miércoles, 24 de mayo de 2017

Las mujeres que usaban mal el preservativo

Las mujeres que usaban mal el preservativo
Hace unos días se dio a conocer una preocupante investigación que alertaba sobre el carácter negligente de las mujeres españolas a la hora de usar el preservativo. Según un estudio de la Sociedad Española de Contracepción, el 40% de las mujeres o bien “no lo usan siempre” o “sólo lo hacen después de haber iniciado la relación”. La encuesta revelaba, además, que el 10,8% de las mujeres fértiles está en riesgo de quedarse embarazada sin quererlo.

No pude más que avergonzarme por todas esas mujeres incapaces de colocar una goma en los penes de sus compañeros antes de metérsela en la vagina. Por favor, que hasta sé yo y soy de la ESO.

Por eso, me propuse explicarle a todas ellas cómo se pone un preservativo. Una lista de fáciles pasos que, cualquier mujer (incluso si es rubia) podría entender. Un decálogo para chicas empoderadas y autónomas que manejan su sexualidad y su salud con responsabilidad.

1) Compra preservativos

2) Encuentra a un acompañante

3) Dile que se lo ponga

4) Probablemente, te dirá que no quiere

5) Que controla

6) O que es solo un ratito

7) Que así no siente nada

8) Que si no te fías de él

9) Que está muy sano

10) Que con condón no se levanta

11) Que es la primera vez que lo hace

12) Que está harto de hacerlo y nunca ha pasado nada

13) Que te paga la píldora del día después

14) Que eres una histérica

15) Que nunca se ha enrollado con una yonki

16) Que te ama

17) Que quiere que seas la madre de sus hijos

18) Que tiene un cáncer terminal

19) Muy terminal

20) A lo mejor te va desnudando por el camino pero… sé fuerte

21) Negocia con él el tiempo que sea necesario mientras te quita las bragas

22) Háblale de las ETS.

23) Del embarazo no deseado

24) Insiste en que no es nada personal

25) No bebas más

26) Dile que lo amas

27) Quizá te tengas que largar con tu preservativo a otra parte

28) O dejarte hacer para A) no quedar mal con él o B) porque tú tampoco eres de acero

29) Si logras convencerlo…

30) Saca el preservativo del envoltorio

31) Coge el pene erecto y desliza el preservativo (del derecho) hasta la base del mismo

32) Folla

33) Tira el preservativo

34) Cada vez que repitas la operación es importante que cojas un preservativo nuevo, y, sobre todo, que tu acompañante quiera ponérselo

35) Pero sobre todo, recuerda que tú eres la responsable última por “dejarte hacer”

36) Hagas lo que hagas, siéntete mal

Este tipo de titulares, sesgados, confeccionan una visión negativa sobre el comportamiento de las mujeres con respecto a la sexualidad, cuando la mayoría de nosotras nos hemos peleado con hombres para que se pusiesen el preservativo. Este tipo de noticias, como las que se ceban con la edad a la que somos madres por primera vez, ponen el foco sobre la mujer culpándola, una y otra vez, de todo lo relacionado con el sexo, la contracepción y la maternidad.


Por eso también pensé que estaría bien empezar a hablar de todos esos hombres que se olvidan de la toma de la píldora, los que no nos recuerdan que nos cambiemos el tampax cada ocho horas, o aquellos que no acuden a las revisiones ginecológicas con regularidad. De los hombres que son padres a partir de los 40. De los que no quieren tener hijos. O de los que pasan de usar el condón. Los que ni siquiera los tienen en el cajón. Los que intentan convencer a sus parejas sexuales. Los que no se sienten responsables de su polla ni de lo que sale de ella porque es un ser autónomo que atiende únicamente a su instinto animal. Y creo, sinceramente, que entonces sí tendríamos una equilibrada e interesante radiografía de los hábitos de todas y todos los españoles.

¡Es amor, idiotas!

http://suspensoenreligion.com/2017/05/es-amor-idiotas.html

Pequeñas grandes mentiras (de madre)

Pequeñas grandes mentiras (de madre)
(*contiene spoilers)

Un asesinato dentro la comunidad escolar pone bajo sospecha la tranquila vida de varias madres de clase alta y gustos aparentemente anodinos en la ciudad costera de Monterey. Madres perfectas entregadas a sus retoños que, bajo quilos de maquillaje y cinismo, escoden una larga carrera de renuncias, frustración matrimonial y sexual, amores prohibidos, miedo, rabia, ira, celos y envidias, e incluso malos tratos continuados en el marco de una familia idílica. Big Little Lies (HBO) es un thriller -con golpes de dramedia- que engancha desde el primer minuto porque revela muchas de las verdades (y más mentiras) del oficio de ser madre. Una serie que aporta una mirada mucho más compleja y honesta sobre la maternidad y sus dificultades, con concesiones para la irresponsabilidad y el hedonismo.

La narración, más descriptiva que emotiva en muchos casos, acaba posicionando al espectador incómodamente al lado de madres imperfectas, mujeres egoístas que mienten -muchas veces a sus hijos- para mantener a salvo el status público de la bendita maternidad. Y que acaban mintiendo, simplemente, por pura sororidad.

Memorable la escena en el coche de Reese Whiterspoon y la maravillosa Nicole Kidman, después de haberse derrumbado la segunda asegurándole que en realidad, ser madre, ya no la satisfacía por completo. Dos mujeres eufóricas, en la plenitud de sus vidas, gritándole al mundo que tienen mucho más que ofrecer.

Big Little Lies muestra a madres orgullosas de serlo pero que viven dentro de esa olla a presión para “sentirse afortunadas por tener hijos sanos, dinero y un marido que las quiere” cuando la sociedad se empeña en reducir el éxito femenino solamente a eso.

Hace poco escuché por boca de una madre que una de las cosas que más le fastidiaban de serlo es que ya nadie le pregunta por ella misma. Cualquier llamada, especialmente de su propia madre o de su suegra, se acababa convirtiendo en un cuestionario sobre la salud y los progresos de sus hijos. Como si de repente, ser madre, le hubiese negado el privilegio de ser hija.

Y cada vez menos ajenos a esas pequeñas grandes mentiras, aparecen los hijos. Niños adorables como Chloe o Ziggy o la adolescente Abigail, que con curiosidad, ternura y rebeldía, se enfrentan a las incoherencias de los adultos dentro de ese perímetro de seguridad que tejen las madres.
Todas las madres, incluso aquellas que no comenten homicidios y recuerdan quién es tu padre, desarrollan una red de pequeñas grandes mentiras y un lenguaje propio como estrategia interpretativa delante de sus hijos. Por eso he incluido una breve recopilación de clásicos de ayer, hoy y siempre.
“Papá puso una semilla…” (todavía no existe una versión oficial de cómo llega la semilla). “Si no te lo comes todo…” (lo que va detrás de esto SIEMPRE es mentira). “Vamos a dormir que mañana vienen los Reyes” (já). “Los niños no mueren y los papás de los niños tampoco” (hasta que se muere un niño de tu clase y aparece el cielo de los niños). “Mira, un avión”. “Eres lo mejor que me ha pasado en la vida”. “Eres lo peor que me ha pasado en la vida”. “Fue un embarazo muy feliz”. “No cambiaría por nada un fin de semana en familia”. “En la puerta del colegio hay señores que dan caramelos con droga” (a mí nunca me tocó la droga por más caramelos que me comí, lo juro). “Nada me divierte más que jugar con mis hijos”. “Te prometo que si me lo cuentas no me enfadaré” (qué estrategia más sucia, por favor). “Si te lo comes todo, serás más alta que papá”. “Si no fuese por vosotros, jamás discutiría con tu padre”. “Yo era mucho más moderna que tú”. “Yo nunca disgusté a mis padres”. “No me importa que te vayas con un chico” (siempre que le digas quién es, dónde vive, en qué trabajan sus padres y le facilites la ficha policial). “Me encanta que pases tiempo con tus amigas”. “La carta de tu novio apareció abierta al buzón” (la que llevabas en la carpeta del instituto, también). “Nunca miro tu Facebook”. Sobre por qué no duermes el sábado en casa “si te pregunto esto es porque te quiero”. “No pasa nada porque no vengas a comer el domingo”. “Yo a tu edad” (siempre algo mejor que tú). “Hazte respetar” (construcción polisémica que en boca de una madre sólo tiene un significado). Y, las más ruines de todas, “a mí me lo puedes contar todo” porque “yo no soy tu madre, soy tu amiga”.
Y entonces, cuando los niños crecen un poco y son conscientes de la asombrosa naturalidad con la que sus madres les mienten desde que nacen, desarrollan su propio código de mentiras absolutamente irreprochables, que incluyen “tengo que hacer un trabajo en casa de Paula el sábado a las 10”, “me tiene manía”, “me sentó mal la hamburguesa” y  ”te juro que ya salí sin bragas de casa”.

Definitivamente, la mentira está infravalorada.

El otro mar de plástico

http://www.vozpopuli.com/next/llega-basura-islas-remotas-mundo_0_1026497653.html

Carne cruda

http://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/Viva-polla_6_645045492.html

miércoles, 17 de mayo de 2017

The ancient greeks























Armies of the Macedonian and Punic Wars 359 BC to 146 BC
























































Introducción del 2016





Este dibujo está basado en dos placas de terracota encontradas en Campania, que muestran tropas con una mezcla de ropa y equipo  asiático y macedonio lo que sugiere que pertenecían a un ejército griego en el este, probablemente el seléucida. Probablemente los falangistas persas de Alejandro, los pantodapoi asiáticos de los Sucesores, las tropas más tardías de Mitrídates VI del Ponto, serían similares. Los pantalones son una señal segura de influencia “bárbara”, y la figura en la otra placa incluye mangas largas. La coraza se dobla con el movimiento del cuerpo, indicando que era de lino o de cuero antes que de metal. No parece haber garantía para la opinión de que la infantería de los reinos helenísticos se pasó a la armadura metálica, como algunas veces se ha sugerido. Asclepiodoto habla de coseletes, como hace Plutarco al describir a los aqueos de Filopemen,  pero ninguno de ellos dice que fueran de metal, y sus palabras también serían adecuadas para la armadura de cuero. Al contrario, son comunes las ilustraciones de infantería con coseletes no metálicos, mientras que la mayoría de aquellas mostradas con corazas de chapa usan fajas de oficiales. Parece, entonces, la práctica general, que sólo los oficiales usaban las armaduras metálicas. Una confirmación para los Seléucidas la proporcionan unos relieves de guerreros con coseletes similares al de este dibujo, de cerca de Éfeso, posiblemente de la tumba de Antíoco III Teos, que murió allí el año 246. Los guerreros tenían mangas cortas y las piernas desnudas; la mayoría usaban casco ático con penacho en contraste con el casco tracio sin cimera que se muestra aquí. Quizás los relieves de Éfeso están basados en los argiráspides, la infantería de la guardia seléucida, de los que se podría esperar que presentasen un aspecto más helénico, con las piernas desnudas y grebas, y usasen penachos. Luchaban “armados al estilo macedonio” como falangistas. Excepto por una dudosa referencia a una marcha forzada en Bactria, no se encuentran en operaciones móviles a menudo como aquellas para las que habían sido usados los hipaspistas; por ejemplo no fueron usados cuando Antíoco III asaltó pasos de montaña. Así que no hay razones para creer que tuviesen un estilo alternativo de armamento más ligero como con Alejandro.
Este hombre sostiene su sarissa en ángulo, como hacían las filas posteriores de la falange, esperando disminuir la fuerza de los proyectiles enemigos. El pesado regatón colocado como contrapeso, la “parte de contrapeso” de Polibio, está sacado de los relieves de Pérgamo. La longitud de la  sarissa aumentó después de Alejandro; Polibio dice que medía 14 cúbitos (6’4 metros) en el siglo II, pero que “originalmente” había sido de 16 cúbitos (7’3 metros) de longitud.




This figure is basically similar to 25 with a hoplite-type shield added, based on two reliefs from Thespiai in Boiotia. Greek cavalry adopted shields probably in the 3rd century, either after the appearance of Tarantine mercenaries in 317, or after Pyrrhos' Italian campaign of 281-75, when he met shielded Tarantine and Roman cavalry and may have brought shields back for his cavalry, and the contemporary incursion of shielded Galatian cavalry into Greece. The appearance of Thracian cavalry without shields in the early 3rd century Kazanluk paintings (figure 68) inclines me to favour the later date rather than postulating a rapid introduction after 317. Most Greek cavalry seem to have retained their traditional javelins rather than being re-armed, as the infantry were, after the Macedonian style. For possible exceptions see under figure 47. The much praised Aitolian cavalry are said by Livy to have used spears, not unfortunately further defined, and some at least wore cuirasses. In view of their general poverty and rapid mobile tactics these may perhaps have been non-metallic, but some may well have bought or looted metal armour.

Este dibujo es básicamente similar al número 25 con el añadido de un escudo de tipo hoplita, basado en dos relieves de Thespiai en Beocia. La caballería griega adoptó los escudos probablemente en el siglo III a. C., o tras la aparición de los mercenarios tarentino en el año 317, o tras la campaña italiana de Pirro en los años 281-275 a. C.



This figure is from the Aemilius Paullus monument, which clearly shows that Macedonian cavalry, like the last figure, had adopted large round shields. These have a central rib like the thureos indicating Celtic or Italian origin, but no metal boss or rim is indicated, and unlike the thureos this shield is carried with the rib horizontal. Unlike Macedonian infantry, no pattern is visible on the shield face. Although Peter Connolly says this shield “is certainly neither Roman nor Greek” it was in fact used by both, whatever its origin. It occurs on Roman coinage (see figure 140) and as for the Greeks it is carried by a cavalry officer in typical Hellenistic short plate cuirass and knotted sash on a relief from near Daskylion, on the borders of Bithynia and Phrygia. The cavalry on the Aemilius Paullus monument carrying these shields cannot be Celts, as Connolly suggests, as we know enough about the orders of battle to be fairly certain no Celtic cavalry were present, on either side. In addition, the clearest surviving cavalryman has a Macedonian style helmet, with low comb and cheekpieces, very like the silvered iron example from Epeiros, discussed under figure 34, depicted here. One rider shown without his shield has the usual cloak and short muscled cuirass.

Macedonian cavalry seem to have discarded the long xyston and reverted to javelins, since Livy describes their consternation when charged by Roman cavalry; the Macedonians automatically assumed cavalry would skirmish. He also mentions Philip V himself fighting with missiles from horseback, outside Athens. The change may have come about because using long xyston and large shield together was asking too much of cavalry without saddle or stirrups. The reduced shock power would have been acceptable because of the declining role of cavalry. Pyrrhos, who as noted may have been responsible for introducing cavalry shields to Greece, seems according to Dionysios of Halikarnassos to have had his guards armed with xyston in Italy, but after his return was using a bronze shield on horseback in his last battle at Argos (Pausanias records that the Argives kept it as a trophy), so may have adopted javelins and shield for himself and his guards.


http://www.warfare.altervista.org/WRG/AotMaPW-47-Xystophoros.htm

Some Hellenistic cavalry retained the xyston, but those who did so do not seem to have adopted shields, though certainty is difficult. This figure is based on a Roman coin celebrating the defeat of Macedon in 168. He may conceivably be a Macedonian, but as he is shown charging triumphantly rather than defeated and dispirited he is more likely a Roman ally, depicted to celebrate their assistance. Cavalry from several Greek states helped Rome during this war, but the most important contingent came from Rome's faithful ally Pergamon, and this figure is most likely a Pergamene. Equipment is basically that of figure 30, but the Boiotian helmet became less common in the 3rd century, and Macedonian types developed from the Thracian became standard. This man's crest and feathers may indicate that he comes from a bodyguard unit. Clothing colours would still usually be those noted under figure 30. Seleucid and Ptolemaic art occasionally shows long tunic sleeves.

Apart from Pergamenes, cavalry similarly armed seem to have included Ptolemaic, early Seleucid, later Achaian and possibly Athenian troops. Several contemporary illustrations show Ptolemaic cavalry with long xysta and no shields, the latest dating about 200 BC, some time after shields had been introduced elsewhere. Seleucid cavalry are called xystophoroi by Polybios and Plutarch, and a relief of a shieldless xystophoros, of uncertain date, comes from Ephesos. In general, illustrations of Hellenistic cavalry with the long spear are quite numerous, and so are illustrations of cavalry with shields; it is not likely to be coincidence that the two are never seen together.

In Greece proper, Plutarch describes Philopoimen using a xyston, so he may have re-armed the Achaian cavalry, as he did their infantry, though he may perhaps have been expressing personal preference alone. Polybios, once general of the Achaian League's cavalry, regards large round shields as standard Greek cavalry gear, but this need not mean that the Achaian xystophoroi used them. Finally, there is a relief of Hellenistic date from Athens showing a cavalryman in Boiotian helmet thrusting underarm with a spear, perhaps a xyston (though the old shorter cavalry spear of figure 27 is possible) so the Athenians too may have become xystophoroi.




INTRODUCCIÓN

ORGANIZACIÓN Y COMPOSICIÓN DE LOS EJÉRCITOS

LOS PERSAS

LOS GRIEGOS

Beocia

Esparta

Atenas

Fócide

La Liga Etolia

La Liga Aquea

Tarento

Siracusa

MACEDONIA: FILIPO Y ALEJANDRO

Antes de Filipo
Las reformas de Filipo II
Tesalia
Alejandro
Tropas orientales
LOS DIÁDOCOS
Poliperconte
Casandro
Alcestas
Peucestas
Eumenes
Antígono y Demetrio
Lisímaco
MACEDONIA ANTIGÓNIDA
EPIRO
EGIPTO PTOLEMAICO
Cirene
LOS SELÉUCIDAS

    Las colonias militares estaban concentradas en Lidia, Frigia, Siria septentrional (alrededor de Antioquía, que llegó a ser la capital), el Éufrates superior (especialmente Dura-Europos) y Media. Los soldados tenían kleroi de tierra como en el ejército tolemaico, pero eran llamados katoikoi antes que klerouchoi. Como con los Tolomeos los colonos seléucidas eran en su mayoría una mezcla de griegos y macedonios, pero el elemento macedonio parece haber sido dominante, al menos en Lidia, Frigia y Siria. Había también katoikoi iranios en Media, tracios en Persis, judíos, misios y otros anatolios, mientras que los hircanios instalados por Persia en Lidia parecen haber sido asimilados a esta casta militar macedonia, ya que fueron llamados "los hircanios macedónicos" bajo el Imperio romano.
    
    Las tropas de la guardia seléucida incluían dos unidades de caballería de élite cada una de mil hombres. Los Compañeros o ile real eran reclutados de los asentamientos de Siria, Lidia y Frigia. Esta era una unidad permanente, que servía tanto en paz como en guerra, y sus soldados parecen haber sido reclutados de la generación más joven de colonos, que servían en los Compañeros durante las vidas de sus padres y luego heredaban los kleroi de la familia y volvían a la situación de disponibilidad de la mayoría de los colonos soldados. Las otras unidades de la guardia probablemente servían en las mismas condiciones. La segunda unidad de caballería de la guardia era la agema, reclutada de los medos y sus vecinos; aunque nativos probablemente poseían kleroi como sus contrapartidas macedónicas. Cada cuerpo podía escoltar al rey en la batalla, y a veces eran agrupados juntos bajo su mando directo, "2.000 jinetes que estaban acostumbrados a luchar alrededor de él". Después de perder Media ante los partos alrededor del año 160 una nueva agema de colonos macedonios parece haber reemplazado a los medos. La infantería de elite eran los argiráspides, habitualmente unos 10.000 strong. En Rafia se decía que fueron "escogidos de todo el reino" que los ha llevado a ser identificados tradicionalmente como nativos. En el desfile de Dafne del año 165, sin embargo, son llamados macedonios. Bar-Kochva sugiere que eran de hecho seleccionados de los asentamientos militares a través de todo el reino, y así serían en su mayoría macedonios y griegos. Hay referencias a hipaspistas en el ejército seléucida, y Bar-Kochva sugiere que eran una guardia interna dentro de los argiráspides, pero ya que los dos nombres nunca aparecen en la misma batalla o descripción.

Mercenarios e irregulares

    Eran usados los mercenarios, como siempre, aunque en cantidad relativamente pequeña. Muchos eran griegos, especialmente los ubicuos arqueros cretenses. Otros deben haber sido anatolios; se conocen thureophoroi mercenarios de varias nacionalidades de los monumentos funerarios de Sidón , pero no está claro si pertenecen a la guarnición tolemaica del siglo III o a la guarnición seléucida del siglo II, o de hecho a ambas. Hubo 5.000 griegos en Rafia y 2.700 mercenarios de origen mixto en Magnesia, quizás siendo ambos grupos thureophoroi. Debe haber habido tantos como 10.000 infantes mercenarios en la gran expedición oriental de Antíoco III: Bar-Kochva identifica a los 10.000 peltastas mencionados como los argiráspides, pero la descripción de Polibio del asedio de Sirynx sugiere que estos peltastas son idénticos a los mercenarios. Los arqueros cretenses aparecen en la mayoría de los ejércitos, 1.500 más 1.000 neocretenses (ver la figura 24) en Rafia, y el mismo número en Magnesia sugieriendo que Antíoco III tenía un cuerpo permanente de 2.500 cretenses. Demetrio II gobernó después del 147 por el poder de sus numerosos mercenarios cretenses, "la tiranía cretense", hasta que fueron derrocados por una revuelta del ejército regular. Las tropas cretenses algunas veces son denominadas "aliadas", y deben haber sido reclutadas bajo los términos de tratados con ciudades cretenses amigas. La caballería tarentina que aparece

PÉRGAMO
LOS BACTRIANOS Y LOS GRECOINDIOS
LOS MACABEOS

LOS TRACIOS
Los ejércitos todavía serían esencialmente los mismos que aquellos descritos en las fuentes de los siglos V y IV a. C., formados por caballería, peltastas (o equivalente, aunque la pelte fue reemplazada por escudos más grandes), lanzadores de jabalina y arqueros, siendo predominantes los dos primeros tipos. Polyainos tiene una referencia a honderos tracios a inicios del siglo IV. Los primeros informes sugieren de un 25 a un 40% de caballería; en la etapa que estudiamos los getas desplegaban 4.000 jinetes y 10.000 infantes contra Alejandro, los odrisios 8.000 jinetes y 20.000 infantes contra Lisímaco, lo que se ajusta a estas proporciones. Los getas y los odrisios tenían la mejor caballería y la más numerosa, mientras qeu las salvajes tribus de las colinas como los Dioi y Bessoi confiaban en la fiereza de su infantería. De hecho Tucídides en el siglo V a. C. dice que todos los getas luchaban como arqueros a caballo al estilo escita, pero aunque deben haber producido fuerzas solo de caballería para incursiones o expediciones lejanas, claramente tenían mucha infantería para la defensa local. El rey odrisio Kotis en 171 tenía 1.000 jinetes de élite, probablemente una escolta real de nobles, con una fuerza igual de infantería ligera añadida a ellos.


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 http://es.scribd.com/doc/64207327/Mongol-and-Tatar-Armor

http://es.scribd.com/doc/64204328/Battles-of-the-Ice-Kalka-and-Kulikovo-Military-Museum-Series


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