HISTORIA DEL ARTE, Santillana, 2023
5. LAS PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL ARTE CRISTIANO
1. El arte paleocristiano
Durante la época de las
persecuciones, los cristianos se reunían en lugares de manera clandestina. Por
un lado, estaban los tituli, que eran
pequeños espacios adaptados al culto dentro de casas particulares. Por otro
lado, estaban las catacumbas, cementerios subterráneos, no exclusivos del
cristianismo, formados por galerías en cuyos muros se ubicaban los nichos.
En el año 313, el emperador
Constantino promulgó el Edicto de Milán, con el que legalizaba el cristianismo
en el Imperio y se convertía a esta religión. Los adeptos se multiplicaron y
los anteriores recintos para el culto ya no eran capaces de albergar la gran
afluencia de fieles. La solución a este problema se encontró en un edificio
pagano: la basílica. Los cristianos tomaron el modelo romano y lo adaptaron a
sus necesidades.
1.1. La arquitectura paleocristiana
Entre todos los edificios
existentes en la arquitectura romana, los cristianos eligieron como modelo la
basílica, debido a sus dimensiones y estructura. A partir de entonces, la
basílica se convirtió en templo cristiano. Los primeros cristianos también
desarrollaron otros edificios, necesarios para cubrir funciones específicas.
Levantaron mausoleos para albergar la sepultura de las personalidades
importantes para la comunidad; martyria
(en singular martyrium), para recoger
y adorar las reliquias de los santos y los mártires; y baptisterios, donde se
bautizaba a los fieles por inmersión.
La basílica
Para los romanos, la
basílica era el edificio donde se administraba justicia y se llevaban a cabo
los negocios. Tenía planta rectangular y se dividía en naves longitudinales
separadas por columnas. Al fondo solía haber un ábside donde se situaba el
tribunal. En la entrada, un nártex servía de vestíbulo. Los cristianos
mantuvieron la estructura de la basílica, pero cambiaron las funciones de los
espacios interiores, para adaptarlos a su liturgia:
• Mantuvieron la planta
rectangular, la división longitudinal en naves y la separación por columnas. El
número de naves era impar, de manera que la central podía ser más ancha y alta
que las laterales. Así podía albergar un claristorio para iluminar todo el espacio.
• El acceso al templo se
realizaba a través de un atrio, al fondo del cual se situaba el nártex. Este
espacio se reservaba para los catecúmenos o fieles aún no iniciados, ya que
solo los bautizados podían acceder al interior.
• Al final de la nave central,
en la cabecera, se encontraba el presbiterio, en forma de ábside, donde se
sitúan el obispo y los presbíteros alrededor de un altar. Este hemiciclo estaba
encuadrado por un gran arco de medio punto que reproducía los arcos de triunfo
romanos, tanto en su forma como en su significado.
• Justo delante del ábside
se situaba el transepto, otra nave que recorría la basílica en sentido
transversal.
Las basílicas se cubrían con
tejados a doble vertiente en la nave central y un tejado sencillo en las laterales.
El interior no era abovedado, sino que se usaba un armazón de madera, a veces
oculto por casetones. Los ricos materiales empleados y la decoración a base de
mármoles, mosaicos y pinturas murales, en contraposición al exterior sobrio,
contribuyeron a crear un espacio espiritual y casi sobrenatural. A esto también
ayudaba la luz del claristorio, que era tamizada por las columnas que separaban
las naves.
Ejemplos
de basílicas de las primeras épocas son:
●
La basílica de San Juan de Letrán (hacia el año 313) fue una de las primeras
basílicas cristianas que se construyeron en Roma después del Edicto de Milán.
●
La antigua basílica de San Pedro del Vaticano, edificada hacia el año 320 sobre
la tumba de san Pedro Apóstol. Estaba compuesta por cinco naves y tenía adosado
en uno de los brazos del transepto un martyrium,
donde reposaban los restos del apóstol, y un baptisterio. Rápidamente se
convirtió en el modelo a seguir para las futuras construcciones.
●
En la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén se une la planta centralizada
del martyrium del sepulcro de Cristo
con la planta longitudinal de la basílica. En este caso, siguiendo el eje
longitudinal del conjunto, el martyrium
se sitúa detrás del templo, separado por un gran patio.
●
La basílica de Santa Sabina, en Roma, está formada por tres naves separadas por
arcadas sobre columnas de orden corintio.
●
La basílica de Santa María la Mayor, en Roma, fue la primera dedicada a la
Virgen María. En ella se utiliza un sistema arquitrabado para dividir las
naves.
La basílica: de
edificio administrativo a templo
En
una basílica paleocristiana toda la concepción arquitectónica (camino central
marcado por el eje longitudinal, luz del claristorio y arco de triunfo) está
pensada para dirigir la mirada del fiel al ábside, que es el centro de la
liturgia. Por otra parte, al incluir un transepto se busca el simbolismo de
reproducir la cruz de Cristo en la planta del templo, en forma de cruz latina.
Las
personas cristianas cambiaron el concepto y el sentido de la basílica para
adecuarlo a las nuevas necesidades de culto y reunión de los fieles. Así, la
basílica se convirtió en la base de la iglesia medieval. En la Edad Media se
desarrollaron las diferentes zonas y espacios arquitectónicos, y se desplegó
todo un simbolismo, que todavía hoy está vigente.
El mausoleo
Estas construcciones suntuosas eran edificios destinados a albergar la
sepultura de personajes importantes para la comunidad. Utilizaban, como los
baptisterios y los martyria, la
planta centralizada, generalmente de cruz griega, circular u octogonal, con el
fin de situar en el centro el objeto de veneración y facilitar el tránsito de
los fieles a su alrededor.
Entre los mausoleos destaca el de Santa Constanza, encargado construir
en Roma por Constantino para enterrar a su hija. El espacio central, cubierto
con cúpula, estaba destinado a acoger el sarcófago de Constanza. Alrededor,
separada por una doble columnata, corría una galería cubierta con bóveda de
cañón. Rodeando el muro exterior había otra hilera de columnas, pero esta
última no ha llegado hasta nuestros días.
1.2. La escultura
paleocristiana
Los primeros cristianos no solo creían en la resurrección del alma, sino
también de la carne; por ello, enterraban los cuerpos en lugar de incinerarlos.
A partir de la conversión al cristianismo del emperador Constantino, muchos
patricios romanos hicieron lo mismo y empezaron a encargar ricos sarcófagos con
relieves esculpidos. Esta costumbre dio lugar a la aparición de una escultura
funeraria que, técnica y formalmente, no supone ninguna novedad respecto a la
escultura romana del Bajo Imperio.
Entre los temas más representados en estos relieves se encuentran los de
Jonás y la ballena, Daniel en el foso de los leones, Adán y Eva, Moisés y las
tablas de la ley, y la Pasión de Cristo, que triunfa sobre la muerte.
1.3. La pintura de las catacumbas
La mayor parte de la decoración de las catacumbas la
encontramos en los cubículos. Las paredes y techos de estos espacios
tenían pinturas murales que se caracterizaban
por:
• El predominio del mensaje sobre la forma.
• Las imágenes son casi planas y cuentan con un
perfilado muy marcado.
• Los fondos son neutros y no suele haber
representación del espacio en perspectiva.
• Predominio de temas relacionados con la salvación de
las almas, ya que esta creencia es una de las novedades que aporta la religión
cristiana. También se muestra la figura de Cristo, que al principio aparecía
como un joven imberbe. Los fieles orando son ampliamente representados. Destaca
la figura de una mujer que levanta los brazos, la orante; se trata de un
personaje simbólico que implora con el fin de alcanzar la gracia de Dios.
• Al igual que en la arquitectura y la escultura, la
pintura asimila y adapta los temas
paganos, aunque para los cristianos tenían otro significado. Así, por
ejemplo, la iconografía cristiana toma la figura del Moscóforo griego para representar
al «Buen Pastor»: Cristo como pastor que guía las almas, simbolizadas por los
corderos.
2. El arte bizantino
Después de la caída del Imperio de Occidente en el año
476, el Imperio de Oriente o Imperio bizantino se convirtió en el transmisor
del legado cultural y político de la antigua Roma. Al mismo tiempo, debido a su
situación geográfica, se vio favorecido por influencias orientales y griegas, y
así surgieron un arte y una cultura con personalidad propia. De hecho, Bizancio
se convirtió en el eje de una larga civilización que perduró hasta que los
turcos otomanos conquistaron Constantinopla en el año 1453.
El arte bizantino alcanzó su máximo apogeo y esplendor
durante el reinado del emperador Justiniano (527-565), quien ostentó no solo el
poder político, sino también el religioso (forma de poder conocida como
cesaropapismo).
La arquitectura y el mosaico alcanzaron mayor
desarrollo en el arte bizantino. Las imágenes representadas en los mosaicos
fueron fundamentales para difundir la doctrina de la religión cristiana.
2.1. La arquitectura: Rávena y Constantinopla
En general, el arte bizantino se consideró heredero de
las formas romanas. La arquitectura bizantina, como la romana, es abovedada y
da más importancia al interior de los edificios que al exterior. No obstante,
la arquitectura bizantina tiene sus propias características:
· Empleo de bóvedas. Los
arquitectos bizantinos edificaron cúpulas de proporciones gigantescas, como la
de Santa Sofía de Constantinopla, con más de 30 metros de diámetro.
· Utilizaron el capitel con
cimacio, el más característico del arte bizantino. Además, emplearon los
capiteles clásicos, en los que introdujeron modificaciones, como la decoración
zoomorfa o la vegetal.
·
Los
edificios religiosos bizantinos seguían en su planta los modelos propios de los
primeros cristianos: la planta basilical y la central, que permitían el uso de
enormes cúpulas.
Las muestras más importantes de arquitectura bizantina
se encuentran en Constantinopla y en Rávena, ciudad situada al norte de Italia.
En Rávena se edificó la iglesia de San Apolinar in
Classe, un edificio de planta basilical de tres naves separadas por columnas de
mármol con arcos. Destaca la riqueza decorativa del mosaico del ábside, al que
precede un arco de triunfo. Esta estructura está pensada para dirigir la mirada
del fiel hacia el altar, centro litúrgico de los templos cristianos.
La obra maestra del arte bizantino es la basílica de
Santa Sofía de Constantinopla. Es una obra clave de la historia de la
arquitectura, debido al sistema de pechinas que utiliza. Este permite pasar de
la forma cuadrada que se sigue en la planta a la circular adoptada en la enorme
cúpula.
También en Rávena está la iglesia de San Vital. Sigue
el modelo de planta centralizada octogonal, aunque una cabecera con ábside
marca el eje principal. Este modelo de planta triunfó en la arquitectura
bizantina. Tiene un amplio nártex situado de manera oblicua respecto al ábside.
El interior está ricamente decorado con mármoles, pinturas murales y mosaicos.
Estos últimos, que representan al emperador Justiniano y la emperatriz Teodora
con sus correspondientes séquitos son considerados como los más importantes del
arte bizantino.
2.2. El mosaico
Los bizantinos utilizaron la técnica del mosaico para
embellecer por dentro sus edificios, ya que con ellos recubrían casi la
totalidad de los muros de los templos.
Los mosaicos conservados más importantes se encuentran
en el presbiterio de la iglesia de San Vital de Rávena, donde se representa al
emperador Justiniano y a la emperatriz Teodora acompañados de sus respectivos
séquitos.
PUNTOS DE VISTA
El mosaico bizantino frente al romano
Los mosaicos bizantinos no tuvieron el naturalismo que
alcanzaron en Roma, pero destacaron por su técnica y riqueza lumínica y
cromática. En muchos mosaicos emplearon, incluso, piedras preciosas o se
cubrieron las teselas con pan de oro. La luz que se filtraba por las ventanas
reverberaba sobre los mármoles y los brillantes mosaicos produciendo un efecto
místico y casi sobrenatural.
En cuanto a la temática, frente a los contenidos
costumbristas o mitológicos romanos, en el mosaico bizantino predominan las
escenas religiosas. De especial interés son las representaciones del
Pantocrátor (Cristo todopoderoso sentado y bendiciendo), la virgen o la Déesis
(Cristo entre la Virgen y san Juan Bautista). Esta iconografía cristiana
se consolidó en la Edad Media y alcanzó gran desarrollo.
Destacan los mosaicos del ábside de San Vital con
Cristo entronizado, las procesiones de las vírgenes y los mártires sobre las
arcadas de la nave central de San Apolinar el Nuevo, y el ábside de San
Apolinar in Classe.
2.3. Los iconos
La palabra icono, del griego eikon, significa
«imagen», y designa las representaciones religiosas de la Iglesia cristiana
ortodoxa.
En Bizancio, tras el periodo iconoclasta de
destrucción y prohibición de imágenes, a mediados del siglo IX surgió la
necesidad de justificar la representación de Dios, la Virgen y los santos. A
partir de este momento, un icono ya no fue solamente la imagen formal de la
divinidad con aspecto humano, puesto que dicha pintura contenía la esencia de
aquello representado y, por tanto, era sagrada. Así, la veneración al icono no
suponía un acto de idolatría, ya que no iba dirigida al elemento material, sino
a la divinidad que contenía.
En los templos cristianos ortodoxos, los iconos se
exponen para su adoración tras una especie de muro llamado iconostasio.
3. El prerrománico español: el arte visigodo
El arte visigodo, que se extiende desde el siglo VI hasta la llegada de
los musulmanes a la Península a principios del siglo VIII, alcanzó su mayor
esplendor en el siglo VII. El pueblo visigodo estaba fuertemente romanizado, ya
que había convivido con los ejércitos romanos en las fronteras del Imperio. Por
tanto, su arte aglutina la cultura germánica con el arte tardoromano.
3.1. La arquitectura
Al contrario de lo que sucedía en Roma, que era una civilización
eminentemente urbana, la mayoría de edificaciones visigodas se sitúan en el
ámbito rural.
La arquitectura visigoda tiene las siguientes características:
· La mayoría de edificios son religiosos y adoptan la planta basilical, aunque también los
hay con la planta centralizada.
·
El uso de grandes
sillares de piedra tallados.
·
La introducción
del arco de herradura.
·
La utilización de bóvedas de cañón.
·
Entre la nave del templo y el transepto se sitúa un
iconostasio. Este surge como
respuesta a las necesidades de la
liturgia cristiana de esta época, que requería de zonas claramente separadas
para los fieles y el clero.
· Relacionado también con los oficios religiosos, en la zona de la
cabecera se construyeron habitaciones
para los clérigos. Estas estancias serán el antecedente de la sacristía.
· Los edificios tienen pocos vanos.
· Los templos se decoran con relieves
esculpidos a bisel con una técnica un tanto tosca. Encontramos relieves
en los capiteles, basas, líneas de imposta, cimacios, frisos, altares,
canceles, etc. Los temas son geométricos, vegetales y animales, además de
representaciones de escenas bíblicas.
Los templos más destacados de la arquitectura visigoda son San Juan de Baños, en Palencia, y San Pedro de la Nave, en Zamora.
ESTUDIO DE OBRAS DE ARTE
Basílica de Santa Sofía
1. Ficha técnica
Autores: Antemio
de Tralles e Isidoro de Mileto.
Cronología: 537.
Localización:
Constantinopla, actual Estambul, Turquía.
2. Descripción y análisis
La planta del templo es un rectángulo con un ábside en
uno de los extremos. Tres naves longitudinales recorren el rectángulo, como en
las basílicas paleocristianas. En el centro del rectángulo se levantan cuatro
pilares que delimitan un espacio cuadrado. Sobre los enormes pilares se alza la
gran cúpula de 31 metros de diámetro.
La cúpula es el aspecto más destacado de la
construcción. Descansa sobre pechinas y tiene un tambor con ventanas que
iluminan toda la base, de manera que parece que flota en el espacio. Para
evitar el desplome de la gran cúpula central, en los lados longitudinales (este
y oeste), por debajo de su nivel, hay dos semicúpulas que soportan parte del
empuje. A su vez, las semicúpulas distribuyen parte de la presión del empuje
sobre dos exedras con medias cúpulas más pequeñas y a menor altura. El conjunto
produce la impresión de cúpulas que van cayendo en cascada.
En el interior, los muros son muy ligeros: están
formados por dos pisos de arcadas sobre columnas, donde hay tribunas, galerías
altas que recorren las naves laterales. En la parte superior, los muros
aparecen completamente horadados por ventanas. Prácticamente, los muros no
ejercen ninguna función sustentante, puesto que los empujes y las fuerzas se
han ido repartiendo. Contrasta la gran masa sólida del exterior con el interior
de aspecto ingrávido.
3. Comentario
Santa Sofía fue inaugurada en el año 537, pero un
terremoto hundió la cúpula y no se volvió a levantar hasta el año 562. Marcó un
hito en la historia de la arquitectura, tanto por la habilidad en la
distribución de los empujes y las fuerzas como por la utilización de las
pechinas. El uso de mármoles y mosaicos en su interior, la luz que reverbera
sobre los materiales dorados y el espacio diáfano de aspecto inmaterial crean
un universo casi sobrenatural.
En 1453 Constantinopla cayó en manos de los turcos y
Santa Sofía pasó a ser una mezquita. Por ello, se añadieron los cuatro
alminares. También se cubrieron los mosaicos, pues la cultura musulmana no
permite representar figuras humanas. Los trabajos de restauración han
recuperado los mosaicos de la época bizantina.
Iglesia de San Vital
El núcleo central del edificio está constituido por
ocho grandes pilares sobre los que se asienta una bóveda. A partir de los pilares
se desarrollan siete exedras de dos pisos, en las que los muros han sido
sustituidos por columnas. Entre el muro exterior y las exedras corre un
deambulatorio (como en los baptisterios), que comunica visualmente con todo el
edificio gracias a las esbeltas columnas, que ofrecen un espacio diáfano y
transparente.
El exterior es sobrio y en él encontramos
contrafuertes en los ángulos del octógono. Los muros están perforados por
grandes ventanales.
ESTUDIO
DE OBRAS DE ARTE
Mosaicos
de la iglesia de San Vital
1. Ficha técnica
Autor: Desconocido.
Cronología: Mediados del siglo VI.
Localización: Iglesia de San Vital, Rávena, Italia.
2. Descripción y análisis
Se trata de dos paneles en los que vemos al emperador
Justiniano acompañado de su séquito en uno, y en el otro, a la emperatriz
Teodora con su corte. Representan la tradicional oblatio imperialis: la costumbre que existía entre los emperadores
de hacer ofrendas a las iglesias más importantes para manifestar ante los
fieles su virtud cristiana y, a la vez, su poder sobre el Imperio.
Justiniano porta una patena de oro y viste de color
púrpura, tono que simboliza el poder. Lo acompañan, a un lado, el obispo de
Rávena (Maximiano, como leemos en la inscripción sobre su cabeza) y, al otro,
generales de sus ejércitos. Así, Justiniano acredita el apoyo que recibe del
poder militar y eclesiástico para convertirse en la máxima autoridad, tanto
política como espiritual, es decir, el cesaropapismo. Además, el emperador y su
esposa aparecen con nimbo o aureola, lo que supone la sacralización de su
poder.
El cortejo de Justiniano se presenta sobre un fondo de
oro.
Los personajes no forman parte de una procesión, sino
que se muestran totalmente de frente y hieráticos. Los protagonistas, por
supuesto, están situados en el centro de cada escena.
3. Comentario
Aunque estos mosaicos forman parte de la decoración de
la iglesia de San Vital, no representan escenas religiosas, sino que se trata
de una ostentación fastuosa con el fin de mostrar la grandeza del emperador.
Los retratos no son realistas, sino que exaltan el
poder de la realeza y su alianza con la religión. En suma, no nos encontramos
ante un espacio narrativo, sino simbólico, donde prima el concepto de lo
representado.
1.Ilustración de personas
cristianas en unas catacumbas.
2.Alzado de la antigua
basílica de San Pedro del Vaticano.
3. Esquema de planta de cruz
latina
4. Planta de la basilica del
Santo Sepulcro, Jerusalén. Hacia el año 336.
5. Vista desde la nave
central de la basilica de Santa María la Mayor, Roma. Hacia el año 440.
6. Sarcófago del senador Junio Basso, Roma, Italia. Hacia el año 359.
El sarcófago muestra, en forma de doble friso, escenas del Antiguo y del
Nuevo Testamento separadas por columnas. En la parte superior, las columnas
soportan un arquitrabe y en la inferior se alternan arcos y frontones.
También se incluyen temas paganos adaptados al cristianismo, como la
escena central, donde se representa la traditio
legis romana: el emperador romano entronizado con los rollos de la ley en
la mano. Ahora es Cristo, cuyo trono se asienta sobre el mundo, quien entrega
la nueva ley a los apóstoles.
7. Interior (arriba) y planta (abajo) del mausoleo de Santa Constanza,
Roma, Italia. Hacia el año 326.
8. Cubículo de los Sacramentos,
catacumbas de San Calixto, Roma, Italia. Siglo III.
9. Catacumbas de Priscila, Roma,
Italia. Segunda mitad del siglo III.
Estas pinturas se encuentran en un cubículo llamado de
la Velatio (concepto religioso que significa «toma del velo», en alusión al que
lleva la orante sobre la cabeza).
El Buen Pastor. La
figura de Cristo se sitúa en el techo del cubículo.
La orante. Representa a una mujer en
actitud de orar, situada en el centro de la composición. A su izquierda hay una
mujer sentada, que sostiene en su regazo a un niño. A su derecha hay tres
figuras: un anciano y una pareja joven.
10. Interior (arriba) y mosaicos de la cúpula del
ábside (abajo) de San Apolinar in Classe, Rávena, Italia. Hacia el año 534.
Esta iglesia se construyó en honor de san Apolinar, el
primer obispo de Rávena.
La iglesia consta de tres naves, la central más alta y
ancha que las laterales, y de un hermoso ábside decorado con mosaicos.
La separación de las naves se logra con arcadas de
medio punto sustentadas en columnas de base cuadrada.
Los mosaicos de la cúpula del ábside se pueden dividir
en dos zonas. En la superior destaca una gran cruz dentro de un círculo. Sobre el círculo aparece, entre las nubes, la mano de
Dios. En la parte inferior, rodeado de un verde paisaje, se encuentra san
Apolinar con los brazos levantados. Los corderos que lo enmarcan representan a
los fieles del obispo.
11. Cristo sentado entre san Vital y el obispo
Eclessius, mosaico del ábside principal de la iglesia de San
Vital.
12. Exterior (arriba) y planta (abajo) de la iglesia
de San Vital, Rávena, Italia. Hacia el 532.
13. Interior de la cabecera de la iglesia de San
Vital.
14. Interior de Santa Sofía. Vista de
parte de la cúpula desde la nave central.
15. Vista de los muros
exteriores del templo.
16. Interior de la basílica. Vista de
las cúpulas interiores.
17. Exterior de la basílica de Santa Sofía.
18. Cristo con el emperador Constantino IX y la
emperatriz Zoe. Mosaico del siglo XI
19. Planta (arriba) y alzado (abajo) de la basílica de
Santa Sofía.
20. Justiniano y su corte.
21. Teodora y su corte.
22. Mosaico bizantino Déesis.
Estambul, Turquía. Siglo XII.
23. Mosaico romano Ulises y las sirenas. Museo
del Bardo, Túnez. Siglo III d.C.
24. Iconostasio de la iglesia de la Trinidad, Pskov,
Rusia
25. Exterior de la iglesia de San Juan de Baños, Palencia, 661.
La iglesia fue edificada y consagrada por el rey Recesvinto. Sigue el
modelo de planta basilical con nártex o pórtico, tres naves longitudinales,
transepto y ábside cuadrado. Cerca del ábside, aunque no accesibles desde él,
hay dos recintos que servían de salas auxiliares al clero en sus funciones
litúrgicas.
26. Interior de la iglesia de San Juan de Baños.
El interior de las naves está separado por arcos de
herradura que apoyan en columnas romanas. El acceso al pórtico y el ábside está
marcado por un gran arco de herradura con una cruz esculpida en la clave. La
decoración escultórica es sobre todo geométrica, con flores y rombos inscritos
dentro de circunferencias. Las cubiertas interiores son de madera en las naves
y de bóveda de cañón en el ábside. Las ventanas son escasas y pequeñas,
propiciando interiores oscuros.
DESDE EL 123 HASTA EL 129
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