Mediterráneo
sin cartera
Artículo
de Enric Juliana publicado en La Vanguardia, diario de Barcelona el 13
diciembre, 2014
Entre
1976 y 2014, los sucesivos gobiernos españoles se han nutrido básicamente de la
España central y andaluza, con adición gallega
Vivimos
en la era de la estadística. Fluyen los datos. Se cruzan, se pesan, se miden,
se comparan, se relacionan y sobre ellos se erigen conclusiones, con mayor o
menos fortuna. Las redes sociales aman los datos: no ocupan mucho espacio y
generan movimiento. Un buen dato viene a ser como el wolframio aplicado el
acero: blinda la opinión, la endurece, le afila el corte y la hace más
resistente. En el gran festival de la subjetividad, en el actual mundo de la
opinión a raudales, un relato con buenos datos reluce e invita a la discusión.
Esta misma semana, la apertura del denominado Portal de Transparencia del
Gobierno de España ha permitido contabilizar que hay 259 altos cargos que
cobran más que el presidente. De inmediato la polémica: o los altos cargos
cobran demasiado, o el jefe del Ejecutivo se queda corto de nómina. En este
caso, los datos ayudan a defender la instauración de un baremo salarial más
coherente, encabezado por el jefe del Estado y el presidente del Gobierno.
Seguramente los altos cargos que más cobran no se habrán sentido cómodos viendo
sus nombres en circulación. Ya circula por la red un ‘once’ con la alineación
de los altos funcionarios de la Administración central mejor remunerados, entre
ellos la presidenta de la Zona Franca de Vigo, lo cual no deja de ser una
sorpresa.
Con
mucho menos ruido y furia, esta semana también ha circulado otra estadística a
la que merecería prestar atención. Una estadística sobre el lugar de nacimiento
de todos los ministros españoles desde 1977 hasta la fecha. Son datos extraídos
de un amplio estudio sobre los gobiernos de la democracia (“Los ministros de la
democracia. Reclutamiento político y carrera ministerial de Suárez a Zapatero,
1976-2010″) obra de Juan Rodríguez Teruel, profesor de Ciencias Políticas en la
Universitat de Valéncia. Con cifras y referencias extraídas de este informe del
profesor Rodríguez Teruel, el politólogo Ton Vilalta ha elaborado un
interesante cuadro estadístico sobre el origen territorial de los hombres y
mujeres que en el citado periodo han tenido la oportunidad y la responsabilidad
de sentarse en la mesa del Consejo de Ministros. Porcentaje de ministros por
comunidad, comparado con el peso demográfico de cada territorio autónomo. Son
datos interesantes que desde hace unos días podemos leer en la web de ciencia
política Cercle Gerrymandering, de la que Vilalta, un buen experto en política
italiana, es colaborador.
Evidentemente,
un Gobierno no es una coordinadora regional, ni los ministerios se adjudican
por estrictas cuotas territoriales, aunque la presencia femenina es un factor
al que se presta atención desde que el primer ministro socialista José Luis
Rodríguez Zapatero formase el primer Gobierno paritario de la historia política
de España. Después de la dimisión de la ministra de Sanidad, Ana Mato, el
actual Ejecutivo sólo cuenta con cuatro mujeres, sobre un total de catorce
miembros, incluido el presidente. Un Gobierno no es un muestrario regional pero
algunos datos del informe Rodríguez Teruel, trabajados por Vilalta, son
significativos.
La
primera conclusión es harto previsible. El mayor porcentaje de ministros ha
nacido en la ciudad de Madrid, capital de España, sede de los ministerios y de
prácticamente todas las instituciones y organismos que configuran la
Administración central del Estado. El 30 % de los ministros que tuvo España
entre el primer gobierno de Adolfo Suárez y el último gabinete de José Luis
Rodríguez Zapatero nacieron en Madrid. Si añadimos al cómputo el actual
gabinete de Mariano Rajoy, la constante se mantiene e incluso se incrementa.
Siete de los 16 ministros nombrados por Rajoy hasta la fecha nacieron en
Madrid. Casi la mitad.
Después
de los madrileños, vienen los castellanos (12%) y los andaluces (12%). Madrid,
Castilla-León y Andalucía han aportado más de la mitad de los ministros que ha
tenido España desde la restauración de la democracia. Si trasladamos estos
datos a un mapa, ante nuestros ojos aparecen el fuerte peso de la capital y el
vasto dominio del antiguo reino de Castilla (una vez culminada la Reconquista).
La periferia de raíz no castellana mejor representada en el Consejo de
Ministros es Galicia, la tierra donde nació el actual presidente del Gobierno.
A continuación, vienen Catalunya, el País Vasco y la Comunidad Valenciana, por
este orden. El territorio que menos ministros ha aportado al Gobierno de España
en los últimos 38 años es Navarra, aunque muchos seguramente aún recordarán el
vigoroso paso del socialista navarro Carlos Solchaga por los ministerios de
Industria y Economía. La mayor desproporción entre ministros y peso demográfico
se produce en Catalunya y Castilla-La Mancha. Por el contrario, son diversas
las comunidades en las que la cuota de ministros en origen supera el porcentaje
de población sobre el total español. En primer lugar, ya se lo pueden imaginar:
Madrid. Después, Castilla-León, Galicia, País Vasco, Asturias, Cantabria y La
Rioja.
Un
dato llama poderosamente la atención: el escaso peso político en los
ministerios de Madrid de lo que mi buen amigo Josep Vicent Boira, profesor de Geografía
en la Universitat de València, llama la “España del Este”. La España Oriental.
Las regiones del Arco Mediterráneo. Catalunya, Valencia e Islas Baleares, junto
con Murcia. Los territorios de la antigua Corona de Aragón, puesto que la
actual región aragonesa tampoco ha aportado muchos ministros a la gobernación
española (menos que Asturias), son poco ministeriales. Las comunidades del Arco
Mediterráneo (Catalunya, Valencia, Baleares y Murcia) suman el 32,3% de la
población española, producen el 33,4% del PIB, generan más del 40% de las
exportaciones, lideran los ingresos turísticos, concentran el mayor número de pequeñas
empresas y no contabilizan más del 15% de los ministros de la democracia. Creo
que es un dato relevante que va más allá de la anécdota o de la curiosidad
estadística.
Podríamos
decir que las comunidades del citado Arco Mediterráneo son las que presentan
–con matices en Murcia- la menor ratio de funcionarios por mil habitantes.
Contribuyentes netas a la solidaridad interna española son también las
comunidades que hoy presentan un mayor nivel de endeudamiento autonómico, lo
cual puede deberse a dos motivos: A) La existencia de un misterioso gen
mediterráneo de la deuda que predispone a los nativos al déficit. B) Las
disfunciones de un laberíntico sistema de financiación del gasto autonómico que
ha penalizado a las regiones mediterráneas por haber registrado una más aguda
disminución de los ingresos fiscales, dada su estructura socioeconómica. Es
probable que, a finales de mayo, una vez celebradas las elecciones municipales
y autonómicas, ese mismo Arco Mediterráneo presente, con muchos matices y
diferencias en su interior, una notable singularidad política.
Decía
al principio que un Gobierno no es una coordinadora regional obligada a
mantener una cierta equidad territorial. Buena parte de los ministerios suelen
ser dirigidos por políticos que provienen de la diplomacia y los cuerpos
superiores de la Administración central del Estado, cuya radicación y fermento
se produce en Madrid. La Brigada Aranzadi es de robusta matriz castellana, con
notables aportaciones vascas. (Manuel Aranzadi Irujo, fundador de la principal
casa editorial de recopilaciones jurídicas y jurisprudenciales, fue uno de los
pioneros del Partido Nacionalista Vasco en Navarra. Enemistado con los
republicanos, tomó partido por los militares alzados en julio de 1936,
rompiendo con sus compañeros del Euskadi Buru Batzar, con sede en Bilbao).
Esa
es la realidad de fondo, pero por ello no deja de llamar la atención la escasa
presencia, hoy mismo, de la España mediterránea en el Consejo de Ministros. En
el actual gabinete presidido por Mariano Rajoy ningún ministro ha nacido en
Catalunya, Valencia y Baleares. Tampoco en Aragón o en Murcia. El actual
Consejo lo componen un gallego (el presidente), cinco madrileños (José Manuel
García-Margallo, Juan Ignacio Wert, Rafael Catalá y Luis de Guindos), tres
castellano-leonesas (Soraya Sáenz de Santamaría, Isabel García Tejerina y Ana
Pastor), dos vascos (Pedro Morenés y Alfonso Alonso), dos andaluces (Cristóbal
Montoro y Fátima Báñez), un canario (José Manuel Soria) y un ministro nacido en
Valladolid pero afincado desde joven en Catalunya, donde ha desarrollado la
mayor parte de su carrera política (Jorge Fernández-Díaz). Cinco ministros han
nacido en Madrid y otros tres en Valladolid, las dos únicas ciudades que han
tenido el título de capital de España.
Son
datos elocuentes que colorean y contribuyen a explicar la actual coyuntura
política. Son datos que siguen dando sentido a este mapa de 1854, que no fue
dibujado por ningún cartógrafo catalanista o republicano-federal, sino por un
señor de Madrid que se llamaba Francisco Jorge Torres de Villegas, miembro de
la Sociedad de Amigos del País. Entre 1851 y 1857, el citado Torres de Villegas
publicó en dos volúmenes un extenso atlas sobre Europa y España contempladas
desde distintos ángulos geográficos, jurídicos y políticos. En el mapa que
viene a continuación –mapa que escogí para la portada del libro “La deriva de
España”, publicado en el 2009- se dibujaban las cuatro Españas existentes,
según “el régimen especial vigente en ellas”, en referencia al derecho civil.
Torres de Villegas eligió unos nombres muy explícitos, cuya resonancia sigue
siendo hoy tremendamente significativa: La España Uniforme o Puramente
Constitucional. La España Incorporada o Asimilada. La España Foral. La España
Colonial.
Desde
la restauración de la democracia, más del 75% de los ministros, incluidos los
seis jefes de Gobierno que se han sucedido en la cabecera del Consejo de
Ministros, han surgido de la España Uniforme o Plenamente Constitucional. La
España Foral ha tenido un peso relativamente significativo, mientras que la
España Incorporada o Asimilada, sigue haciendo honor a tan ilustrativo nombre.
Mapas, mapas, mapas.