La carrera política de Adolf Hitler
El final de la I Guerra Mundial halló a
Hitler en un hospital militar convaleciente de heridas causadas por los gases asfixiantes.
Tras su recuperación decidió quedarse en Alemania pues el estado donde había
nacido y al que legalmente pertenecía, Austria-Hungría, ya no existía.
En 1919 Hitler se unió al DAP (Partido
Obrero Alemán). Pronto se convirtió en su líder y en 1920 lo transformó en el
NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), con una ideología más racista. El nuevo
partido, imitando a los fascistas italianos, se dotó de bandera, uniformes
(camisas pardas) y otros elementos paramilitares, así como de una milicia llamada
S.A. (Secciones de Asalto). La mayoría de los miembros iniciales del Partido
Nazi eran hombres jóvenes, muchos de ellos excombatientes y parados.
En 1923, imitando la Marcha sobre Roma
de Mussolini, el Partido Nazi intentó dar un golpe de estado en la región de
Baviera. El Putsch de Múnich o Putsch de la cervecería fracasó y Hitler fue
juzgado y condenado.
El año 1924 Hitler lo pasó en la cárcel
donde aprovechó para desarrollar su ideología política en el libro Mein Kampf (Mi lucha).
En 1925 Hitler fue liberado y hasta 1929
extendió la organización de su partido por toda Alemania. Sin embarga apenas
creció en afiliados y votantes a causa de la mejora de la economía alemana que
provocó la pérdida de apoyo de los partidos extremistas.
El Crack de 1929 y la Gran Depresión
hicieron que seis millones de alemanes perdieran su empleo, un 30% de la
población activa. Como consecuencia los votantes y afiliados del Partido Nazi
crecieron, como ocurrió con el Partido Comunista Alemán.
El aumento de votos permitió al Partido
Nazi participar en enero de 1933 en un gobierno de coalición encabezado por
Hitler en el cual había dos ministros nazis. Al mes siguiente se produjo el
incendio del edificio del Reichstag (Parlamento alemán) que los nazis
atribuyeron a una conspiración comunista. Como consecuencia el Jefe del Estado
de la República de Weimar, el presidente Hindenburg, promulgó un decreto que
anulaba los derechos individuales y permitía las detenciones sin juicio para
proteger el orden público. Como resultado de ese decreto fueron arrestados
cuatro mil miembros del Partido Comunista Alemán.
En marzo de 1933 hubo nuevas elecciones
y otra vez se formó un gobierno de coalición. Pocas semanas después el
Reichstag, dominado por el Partido Nazi y sus aliados, pues todos los diputados
del Partido Comunista Alemán estaban ya en campos de concentración, aprobó la Ley de Plenos Poderes, solo con los
votos en contra de los diputados del Partido Socialdemócrata Alemán, que daba
al gobierno encabezado por Hitler el poder de aprobar leyes sin la
participación del Parlamento, esto supuso el fin de la democracia en Alemania,
de la República de Weimar y de su constitución.
Tras la toma del poder por los nazis los otros partidos
políticos fueron prohibidos.
REFERENDUM
VERANO 1934 Noche de los Cuchillos
Largos contra las SA sustituidas por las SS
Un mes después muere Hindenburg y Hitler
se convierte en presidente y canciller, Jefe el Estado y del Gobierno, en
Führer.
1935 reintroducción servicio militar
obligatorio
1936 remilitarización de Renania
Participación en la Guerra civil
española
1938 marzo Anschluss
Crisis de los Sudetes
1938 septiembre acuerdo de Múnich
1939 marzo ocupación del resto de
Checoslovaquia
La política económica de la Alemania
nazi entre 1933 y 1939
La economía nunca fue una de las
principales preocupaciones de Hitler, pero se trata de un elemento fundamental
para explicar el apoyo de los alemanes a Hitler y la recuperación militar de
Alemania tras la derrota en la I Guerra Mundial.
Cuando Hitler llegó al poder en 1933
había en Alemania seis millones de parados, un 30% de la población activa. Para
1936 el número de parados se había reducido a un millón y en enero de 1939 solo
quedaban trescientos mil parados.
El descenso del paro no fue acompañado
de un mantenimiento del poder adquisitivo. Los sueldos reales[1]
bajaron entre 1933 y 1939. Asimismo en esa etapa creció el número de horas
semanales que trabajaban los obreros alemanes.
El descenso del paro se debió no solo al
aumento del empleo sino también a otros factores. Por ejemplo en 1935 Hitler
reintrodujo en Alemania el servicio militar obligatorio pasando el ejército de
100.000 a 750.000 soldados, lo que redujo el paro en más de medio millón de
trabajadores. Por otro lado el régimen nazi tenía una política natalista[2],
así el estado daba préstamos a los jóvenes matrimonios en los que la mujer no
trabajaba, lo que favoreció la retirada de las mujeres del mercado laboral.
En el plano estrictamente económico la
política económica de Hitler combinó elementos capitalistas con la intervención
del estado en la economía.
En 1933, tras su toma del poder, los
nazis suprimieron los sindicatos existentes y crearon un sindicato oficial, el
Frente Alemán del Trabajo, en el que estaban integrados tanto los obreros como
los empresarios. La legislación laboral nazi prohibió las huelgas pero también
los despidos y los cierres patronales.
El gobierno de Hitler realizó una gran
inversión en obras públicas continuando las políticas iniciadas durante la
República de Weimar. En los años treinta se construyó una red de autopistas (Autobahn) –todavía en uso- que empleó a
400.000 obreros directa e indirectamente. Vinculada a la mejora de las vías de
transporte estuvo el proyecto de crear un “automóvil del pueblo” accesible a
todos los alemanes. Hitler encargó el proyecto a Ferdinand Porsche y en 1938 se
fundó la primera planta de producción de Volkswagen.
Por otro lado el gobierno nazi estimuló
la industria de la construcción pública y privada (aeropuertos, instalaciones
deportivas[3],
viviendas). Se dieron créditos a las empresas privadas del sector y subsidios a
los particulares para la compra de viviendas. Lo anterior produjo un aumento
del empleo en la construcción que pasó de ocupar 660.000 personas a dar trabajo
a más de dos millones de obreros.
Otro sector que impulsó la economía
alemana fue el armamentístico. La remilitarización de Hitler llevo al aumento
de la producción de armamentos. En 1933 el gobierno nazi expropió[4]
las empresas aeronáuticas que fueron puestas bajo la dirección de Göring, el
Ministro de Aviación, con el objetivo de crear un arma aérea moderna. Como
resultado de la inversión pública este sector pasó de tener 32.000 empelados que
producían 100 aviones al año en 1932 a tener 250.000 obreros que fabricaban
10.000 aviones en 1942. En 1936 el gasto militar de Alemania suponía el 10% de
su Producto Nacional Bruto, la proporción más grande de toda Europa.
El aumento del gasto público realizado
por el régimen nazi entre 1933 y 1939 causó un enorme déficit pues los ingresos
del estado alemán (procedentes de los impuestos y de préstamos de bancos
extranjeros, sobre todo norteamericanos) eran menores que sus gastos. En los
años treinta Alemania importaba materias primas, cuyos precios estaban
creciendo, y exportaba bienes manufacturados, cuyos precios estaban bajando.
Como respuesta a sus problemas económicos el gobierno nazi recurrió al
proteccionismo y a la autarquía. Se aumentaron los aranceles para proteger la
producción alemana de la competencia extranjera, y por otro lado se impulsó la
fabricación de materiales sintéticos[5]
para reemplazar al petróleo y a otras materias primas como el caucho. De todas
formas Alemania se vio obligada a mantener relaciones con los países de Europa
oriental para abastecerse de productos necesarios para su economía.
Los desequilibrios económicos del estado
alemán no preocupaban a Hitler porque desde muy pronto hizo planes para una guerra
contra la URSS. La conquista de Europa oriental proporcionaría a Alemania el
petróleo, los alimentos y las materias primas que necesitara.
[1] El sueldo real es la relación entre el sueldo nominal,
la inflación y otros factores.
[2] La política
natalista es el apoyo del gobierno a las familias numerosas para que aumente la
población del país.
[3] Aprovechadas
para celebrar los Juegos Olímpicos en Berlín en 1936. Este acontecimiento fue
aprovechado por la propaganda nazi para presentar ante el mundo sus éxitos
políticos, sociales y económicos.
[4] Expropiar:
Quitar el Estado una propiedad a un particular a cambio, o no, de un
justiprecio. Como la propiedad queda bajo el control del Estado a este proceso
también se le llama nacionalización.
[5] En los años
treinta es cuando se impulsa en los países desarrollados la fabricación de
plásticos.
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