Historia del arte, Santillana, 2023
10. EL RENACIMIENTO EN EL RESTO DE EUROPA
1. El Renacimiento francés: la arquitectura y la
escultura
El Renacimiento se expandió por el resto de Europa
tuvo lugar desde finales del siglo XV. Fue entonces cuando Francia, España,
Alemania, Inglaterra y los Países Bajos comenzaron a renovar el Gótico tardío.
1.1. La arquitectura francesa
Francia fue uno de los primeros países de Europa en
recoger las influencias renacentistas procedentes de Italia. Estas llegaron de
la mano del monarca francés Carlos VIII, quien reunió a un numeroso grupo de
artistas italianos para que trabajaran en la corte francesa. Pero fue durante los reinados de Francisco I y Enrique
II cuando el Renacimiento comenzó a despuntar en Francia.
La arquitectura renacentista francesa es
principalmente de carácter civil y, sobre todo, palaciega. En un primer
momento, las construcciones son en su mayoría reformas y ampliaciones de los
palacios existentes en el valle del Loira.
Con la llegada al trono de Francisco I (1515-1547)
comenzaron a construirse nuevos palacios, como el castillo de Chambord, que
conserva reminiscencias góticas, aunque la ornamentación es italianizante. En
el palacio de Fontainebleau trabajaron artistas italianos, como Benvenuto
Cellini, Primaticcio o Rosso Fiorentino.
Estos dos últimos crearon la llamada escuela de
Fontainebleau.
A pesar del esfuerzo de los monarcas y de los hermosos
palacios construidos, la arquitectura francesa no desarrolló un estilo
plenamente renacentista, ya que aún pervivía el gusto por el arte gótico.
Pierre Lescot (1515-1578)
El sucesor de Francisco I, Enrique II, encargó al
arquitecto Pierre Lescot la continuación de las obras del palacio del Louvre. A
Lescot se le considera el gran arquitecto del Louvre, ya que toda su vida la
dedicó a este gran proyecto, aunque solo llegó a construir un ángulo del patio
cuadrado que ideó, si bien fue completado posteriormente según su modelo. En
1546 comenzó a trabajar en la fachada occidental de la Cour Carrée del Louvre, donde introdujo novedosos
elementos plásticos.
1.2. La escultura francesa
La escultura renacentista en Europa siguió los mismos
pasos que la arquitectura, de hecho, estaba totalmente ligada a esta.
El nuevo impulso se debió a escultores italianos, como
los hermanos florentinos Antonio y
Giovanni Giusti, autores del sepulcro de Luis XII y Ana de Bretaña
(1517-1531) en la abadía de Saint-Denis, en París.
La escultura no se centró solo en monumentos
funerarios: había que decorar los insignes palacios y castillos de los monarcas
y su corte. Asimismo, los jardines y las fuentes que rodeaban estos palacios se
convirtieron en espacios propicios para esculpir bellas estatuas y relieves. En
este escenario es donde la escultura francesa del Renacimiento desarrolló su
máxima personalidad.
Algunos de los escultores más destacados del
Renacimiento francés fueron Jean Goujon
y Germain Pilon (1537-1590).
Jean Goujon (hacia 1510-1564/1569)
Escultor que colaboró con Pierre Lescot en el palacio
del Louvre. Parece ser que se formó en Italia y allí estudió a los grandes
escultores de la Antigüedad, hecho que repercutió en su obra.
Creó relieves decorativos en medallones de alabastro,
como el relieve de Diana con un ciervo, para el castillo de Anet. Junto con
Pierre Lescot, realizó la fuente de las Ninfas en el cementerio de los
Inocentes de París. Goujon labró los relieves de esta, que posteriormente
fueron sustituidos por copias; los originales se conservan en el Louvre.
Destaca el tratamiento que da al desnudo femenino, de refinadas y ondulantes
formas, que recuerda a la decoración escultórica de los frisos griegos y
romanos.
A él se debe la tribuna de las Cariátides en el salón
de baile del palacio del Louvre, espacio de gran armonía y belleza clásica
destinado a los músicos.
2. La pintura en Flandes, Países Bajos, Francia y
Alemania
Durante el siglo XV, la pintura del Renacimiento en
Europa se vio influida por el arte de los «primitivos» pintores flamencos (Van
Eyck o Van der Weyden). Sin embargo, durante el siglo XVI fue adoptando los nuevos
modelos y tendencias procedentes de Italia.
2.1. Flandes y Países Bajos
Las ciudades flamencas de Gante, Ypres y Brujas fueron
el núcleo de esta escuela pictórica que dominó el siglo XV. En ellas, un
importante número de artistas creó un estilo y una técnica diferentes, de ahí
el término ars nova, que se utilizó
para designar esta nueva forma de enfocar y entender el arte, tan diferente a
lo que estaba sucediendo en Italia. Las características de este estilo fueron:
• El desarrollo de la pintura sobre tabla. El tríptico
se convirtió en la forma más usual de pintar retablos.
• El uso de la pintura
al óleo, que ya era conocida, pero se perfeccionó en estos momentos. El
óleo se convirtió así en la clave para el devenir de la pintura europea, pues
abrió un gran campo de posibilidades figurativas hasta entonces inexplorado.
• Las obras se realizaron de manera minuciosa y detallada, por lo que se
entienden para ser vistas desde cerca. Ese detallismo se consigue con el uso de
veladuras por superposición de capas, obteniendo así transparencias en las
capas del fondo y bellos colores en los primeros planos.
• Se trata de creaciones que tienden al naturalismo, en las que los paisajes
juegan un papel muy importante.
Entre los pintores más relevantes de esta etapa,
destacan el Bosco, Pieter Brueghel el
Viejo, Antonio Moro y Joachim Patinir.
Jheronimus Bosch, el Bosco (1450-1516)
El Bosco perteneció a la generación de artistas
flamencos que trabajaron en el último tercio del siglo XV y principios del
siglo XVI. Era de ascendencia holandesa, al igual que muchos otros pintores de
la misma escuela.
El Bosco consiguió romper con la tradición establecida
y creó un estilo original, que lo diferenciaba de los demás por la temática y
por el tratamiento de las formas.
Los temas que trata se inscriben dentro de una
corriente de pintura alegórica y moralista que refleja la sociedad del momento,
en la que los vicios, representados por el demonio, convierten al ser humano en
presa de sus debilidades. El Bosco plasma estos temas con un tono satírico y
burlón.
Su obra más relevante fue el tríptico El jardín de las delicias,
que despertó gran interés en su época y fue adquirida por el monarca español
Felipe II después de la muerte del pintor.
Otras obras destacadas del artista son: Concierto en un huevo, La
extracción de la piedra de la locura y el tríptico El carro de heno.
EN PRIMERA PERSONA
El Bosco, el favorito entre coleccionistas
La obra del Bosco despertó gran interés entre
diferentes amantes de la pintura. Tras la muerte del artista, hubo dos
principales coleccionistas de su obra, Mencía de Mendoza y Felipe II, gracias a
quienes algunas de las principales pinacotecas conservan actualmente obras del
pintor flamenco.
Mencía de Mendoza, marquesa del Cenete, creció en el
reino de Valencia, donde su padre, Rodrigo de Mendoza, le procuró una esmerada
educación en diferentes disciplinas, además de transmitirle su pasión por el
coleccionismo (tanto bibliográfico como artístico). Tras casarse con Enrique
III de Nassau, señor de Breda, dueño en aquel momento de El jardín de las delicias, su
contacto con la élite humanista y artística flamenca contribuyó a que hoy día
se la considere una de las grandes mecenas de su época, pues poseyó obras tanto
del Bosco como de su taller, por ejemplo, Las tentaciones de san Antonio Abad.
El rey Felipe II también fue un gran mecenas de las
artes y sintió una predilección especial por las pinturas italiana y flamenca;
de hecho, el Real Monasterio de El Escorial acogió un número considerable de
obras del artista nórdico debido a la gran admiración del monarca por su
peculiar estilo y por el carácter religioso y moralizante que estas reflejaban.
Joachim Patinir
(1480-1524)
Patinir
fue el creador de una manera nueva de interpretar el paisaje. Si hasta ahora los
pintores flamencos y holandeses lo utilizaban como elemento de fondo en sus grandes
composiciones miniaturistas, con Patinir el paisaje se convirtió en protagonista
de sus obras.
Utilizó
una amplia gama cromática: marrones y ocres para el primer plano; verdes para
el medio plano, y azules profundos para el último. Así, el artista conseguía
una visión telescópica que aporta profundidad al cuadro. Una de sus obras más conocidas
es Caronte atravesando la laguna Estigia.
Pieter Brueghel el
Viejo (1525-1569)
Brueghel
nació en los Países Bajos, pero trabajó gran parte de su vida en Amberes. Al igual
que sucede con el Bosco, se encuentra muy cercano al surrealismo.
En
sus obras tiene mucha importancia el paisaje, que sirve de fondo y escenario. Utiliza
vistas panorámicas porque sus encuadres están cargados de elementos y personajes.
Representa, sobre todo, temas de la vida cotidiana, con múltiples escenas dentro
del cuadro, lo que da lugar a obras llenas de colorido y vitalidad. Algunos de
sus lienzos más importantes son Cazadores en la nieve, La boda campesina y La
torre de Babel.
Antonio Moro
(1519-1576)
El
holandés Antonio Moro fue ante todo un pintor de retratos. Su fama como
retratista le valió ser requerido por las principales monarquías europeas.
Su
aportación al retrato influyó en varios pintores españoles, como en su
discípulo Sánchez Coello, en Juan Pantoja de la Cruz e incluso en Velázquez.
En
1548 el cardenal Granvela, obispo de Arras, se convirtió en su mecenas, lo
introdujo en la corte española y pasó al servicio del emperador Carlos V. En
1553 fue enviado a Inglaterra, donde realizó el retrato de María Tudor. En 1568
se instaló en Amberes, donde pasó los últimos años de su vida.
La
mayor contribución de Antonio Moro al retrato consiste en captar el carácter
del personaje mediante el estudio de la mirada. De esta manera, imprime a
quienes retrata una fuerza psicológica y un realismo inusuales hasta el
momento. En todos sus retratos podemos observar la gran precisión del dibujo y
la minuciosidad en las telas y plegados. La figura es realzada por una
iluminación fría y un fondo neutro.
PUNTOS DE VISTA
Las artistas que
quedaron en la sombra
A
lo largo de la historia, numerosas mujeres artistas han vivido circunstancias
similares: han aprendido el oficio en los talleres paternos, su carrera se ha
visto truncada o potenciada al contraer matrimonio o su obra no siempre ha sido
reconocida como propia. Caterina van Hemessen, Levina Teerling o las hermanas
Margarita y Dorotea Macip, hijas de Joan de Joanes, son algunas de esas
artistas.
Caterina
van Hemessen
(1528-1587), pintora de la escuela flamenca, se formó como artista en el taller
de su padre, Jan Sanders van Hemessen, para posteriormente, en 1540, entrar en
la corte bajo el patronazgo de la reina María de Hungría. Sin embargo, tras su
matrimonio en 1554, abandonó su oficio hasta tiempo después de viajar a España
como parte del séquito de la hermana de Carlos V. Su obra reconocida como
propia es escasa, pero de gran valor artístico.
El
caso de Levina Teerling (1510-1576) es parecido. Fue una miniaturista
bastante documentada, pero sin que se haya conservado ninguna obra sobre cuya
autoría se tenga plena certeza. Se formó con su padre, el reputado pintor
flamenco Simon Bening, que había trabajado para Mencía de Mendoza, entre otra
distinguida clientela. En 1545 fue invitada por Enrique VIII de Inglaterra a
formar parte de su séquito. La calidad de su obra fue tan apreciada que
continuó en la corte de los siguientes tres monarcas ingleses.
2.2. Francia
En la pintura francesa renacentista destaca el trabajo
de Jean Clouet (1480-1541), como
el retrato que realizó del monarca Francisco I.
Sobresale también la obra del pintor François Dubois (1529-1584), que
representó La masacre de San
Bartolomé, matanza contra los hugonotes ocurrida en París en
1572.
2.3. Alemania
Uno de los países que recibió la influencia flamenca
durante el siglo XV fue Alemania. Con la llegada del siglo XVI, el desarrollo
de la Reforma luterana hizo que se distanciara paulatinamente de la tradición
flamenca, lo que permitió la llegada de la influencia italiana. Destacaron Matthias Grünewald (1460-1528), Hans Holbein el Joven (1497-1543) y Alberto Durero.
Grünewald todavía recibió importantes influencias del Gótico.
Son pocas las obras que se conocen de él y, sin duda, la más impactante es el
retablo del altar de Isenheim, trabajo de notable expresionismo donde la luz y
el color cobran fuerza por la temática de la obra, la crucifixión de Cristo.
Alberto Durero (1471-1528)
Durero es el gran representante de la pintura alemana
del siglo XVI. Escribió un tratado sobre las proporciones del cuerpo humano y
fue un gran estudioso de la perspectiva y de las técnicas de la pintura y el
grabado. Viajó a Italia, donde conoció el trabajo de Pollaiuolo, Mantegna y
Leonardo da Vinci, entre otros, y entró en contacto con las creaciones de la
Antigüedad. Finalmente, centró su actividad en Núremberg (Alemania). Allí
realizó obras de temas religiosos, autorretratos, grabados y xilografías.
Dentro de la temática religiosa, destacan Los cuatro apóstoles, obra
monumental de realismo colorido y grandiosidad, y Adán y Eva, donde dejó atrás el lenguaje formal propio del
Gótico para aplicar sus conocimientos del desnudo y de la proporción. En sus
autorretratos se observa cómo se afirma como un gran artista. Conocedor del
dibujo y del tratamiento de la pintura. Su autorretrato más conocido es el óleo
sobre tabla conservado en el Museo Nacional del Prado.
OBRAS
1. Castillo de Chambord, Francia. Domenico da Cortona.
1539.
2. Palacio de Fontainebleau, Francia. Gilles Le
Breton. 1540.
3. Fachada occidental de la Cour Carrée (patio cuadrado) del Louvre, París, Francia. Pierre
Lescot. 1560
La fachada se compone de dos plantas. La baja está
formada por pilastras corintias adosadas que enmarcan ventanales inscritos en
arcos de medio punto, La primera planta se forma con frontones triangulares y
curvos alternados. Como remate tiene una tercera planta, más baja, a modo de
ático decorado con relieves sin precedentes hasta el momento. El cuerpo central
de la fachada se adelanta respecto al resto. Se compone de semicolumnas
corintias entre las que se disponen hornacinas con esculturas.
4. Tribuna de las Cariátides. Jean
Goujon. Hacia 1550. Salón de baile del palacio del Louvre, París.
5. Relieve de Diana con un ciervo. Jean
Goujon. Hacia 1550. Castillo de Anet, Francia.
6. Fuente de las Ninfas. Jean
Goujon y Pierre Lescot. 1549. Cementerio de los Inocentes, París, Francia.
7. La extracción de la piedra de la locura.
El Bosco. Hacia 1505. Museo Nacional del Prado, Madrid.
8. Tríptico El carro de heno. El
Bosco. Hacia 1515. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Esta obra representa todas las características de esta
nueva etapa en la pintura flamenca: se trata de un tríptico cuya técnica es
óleo sobre tabla y donde el paisaje tiene mucha relevancia.
El pintor pretende relatar cómo todas las clases
sociales quieren conseguir su parte de heno del carro, es decir, su parte de
placeres y riquezas.
9. Concierto en un huevo. El Bosco. Hacia 1480.
Palacio de Bellas Artes de Lille, Francia.
10. Las tentaciones de san Antonio Abad. El
Bosco. 1515.
Museo Nacional del Prado, Madrid.
11. Tríptico El jardín de las delicias.
La Creación del mundo. El tríptico cerrado presenta dos tablas pintadas
en grisalla. En ellas aparece un globo terrestre transparente, indicando,
posiblemente, la fragilidad del mundo.
Detalle de la tabla del lado izquierdo.Aquí se representa el Paraíso
terrenal con la Fuente de la Vida.
Detalle de la tabla central. Esta parte de la obra del Bosco simboliza
la Tierra, en la que la humanidad ha sucumbido al pecado.
Detalle de la tabla del lado derecho.
En esta tabla se representa el infierno, con criaturas fantásticas como
el hombre-árbol, que mira directamente al público.
12.
Caronte atravesando la laguna Estigia. Joachim Patinir 1524. Museo Nacional del
Prado, Madrid.
Según
el mito, la laguna Estigia unía el mundo de la vida con el de la muerte. El barquero
Caronte la atravesaba portando las almas al reino de las personas difuntas. Para
realizar la travesía, estas debían pagar una moneda al barquero. La obra aúna
la mitología grecolatina con el pensamiento cristiano al introducir el ángel
que señala el
buen
camino.
13.
La torre de Babel. Pieter Brueghel el Viejo. 1563. Museo de Historia del Arte,
Viena, Austria
14.
La boda campesina. Pieter Brueghel el Viejo. 1568. Museo de Historia del Arte,
Viena, Austria.
15.
María Tudor, reina de Inglaterra. Antonio Moro. 1554. Museo Nacional del Prado,
Madrid.
16.
Autorretrato. Caterina van Hemessen. 1548. Museo de Arte, Basilea, Suiza.
17. La masacre de San Bartolomé. François
Dubois. Hacia 1572. Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana, Suiza.
El autor retrató la matanza de San Bartolomé, inscrita
en el contexto de las guerras político-religiosas de Francia. Al fondo a la
izquierda, muestra a la reina madre Catalina de Médici inspeccionando a las
puertas del Louvre los cuerpos de los asesinados y a la derecha, el asesinato
del mariscal Gaspar de Coligny, líder del partido hugonote, defenestrado desde
una ventana de su palacio.
18. Francisco I, rey de Francia. Jean
Clouet. Hacia 1525. Museo del Louvre, París, Francia.
Durante el reinado de Francisco I se dio mucha
importancia al desarrollo del arte y la literatura. Por ejemplo, fue mecenas de
Leonardo da Vinci.
19. Retablo de Isenheim.
Matthias Grünewald. Hacia 1515. Museo de Unterlinden, Colmar, Francia.
El retablo consta de varios paneles, distribuidos en
forma de tríptico con tres aperturas y una predela en la parte inferior. El
panel central representa la crucifixión de Cristo. Es palpable el dramatismo de
la escena, con la figura de María Magdalena que alza los brazos con
desesperación a sus pies, y detrás de ella, san Juan Evangelista sosteniendo el cuerpo desfalleciente de la Virgen
María.
20. Adán y Eva. Alberto
Durero. Hacia 1507. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Se trata de un óleo sobre tabla donde aparecen Adán y
Eva sobre fondo neutro, al desnudo y a tamaño natural. Muestran un movimiento
inestable, de gran sensualidad y belleza, acompañado de una expresividad en los
rostros característica de Durero.
21. Autorretrato. Alberto
Durero. Hacia 1498. Museo Nacional del Prado, Madrid.
El realismo del rostro, el detallismo en los ropajes y
el cabello, herencia de la pintura flamenca, adquieren más importancia al
unirse a la composición y el colorido de inspiración veneciana.
22. Los cuatro apóstoles. Alberto
Durero. Hacia 1526. Pinacoteca Antigua, Múnich, Alemania.
En la tabla izquierda aparecen san Juan y san Pedro, y
en la derecha san Marcos y san Pablo. Durero plasma sus estudios sobre la
proporción de la figura humana, y muestra su interés por los rasgos
psicológicos.
ESTUDIO DE OBRAS DE ARTE
El jardín de las delicias
1. Ficha técnica
Autor: Jheronimus Bosch, el Bosco.
Cronología: Hacia 1490.
Localización: Museo Nacional del Prado, Madrid.
Técnica: Óleo sobre tabla.
2. Descripción
Este tríptico representa el ciclo de la vida en un tono crítico, donde
infinidad de personajes y animales en multitud de situaciones nos dan una
visión moralista del propio autor.
Cuando el tríptico está cerrado podemos ver la creación del mundo
(representada mediante un globo terráqueo en tonos grises, blancos y negros,
simulando una escultura, es decir, en grisalla).
Al abrirse, observamos la creación de Eva y Adán a la izquierda; en su
parte central, la lujuria, desatada en placeres carnales; a la derecha, la
escena cruel y apoteósica del infierno, donde el ser humano tiene que rendir
cuentas de sus pecados y sufrir toda clase de tormentos.
3. Análisis y comentario
La composición es caótica, pero tratada con gran detallismo. La luz y el
color son brillantes y se reflejan dentro de un marco idílico. La línea del
horizonte se representa alta, para dar profundidad. Toda la obra está llena de
ricos matices que nos ayudan a entender su significado; por ejemplo, las frutas
son una clara alusión a los placeres sexuales; o el petirrojo está considerado
un símbolo erótico relacionado con la lascivia. Los personajes desnudos, en
actitud desatada, aparecen en algunas escenas montados en animales reales y en
otras, en animales fantásticos tomados de los bestiarios medievales.
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