FRANCIA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
Tras la revolución de 1848 la constitución de la II República Francesa estableció un poder ejecutivo con un presidente por cuatro años. Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del famoso emperador, ganó las elecciones presidenciales de 1848 con el apoyo de los votantes campesinos, la mayoría de la población.
En 1850 la Asamblea nacional (el parlamento francés) aprobó una ley que sustituía el sufragio universal por el sufragio censitario.
En 1851 el presidente de la II República Francesa, Napoleón, dio un golpe de estado en el que se presentaba como un defensor de la democracia frente a la Asamblea nacional (el poder legislativo).
En 1852 el presidente Bonaparte se convirtió en emperador con el título de Napoleón III.
El Segundo Imperio Francés tuvo una constitución que daba al emperador el poder ejecutivo, y que le permitía controlar al poder legislativo.
Podemos distinguir dos etapas en el Segundo Imperio Francés:
El imperio autoritario (1852-1860)
En esta etapa el gobierno de Napoleón III reprimió cualquier oposición. El emperador contó con el apoyo de los campesinos franceses que se beneficiaron del crecimiento económico producido por la I Revolución Industrial.
La teoría de gobierno de Napoleón III, llamada Bonapartismo, consistía en reconocer la soberanía popular aunque el poder estuviera concentrado en una persona.
Durante esta etapa Napoleón III llevó a cabo una política exterior de prestigio:
- Francia partició en la guerra de Crimea (1854-1856) como aliada de Gran Bretaña
- Francia apoyó la unificación italiana a cambio de las regiones de Saboya y Niza
La participación en la unificación de Italia, que enfrentó a Napoléon III con el Papa, le hizo perder parte del apoyo de los campesinos católicos.
A consecuencia de lo anterior se produjeron varios cambios políticos:
- desapareció la represión política
- el poder legislativo recuperó parte de su independencia
- se respetó la libertad de prensa
- se reforzó la enseñanza públcia
- se concedieron a los obreros el derecho de huelga y la libertad de asociación
Durante el Segundo Imperio Francés la economía francesa se industrializó y prosperó. Las grandes ciudades francesas adoptaron los nuevos diseños urbanísticos basados en las grandes avenidas, la desaparición de las murallas, la extensión de las redes de alcantarillado y del alumbrado público (con gas).
Los éxitos en política interior de Napoleón III se vieron neutralizados cuando este declaró la guerra a Prusia por el temor a su fortalecimiento militar.
La guerra franco-prusiana (1870-1871) supuso una gran victoria para Prusia que basó su triunfo en dos factores:
- el uso del ferrocarril para trasladar más tropas, más lejos, más rápido que nunca antes.
- la implantación del servicio militar obligatorio en Prusia que le permitió poner en pie un ejército casi el doble de grande que el francés.
La derrota en la batalla de Sedán llevó al parlamento francés a proclamar la III Repúblcia Francesa.
Mientras seguía la guerra se produjo una revolución en París que organizó un gobierno popular dominado por los obreros revolucionarios (Comuna).
El gobierno provisional francés, tras firmar la paz con Prusia, lanzó a su ejército contra la Comuna de París y la aplastó.