Ana
Pardo de Vera, 3 de julio de2023
Es una
pregunta retórica, y seguramente ya conozcan la respuesta. La semana pasada se
difundió masivamente el terrible caso de Ahmed Tommouhi y Abderrazak
Mounib, detenidos como violadores en serie en 1991 y
condenados porque el tribunal que los juzgó no consideró correctamente la
prueba pericial de semen que demostraba su inocencia y que ahora, más de 30
años después, ha servido para que el Tribunal Supremo confirme una vez más -lo
hizo en 1997 con una de las violaciones- la inocencia de Tommouhi y Mounib. El
primero no salió de la cárcel hasta 15 años después, en 2006, el segundo murió
en ella de un infarto y tras varias huelgas de hambre para exigir su puesta en
libertad.
Todo fue un desastre en este caso, incluyendo las dieciséis
violaciones que quedaron sin culpable, porque tras el error
descomunal de un tribunal de la Audiencia de Barcelona, presidido por la hoy
ministra de Defensa, Margarita Robles, vinieron
las incomprensibles dilaciones que tuvieron a Tommouhi tres lustros en la
cárcel y que mataron de falsa culpabilidad a Mounib. Hubo después un culpable
de varias violaciones, un cómplice constatado y nunca hallado y varios
ciudadanos comprometidos con la causa de los dos inocentes, como cuenta uno de
ellos, el periodista Braulio García Jaén en
la crónica escalofriante publicada el pasado domingo en El País y
que había denunciado el caso de Tommouhi también en Público, en 2010, en un reportaje
titulado "Ahmed Tommouhi, el punto ciego de la Justicia
española". Y tanto.
La
noticia sobre el segundo reconocimiento de la inocencia de Tommouhi por parte
del Tribunal Supremo la conocimos la semana pasada; que el tribunal que lo
condenó en Barcelona lo presidía una ministra actual del Gobierno de coalición
progresista viene de lejos. Sin embargo, la responsabilidad de Robles en este
asunto ha pasado de puntillas, con apenas un tuit relevante del omnipresente Esteban González Pons (PP),
perdido en la compulsión frenética de Twitter. Tal vez se me escape alguna
reacción más, pero en general, me ha sorprendido mucho el silencio disimulado,
por ejemplo, de quienes pedían noche y día, semana a semana, mes a mes ... la
dimisión de la ministra de Igualdad, Irene Montero, por
una ley con un fallo en el diseño de las condenas del que fue asimismo
responsable un ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que
hoy es magistrado del Tribunal Constitucional como cortesía por
su error.
¿Qué ha podido pasar en este país de hiperventilados furibundos,
tan preocupados porque a unos condenados se les reduzcan las penas unos días,
meses, algún año y en cambio, cuando un inocente pasa 15 años en la cárcel,
otro se muere en ella y varias mujeres siguen sin poder poner cara a su
violador por un error de primero de juez, no se pida apenas la dimisión de
Robles? En algún sitio he oído, incluso, algo así como que pobre
ministra, bastante tiene con cargar con la culpa, como si eso fuera
incompatible con asumir estrictamente la responsabilidad por un hecho tan
lamentable: nadie dice que lo hiciera a propósito, pero lo menos que puede
hacer es pedir disculpas públicas a dos inocentes, uno muerto, e irse;
ya queda muy poco de legislatura.
La
cultura penal (mejor inocentes encarcelados que culpables libres),
xenófoba y clasista de este país (los inocentes eran migrantes marroquíes sin
riqueza), que tanto se han trabajado las derechas (no solo partidistas) y que
regresa ahora con fuerza al modo trumpista, se ha
visto perfectamente reflejada en este caso, un escándalo que apenas ha tenido
repercusión en la clase política, muy consciente de que es un tema muy incómodo
para todos los partidos. Todas, menos el puñado de gente que estuvo al lado de Ahmed
Tommouhi y Abderrazak Mounib, hemos
llegado tarde a este caso cruel de incompetencia judicial, primero, y de
dejación administrativa después. Lo menos que debemos exigir es que alguien que
ocupa hoy una alta representación en el Estado asuma ejemplarmente su responsabilidad
por haber arruinado, como mínimo, la vida de dos inocentes. ¿Cómo es posible
tanta querencia a los cargos en este país, que nuestros/as políticos siguen
siendo incapaces de dimitir aun en lo más obvio?
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