EL MOVIMIENTO OBRERO
Discurso de William Pitt en la discusión de
Hill Whitbread sobre la asistencia pública, 12 de febrero de 1796
La experiencia ha mostrado ya todo lo que
puede producir el trabajo de los niños y la ventaja que se puede hallar en
emplearlos tempranamente en las labores de que son capaces. El desarrollo de
las escuelas de Industria debe dar también resultados materiales importantes. Si
alguien se tomase la molestia de calcular el valor total de lo que ganan desde
ahora los niños educados según este método, se sorprendería al considerar la
carga de que exonera al país su trabajo, que basta para subvenir a su
mantenimiento, y los ingresos que sus esfuerzos laboriosos y los hábitos en los
que son formados viene a añadir a la riqueza nacional.
Annual Register, 26 de
abril de 1812
En la tarde del viernes, alrededor de las
cuatro, un numeroso grupo de revoltosos atacó la fábrica de tejidos
pertenecientes a los señores Wroe y Duncroft, en West Houghton […], y,
encontrándola desprotegida, pronto se apoderaron de ella. Inmediatamente la
incendiaron y todo el edificio con su valiosa maquinaria, tejidos, etc., fue
completamente destruido. Los daños ocasionados son inmensos, habiendo costado
la fábrica sola 6.000 libras. La razón aducida para justificar este acto
horrible es, como en Middleton, el “tejido a vapor”. A causa de este espantoso
suceso, dos respetables familias han sufrido un daño grave e irreparable y un
gran número de pobres han quedado sin empleo. Los revoltosos parecen dirigir su
venganza contra toda clase de adelantos en las maquinarias. ¡Cuán errados están!
¿Qué habría sido de este país sin tales adelantos?
Charles Turner Thackrah, Los efectos de los oficios,
trabajos y profesiones, y de las situaciones civiles y formas de vida, sobre la
salud y la longevidad, 1832
En esta fábrica trabajan mil quinientas
personas, y más de la mitad tienen menos de quince años. La mayoría de los niños
están descalzos. El trabajo comienza a las cinco y m media de la mañana y
termina a las siete de la tarde, con altos de media hora para el desayuno y una
hora para la comida. Los mecánicos tienen media hora para la merienda, pero no
los niños ni los otros obreros […].
Cuando estuve en Oxford Road, Manchester,
observé la salida de los trabajadores cuando abandonaban la fábrica a las doce de la mañana. Los niños, en su casi totalidad,
tenían aspecto enfermizo; eran pequeños, enclenques e iban descalzos. Muchos parecían
no tener más de siete años. Los hombres en su mayoría de dieciséis a
veinticuatro años, estaban casi tan pálidos y delgados como los niños. Las mujeres
eran las de apariencia más saludable, aunque no vi ninguna de aspecto lozano […].
Aquí vi, o creí ver, una raza degenerada, seres humanos achaparrados,
debilitados y depravados, hombres y mujeres que no llegarán a ancianos, niños
que nunca serán adultos sanos. Era un espectáculo lúgubre […].
F. Engels, La situación de la clase obrera, (Informe
del Dr. Barry), 1845
Las influencias desfavorables, en los
obreros, del trabajo en la fábrica son:
1. La desagradable
necesidad de constreñir sus esfuerzos intelectuales y físicos a un paso igual
al del movimiento de la máquina […].
2. La persistencia en
una posición recta, por espacios de tiempo demasiado largos […].
3. La privación del
sueño por la larga jornada de trabajo […]. Los locales de trabajo,
frecuentemente, son bajos, deprimentes, polvorientos y húmedos, el aire impuro,
la atmósfera recalentada, y continua transpiración […]. El muchacho de la
fábrica no tiene un momento libre fuera del destinado a almorzar, y sólo
entonces sale al aire libre […].
F. Engels, La situación de la clase obrera, 1845
Manchester tiene no menos de 40.000
habitantes. La ciudad está construida de modo que puede vivirse en ella durante
años y años y pasearse diariamente de un extremo a otro, sin encontrarse con un
barrio obrero o tener contacto con obreros, hasta tanto uno no vaya de paseo o
por sus propios negocios. Esto sucede principalmente por el hecho de que, sea
por tácito acuerdo, será por intención consciente y manifiesta, los barrios
habitados por la clase obrera están netamente separados de los de la clase
media.
La miseria es tan grande en Dublín, que un
solo instituto de beneficencia, la Mendicity Association recoge cada día a
2.500 personas, esto es, el 1% de la población, a las cuales atiende únicamente
de día, suministrándoles el alimento. Las mismas cosas nos cuenta el Dr. Alison
en lo referente a Edimburgo, ciudad cuya magnífica ubicación le ha valido el
nombre de Atenas, y cuyo barrio aristocrático, en la parte nueva de la ciudad,
contrasta de modo estridente con la enorme miseria del barrio pobre, en la
ciudad vieja. Alison sostiene que esta parte de la ciudad es sucia y tan fea como
los peores barrios de Dublín y que la Mendicity Association tendría que
socorrer en Edimburgo a un número de gente necesitada, proporcionalmente igual
al de la capital irlandesa; agrega que los pobres, en Escocia, y particularmente
en Edimburgo y Glasgow, están en peores condiciones que los de cualquier otra
parte del imperio británico, y que los más miserables no son los irlandeses,
sino los escoceses. El Dr. Lee, pastor de la vieja iglesia de Edimburgo,
declaró, en el año 1836, ante al Commission
of Reliqions Instruction: “Que no había visto nunca, antes, una miseria
como la de su parroquia. La gente no tiene muebles, les falta todo, a menudo
habitan dos parejas de esposos en la misma habitación. Un día visitó siete
casas en las que no encontró ninguna cama, en algunas ni siquiera paja;
personas de ochenta años dormían sobre un armazón de madera. Casi todas permanecían
vestidas durante la noche. En una habitación.
Las mismas condiciones encontramos en las
ciudades industriales. Nottingham tiene en total, 11.000 casas, de las cuales,
de siete mil a ocho mil están construidas con el muro posterior en común, de
manera que es imposible cualquier clase de ventilación; además, existe una sola
letrina en común para muchas casas. En una inspección recientemente hecha se
comprobó que muchas filas de casas están construidas sobre húmedos albañales,
cubiertos sólo con una capa de pavimento. En Leicester, Derby y Sheffield no se
ve otra cosa. Sobre Birmingham informa el artículo citado del Artizan: “En las
partes viejas de la ciudad existen muchas localidades sucias y descuidadas,
llenas de montones de residuos y cenagales. Los patios, muy numerosos, en
Birmingham suman más de 2.000 y albergan a la mayor parte de la clase obrera;
son, en su mayoría, estrechos y fangosos, mal ventilados y con malos desagües;
encierran de ocho a veinte casas, la mayor parte de las cuales reciben el aire
de una sola parte, porque tienen el muro posterior en común con otra casa, y en
el fondo del patio existe un depósito de desperdicios, o algo semejante, cuyo
aspecto es indescriptible. Debemos señalar que las nuevas construcciones están
dispuestas más racionalmente y mantenidas con mayor decencia; y también que en
los patios, los cottages están menos apretados que en Manchester y Liverpool.
Por esto, en períodos en que dominaban enfermedades epidémicas, Birmingham tuvo
un número mucho menor de muertos que Wolvehampton, Dudley y Bilston que están
sólo a algunas millas de aquélla. En Birmingham, los sótanos que sirven para
habitaciones son desconocidos, aunque algunos locales para sótano sean
impropiamente utilizados como ateliers. Las casas de albergue para obreros son
bastante numerosas (más de 400), sobre todo en los patios del centro de la
ciudad; son casi todas repugnantemente sucias y húmedas, y sirven de refugio a
pordioseros, vagabundos (trampers), ladrones y prostitutas, que allí comen,
beben, fuman y duermen, sin ninguna consideración a las conveniencias o al
confort, en una atmósfera soportable sólo para esa gente degradada”.
Marx y Engels, Manifiesto del Partido
Comunista, 1848
La burguesía ha sometido al campo a la
denominación de ciudad. Ha creado ciudades enormes, ha incrementado en alto
grado el número de la población urbana con relación a la rural. Ha hecho
depender a los países bárbaros y semibárbaros de los civilizados, a los pueblos
campesinos de los pueblos burgueses, al Oriente de Occidente. La burguesía va
superando cada vez más la fragmentación de los medios de producción, de la
propiedad, de la población. Ha centralizado los medios de producción y ha
concentrado la propiedad en unas pocas manos.
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