martes, 5 de julio de 2022

La política interior de los Reyes Católicos

 

LA POLÍTICA INTERIOR DE LOS REYES CATÓLICOS

 

COLOREA

Las ilustraciones de portada muestran a la derecha un cuadrillero de la Santa Hermandad y a la izquierda un caballero de la orden de Santiago.

-pinta con cera o lápiz azul claro la hoja de la espada del caballero y su armadura; que incluye las defensas de pies y piernas, las de manos y de brazos, y el casco con la defensa de la barbilla. No colorees el manto que originalmente era blanco y sobre el que se ve la cruz de Santiago con un terminación en forma de espada.

-pinta con cera o lápiz castaño la ballesta del cuadrillero, en rojo sus calzas [medias] y en verde las mangas de su ropa interior.

 

El reinado conjunto de los Reyes Católicos (1479-1516) hizo surgir una monarquía autoritaria en Castilla, aunque en la Corona de Aragón sólo se instalaron algunas de las características de ésta. Fernando e Isabel se propusieron imponer en sus reinos la autoridad real por encima de cualquier otro poder y eso lo consiguieron en Castilla reformando sus instituciones y creando otras nuevas. En cambio en la Corona de Aragón continuaron vigentes las instituciones procedentes de la Edad Media con unas pocas modificaciones.

 

LA MONARQUÍA AUTORITARIA EN CASTILLA

Cuando Isabel subió al trono de Castilla, en el reino existía una situación de anarquía y desorden causada por la guerra civil entre ella y su sobrina Juana, la hija de su hermano el difunto rey Enrique IV. En el campo proliferaban los bandidos; en las ciudades, distintos bandos formados por familias nobles se disputaban el poder, y los nobles más importantes resolvían sus diferencias con guerras privadas.

Para poner fin a la situación arriba descrita Isabel usó la Santa Hermandad, una antigua liga para la autodefensa formada por más de cien ciudades castellanas. Desde 1476 la Santa Hermandad pasó a actuar en todo el reino y fue usada para controlar el poder de la nobleza y para perseguir a los malhechores y bandidos rurales. Desde 1487 también fue instituida en la Corona de Aragón. Anualmente la Santa Hermandad suministraba a los reyes un ejército de dos mil jinetes, siendo los gastos de cada soldado pagados por cien familias. Estas tropas estaban organizadas en cuadrillas y se llamaba a sus integrantes cuadrilleros, este nombre viene de la palabra “cuadrillo”, que designaba una flecha corta y pesada con una punta de hierro de forma piramidal, que se usaba en la ballesta, arma muy común en la Santa Hermandad. Durante la guerra de Granada la Hermandad llegó a proporcionar 10.000 jinetes al ejército real. Después de 1498, tras conseguir realizar con éxito sus objetivos, la Santa Hermandad perdió mucho poder.

Para obtener dinero con el que pagar la Hermandad y el ejército de la guerra civil y de la de Granada los reyes mantuvieron las Cortes (en Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia), éstas eran reuniones en las que las ciudades, a cambio de poder presentar sus quejas al monarca, aprobaban pagar cantidades en metálico a la monarquía. Como otro modo de aumentar sus ingresos los reyes se convirtieron en maestres[1] de las órdenes religioso-militares [Esto se explica en un apartado posterior].

Por su parte los grandes nobles perdieron poder e influencia sobre los reyes al crear éstos un sistema de consejos (Consejo de Castilla o Consejo Real, Consejo de Aragón, Consejo de la Inquisición, Consejo de las órdenes militares[2], Consejo de Navarra), formados por juristas [expertos en leyes] escogidos y pagados por el rey. Cuando los monarcas necesitaban asesoramiento sobre un tema acudían al consejo correspondiente en vez de a los nobles más importantes del reino.

El crecimiento del poder real se basó sobre todo en un ejército profesional y permanente creado durante la guerra de Granada. Este ejército estaba armado con la tecnología más moderna, como los 179 cañones de los que disponía en el año 1495, y preparado para actuar durante todo el año, incluso fuera de la península ibérica como se vio en las guerras de Italia[3]. A partir de ese momento el ejército real fue mucho más numeroso que cualquier mesnada feudal reclutada por un noble o un grupo de nobles. El ejército real sólo debía obediencia al soberano que le pagaba su salario.

En 1494 Isabel I de Castilla estableció un tribunal real al norte del río Tajo y otro al sur. Para la zona norte de Castilla estaba la Real Audiencia o Cancillería de Valladolid, en 1500 se estableció la Real Audiencia o Cancillería de Granada para la parte sur del reino de Castilla. Las cancillerías eran tribunales formados por varios jueces nombrados por el rey. La finalidad de estas instituciones era quitar a los señores feudales la capacidad de controlar la justicia en sus territorios. Muchos asuntos sólo podían ser juzgados por las cancillerías y, para los casos más cotidianos, se podía reclamar contra la sentencia del tribunal de un señor feudal en la cancillería de Valladolid o en la de Granada.

Para controlar mejor el gobierno de las ciudades castellanas se reforzó la figura del corregidor. El corregidor era un oficial real que supervisaba la actuación de los regidores [gobernantes] de un municipio autónomo presidiendo su ayuntamiento. Generalmente los regidores pertenecían a la pequeña nobleza y en sus decisiones buscaban más su propio interés, y el de su familia, que el interés general de su ciudad o del reino.

Para pagar a la creciente cantidad de funcionarios reales (corregidores, jueces…), y sobre todo al numeroso y bien equipado ejército permanente, se hizo necesario para los reyes mejorar el sistema de recaudación de impuestos. Los Reyes Católicos establecieron una Contaduría Real de Hacienda. La finalidad de esta nueva institución era realizar un seguimiento lo más exacto posible de los ingresos y los gastos que realizaba la monarquía. Por un lado se intentaba obtener la máxima cantidad de dinero en metálico, controlando que se pagaban todos los impuestos, y en la fecha correcta. Por otro lado se procuraba saber cuánto dinero estaba disponible en cada momento para las necesidades de los monarcas. Además se llevaba la cuenta de los préstamos pedidos, de los intereses pendientes de pago y de las posibles necesidades futuras.

 

Las nuevas instituciones (Santa Hermandad, ejército profesional, cancillerías, corregidores, consejos…) dieron a Isabel y Fernando un poder sobre sus súbditos como no se había visto en siglos y, además de controlar la vida y propiedades de los habitantes de sus reinos, Isabel y Fernando también intervinieron en sus vidas espirituales.

Dentro de la población peninsular existían minorías religiosas como los judíos, los mudéjares y los conversos. Una parte de los judíos y musulmanes convertidos en cristianos en la Baja Edad Media habían seguido practicando en secreto, dentro de sus casas, los ritos religiosos de sus antiguas religiones, pues habían sido forzados al bautismo. Eso animó a Isabel y Fernando a instituir en la península ibérica el Tribunal de la Inquisición.

La Inquisición era un tribunal eclesiástico que perseguía a los cristianos que tuvieran comportamientos o pensamientos heterodoxos (conversos que judaizaban, homosexuales, blasfemos…). Los miembros del tribunal y todos los que participaban en el proceso eran eclesiásticos pero los castigos eran aplicados por los funcionarios del rey (alguaciles, verdugos…).

En 1492 Isabel y Fernando, ante el creciente antisemitismo de sus súbditos cristianos, obligaron a los judíos castellanos y aragoneses a marcharse de sus territorios, a menos que se bautizaran como cristianos. De ese modo una gran cantidad de individuos pasaron a convertirse en judíos conversos, llamados “marranos” por los “cristianos viejos”, uniéndose a los conversos que ya existían desde el siglo XIV.

 

Edicto de expulsión de los judíos por los Reyes Católicos, 1 de marzo de 1492:

“En nuestros dominios existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la Santa Fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos. Por lo tanto, en el año 1480 ordenamos [habíamos ordenado] que los judíos fueran separados de las ciudades […] y que les fueran adjudicados sectores separados [de las ciudades], esperando que con esta separación la situación existente sería remediada y nosotros ordenamos que se estableciera la Inquisición […].

[…] De modo que nosotros ordenamos, además, en este edicto que los judíos y judías de cualquier edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan […] al diez de julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras.”

Tras la conquista del emirato nazarí y la expulsión de los judíos, el papa Alejandro VI, en 1494, concedió a Fernando e Isabel el título de Reyes Católicos, pues eran vistos como defensores de la fe cristiana católica contra los infieles. Alejandro VI tuvo en general una actitud favorable hacia Fernando e Isabel pues era originario de una familia noble valenciana: los Borja, nombre luego italianizado en Borgia.

 

Una situación similar a la de los judíos se produjo en el reino de Granada con los musulmanes vencidos. La capitulación de Boabdil, último monarca nazarí, incluía el reconocimiento por Isabel y Fernando de la libertad religiosa; los musulmanes podrían seguir practicando su religión si lo deseaban. Pero desde 1494 el cardenal Cisneros empezó a forzar a los granadinos para que se dejaran bautizar, hasta que en 1502 se decretó otra vez la alternativa de exilio o conversión al cristianismo, esta vez para los musulmanes. Así surgió otro tipo de conversos: los moriscos, los descendientes de musulmanes bautizados y convertidos al cristianismo.

Para la mayoría de la población cristiana castellana estos “cristianos nuevos” (como eran llamados los conversos desde el judaísmo y desde el islam) suponían un peligro para la ortodoxia del cristianismo católico. La ortodoxia es el conjunto de creencias que forman una religión; cuando una persona o un grupo no creen en una o varias de las creencias clave de una fe (como para los cristianos católicos la resurrección de los muertos o que Jesús es Dios vivo) se convierten en herejes y heterodoxos.

 

LA MONARQUÍA AUTORITARIA EN ARAGÓN



[1] Maestre: persona que dirige una orden religiosa-militar.

[2] Se encargaba de administrar las tierras, castillos y riquezas de las órdenes militares.

[3] Las guerras de Italia fueron una serie de conflictos que se extendieron desde 1494 a 1559, y que enfrentaron a los Reyes Católicos, su nieto Carlos I, y su bisnieto Felipe II, a los reyes de Francia. El resultado de estas luchas fue colocar a la mayoría de los territorios italianos bajo el control directo o indirecto de los reyes de España durante más de un siglo.

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