las administraciones. En una comunidad como Andalucía
debería ser la prioridad número uno. Pero hay que ser constante y contundente,
persistir en el trabajo, continuar y no dejar caer los programas que
funcionan", afirma.
La excomisionada hace recuento de los
esfuerzos y de algunos éxitos: "En lo urbanístico [el Polígono Sur] ha
avanzado muchísimo en estos 20 años. Ahora mismo está ordenado
urbanísticamente. Está bien asfaltado, donde antes había espacios baldíos, hoy
hay equipamientos, plazas, parques, espacios culturales. No es ni de lejos lo
que era hace 20 años. Han avanzado los servicios, sin duda. Correos o Tussam no
llegaban a todo el barrio. La Policía local no entraba. Lipasam solo estaba en
una parte. Esos servicios de derechos básicos de ciudadanía están hoy
garantizados".
En
el barrio hay un centro de salud nuevo, otro renovado, ocho colegios públicos
de infantil y primaria y tres institutos (y otro adscrito per fuera del
barrio). "Si miramos los equipamientos, el Polígono Sur sin duda ha
mejorado mucho. Además, se impulsaron en estos 20 años muy buenas prácticas de
trabajo colaborativo en red, que es imprescindible. Allí no puedes trabajar a
solas, es decir, para avanzar en salud, tienes que ir de la mano del personal
de educación. Y de la misma manera para llegar al empleo desde la exclusión
severa, hay que hacer un camino de la mano de la intervención de calle y del
sistema educativo. Todo esto se impulsó y buena parte se ha perdido. Ha habido
discontinuidades y ha cambiado la apuesta. Cuando no avanzas y paras un
programa, se retrocede años".
"¿Se
puede resolver solo con una apuesta desde Andalucía o de los ayuntamientos
donde están estos barrios? –se pregunta González–. Probablemente no. Las tres
administraciones deben trabajar conjuntamente; si no, es imposible. Y se debe
persistir en el tiempo. Esto tiene que estar fuera de la pelea política".
Ciudadanos con menos derechos
"Las
administraciones –prosigue la excomisionada en el Polígono Sur– permiten allí
lo que no se permite en otros barrios. Por ejemplo, los cortes de luz, que se
atajan sin dilación en otros barrios. Se permite que haya vivienda pública para
usos no residenciales. Se cultiva marihuana. Eso pasa en otro barrio y se corta
de inmediato. Es asumir la excepcionalidad y asumir que hay ciudadanos con
menos derechos que otros. En este país, no se disfruta de los mismos derechos
de ciudadanía en todos los barrios".
González
deja, además, la siguiente reflexión en su conversación con Público:
"Cuando el Estado deja de atender las necesidades de la gente, la gente
cae en la desesperanza, y cuando pierdes la esperanza pierdes la capacidad de
lucha. Eso está pasando de nuevo, con el agravante de que tuvieron esperanza,
pero ahora mismo hay una falta de respuesta de las administraciones". Esto
se ve con claridad votación tras votación: la abstención es masiva en el
Polígono Sur.
"Es
un paradigma de lo que es Andalucía", tercia Isidoro Moreno. "Esto no
es casual –añade–. Esto tiene que ver con el papel que tiene Andalucía, de
colonia interna de España. Hay expresiones muy turísticas, pero hay una
realidad social y unas desigualdades tremendas. Si se sale de los centros de
las ciudades, de los parques temáticos, si se va al extrarradio, hay
desigualdades tremendas, que se han agudizado, incluso en la esperanza de vida.
En el Polígono Sur y en otros barrios", afirma Isidoro Moreno.
La
desigualdad existe también dentro del mismo Polígono Sur, en el que hay zonas
más extremas. En el barrio hay dos centros de salud. "La diferencia en
esperanza de vida entre uno y otro está entre seis y ocho años", afirma
González.
Las
raíces de la desigualdad
El
catedrático Manuel Delgado Cabeza, que ha dedicado su vida a estudiar la
economía andaluza, coincide en que el asunto tiene hondas raíces. "Dentro
de esta economía, a Andalucía se le asigna una función que entraña un deterioro
ecológico y social permanente. La dedicación a las tareas peor remuneradas de
Andalucía genera pobreza y exclusión y estos barrios son el resultado extremo
de estas dos lacras que padecemos".
"Las
soluciones que se plantean –añade– son solo paliativas y estos barrios son la
marginación dentro de la marginación de Andalucía. Si no se plantea una
transformación de Andalucía, un tránsito que la saque de su situación de
sirvienta de otras economías, sus barrios seguirán siendo una segregación
dentro de la dependencia".
"En
ese sentido, se cronifica la enfermedad. Se hace algo que tiene algún alivio
temporal, pero de fondo continúan los mismos males", remacha el
catedrático.
El
Observatorio de la Desigualdad recoge en su V informe lo mismo, un análisis
similar: "Los rasgos característicos de la economía andaluza
–desarticulación sectorial, escaso desarrollo industrial, incapacidad para
generar suficiente número de empleos– son los propios de ámbitos de economía
dependiente que sirven a las exigencias de acumulación de los espacios
centrales".
"Eso
ha hecho de Andalucía una de las regiones más pobres y menos desarrolladas de España,
con un bajo nivel de renta por persona o por familia (sólo por delante de
Extremadura según los datos de renta de 2020) y con un alto índice de
desigualdad interna (según el índice de Gini para 2020 sólo la Comunidad de
Madrid supera en desigualdad a Andalucía en el conjunto de la España
peninsular; pero, además, mientras en Madrid se debe a una concentración de la
riqueza, en Andalucía está relacionada con una mayor presencia de
pobreza)", se lee en ese mismo trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario