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viernes, 11 de octubre de 2024

Empresarios y explotación de menores

 

Se libran de la cárcel todos los empresarios que pagaron por sexo con menores en Murcia

ABC Madrid 8 de octubre de 2024

La Audiencia Provincial de Murcia ha otorgado este martes la suspensión de las penas de prisión del resto de empresarios acusados de delitos de prostitución de menores, tras la resolución de este lunes en el que cuatro de los acusados se libraran también de la cárcel. Según informa 'La Verdad', se trata de J. P. A., de 72 años y J. M. F., de 73.

A pesar de que la Fiscalía se haya opuesto a la suspensión de las penas, la Sala ha aplicado el criterio de que las condenas que no superan los dos años de prisión pueden ser eludidas cuando se cumplan unas condiciones determinadas. Así, los empresarios deberán pagar una multa y deberán no volver a cometer delitos, ni comunicarse con las víctimas, y tendrán que hacer un curso de reeducación sexual.

«El sistema no puede volver a defraudar a estas chicas», remarcó el teniente fiscal, José Francisco Sánchez Lucerga, el lunes en la primera vista oral. La suspensión de las penas a los principales procesados, incidió el representante del Ministerio Público, «supondría otra quiebra en la protección que el sistema ha ofrecido a esas menores».

 

La decisión de los jueces responde a la petición de las víctimas

Pese a que la decisión de los jueces también ha sido duramente criticada en la calle, esta responde a la petición que realizaron casi la mitad de las víctimas de esta red. Cinco de las once afectadas pidieron expresamente a los magistrados que no mandasen a los condenados en prisión y que les concediesen una segunda oportunidad.

La magistrada Concepción Roig explicó que estas chicas, «que han sufrido enormemente», preferían que los procesados reflexionasen sobre sus actos y no volvieran a repetirlo. Otras cuatro víctimas, sin embargo, exigieron a la Sala que metieran a los empresarios en la cárcel y otras dos no se pronunciaron sobre este asunto.

En la segunda vista oral se ha aplazado la vista para decidir el futuro de tres de las 'mamis', las personas que se encargaban de buscar a las menores en las puertas de los centros educativos y discotecas, para quienes todavía se tiene que pronunciar la Audiencia. La Sala, a su vez, debe pronunciarse también sobre la suspensión de la pena del último de los procesados: W. J. D. Este hombre asumió penas de hasta 12 años de cárcel por colaborar con la trama trasladando a las adolescentes a los lugares donde se producían los encuentros sexuales.

 

Los empresarios de la vergüenza condenados en Murcia, con nombres y apellidos

Olaya López Munuera, 24 de septiembre de 2024, lavozdemurcia.es

 

Catorce y quince años. Esa era la edad que tenían dos de las menores víctimas de la trama de prostitución infantil que ha sacudido a la opinión pública murciana cuando las recogieron en las inmediaciones de su colegio de Murcia para ser trasladadas ante Juan Castejón Ardid: expresidente y exvicepresidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Cartagena (COEC), exvicepresidente de la Confederación Empresarial de la Región de Murcia (CROEM) y empresario que en aquellas fechas cumpliría los 64 años. 

Castejón también abusó de otra niña que, con 15 años, publicó una oferta para trabajar de cuidadora en milanuncios.es y recibió la respuesta de una de las ‘madames’ condenadas por la trama. Esta mujer, que hacía de intermediaria entre víctimas y clientes, le argumentó a la menor para convencerla que «no pasaba nada» cuando esta le intentaba explicar que solo tenía 15 años y era virgen. 

Las cortas edades de las víctimas menores no solo no disuadían a Castejón. Al contrario: ‘El Petrolero’ era «uno de los clientes que pedía siempre que fueran menores».

Razón por la que a su cuarta víctima, que ya contaba con 17 años, la misma ‘madame’ le pedía que dijera que «tenía 15 o 16 años, ya que a los clientes esto les daba más morbo», tal y como han reconocido los condenados en la Audiencia Provincial para llegar a un acuerdo de conformidad.

A diferencia de la quinta víctima, también menor, y que fue captada mientras «pasaba por un momento de dificultades económicas, lo que le hacía más fácil que pudiera ceder», Castejón era por aquel entonces un destacado -y pudiente- miembro de la patronal cartagenera. También era presidente, consejero delegado y consejero de tres empresas: Pradem S.A. (hasta agosto de 2015), Promociones Sierra Minera (hasta agosto de 2018) y Eslabon Inmobiliaria (hasta agosto de 2018). 

Pero no fue hasta febrero de 2015 cuando, empujado por el Comité de Ética y Buenas Prácticas de la patronal murciana CROEM tras conocer su imputación, Castejón dimitió a regañadientes por sus vínculos con la trama de prostitución de menores mientras seguía defendiendo su inocencia delante del resto de empresarios. 

Casi diez años después, Castejón ha salido a pecho descubierto, sonriente y con la cabeza bien alta del Juzgado de Murcia tras ser condenado por cinco delitos de prostitución de menores.

A diferencia del resto de proxenetas que lo acompañaban en la vista -y que intentaron esconder su rostro detrás de gafas de sol y mascarilla- el promotor no ha querido ocultarse. 

El apodado como 'El Petrolero' pisaba la calle con alivio, sabiendo que no iba a entrar en prisión. Así lo decidió el juez en una sentencia que ha encendido a la sociedad murciana y que lo ha condenado a cinco meses de cárcel y 2.000 euros de multa por cada víctima después de alcanzar un acuerdo de conformidad con la Fiscalía -que pedía antes de la vista del pasado miércoles entre 4 y 24 años de prisión para los empresarios, según el número de delitos- y obtener la reducción de las condenas por «dilaciones indebidas». 

Junto a Castejón han sido condenados seis hombres más: José Antonio Arce López (70 años, Beniaján), Juan Peque Álvarez (72 años, León), José Jara Albero (68 años, Alicante), Antonio Giménez Pelegrín (81 años, Lorca), Antonio Morales Nicolás (92 años, Murcia) y Juan Martínez Fernández (73, Murcia)

Este último, Martínez Fernández, trabajó como enterrador en Alhama de Murcia y Totana y es un destacado miembro de la comunidad de este último municipio, donde ha recibido varios homenajes por su participación en la Semana Santa de la localidad o por sus logros académicos. 

Su pena también ha sido rebajada y ha sido condenado por un delito de prostitución de menores a cinco meses de cárcel (que, como el resto de acusados, no pisará) y a pagar 1.000 euros a su víctima. 

 

Los intermediarios

Las penas más altas han sido para los seis intermediarios: las personas que cobraban una comisión por prostituir a menores de entre 15 y 17 años y que se encargaban de captarlas en la puerta de sus colegios o discotecas juveniles y ponerlas en contacto con los empresarios y clientes.

Las cuatro condenadas que actuaban como ‘madames’ (captadoras, facilitadoras e instigadoras de esta trama) son Yesenia Mercedes Balladares Cusme, Nelly Paola Céspedes Pedriel, Ruth Karina Dorado Toledo y Manuela Pérez Poveda.

Mientras que Martin Galo Dorado Toledo y Walter Giovani Dominguez Melgar han sido condenados como autores -cooperadores necesarios como parte de esta pieza-.

El fiscal pedía de 21 a 56 años de prisión. Nada que ver con unas penas que suman 16, 12 y 6 años de cárcel y todo apunta a que tampoco entrarán en ella para pagar por sus delitos.

 

La opinión de un abogado

«La gente se ha echado a la calle con la reforma de la ‘Ley del solo sí es sí’ porque iban a soltar decenas de violadores, pero en España sucede algo así cada día en todos los juzgados penales: el atenuante de dilaciones indebidas. Eso significa que por el funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, un altísimo porcentaje de condenados no entran a la cárcel, pese a ser culpables», esta es la lectura que hace el abogado penalista y doctor en derecho Antonio Casado Mena sobre la sentencia a los siete proxenetas acusados de tener relaciones sexuales con menores de edad a cambio de dinero.  

Las dilaciones indebidas que han evitado la entrada en prisión de los siete condenados por el caso de prostitución infantil -que el Fiscal Superior de Murcia, José Luis Díaz Manzanera ya está estudiando debatir en una Junta de Fiscalía- han provocado un intenso debate en la sociedad murciana. 

Este atenuante, que explica el por qué de unas condenas tan bajas como polémicas, consiste en una reducción que se aplica cuando los procesos judiciales se alargan mucho, y puede provocar que se bajen las penas hasta dos grados si las dilaciones indebidas son muy cualificadas. 

Para Casado Mena, aunque la defensa haya jugado muy bien sus cartas, la reducción de las condenas es culpa de que la Justicia se retrase «por falta de medios», por lo que «hay un claro culpable: el mal funcionamiento de la Administración de Justicia. Eso no puede ser. Es vergonzoso».


https://www.eldiario.es/murcia/murcia-escandalo-explotacion-sexual-ninas-radiografia-bochorno_1_11742973.html

Murcia, tras el escándalo de explotación sexual de niñas: radiografía de un bochorno

Raquel Ejerique, eldiario.es, 19 de octubre de 2024

 

“Ahí delante, en ese edificio alto, paró un coche y subieron a mi hija con 14 años. Se la llevaron a un chalet para dársela al empresario Juan Castejón”. Estamos en una pedanía de Murcia por la que antes discurría la huerta y las acequias y ahora hay avenidas con tráfico y edificios colmena. Juana (no es su verdadero nombre) no puede entender cómo no van a entrar en prisión los empresarios que explotaron sexualmente a su hija y a diez menores más en 2014. Aquel fatídico día, al volver a casa, la hija de Juana se metió en su habitación llorando y no quiso salir en los siguientes ocho meses. Nada, nunca, volvió a ser igual. “Si lo encerraban a ese, yo descansaba”.

De momento, la Audiencia de Murcia ha decidido no encerrarlo, como tampoco encerrarán a los otros 6 condenados por el delito tipificado de prostitución de menores. Sí han entrado en prisión dos proxenetas (las llamadas 'mamis') y un cooperador (conductor de coche), mientras que otros tres miembros de la red de captación y negocio han quedado libres.

Entre los métodos que usaban para explotar a las niñas y ganar dinero con ellas, las engañaban diciendo que iban a cobrar por charlar con un señor mayor o darle un masaje en la espalda. Algunas consiguieron huir, como relata el escrito de acusación de la Fiscalía: “Quedaron a tomar café en casa de la proxeneta con un señor de unos 60 años, que resultó ser el acusado, pero cuando éste le dio un beso, a fin de empezar a ganarse a la menor acercándose en exceso a ella con la finalidad de poder tener un mayor acceso sexual, a ella le dio asco y miedo y se fue corriendo”.

Todo eso va a tener un castigo, pero proporcionalmente menor a lo que les hicieron, por un cúmulo de errores y decisiones tan jurídicamente legales como socialmente incomprensibles.

Las once niñas fueron rescatadas en 2014 por la Policía Nacional. Como revelan las crónicas de ese momento, había implicados también un guardia civil y un bufete de abogados cercano a la céntrica y costosa Plaza de las Flores. Y ahí se apagó la historia. Las familias no se unieron, las organizaciones no se movilizaron. La sociedad era otra y la mayoría de las chicas se encerraron en casa e intentaron olvidar cómo habían sido parte de una trama que reclutaba y servía niñas a un grupo de hombres que tenían algo en común: eran personas con dinero, profesionales liberales y de cierta importancia en Murcia, no solo empresarios. Eran una clase social.

Ellas desaparecieron y el tema se trató como un suceso, no como una violencia sexual que no se podía volver a repetir y que afectaba a todas las mujeres. Ellos siguieron con sus vidas y sus negocios y sus bufetes sin que se les impusiera ninguna medida hasta el juicio. La única consecuencia que tuvo que sexagenarios pagaran por sexo a niñas de 14 años es que Juan Castejón, además presidente de la patronal murciana, fuera obligado a dimitir de ese cargo cuando saltó el escándalo policial hace una década. A día de hoy, en Murcia no se sabe cuál es el despacho de abogados, qué cara tienen la mayoría de condenados o quién es el que tenía un laboratorio (alias El Médico). Todos acudieron con gorras y mascarillas al juzgado, a excepción de Castejón (alias El Petrolero para la trama) y otro empresario, Juan Peque.

 

 

 

 

 

Tan legal como incomprensible

El juicio ha tardado 10 años, lo que ha beneficiado a la trama porque la “dilación indebida” obliga a rebajar penas. Entre los motivos de los retrasos, además de un cambio de magistrado, está la precaria situación de la justicia y una avalancha de casos por resolver en Murcia: hay más de 190.000 causas pendientes pese a la petición de ayuda de los juzgados, lo que empuja las vistas hacia adelante en los calendarios, algo que está en el origen de muchas rebajas de penas, pero sobre lo que no se ha anunciado ninguna medida. Esta misma semana se ha conocido que el expresidente Ramón Luis Valcárcel será juzgado en 2027 por un caso de corrupción en una desaladora cometido hace veinte años, ya que no se ha encontrado fecha antes.

Además, la Fiscalía de Murcia llegó en septiembre a un acuerdo con los acusados sin contar con las menores, que no tuvieron su propio abogado en su momento pensando que ya estaban cubiertas con el ministerio fiscal –se les informó por imperativo de que podían tener además su propio letrado, otra cosa es cómo– y la jueza ha decidido que solo 3 de 13 condenados vayan finalmente a pisar una prisión al entender que están vinculados a la sociedad, integrados, que han abonado las reparaciones o tienen problemas de salud. Todo tan legal como injusto para una sociedad 10 años más consciente de la violencia sexual y el tratamiento que se debe dar a las víctimas.

De hecho, la decisión ha indignado a una parte de la ciudad que se ha constituido como una pequeña aldea gala y rebelde y que ha cristalizado en cuatro manifestaciones a las puertas del Palacio de la Justicia. “Esto es un grano de pus que tiene que explotar”, dice Gloria Alarcón, impulsora de las protestas y de la Asamblea Feminista, mientras toma un café en la histórica plaza de Teatro Romea. Había un centenar de personas, pero eso en Murcia puede ser considerado un éxito: “Aquí la gente con el sol, la cerveza y la marinera –una tapa de ensaladilla y anchoa típica– se queda bien. No piensan que algo pueda cambiar, no hay movilización, salvo en temas agrarios o de agua”.

Esta “resistencia” se ha colado en la sala de juicios y ha molestado tanto a los abogados defensores como a la jueza del tribunal. El letrado del empresario Castejón apuntó su malestar por el “tsunami social, el populismo punitivo” que, según él, estaba interfiriendo en el caso. La magistrada y ponente de la sentencia llegó a decir en sala que cuatro de las víctimas habían pedido que los acusados entraran en prisión “no nos cabe ninguna duda que presionadas por ese mismo movimiento social”, al que acusó de haber “revictimizado” a las chicas. Eso después de darles un beso y pedirles perdón en nombre de la justicia en la misma sala.

Murcia se divide entre los que no se han enterado de qué ha pasado–como un grupo de jóvenes bailarines a las puertas del Conservatorio de Danza–, los que confiesan sentir vergüenza mientras toman un café –como un grupo de jubilados que queda en una terraza de la céntrica calle Trapería– y los que aún tienen rabia e indignación. “Si los que las prostituían hubieran sido extranjeros, la gente estaría ya preparando la hoguera para meterlos dentro, pero como son hombres blancos de aquí, pues no pasa nada”, opina Rocío, que estudia un máster de Profesorado en el campus universitario de Espinardo. Cerca, un grupo de universitarios de Veterinaria: hay tres mujeres indignadas y siete estudiantes que no tenían ni idea de lo que había sucedido, “ni por redes ni nada”. Gonzalo no solo lo sabe, sino que fue a las manifestaciones ante el Palacio de Justicia de Murcia: “Fue increíble porque mientras estábamos allí protestando por algo tan grave, se oía que tiraban cohetes porque había una feria”.

 

Hoy no queda rastro de esas protestas. Las dos pancartas que ondeaban en las vallas que dan al río Segura han sido descolgadas. El trasiego de funcionarios ocupa la calzada donde se celebraban las manifestaciones. La misma acera que Juana, la madre de una de las menores, pisó hace cuatro días de incógnito: “Estos días tengo ansiedad e ir a las protestas fue lo único que me animó. Recuerdo que había una persona que llevaba una pancarta en la que se podía leer 'Es mi hija'. Ahí me derrumbé y me puse a llorar”.

Murcia ha vuelto a los cohetes y a la marinera, después de ser protagonista de los informativos locales y, sobre todo, nacionales. En el quiosco de la luminosa Plaza de Santo Domingo se exhiben los periódicos regionales decanos sin rastro en portada de las proxenetas y los empresarios que pagaban por niñas engañadas y engatusadas en discotecas light y en colegios públicos y concertados.

En uno de ellos, donde estudiaban al menos dos de las víctimas de la trama, hay trasiego de chavales el jueves por la tarde. Una monja sale apresurada. Chicas con mochila hablando despreocupadas sin saber que hace diez años, tras esos tabiques de piedra histórica, varias menores cayeron en una red que prometía dinero a cambio de supuestas charlas con señores mayores y que fueron bautizadas por los traficantes como “las niñas”, tal cual consta en el escrito de la Fiscalía.

La misma Fiscalía que pactó el pasado 11 de septiembre con los acusados, tras ser evidente que la dilación indebida del juicio iba a reducirles ya bastante las penas. El llamado pacto de conformidad lo firmó una fiscal que luego no ha seguido con el proceso y se ha impuesto el silencio sobre por qué se tomó esa decisión, que es legal pero controvertida. El malestar por esa decisión ha llegado a altos despachos del ministerio público en Madrid.

En las conformidades no hace falta involucrar a la víctima, “la pregunta es si este tipo de delitos pueden tener conformidad”, explica Gloria Alarcón, que es jurista y se pregunta si es casual que “la fiscal y la jueza a las que se ha repartido este caso sean mujeres, con las pocas que hay en Murcia”. Ahora ha habido un cambio de fiscal, que se ha mostrado contrario a que el empresario Castejón no entrara en prisión, pese a lo firmado anteriormente, y va a recurrir la puesta en libertad de otro de los cooperadores. El movimiento feminista espera a esas últimas decisiones para chequear si la movilización ha valido para algo, “si un error no va a llevar a otro error como pasó con La Manada de Pamplona y esperemos que no pase con La Manada de empresarios”, concluye Alarcón.

Como Pelicot, pero al revés

“Que la vergüenza cambie de bando”, se veía en algunas pancartas en las protestas hace unas semanas. Al contrario que en el caso Pelicot que hizo popular la frase, la vergüenza no ha cambiado de bando y la trama ha vivido ajena a todo el trauma que ha causado. Después de diez años, las jóvenes quieren seguir en el anonimato, muchas desean cerrar el capítulo y olvidarse. De hecho, cinco de ellas dijeron a la jueza que preferían que los acusados no entraran en prisión en la vistilla en la que se les informó del acuerdo. Cuatro dijeron que entraran. Las otras dos lo dejaron a decisión del tribunal. Los empresarios han seguido con sus negocios y, pese a que son culpables y todo ha quedado acreditado, tendrán que pagar multas ridículas por el horror que causaron, de entre 500 a 2.000 euros a cada chica.

El debate público se ha dirigido también al sesgo por género o nacionalidad, ya que las 'mamis' y el taxista que sí irán a la cárcel son de origen extranjero. Hay que tener en cuenta que las penas que enfrentaban tanto las 'madames' como los cooperadores necesarios eran mayores que las de los clientes, al margen de los recursos económicos desiguales para hacer frente a los abogados y de los sesgos que pueda tener la justicia y la sociedad. Se pedían entre 21 y 56 años de prisión en el caso de las proxenetas y entre 6 y 36 años para los cooperadores. En el caso de los empresarios que reclamaban niñas se pedían penas menores, de entre 4 y 24 años.

En el escrito acusación se relatan las prácticas mafiosas y extorsionadoras de estas proxenetas. Por ejemplo, cuando una de ellas llamó a una chica que se ofrecía para cuidar niños “para conocerla y quedar con ella, ofreciéndole trabajo para dar masajes con final feliz, a lo que ella dijo en principio que no, diciéndole que tenía sólo 15 años y era virgen, insistiéndole la acusada en que eso no era problema, que trabajaban para ella niñas con 14 y 15 años y no pasaba nada, llamándola con obstinación, hasta que accedió”.

Alerta en los institutos

Con las gafas de la actualidad y los estándares de hoy en el tratamiento de violencia sexual ha habido un evidente fallo judicial multiorgánico. Pero también se ha disparado una alerta para los institutos de la Región. ¿Puede volver a pasar? ¿Tienen buena educación sexual los jóvenes? ¿Va a cambiar algo? Ana Mellado, secretaria de Igualdad de CCOO, trae hasta la plaza Julián Romea un papel con datos oficiales de Educación. “Te pongo de ejemplo. El curso Eso no es sexo para prevenir la violencia sexual sobre menores se hizo en el 9% de los centros de la Región pese a que era un compromiso. Aquí hay un poso de catolicismo y de estos temas no se habla, pese a que es una oportunidad para mejorar la conciencia y reducir el riesgo de captación en los institutos”.

Murcia, además, tiene implantado el pin parental, una cesión del PP para obtener el apoyo de Vox, lo que permite a los padres decidir si sus hijos asisten o no a talleres de sexualidad. Preguntada la Consejería de Educación si este caso va a suponer un punto y aparte o se va a reforzar la educación sexual, fuentes oficiales responden sin más a elDiario.es que son los centros los que “tienen autonomía para programar lo que consideren más adecuado”.

Ha pasado una semana del “tsunami” y en una parte de la ciudad aún incomoda hablar del “asunto de los empresarios” porque, al contrario que hace una década, hoy ese asunto ha ido acompañado por la banda sonora de una sociedad indignada que ha sacado a la calle un espejo en el que mirarse. No va de once chicas con mala suerte como en 2014. En 2024 va de todas y de qué hemos hecho. Empieza el fin de semana, el primero sin manifestaciones y sin cámaras de televisión por todos sitios. Al lado de la catedral de Murcia, ahora en obras, la gente aprovecha una mañana fresca de sol. Una pareja de unos 60 años se toma una cerveza. “Ah sí, los empresarios, lo he oído, pero no te puedo decir mucho porque tampoco lo conozco”. Asoma un rictus de vergüenza. Es poco, pero es algo. Acto seguido les traen la marinera que habían pedido.


jueves, 10 de octubre de 2024

Detienen a tres empresarios agrícolas por explotar

 https://www.publico.es/sociedad/detienen-tres-empresarios-agricolas-explotar-migrantes-granada.html

 

Detienen a tres empresarios agrícolas por explotar a migrantes en Granada

 

Agencia EFE, 9 de octubre de 2024

 

La Policía Nacional ha detenido en Granada a tres empresarios agrícolas por explotación laboral contra 15 trabajadores migrantes que, sin permisos de residencia y trabajo, realizaban labores agrícolas en jornadas de diez horas al día por salarios más bajos de los estipulados y sin cotizar en la Seguridad Social.

Se trata de dos hombres de 42 y 50 años y una mujer de 47 de nacionalidad española. Son propietarios de fincas agrícolas, ubicadas en la zona de la Alpujarra, donde se empleaban las víctimas, ha informado la Policía Nacional.

La operación, denominada Mecinas y llevada a cabo en colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, se inició el pasado mes de agosto tras conocerse la situación de las víctimas en varias fincas agrícolas de Granada, cuyos propietarios se aprovechaban de las condiciones de trabajo establecidas para obtener grandes beneficios económicos.

Esta actividad ilícita proporcionaba a los empresarios agrícolas importantes beneficios, dado que ni abonaban el salario íntegro establecido ni realizaban las correspondientes cotizaciones sociales y de Seguridad Social de sus trabajadores.

En el mismo operativo, los agentes detuvieron a los tres empresarios propietarios de las fincas. El resultado de la investigación ya se ha comunicado a la autoridad judicial, según ha detallado la Policía.

lunes, 16 de octubre de 2023

Vivir, morir en Parla

 https://loquesomos.org/parla-1979-ursino-gallego-queremos-agua/

https://www.triunfodigital.com/resblibre.php




TEXTO ORIGINAL

VIVIR, MORIR EN PARLA

Gonzalo Goicoechea, 7 de marzo de 1979, revista Triunfo

Cuando comenzaba la década de los sesenta, Parla era un pueblecito de las cercanías de Madrid en el que vivían unas dos mil personas. Ya para entonces los otros pueblos del Suroeste -Getafe, Alcorcón, Leganés…- tenían industrias y el cáncer de la capital los carcomía. En pocos años, sin embargo, Parla ha pasado a tener, según el censo, unos 34.000 habitantes. En realidad, hay que multiplicar la cifra por dos. Lo que pasa es que la mayoría no están apuntados.

La primera gente que llegó a Parla procedía de la Mancha, de Extremadura, algunos andaluces. Los había que emigraban por segunda vez, ya que los precios de Getafe o de Leganés -primer alto en su camino- era excesivos. Las casas del barrio de San Ramón venían a costar entonces unas 140.000 pesetas nada más. La mayor parte trabajaba en la construcción.  Los dueños de las tierras de labranza, de pronto transformadas en tierras especulables, empezaban a enriquecerse vendiéndolas. Hay quien he hecho fortuna de hasta 400 millones. De paso, ocupaban los puestos digitales del Ayuntamiento y agradecían con su permisibilidad franquista tan rápida suerte: los constructores, las inmobiliarias, voraces sociedades anónimas de enjaulamiento, levantaban edificios sin que nadie les controlara; sin que ningún plan municipal echara el freno a su egoísmo depredador.

Iba la gente a Parla, pero no las industrias. Una nueva oleada migratoria se produjo en los años setenta. Ya no procedían de otras regiones.  Llegaban de un Madrid imposible para sus ingresos, de unos barrios destrozados por las mismas u otras constructoras que en Parla hacían su imperio. Esta vez tampoco vino la industria, que se detenía en el vecino Getafe o en Fuenlabrada.  Por eso Parla es la ciudad-dormitorio más dormitorio de todas. Sólo había dos industrias y ahora una -Gartaisa, fábrica de calderería, 200 empleados, buena maquinaria y situada en excelentes terrenos para hacer pisos- ha cerrado, y la otra -Cegasa, la de las máquinas tragaperras, 250 trabajadores- ha reducido a mitad su plantilla.

Aunque en los últimos años ha ido a vivir mucho obrero de las grandes empresas madrileñas del metal, la mayoría trabaja en la construcción. Es el sector donde hay más paro

 

Ancianos y jóvenes

 

Parla está en le carretera de Madrid a Toledo, carretera que divide la ciudad en dos y es un peligro cada cruce, cada esquina. El pueblo viejo está a la derecha. Se puede decir que no hay calles porque los edificios surgen por todos los lados sin orden ni concierto, interrumpiendo lo que podía haber sido una avenida, haciendo imposible un solo paseo, una plaza decente. Ese desorden no oculta, sin embargo, que las calzadas están sin pavimentar y que las aceras no existen. Cuando llueve mucho, todo se hace un charco y, encima, los colectores se desbordan y, a veces, los excrementos, las aguas residuales y la porquería discurren por las esquinas. Con el calor, la tierra se hace polvillo sofocante y manchoso.

La población de Parla es muy joven. Hay muchos más muchachos que ancianos, porque los que han ido allí a vivir eran matrimonios recientes. Los 600 ancianos que hay no tienen ni un local donde refugiar su tedio. Hace un año construyeron un edificio y dijeron que sería la casa de los ancianos. Pero lo dedicaron a escuela de Enseñanza General Básica. Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con el edificio, llegó un médico, lo examinó y dijo que aquello no reunía condiciones. Entre otras cosas, la humedad era excesiva.

En las calles, siempre barrosas o polvorientas, casi no hay bancos. Así que los viejos suelen tomar el sol y matar el rato en una plazuela triangular que linda con la carretera nacional. Por las tardes hay un ruido ensordecedor porque una vía de doble dirección y pasan muchos camiones, los niños salen de las escuelas, los obreros dejan las fábricas y todo el mundo vuelve a dormir para descansar y rendir al día siguiente. 

 Los ancianos están tan desamparados con los jóvenes. El paro juvenil se calcula sobre un 37 por 100. Tampoco tienen un solo local. Proconfort, una de las inmobiliarias, dijo que iba a ceder uno al Ayuntamiento, pero nada de eso ha ocurrido. Si quieren hacer deporte, no tienen dónde. El único campo de fútbol es propiedad del club y eso que los dos millones que dio la Diputación como ayuda para un polideportivo se utilizaron para allanar los terrenos que ahora han resultado privados. En las violentas manifestaciones que hubo la pasada semana como consecuencia de la muerte de Ursino Gallego-Nicasio, casi todos eran jóvenes. Dicen los de los partidos que entre ellos el desencanto ha hecho estragos. Así, por ejemplo, de más de cien muchachos que militaban en las Juventudes Comunistas antes de su legalización, sólo quedan ahora unos treinta. Y son los que más tienen.

Es muy fácil que coincidan en la misma familia los padres y los hijos en situación de paro. Los que cobran el seguro tienen que ir hasta Getafe. Hace seis meses, en la oficina del desempleo, había apuntadas 3.000 personas. Parla, con tener la tercera parte de habitantes que Getafe, aportaba la mitad. En barrios como San Ramón y San Nicolás se calcula que habrá sobre un 20 por 100 de paro.

 

Moverse, curarse

 

No hay calles, ni fábricas, ni trabajo, ni polideportivo. Tampoco hay escuelas suficientes. El estado recaudador de impuestos no ha construido en Parla ni una guardería infantil, ni un colegio de preescolar. Estas necesidades las cubre la iniciativa privada (como dice la derecha). Hay un colegio nacional de Enseñanza General Básica y nada más. Para estudiar BUP hay que ir, por lo menos, a Getafe. También hay que ir si uno quiere hacer Formación Profesional. Querían hacer un Instituto de Enseñanza Media, pero sucedió que los terrenos estaban junto a un colector y, que si costaba el desvío dos millones, que si no costaba, aún están por empezar las obras. 

Este curso, todos los niños han sido escolarizados. Naturalmente en malas condiciones: locales inadecuados, exceso de alumnos por clase, etcétera. El próximo curso, el asunto se presenta peor. La Biblioteca Municipal –2.000 volúmenes- está en un piso piloto.

En la letanía de miserias de Parla destacan dos problemas: el transporte y la asistencia sanitaria. Son dos problemas comunes a todos los pueblos del Suroeste madrileño. Excepto la clínica Primero de Octubre, todos los demás centros asistenciales, tanto de la Seguridad Social como privados, están en la zona Norte de Madrid. Sin embargo, en los barrios y pueblos del Sur es donde se concentra la mayoría de la población trabajadora.

En Parla sólo hay un consultorio de 80 metros cuadrados. José Núñez, candidato por el PCE a la Alcaldía, y Máximo González, candidato de la ORT, opinan lo mismo: “El problema de la sanidad es tan grave, que, igual que ha saltado el del agua, puede estallar en cualquier momento el de la sanidad con igual violencia”. 

La gente se ve obligada a pagar igualas de los médicos privados ante la deficiente asistencia que les presta la Seguridad Social. Cuando la ambulancia traslada a un enfermo grave al lejano hospital, el embotellamiento en la carretera - bordeada de enormes postes eléctricos - puede ser mortal. A nadie de los que mandan se le ha ocurrido pensar en la posibilidad del helicóptero. En las horas de mayor tráfico, el recorrido entre Madrid y Parla, hecho normalmente en unos cuarenta minutos, puede ser eterno. No hay tren de cercanías (en 1977, don Antonio Gómez Fungairiño, jefe del Gabinete de Economía y Planificación de Renfe, afirmó que para 1978 el ferrocarril Atocha-Parla-Fuenlabrada, estaría funcionando adecuadamente; hoy es el día en que nada de eso ha pasado).

Los autobuses de servicio público te cobran 37 pesetas por llevarte a Madrid. Supone para muchos trabajadores -el sueldo medio mensual en Parla no supera las 30.000 pesetas - veinte duros diarios.

 

¿Quién manipula?

 

En las elecciones de marzo ganó por amplia mayoría (como dicen los políticos: un 75 de 100 de votantes la eligieron (45 por 100 el PSOE, 25 por 100 PCE y cerca del 5 por 100 los extraparlamentarios) ¿Benefician los violentos conflictos a los partidos populares de cara a las elecciones municipales? Evidentemente, no.

El domingo 4 de marzo era el tercer domingo de manifestación en protesta por la falta de agua y los traidores cortes en el suministro, que estropean los motores de las lavadoras. Nadie firmaba la convocatoria. La gente fue porque era un problema que afectaba a toda la ciudad. Se vio distribuyendo carteles tanto a militantes de CNT como a falangistas.

El tercer domingo de manifestación, la Policía llega con numerosos efectivos. Carga, según unánime opinión de todos los partidos, con brutalidad. Como consecuencia de una hemorragia interna, producido por un pelotazo policial en el pecho, a las cinco de la tarde muere el adolescente Ursino Gallego-Nicasio. Llevaba el muchacho en el bolsillo dos entradas para el cine. El señor Rosón - gobernador civil y antiguo director general de RTVE en vida y con el beneplácito del dictador, de quien era fiel servidor -asegura en sus notas de prensa que estaba tras una barricada. Hay testigos que afirman lo contrario. Lo cierto es que Ursino -quinto de seis hermanos- murió. Parla fue tomada por las fuerzas antidisturbios. La violencia y los nuevos pelotazos reinaron en sus sucias calles durante varios días. Las barricadas se hacían lo mismo con adoquines que con semáforos arrancados; lo mismo con grúas que con coches volcados, con autobuses de ruedas pinchadas.

El comisario-jefe reconoce ante la comisión de partidos que fue a negociar: “Si no vienen los de Madrid, no habría pasado nada”. El señor Abril Martorell echó la culpa a todo al PCE. Este lo desmintió. Tal vez el señor Abril ignoraba que las barricadas violentas fue visto el segundo candidato a las municipales por UCD. Y que también fueron vistos miembros de Fuerza Nueva junto militantes de grupos de extrema izquierda. Tal vez el señor Abril ignoraba que en una fotografía publicada por un periódico madrileño se veía una barricada y en ella tres conocidos elementos de Coalición Democrática.

El señor Rosón, por su parte, justifica la actuación de la Policía nacional (antes Armada) y destituye al alcalde. Lo curioso del caso es que hacía más de un año que Domingo Ostolaza había presentado su dimisión irrenunciable al señor Rosón y éste no la había aceptado. Ahora hay un delegado gubernativo.

“En Parla, la corporación municipal va a ser de izquierda, pero muy holgada además.  Todo esto la derecha lo sabe. ¿De qué forma obtiene beneficios? Pues si demuestra que la tranquilidad está con la derecha y no con la izquierda”, dice José Núñez, candidato del PCE.

“La policía fue brutal, por mucho que lo diga el señor Rosón.  Yo lo que si haría es una distinción clara entre las formas de lucha del primero y segundo día y las siguientes”, dice Máximo González candidato de la ORT.

Los conflictos, de todas formas, no sorprendieron a nadie. “En Parla, los problemas son tan agobiantes que en cualquier momento podía haber ocurrido esto. Y puede volver a ocurrir”.

El pasado domingo, en el soleado mediodía, decenas de autobuses y coches de la Policía vigilaban Parla. Nadie se manifestaba por el momento. Ni los autobuses de Getafe ni los de Madrid llegaban. Mientras iba de parada en parada, la mujer, morena y algo coja, trabajando en la capital desde hace cinco años, explicaba: “Es por la huelga esa que va a haber ¿no ve cuántos policías? Todo esto pasa con la democracia y con todo eso que dicen”. Dos kilómetros antes del pueblo, bajo el temprano sol primaveral, la Guardia Civil y la Policía Nacional (antes Armada) desviaban el tráfico y no dejaban entrar al pueblo a quien no viviera allí. Las colas de vehículos se alargaban cada vez más. Como si fuera una madrugada laborable. “Habrán matado algunos de los gordos”, aventuraba otra mujer en el saturado autobús amarillo. Una cuadrilla de chavales gritaba: “¿Qué pasa? ¿Por qué no arranca esto?”. Dentro del repleto autobús, el calor crecía.

 TEXTO ADAPTADO POR 

EL PROFESOR JULIO DAPENA LOSADA

VIVIR, MORIR EN PARLA

 

Gonzalo Goicoechea, 7 de marzo de 1979, revista Triunfo


Cuando comenzaba la década de los sesenta, Parla era un pueblecito de las cercanías de Madrid en el que vivían unas dos mil personas. Ya para entonces los otros pueblos del Suroeste -Getafe, Alcorcón, Leganés…- tenían industrias […]. En pocos años, sin embargo, Parla ha pasado a tener, según el censo, unos 34.000 habitantes. En realidad, hay que multiplicar la cifra por dos. Lo que pasa es que la mayoría no están apuntados.

La primera gente que llegó a Parla procedía de la Mancha, de Extremadura, algunos andaluces. Los había que emigraban por segunda vez, ya que los precios de Getafe o de Leganés -primer alto en su camino- era excesivos. Las casas del barrio de San Ramón venían a costar entonces unas 140.000 pesetas nada más. La mayor parte trabajaba en la construcción.  Los dueños de las tierras de labranza, de pronto transformadas en tierras especulables[1], empezaban a enriquecerse vendiéndolas. Hay quien he hecho fortuna de hasta 400 millones. De paso, ocupaban los puestos digitales[2] del Ayuntamiento y agradecían con su permisibilidad franquista tan rápida suerte: los constructores, las inmobiliarias[3], voraces sociedades anónimas[4] de enjaulamiento[5], levantaban edificios sin que nadie les controlara; sin que ningún plan municipal[6] echara el freno a su egoísmo depredador.

Iba la gente a Parla, pero no las industrias. Una nueva oleada migratoria se produjo en los años setenta. Ya no procedían de otras regiones.  Llegaban de un Madrid imposible para sus ingresos, de unos barrios destrozados por las mismas u otras constructoras que en Parla hacían su imperio. Esta vez tampoco vino la industria, que se detenía en el vecino Getafe o en Fuenlabrada.  Por eso Parla es la ciudad-dormitorio[7] más dormitorio de todas. Sólo había dos industrias y ahora una -Gartaisa, fábrica de calderería, 200 empleados, buena maquinaria y situada en excelentes terrenos para hacer pisos- ha cerrado, y la otra -Cegasa, la de las máquinas tragaperras, 250 trabajadores- ha reducido a mitad su plantilla.

Aunque en los últimos años ha ido a vivir mucho obrero de las grandes empresas madrileñas del metal, la mayoría trabaja en la construcción. Es el sector donde hay más paro

 

Ancianos y jóvenes

 

Parla está en le carretera de Madrid a Toledo, carretera que divide la ciudad en dos y es un peligro cada cruce, cada esquina. El pueblo viejo está a la derecha. Se puede decir que no hay calles porque los edificios surgen por todos los lados sin orden ni concierto, interrumpiendo lo que podía haber sido una avenida, haciendo imposible un solo paseo, una plaza decente. Ese desorden no oculta, sin embargo, que las calzadas están sin pavimentar y que las aceras no existen. Cuando llueve mucho, todo se hace un charco y, encima, los colectores[8] se desbordan y, a veces, los excrementos, las aguas residuales[9] y la porquería discurren por las esquinas. Con el calor, la tierra se hace polvillo sofocante y manchoso.

La población de Parla es muy joven. Hay muchos más muchachos que ancianos, porque los que han ido allí a vivir eran matrimonios recientes. Los 600 ancianos que hay no tienen ni un local donde refugiar su tedio[10]. Hace un año construyeron un edificio y dijeron que sería la casa de los ancianos. Pero lo dedicaron a escuela de Enseñanza General Básica[11]. Cuando todavía no se sabía qué iba a pasar con el edificio, llegó un médico, lo examinó y dijo que aquello no reunía condiciones. Entre otras cosas, la humedad era excesiva.

En las calles, siempre barrosas o polvorientas, casi no hay bancos. Así que los viejos suelen tomar el sol y matar el rato en una plazuela triangular que linda con la carretera nacional. Por las tardes hay un ruido ensordecedor porque una vía de doble dirección y pasan muchos camiones, los niños salen de las escuelas, los obreros dejan las fábricas y todo el mundo vuelve a dormir para descansar y rendir al día siguiente. 

 Los ancianos están tan desamparados con los jóvenes. El paro juvenil se calcula sobre un 37 por 100. Tampoco tienen un solo local. Proconfort, una de las inmobiliarias, dijo que iba a ceder uno al Ayuntamiento, pero nada de eso ha ocurrido. Si quieren hacer deporte, no tienen dónde. El único campo de fútbol es propiedad del club y eso que los dos millones que dio la Diputación[12] como ayuda para un polideportivo se utilizaron para allanar los terrenos que ahora han resultado privados. En las violentas manifestaciones que hubo la pasada semana como consecuencia de la muerte de Ursino Gallego-Nicasio, casi todos eran jóvenes. Dicen los de los partidos que entre ellos el desencanto[13] ha hecho estragos. […]

Es muy fácil que coincidan en la misma familia los padres y los hijos en situación de paro. Los que cobran el seguro tienen que ir hasta Getafe. Hace seis meses, en la oficina del desempleo, había apuntadas 3.000 personas. Parla, con tener la tercera parte de habitantes que Getafe, aportaba la mitad. En barrios como San Ramón y San Nicolás se calcula que habrá sobre un 20 por 100 de paro.

 

Moverse, curarse

 

No hay calles, ni fábricas, ni trabajo, ni polideportivo. Tampoco hay escuelas suficientes. El estado recaudador de impuestos no ha construido en Parla ni una guardería infantil, ni un colegio de preescolar. Estas necesidades las cubre la iniciativa privada […]. Hay un colegio nacional de Enseñanza General Básica y nada más. Para estudiar BUP[14] hay que ir, por lo menos, a Getafe. También hay que ir si uno quiere hacer Formación Profesional[15]. Querían hacer un Instituto de Enseñanza Media, pero sucedió que los terrenos estaban junto a un colector y, que si costaba el desvío dos millones, que si no costaba, aún están por empezar las obras. 

Este curso, todos los niños han sido escolarizados. Naturalmente en malas condiciones: locales inadecuados, exceso de alumnos por clase, etcétera. El próximo curso, el asunto se presenta peor. La Biblioteca Municipal –2.000 volúmenes[16]- está en un piso piloto.

En la letanía[17] de miserias de Parla destacan dos problemas: el transporte y la asistencia sanitaria. Son dos problemas comunes a todos los pueblos del Suroeste madrileño. Excepto la clínica Primero de Octubre, todos los demás centros asistenciales, tanto de la Seguridad Social como privados, están en la zona Norte de Madrid. Sin embargo, en los barrios y pueblos del Sur es donde se concentra la mayoría de la población trabajadora.

En Parla sólo hay un consultorio de 80 metros cuadrados. […]

La gente se ve obligada a pagar igualas[18] de los médicos privados ante la deficiente asistencia que les presta la Seguridad Social. Cuando la ambulancia traslada a un enfermo grave al lejano hospital, el embotellamiento en la carretera - bordeada de enormes postes eléctricos - puede ser mortal. A nadie de los que mandan se le ha ocurrido pensar en la posibilidad del helicóptero. En las horas de mayor tráfico, el recorrido entre Madrid y Parla, hecho normalmente en unos cuarenta minutos, puede ser eterno. No hay tren de cercanías (en 1977, don Antonio Gómez Fungairiño, jefe del Gabinete de Economía y Planificación de Renfe, afirmó que para 1978 el ferrocarril Atocha-Parla-Fuenlabrada, estaría funcionando adecuadamente; hoy es el día en que nada de eso ha pasado).

Los autobuses de servicio público te cobran 37 pesetas por llevarte a Madrid. Supone para muchos trabajadores -el sueldo medio mensual en Parla no supera las 30.000 pesetas - veinte duros diarios.

 

¿Quién manipula?

 

[…]

El domingo 4 de marzo era el tercer domingo de manifestación en protesta por la falta de agua y los traidores cortes en el suministro, que estropean los motores de las lavadoras. Nadie firmaba la convocatoria. La gente fue porque era un problema que afectaba a toda la ciudad. […]

El tercer domingo de manifestación, la Policía llega con numerosos efectivos. Carga, según unánime opinión de todos los partidos, con brutalidad. Como consecuencia de una hemorragia interna, producido por un pelotazo policial en el pecho, a las cinco de la tarde muere el adolescente Ursino Gallego-Nicasio. Llevaba el muchacho en el bolsillo dos entradas para el cine. El señor Rosón […] asegura ante la prensa que estaba tras una barricada. Hay testigos que afirman lo contrario. Lo cierto es que Ursino -quinto de seis hermanos- murió. Parla fue tomada por las fuerzas antidisturbios. La violencia y los nuevos pelotazos reinaron en sus sucias calles durante varios días. Las barricadas se hacían lo mismo con adoquines que con semáforos arrancados; lo mismo con grúas que con coches volcados, con autobuses de ruedas pinchadas.

[…]

Los conflictos, de todas formas, no sorprendieron a nadie. “En Parla, los problemas son tan agobiantes que en cualquier momento podía haber ocurrido esto. Y puede volver a ocurrir”.



[1] La especulación consiste en vender un producto o servicio al precio más alto posible aprovechando la escasez de ese producto o servicio y sin que importe que sea algo de primera necesidad para la mayoría de la población.

[2] Los puestos digitales son los asignados a dedo.

[3] Las inmobiliarias son las empresas que se dedican a construir edificios.

[4] Una sociedad anónima es una empresa que pertenece a muchas personas, dueñas de las acciones -documentos- en que se divide la riqueza de la empresa.

[5] El autor habla así de las inmobiliarias porque el único interés de éstas era conseguir el máximo beneficio de la forma más barata y rápida posible. Eso explica que muchas de las viviendas construidas fueran de pequeño tamaño, realizadas con materiales de mala calidad que enseguida se deterioraban (goteras, grietas…), con poca o ninguna luz natural, sin aislamiento del calor o del frío… Por eso, a veces, las viviendas más que hogares parecían jaulas.

[6] Hoy cada municipio de España tiene un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que dice donde se puede construir y donde no, el tamaño de las aceras, donde irían los parques públicos, las escuelas, hospitales, plazas, etc.

[7] Una ciudad-dormitorio es una localidad que suele situarse cerca de una gran ciudad. La mayoría de los habitantes de la ciudad-dormitorio trabajan, consumen y viven la mayor parte de sus vidas en la gran ciudad, pero sus viviendas están en la ciudad-dormitorio, que es el lugar donde pueden comprarse un piso, tipo de vivienda más común en ésta.

[8] Un colector es un conducto subterráneo en el cual vierten las alcantarillas sus aguas.

[9] Las aguas residuales son aquellas contaminadas por la acción de los seres humanos, tanto en el uso cotidiano de cocinas o baños como en las industrias, que pueden ser peligrosas en el caso de que sean vertidas en el medio ambiente sin un tratamiento previo.

[10] Sinónimo de aburrimiento.

[11] Entre 1970 y 1990 la EGB (Enseñanza General Básica) correspondía a la Educación Primaria gratuita y obligatoria.

[12] La Diputación provincial es la institución encargada del gobierno y la administración de las provincias españolas, para proporcionar todos aquellos servicios que los ayuntamientos no pueden cubrir. Cada diputación actúa dentro de los límites de su provincia.

[13] El desencanto en los años setenta fue la decepción que sintieron muchos españoles tras la implantación de la democracia. La sustitución de la dictadura por un sistema de libertades no solucionó muchos de los problemas de la sociedad española del momento (paro, pobreza, falta de viviendas dignas…).

[14] Entre 1970 y 1990 el BUP (Bachillerato Unificado Polivalente) correspondía a la Educación Secundaria gratuita y no obligatoria. Iba del actual 3º ESO al actual 1º Bachillerato.

[15] Entre 1970 y 1990 la Formación Profesional correspondía a los actuales Ciclos Formativos.

[16] Sinónimo de libro.

[17] Sinónimo de lista (de algunas cosas).

[18] Una iguala es un contrato entre un médico y un cliente por el cual el primero presta al segundo sus servicios a cambio de una cantidad de dinero fija anual en metálico.