sábado, 10 de octubre de 2020

La consolidación del estado-nación en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX

LA CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO-NACIÓN EN EUROPA DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

LIBRO DE CAMPesINOS A CIUDADANOS O A FRANCESES NO ME ACUERDO

Las ideas nacionalistas nacieron en Europa con la Revolución Francesa. Durante la primera mitad del siglo XIX el nacionalismo había sido una ideología progresista unida al liberalismo; para los liberales los derechos individuales y el sistema parlamentario estaban unidos a los derechos de las naciones a gobernarse a sí mismas.

En la segunda mitad del siglo XIX todos los gobiernos europeos se habían dado cuenta de la fuerza de las ideas nacionalistas y de cómo eran capaces de mover a los pueblos; en consecuencia, hasta los gobiernos de las monarquías absolutas europeas, como el imperio ruso, adoptaron el nacionalismo como ideología, pero transformándolo. Para los gobiernos conservadores europeos el nacionalismo fue una ideología reaccionaria que estaba en contra de cualquier cambio político y a favor de mantener en el poder a los grupos dominantes tradicionales que se identificaban con la nación. NACIONALIMO A LA CONTRA, RASGOS NACIONALES, ESTEREROTIPOS ENFRENTADOS. VER VIÑETA DE ESTO MAPA EUROPA

Durante la segunda mitad del siglo XIX la creciente riqueza producida por la Revolución Industrial hizo que los estados aumentaran su tamaño, al hacerse cada vez más numerosos los funcionarios públicos, y ello permitió a los gobiernos influir de manera intensa en las vidas particulares de las personas.

Las principales herramientas usadas en los estados europeos en la segunda mitad del siglo XIX para crear entre sus habitantes la idea de pertenecer a su nación fueron las siguientes: los sistemas de enseñanza pública, el servicio militar obligatorio, el mercado nacional, la creciente importancia de la prensa escrita, los símbolos nacionales, los cuerpos de policía.

Los sistemas de enseñanza pública:

En la mayoría de los países de Europa occidental se establecieron escuelas públicas que permitían por lo menos la formación básica de sus ciudadanos. Este modelo escolar tenía varios objetivos:

-    Por un lado, enseñar a leer y a escribir a la mayoría de la población (masculina). Esto estaba relacionado con la creciente complejidad de las máquinas.

-    Por otro lado, las escuelas se dedicaban, sobre todo, a formar el espíritu nacional, o sea la idea de que se pertenecía a una nación con la que se identificaba el individuo. La escuela intentaba romper la fidelidad local a la propia familia, al lugar donde uno vivía y que esa fidelidad se dirigiera a la nación. LEY MOYANO E.  WEBER DE CAMPESINOS A FRANCESES

Ley Moyano de 1857

  • Enseñanza primaria, obligatoria desde los 6 hasta los 9 años y gratuita para los que no pudieran pagarla, pero que en la práctica dependerá de la iniciativa de los municipios o de la iniciativa privada.
el primer censo nacional se elaboró en España en1860, el porcentaje de los que sabían leer y escribir no llegaba al 20% de la población 
, a principios del siglo XX el porcentaje de analfabetismo neto era todavía del 56 %
 En todo caso, la fase conocida con el nombre de “transición de la alfabetización”, aquella en la que el porcentaje de alfabetización de la población adulta pasa de niveles inferiores al 30-40 % a niveles superiores al 70 % –es decir, desde la alfabetización restringida a la casi generalizada–, o supera el umbral intermedio del 50 %, no tendría lugar en España, como en otros países, en las mismas fechas en todas las provincias, grupos o categoría sociales y sexos. Desde el punto de vista territorial, dicho umbral intermedio se había alcanzado ya en 1860 en casi todas las provincias de Castilla-León, en Cantabria y en Álava
Al empezar el siglo XX, en 1900, las diferencias oscilaban, nada más y nada menos, que entre el 21% de analfabetismo neto de Álava y el 76 % de Jaén y Almería. Estas dos provincias, junto con Murcia, Cáceres, Badajoz y la práctica totalidad del resto de Andalucía no superarían el umbral del 50 % hasta las décadas de los 30 o 40 del siglo XX, y no entrarían en la categoría de sociedades de alfabetización generalizada hasta los años 70 y 80 de ese mismo siglo. 

El Estado, que por su propia lógica histórica, tendría que haber sido el principal agente promotor de la alfabetización en los siglos XIX y XX –por razones proselitistas o de índole nacionalista o para controlar el ejercicio del derecho al voto, disponer de un ejército moderno u oponerse a la difusión de ideas revolucionarias, por ejemplo– optó –mejor dicho, optaron quienes lo ocuparon, salvo en algún período excepcional como la II República– por entregar dicha tarea a unos municipios esquilmados por la desamortización de los bienes de propios y dominados por caciques o grupos sociales escasamente favorables a la alfabetización de las clases populares o incluso contrarios a su difusión entre las mismas. En este país habría que esperar a 1963 para que desde el Estado se emprendiera una campaña de alfabetización medianamente exitosa, tras el fracaso y la debilidad de las dos anteriores lanzadas en 1922 y 1950, cuando dichas campañas se conocían ya desde el siglo XVIII en Suecia.

 El comercio y el crecimiento urbano son dos de los factores clave que explican el avance en un país determinado de la alfabetización. El primero exige la escritura, el segundo constituye el nicho donde anida y se expande la cultura escrita. De ahí que las migraciones desde las zonas rurales a las urbanas traigan consigo, sobre todo en la segunda generación, el descenso del analfabetismo. Si en 1900 el 27,6 % de los españoles vivía en municipios de menos de 2.000 habitantes y sólo el 13,6 % en municipios de más de 50.000 habitantes, dichos porcentajes en 1940 eran, respectivamente, el 18,4 y el 24,5 %. Asimismo, el porcentaje de población en localidades de menos de 5.000 habitantes pasaría, entre 1950 y 1970 –un período de fuertes movimientos migratorios y éxodo rural– del 53,4 al 36,4 % y en municipios de más de 100.000 habitantes del 18,6 al 34 %.

-    Además, en las escuelas públicas se enseñaba la lengua “nacional”. Esto era especialmente importante en países donde existían minorías que hablaban lenguas propias, a las que el estado intentaba asimilar a la cultura “nacional”.

MITOS FUNDACIONALES

-    Asimismo, en países como Alemania e Italia, la escuela pública intentaba impedir que los ciudadanos del país se identificaran antes con su religión que con su nación. Al poseer las diferentes iglesias europeas redes de escuelas mediante las que difundir sus ideas, el estado intentaba imponer una educación pública obligatoria laica.

-    Por último, los estados durante la segunda mitad del siglo XIX apoyaron la enseñanza universitaria al reconocer la importancia de la ciencia como motor de desarrollo económico en el contexto de la Segunda Revolución Industrial, ejemplo de esto será el sistema educativo alemán.

 

El servicio militar obligatorio:

Este fue una innovación de la Revolución Francesa. Frente a los ejércitos mercenarios del Antiguo Régimen, los revolucionarios franceses defendieron la idea de que los derechos de los ciudadanos iban unidos a la responsabilidad de defender a la nación.

Sin embargo, el servicio militar obligatorio, también llamado conscripción o leva, fue adoptado por todos los países europeos a lo largo del siglo XIX al verse sus ventajas para crear ejércitos grandes y ganar guerras.

El servicio militar ayudó a crear la idea de pertenecer a un estado-nación de varias maneras:

-    El tiempo de alistamiento solía durar varios años, de manera que entraban en el ejército jóvenes que eran casi adolescentes y salían de él hombres que ya llevaban tiempo afeitándose, de ahí proviene la expresión española “vete al ejército y hazte un hombre”.

-    El servicio militar en el siglo XIX fue, para la mayoría de los europeos, la única vez en su vida que viajaban fuera de su pueblos, ciudad o región. Además convivían con hombres de otras zonas de su país y acababan interiorizando su pertenencia al estado-nación.

-    Además, gran número de reclutas campesinos se alfabetizaban en el ejército. Y la lengua que aprendían era la lengua “nacional”, no la variante local o el idioma minoritario que podía ser su lengua materna.

El mercado nacional:

En el Antiguo Régimen la mayor parte del comercio se realizaba por mar y era de bienes de lujo, caros de precio, por lo que eran bastante comunes las relaciones económicas con otros países frente al aislamiento de las regiones interiores de un país. Con la Revolución Industrial cada estado europeo va a conseguir una red de transportes por ferrocarril, unas veces construida por empresarios particulares y otras veces por el mismo gobierno. De este modo el transporte terrestre igualó al transporte marítimo en velocidad y coste. A partir de ese momento los gobiernos de los estados-nación eliminaron las aduanas y aranceles interiores para facilitar el comercio dentro de las fronteras nacionales, pero al mismo tiempo las aduanas y aranceles exteriores, que afectaban a los productos extranjeros, fueron reforzados, de manera que los habitantes de cada país formaban un mercado nacional o mercado cautivo, es decir que solo consumía productos nacionales. El mercado nacional puso en contacto estrecho las diferentes regiones de cada país que se fueron especializando en la producción de determinados bienes y servicios.

La creciente importancia de la prensa escrita:

La prensa había surgido en el siglo XVIII durante la Ilustración, pero solía ser local. La prensa de difusión nacional surgió gracias a la mejora de la red de transportes y al aumento de la alfabetización. Además, la población aprendía a leer y escribir en la lengua oficial de la nación que era la usada por la prensa. La extensión del consumo de prensa a un mayor porcentaje de la población dentro de cada estado permitió la creación de una opinión pública dentro de cada país. La capacidad de influencia de la prensa era mayor que el número de sus compradores, pues era común la lectura pública en voz alta de artículos de prensa, de modo que el número de lectores de la prensa escrita era menor que el de oyentes.

Los símbolos nacionales:

Los estados del siglo XIX crearon los llamados símbolos nacionales que servían como elementos de la identidad nacional, es decir la bandera, el himno, las fiestas públicas… Además de los símbolos nacionales oficiales los gobiernos, así como la prensa y otros grupos sociales, intentaron crear una autoimagen de cada país y una caracterización de los estados vecinos mediante la selección de los llamados “rasgos nacionales”. A LA CONTRA

Los cuerpos de policía:

Por último, un elemento fundamental en la consolidación de los estados-nación en Europa durante el siglo XIX fue el uso de la fuerza, el monopolio de la violencia por el Estado. En toda Europa se crearon cuerpos de policía urbana y rural bajo el control directo del gobierno central (Guardia Civil 1844, Gendarmería -1791, Carabinieri 1814, Scotland Yard1829 ), que permitieron llevar la capacidad de coacción de un gobierno hasta la última esquina de cada país.


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