domingo, 22 de mayo de 2016

Los flagelantes de Tournai, agosto de 1349



El texto está basado en John Aberth, From the Brink of the Apocalypse, y una ilustración de la Chronica Aegidii Li Muisis, abbatis XVIIi Sancti-Martini Tornacensis. Ex autographis.

Se sabe que el siglo XIV en sus dos últimos tercios fue una de las etapas más oscuras de la Edad Media. La Peste Negra, la Guerra de los Cien Años, la llamada Pequeña Edad del Hielo, las revueltas campesinas… aquel corto periodo de tiempo es la principal razón de que los diez siglos de la Edad Media sean vistos como una etapa oscura y terrible de la Historia.

Fue en aquellos años de miedo y desesperación, cuando la Peste Negra estaba empezando a matar millares, que comenzaron a extenderse por Europa algunos movimientos de flagelantes. Procesiones de personas que se azotaban a sí mismas para expiar sus pecados, esperando combatir así la Peste. El primer ejemplo de flagelantes, de hecho, es muy anterior y ocurrió en la Italia central a mediados del siglo XIII, a causa de un año de hambruna. Mientras que el movimiento fue alabado por la Iglesia cuando comenzó, más tarde fue visto con sospecha y a veces aun condenado como herético. Aunque las procesiones comenzaron con independencia de cualquier clase de control eclesiástico, estaban lejos de ser demostraciones espontáneas, fanáticas o histéricas. De hecho, el movimiento de los flagelantes estaba bien organizado, y así sus procesiones, que seguían rituales precisos – hasta los azotes seguían reglas estrictas: a un flagelante no le estaba permitido matarse o dañarse en exceso con los golpes. Generalmente los flagelantes marchaban en parejas, a veces azotándose a sí mismos, otras veces cantando himnos, etcétera, en procesiones que duraban 33 días y medio (un día por cada año de la vida de Cristo). Lo que no estaba organizado era el entusiasmo mostrado ante las procesiones por multitudes de gente, como ocurrió cuando los flagelantes marcharon a través de Tournai/Doornik en 1349, un episodio documentado en la flamenca Chronica Aegidii Li Muisis.

Aquí puede verse aquel episodio, con los flagelantes, basados en una ilustración de la Chronica, marchando hacia la catedral de Notre Dame, pasando cerca del campanario de Tournai. Los látigos estaban hechos con un palo de madera y tres cadenas; en el extremo de cada una había una pieza de hierro afilada con forma de X que, debido a su forma, a veces era difícil de extraer de una herida abierta. Todos los flagelantes están usando largas faldas blancas y sombreros y capuchas negras, siendo sus vestidos normales guardados por sirvientes fieles

Para un ejemplo de los flagelantes, no del todo riguroso pero sí bastante bueno y visualmente poderoso, no puede perderse esta secuencia de El séptimo sello, la película de Ingmar Bergman https://www.youtube.com/watch?v=YpZsPzBPlEw.

https://books.google.es/books?id=4xyp-SscNBkC&pg=PR13&source=gbs_selected_pages&cad=3#v=onepage&q&f=false

http://www.eyewitnesstohistory.com/flagellants.htm

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