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2. EL CLIMA
1. Introducción:
conceptos previos
En
nuestra vida cotidiana están muy presentes los términos tiempo y clima. Aunque
ambos están íntimamente relacionados, no son sinónimos.
▪
Llamamos tiempo a las condiciones que presenta la atmósfera en un lugar y tiempo
determinados, y que resulta de la combinación de múltiples variables: temperatura,
presión, humedad, insolación…
▪
El clima es la sucesión habitual de los estados atmosféricos o tipos de tiempos
que se dan en un lugar o región. Es, por lo tanto, una medida estadística de
las distintas variables atmosféricas, por lo que necesitamos recopilar datos
durante un gran número de años (al menos treinta) para que los resultados sean
fiables.
Para
comprender la influencia de los factores climáticos y, en consecuencia, la diferente
distribución de los climas de España, es preciso aclarar una serie de aspectos
básicos que son fundamentales.
El
Sol es el motor del clima, fuente de calor que permite la vida sobre nuestro planeta.
Esta energía no llega de forma homogénea a toda la superficie terrestre. Como
es lógico, cuando los rayos del Sol inciden perpendicularmente aportan más energía
por unidad de superficie que cuando lo hacen de forma oblicua. Teniendo en cuenta
que el eje de la Tierra se encuentra inclinado 23° 27’ respecto a la perpendicular
del plano de la eclíptica, podemos delimitar en la tierra tres grandes zonas
climáticas en función de la latitud. Entre los 0° y los 30° de latitud norte y
sur, donde los rayos del sol inciden con mayor perpendicularidad, se sitúa en
la zona cálida; entre los 30° y los 60° (latitud norte y sur) se desarrolla la
zona templada; y por encima de los 60° (latitud norte y sur), donde los rayos
solares inciden siempre oblicuamente, la zona fría.
Pero
la diferencia térmica entre el ecuador y los polos es menor de lo que sería si
no existiese la atmósfera. Esta es la capa gaseosa que envuelve nuestro planeta
y que está compuesta por una mezcla de gases, entre los que destacan el vapor
de agua y el dióxido de carbono (CO 2 ). La presencia de vapor de agua en la
atmósfera cumple una doble función especial para la vida en la Tierra: en
primer lugar, posibilita el ciclo del agua aportando agua dulce sobre los
continentes; en segundo lugar, mantiene la temperatura del aire al absorber
parte del vapor emitido por la superficie terrestre (efecto invernadero),
evitando su brusco enfriamiento al anochecer. Por su parte, el dióxido de
carbono refuerza dicho efecto.
De
las diferentes capas de la atmósfera, por su importancia climática, centramos nuestro
estudio en la troposfera, la capa más próxima a la superficie terrestre. Su nombre
se relaciona con la palabra griega tropos, que significa «vuelta», por ser en esta
capa donde tienen lugar los grandes movimientos del aire y fenómenos meteorológicos.
Su espesor varía entre los 9 km en los polos y los 17 km sobre el ecuador. Esta
diferencia es debida a que la zona tropical recibe un mayor aporte de energía
del Sol, por lo que el aire se calienta más y, por ello, la troposfera se
dilata y expande, mientras que en los polos, que reciben menos energía solar,
el aire se enfría y se contrae, por lo que esta capa reduce su espesor.
Teóricamente,
el aire de la atmósfera se comporta como una gran célula de convección, en la
que el aire se calienta en la zona ecuatorial y asciende perdiendo densidad y
enfriándose; al hacerlo, desciende sobre los polos y, posteriormente, regresa
al ecuador. Pero este movimiento teórico del aire no se produce en la realidad,
ya que la rotación de la Tierra actúa en los fluidos que se encuentran sobre ella
mediante la denominada fuerza de Coriolis. La fuerza de Coriolis desvía esos fluidos
hacia la derecha en el hemisferio norte y hacia la izquierda en el hemisferio sur.
Debido
a esta fuerza, el modelo teórico de circulación atmosférica se hace más complejo.
Podemos definir la circulación atmosférica como el movimiento del aire mediante
un sistema de presiones (altas y bajas) y vientos que permiten el intercambio
de calor entre el ecuador y los polos.
En
cada hemisferio se generan tres células, separadas por un área de bajas
presiones sobre el ecuador, configurándose así el esquema tricelular de la
circulación general atmosférica en el que varios cinturones de altas y bajas
presiones rodean la Tierra.
Serán
áreas de altas presiones aquellas en las que el aire descienda sobre la superficie
terrestre (altas subtropicales y polares), y áreas de bajas presiones aquellas
donde se produzca una elevación del aire (bajas ecuatoriales y subpolares).
▪
El cinturón de bajas presiones que hay sobre el ecuador recibe el nombre de
Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT). El origen de estas bajas presiones
es fundamentalmente térmico, pues se debe a la fuerte insolación en estas
latitudes.
▪
Las bajas presiones de las latitudes medias tienen un origen dinámico, pues la
elevación del aire se produce por el choque de masas de aire de características
físicas diferentes que conforman el frente polar y que estudiaremos más
adelante.
▪
Por su parte, las altas presiones polares y subtropicales son áreas caracterizadas
por movimientos de subsidencia (descendentes) del aire. Son los lugares donde
se «forman» las masas de aire, por lo que reciben el nombre de áreas «manantiales».
Las
masas de aire se desplazan desde las zonas de altas presiones a las de bajas presiones,
generándose de esta manera los vientos. A escala planetaria destacan los siguientes:
▪
De los anticiclones subtropicales situados más cerca del ecuador surgen los
vientos alisios o del este.
▪
De los anticiclones subtropicales situados más lejos del ecuador surgen los
vientos del oeste (westerlies).
▪
De los anticiclones polares surgen los vientos polares del este.
Por
último, hay que tener en cuenta que la localización de la ZCIT, al tener un
origen térmico, varía a lo largo del año, desplazándose hacia el trópico del
hemisferio en que sea verano. Este desplazamiento conlleva el de los demás
cinturones de presión. Así, en verano, al ser más altas las temperaturas, los
anticiclones subtropicales se desplazan hacia las latitudes medias; el frente
polar, hacia las latitudes mayores, y el anticiclón polar se contrae. En
invierno, el desplazamiento de los cinturones es el contrario.
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2. Los factores
geográficos del clima
En
los climas de España influyen distintos factores: la latitud, el relieve, la
proximidad del mar y la situación de nuestro territorio respecto a las grandes
masas continentales y marinas.
La latitud
A
menor latitud hace más calor y, por tanto, a mayor latitud, más frío. España
está situada en la mitad meridional de las latitudes medias del hemisferio
norte, salvo el archipiélago canario, que se localiza en latitudes claramente
subtropicales. Por esta razón, las islas Canarias no presentan un contraste
térmico que permita hablar de distintas estaciones climáticas, mientras que en
el resto de España sí se diferencia una estación cálida (verano), otra fría
(invierno) y dos intermedias (primavera y otoño).
Por
su latitud, España se ve afectada, excepto durante el verano, por el paso de los
frentes nubosos que llevan los vientos del oeste, que son más activos en el
norte y el oeste peninsular.
El relieve
La
influencia del relieve en el clima se manifiesta en varios aspectos. El más
básico es que, a medida que se asciende, la temperatura del aire disminuye unos
0’6 °C cada 100 m (gradiente vertical de la temperatura). Por este motivo, en
las cumbres de las montañas se mantiene la nieve mucho más tiempo que en los
valles.
La
orientación de las montañas también es importante por un doble motivo:
-
Por la
insolación. En el hemisferio norte las laderas orientadas hacia el sur
(solanas)
son más cálidas y menos húmedas que las orientadas al norte (umbrías).
-
Por los
vientos dominantes. Las laderas orientadas a barlovento, es decir, expuestas al viento, tienen
mayores precipitaciones que las que se encuentran a sotavento.
La influencia del
mar
La
presencia de grandes masas de agua, como mares y océanos, suaviza las temperaturas.
El agua tiene un gran calor específico, lo que hace que el mar necesite más
tiempo para calentarse y enfriarse que la superficie continental.
Además,
el calor del suelo se acumula en una capa muy fina, mientras que en las grandes
masas de agua el calor recibido en superficie se transmite hacia aguas más profundas
y se almacena en una capa de gran espesor.
La
influencia que ejerce el mar en la península ibérica es escasa, debido a la
disposición periférica del relieve; por ello, se limita a una estrecha franja
costera y, como es lógico, a los archipiélagos.
En
el interior peninsular la característica predominante es la continentalidad,
que se manifiesta en el gran contraste de temperaturas entre el invierno y el
verano. Este contraste se aprecia incluso a lo largo de un día, con una
oscilación térmica diaria superior a los 15 °C. Por el contrario, las zonas que
reciben la influencia del mar tienen una baja amplitud térmica anual, es decir,
en ellas la diferencia de temperatura media entre el mes más cálido y el más
frío no es muy grande.
Las
corrientes marinas también inciden sobre el régimen climático de las áreas del litoral.
Así, la corriente fría de Canarias desempeña un papel fundamental sobre las islas,
pues modera sus temperaturas y provoca una gran estabilidad atmosférica.
La situación de
España
La
situación de España en el extremo suroccidental de la masa continental
euroasiática y al norte y al oeste de África, de la que nos separan tan solo
los 14 km del estrecho de Gibraltar, hace que reciba masas de aire procedentes
de ambos continentes. Además, España está situada entre dos grandes masas
marinas, el océano Atlántico/mar Cantábrico y el mar Mediterráneo. Esta
posición facilita la entrada de las borrascas del frente polar y también de las
perturbaciones originadas sobre el Mediterráneo.
3. Los factores
termodinámicos del clima
Los
factores termodinámicos del clima son los centros de acción, las masas de aire,
los frentes y el jet stream.
Los centros de
acción
A
las áreas de altas y bajas presiones las denominamos centros de acción. La
presión atmosférica se define como el peso que ejerce una columna de aire sobre
una superficie. Para medir la presión del aire utilizamos el barómetro, y como
unidad de medida, el hectopascal (hPa) o el milibar (mb). La presión normal a
nivel del mar es de 1.013 hPa (mb).
La
dinámica atmosférica genera cinturones de presión que están constituidos por centros
de acción.
-
En aquellas áreas de la
superficie terrestre donde se produce convergencia del aire, este asciende y
provoca una disminución de la presión y un estado inestable del aire. En este
caso se forma un centro de acción de bajas presiones o ciclónico, con un sentido
de giro contrario al movimiento de las agujas del reloj en el hemisferio norte.
La inestabilidad del aire de las bajas presiones genera nubosidad, que suele acompañarse
de precipitaciones.
-
Donde se
produce un descenso del aire desde la alta troposfera, aumenta la presión en
superficie y se forma un centro de altas presiones o anticiclónico, que tiene
un sentido de giro igual al de las agujas del reloj en el hemisferio norte. En
ellos, el aire presenta una gran estabilidad.
Para
visualizar gráficamente los centros de acción utilizamos mapas de isobaras, en
los que se dibujan figuras (las configuraciones isobáricas) mediante líneas
imaginarias que unen puntos de igual presión (isobaras). Los anticiclones son
áreas en las que la presión aumenta hacia el interior, siendo máxima en su
centro. Por el contrario, las depresiones o borrascas presentan un mínimo de
presión en su centro, aumentando hacia el exterior.
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Dorsal barométrica
Collado
Vaguada
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Las
células de presión, según su origen, pueden ser dinámicas o térmicas. Son
dinámicas cuando el ascenso del aire (depresión) o su descenso (anticiclón) se
produce en todo el espesor de la troposfera. En cambio, hablamos de anticiclón
térmico o de baja térmica cuando la dinámica atmosférica general se ve
interrumpida solo en la parte inferior de la troposfera por una célula de
características contrarias a la que hay en altura, inducida por causas
térmicas.
Así,
por ejemplo, en verano, sobre el norte de África, las elevadas temperaturas del
suelo generan movimientos ascendentes del aire que provocan una célula de bajas
presiones, mientras que en la parte alta de la troposfera se producen
movimientos de subsidencia propios de las latitudes subtropicales. Los
anticiclones térmicos tienen su origen en el enfriamiento de las capas bajas de
la troposfera y, por tanto, son propios de los continentes en invierno.
Entre
los centros de acción que afectan a España están:
•
El anticiclón de las Azores, dinámico y de origen subtropical. Su posición
varía a lo largo del año, ocupando latitudes más septentrionales en verano. A
él se debe la disminución de precipitaciones.
-
El anticiclón escandinavo, de carácter dinámico y origen polar, genera masas de
aire frías. Alcanza nuestras latitudes en invierno.
•
El anticiclón invernal centroeuropeo y el de la península ibérica, ambos de
origen térmico.
•
Entre las bajas presiones dinámicas, destacan la de Islandia, localizada en el
océano Atlántico Norte y cuyos frentes asociados provocan abundantes
precipitaciones, y la de Génova (golfo de Liguria), que causa precipitaciones
en el litoral mediterráneo.
•
Las depresiones estivales del norte de África y de la península ibérica, de
carácter térmico.
Masas de aire
Llamamos
masa de aire a aquel volumen de aire que presenta una extensión de miles de kilómetros
cuadrados y que, por haber permanecido durante un largo periodo de tiempo en una
determinada región, ha adquirido unas características de temperatura y humedad homogéneas
que tienden a mantenerse cuando se desplaza fuera de dicha región.
Las
masas de aire se mueven de una región a otra siguiendo las pautas marcadas por
la presión atmosférica, y sus propiedades varían, sobre todo las de sus capas
inferiores, en función de las características que tienen las superficies
terrestres por las que pasan.
Cuando
dos masas de aire de características diferentes entran en contacto, apenas se mezclan
y entre ellas se forma un límite muy definido, llamado frente; el paso de un
frente ocasiona cambios de tiempo.
Las
masas de aire se originan en las áreas anticiclónicas polares y subtropicales
del planeta, ya que es en estas zonas donde el aire estable permanece durante más
tiempo, adquiriendo los rasgos que definen a cada masa.
Según
la latitud (polar o subtropical) y la superficie donde se configuren las masas
de aire (océanos o continentes), así serán sus características esenciales. Por
tanto, podemos clasificarlas de la siguiente manera:
•
En función de su latitud (lo que determinará fundamentalmente su temperatura),
pueden ser árticas, polares o tropicales.
•
En función de la superficie (expresará su humedad), pueden ser continentales o marítimas.
Las
características de las masas de aire que afectan a España se recogen en la
siguiente tabla:
La masa de aire Polar , la cual se divide en:
● Marítima con clave Pm, con origen en el Atlántico Norte. Esta masa
tiene unas
características térmicas frías y humedad. Es muy habitual en
invierno pero puede
aparecer el resto del año. Tiempos muy inestables y precipitaciones.
● El otro tipo es Continental , su clave es Pc y tiene su origen en
el anticiclón
siberiano , con características térmicas muy frías y esta masa es
seca. Tiene lugar
en invierno y provoca olas de frío de origen continental(tras su
paso, nevadas)
Por otra parte tenemos la masa Ártica , es Marítima , su clave es Am
, con origen en el
océano Atlántico, es más fría que la Pm y menos húmeda que la Pm.
Esta ocurre sobre en
invierno y en abril. Sus efectos son olas de frío de origen
marítimo.
Y por último tenemos otra distinta llamada Tropical , esta tiene dos
tipos :
● Marítima cuyo clave es TM y procede del Atlántico tropical y del
Atlántico subtropical
sin cálidas y húmedas. La que procede del Atlántico tropical ocurre
de noviembre a
abril y provoca buen tiempo. Y la que procede del El Atlántico
subtropical ocurre
sobre todo en verano y también el resto del año pero menos provoca
situación del
oeste y alternancia en el Aire TM .
● El otro tipo es Continental , su clave es Tc y tiene su origen en
el norte de África .
Es muy cálida y muy seca , ocurre sobre todo en verano pero también
el resto del
año pero con menos frecuencia . En verano provoca olas de calor y el
resto del año
ascensos de las temperaturas.
Frentes
Ya
se ha explicado que cuando dos masas de aire de características físicas
diferentes entran en contacto no se produce una mezcla de ambas, sino que se
crea una línea de separación entre ellas a la que llamamos frente.
Al
frente que separa las masas polares de las tropicales lo denominamos frente
polar. Normalmente aparece representado en los mapas del tiempo como una
sucesión de frentes fríos y cálidos, también llamados familia de borrascas,
cuya dirección general de desplazamiento es oeste-este.
Una
borrasca de frente se origina cuando, por la dinámica atmosférica, entran en
contacto una masa de aire polar (fría y densa) y otra de aire tropical (cálida
y ligera) y esta asciende sobre la fría. Así nos encontramos una situación en
la que una cuña de aire cálido se queda entre dos áreas de aire frío.
●
Al estar el conjunto en movimiento, el aire cálido remontará al sector de aire
frío anterior, alcanzándose el punto de rocío, por lo que se forma nubosidad. A
esta zona de contacto se la denomina frente cálido.
●
El aire frío posterior se incrusta por debajo del aire cálido, lo que lleva a
este a un ascenso más brusco que en el frente cálido, con lo que la nubosidad
generada es de desarrollo vertical. Hablamos entonces de frente frío.
●
La evolución normal de la borrasca se caracteriza por el avance más rápido del frente
frío, que termina por alcanzar al frente cálido. Es entonces cuando decimos que
la borrasca se ha ocluido (frente ocluido), pues el aire cálido se separa del suelo
y los dos sectores de aire frío se fusionan.
Los
frentes cálidos se representan en los mapas con una línea (en ocasiones roja)
con semicírculos; los frentes fríos, mediante una línea (azul) con triángulos,
y los frentes ocluidos, por una línea con alternancia de semicírculos y
triángulos.
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La circulación en altura: el jet
stream, corriente en chorro o chorro polar
La diferencia de altura entre la
troposfera polar y la troposfera tropical genera un escalón que induce la
aceleración de los vientos del oeste, que, libres de la influencia del relieve,
llegan a alcanzar velocidades de 400 km/h. En altura, estos fuertes vientos se concentran en una
franja muy estrecha y presentan variaciones en su disposición y velocidad, con
la siguiente evolución:
• Inicialmente, la corriente discurre de
oeste a este en el sentido de los paralelos, con pequeñas ondulaciones; es
entonces cuando desarrolla su máxima velocidad.
• Con el tiempo, las pequeñas
ondulaciones se van haciendo mayores, hasta formar una circulación en meandros;
es entonces cuando su velocidad es menor. La dirección dominante llega a ser
sur-norte y norte-sur, como los meridianos.
• Si estos meandros terminan cerrándose,
se generan depresiones frías en latitudes bajas y anticiclones cálidos en
latitudes altas.
Cuando se desgaja una célula de aire
frío del chorro polar y queda aislada en altura, decimos que se ha formado una
gota fría. Este embolsamiento de aire frío en altura está rodeado de aire
más cálido y, por lo tanto, más ligero; por ello, el aire frío tiende a
descender bruscamente, originando a su vez una corriente ascendente de aire
cálido y húmedo, sobre todo cuando la masa de aire se sitúa sobre el mar. En
estas condiciones se forma nubosidad de gran desarrollo vertical, que ocasiona
chubascos con precipitaciones en poco tiempo que pueden provocar inundaciones.
Las gotas frías son frecuentes en el
Levante español. A principios del otoño, cuando el mar aún guarda mucho calor,
causan precipitaciones más copiosas. En la actualidad, el término de gota fría,
tan popular, tiende a ser sustituido en el ámbito meteorológico por el término
DANA (Depresión Aislada de Niveles Altos).
La corriente en chorro jet stream suele aparecer representada
en los mapas de altura de 300 hPa (en torno a los 9.000 m de altitud). En
cambio, en los mapas de superficie no aparece; sin embargo, podemos hacernos
una idea aproximada de su situación al observar la línea de borrascas que forman
el frente polar, ya que este es un reflejo en superficie del jet stream que
discurre en altura.
La posición latitudinal de la corriente
en chorro y el frente polar varía a lo largo del año de acuerdo a las
variaciones ya explicadas de la circulación general atmosférica. Así, en
invierno se sitúa más al sur, afectando a la península ibérica, mientras que en
verano se retira hacia latitudes más septentrionales.
4. Los elementos del clima
Los elementos del clima
son aspectos cuantificables, propiedades atmosféricas que juntas configuran el
clima de un lugar.
La temperatura del aire
La temperatura del aire puede definirse como el grado de calor que este posee. Se mide mediante el termómetro, y como unidad empleamos el grado centígrado (°C). Por la importancia que tiene para la distribución de la vida vegetal y animal en el planeta, es un elemento básico del clima.
Sobre la temperatura del aire influyen la insolación-nubosidad, la latitud, la altitud, la cercanía al mar, etc. Estas interrelaciones nos llevan a afirmar que la temperatura medía es muy baja en las montañas, que las temperaturas del norte son inferiores a las del sur (máximas en las islas Canarias) y que el litoral, sobre todo el mediterráneo, presenta unas temperaturas medias superiores al interior peninsular.
No obstante, las diferencias entre el interior peninsular y el litoral y los archipiélagos se muestran más claramente al estudiar la amplitud térmica anual, es decir, la diferencia existente entre las temperaturas medias del mes más cálido y del mes más frío. En España, la máxima amplitud corresponde a la Submeseta Sur, mientras que la menor se da en el litoral cantábrico y el archipiélago canario.
Cabe destacar el fenómeno de las heladas por las repercusiones que genera sobre la actividad humana. Decimos que es un día de helada cuando la temperatura desciende de los 0°C (bajo cero). Prácticamente toda la península ibérica corre riesgo de tener un día de helada al año, pero son mucho más numerosos en el interior peninsular, sobre todo en la Submeseta Norte y, por supuesto, en los sistemas montañosos. Las heladas pueden tener un doble origen: por irradiación, cuando la ausencia de nubosidad permite una mayor pérdida de calor del suelo por radiación, y por advección, cuando llega una masa de aire muy fría.
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La humedad
atmosférica
La
humedad del aire es el vapor de agua que contiene. La humedad absoluta hace referencia
a la cantidad de vapor de agua que está presente en una masa de aire por unidad
de volumen (gramos de vapor de agua por metro cúbico de aire). Depende de la
evaporación: el aire tendrá mayor humedad en aquellos lugares en los que hay
grandes superficies de agua.
A
mayor temperatura, hay más evaporación. Por el contrario, al descender la temperatura
se llega al punto de rocío, momento en el que el aire ya no puede contener más
vapor de agua. De esta forma, cuando una masa de aire se enfría por debajo del
punto de rocío, se produce la condensación del vapor de agua presente en ella.
Podemos decir que el aire se encuentra saturado de vapor de agua o, lo que es
lo mismo, que la humedad absoluta del aire coincide con la máxima cantidad de vapor
de agua que puede contener. En este caso, la humedad relativa será del 100 %.
La
humedad relativa es la relación entre la humedad absoluta y la cantidad máxima de
vapor que tendría una masa de aire a una temperatura dada. Su valor depende de
la cantidad de vapor de agua que tenga una masa de aire y de su temperatura. Si
la cantidad de vapor de agua se mantiene constante, la humedad relativa disminuirá
cuando el aire se caliente y aumentará cuando el aire se enfríe. Si se alcanza
la temperatura de saturación, se producirá condensación, por lo que la cantidad
de vapor de agua irá disminuyendo mientras la masa de aire continúe enfriándose.
La
humedad relativa media anual en España es superior al 60%, siendo mayor en la mitad
meridional de Tenerife y en el sur y este del interior peninsular. El área con mayor
humedad relativa es las Rías Baixas, seguida del norte peninsular.
Las
nubes son el producto de la condensación del vapor de agua en la atmósfera. Su
variedad es infinita. Por su forma se distinguen tres tipos básicos: cirros
(forma de mechón de pelo), cúmulos (forma de montón) y estratos (forma de capa).
De la combinación de estos tres tipos, junto con la raíz «nimbo» (para las que
provocan precipitaciones) y el prefijo «alto» (para las que tienen una mayor
altitud que las de referencia), diferenciamos otros tipos: altoestratos,
cumulonimbos, nimboestratos…
La
niebla es un tipo diferente de nubosidad, ya que generalmente no se forma por ascensión
del aire. Es un fenómeno físico que tiene lugar por condensación del vapor de
agua presente en las capas de aire en contacto con el suelo y que reduce notablemente
la visibilidad. Las dos causas más habituales de formación de la niebla son la
advección (con movimiento del aire) y la irradiación (en una situación de
calma). La niebla por advección se forma cuando una masa de aire cálido y húmedo
se desplaza sobre una zona fría, por lo que se condensa el vapor de agua. La
niebla de irradiación se produce cuando la masa de aire pierde su calor por irradiación
nocturna, se alcanza el punto de rocío y, por ello, la condensación del vapor.
Cuando
la niebla es menos espesa, hablamos de neblina o bruma. El término calima se
suele reservar para la falta de visibilidad por presencia de partículas sólidas
en suspensión en un aire con humedad relativa inferior al 80 %.
En
cuanto a las precipitaciones, en función de cuál sea la causa que obliga al
aire a ascender, cabe diferenciar tres tipos: orográficas, convectivas y
frontales.
•
Las precipitaciones orográficas tienen lugar cuando una masa de aire cálida y húmeda
choca contra una montaña y se ve obligada a ascender. En su ascenso se enfriará,
llegará al punto de rocío, se formará la nubosidad y originará precipitaciones
en la fachada de barlovento. Por el contrario, en la fachada de sotavento el
aire, al descender, ganará temperatura, reduciéndose su humedad relativa y, con
ello, las precipitaciones. Es el llamado efecto foehn, que explica que la
ladera de sotavento sea más seca.
•
Las precipitaciones convectivas tienen su origen en el fuerte calentamiento de
la superficie terrestre. El aire que entra en contacto con el suelo caliente se
dilata, se hace más ligero y, por lo tanto, asciende. Cuando llega al nivel de
condensación, comienza a formarse la nubosidad, que puede llegar a tener un
gran desarrollo vertical, y se producen fuertes lluvias.
•
Las precipitaciones frontales son el resultado del choque de dos masas de aire
de características físicas diferentes por el que la más cálida remonta la más
fría. Con el ascenso se produce nubosidad y precipitaciones. Este tipo es el
propio de nuestras latitudes templadas.
La
precipitación media anual de España está en torno a los 650 mm, pero existen grandes
diferencias en su distribución. Los máximos (por encima de los 1.800 mm) se dan
en Galicia y la costa cantábrica, así como en algunos sistemas montañosos. En
el extremo contrario se sitúan algunas áreas del archipiélago canario (en torno
a los 100 mm) y el sureste peninsular (con menos de 200 mm), que presentan los valores
pluviométricos más bajos, a los que se suman ciertos espacios del interior de
las submesetas y la zona central del valle del Ebro.
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La presión
atmosférica
Si
bien la presión media del aire a nivel del mar es de 1013 hPa, en la península
ibérica tiende a ser algo mayor hacia el oeste, por el anticiclón de las
Azores, y menor hacia el este, por la influencia de las depresiones del
Mediterráneo occidental. A lo largo del año, las altas presiones son propias
del verano y el invierno, y las bajas presiones, de la primavera y el otoño. En
el interior peninsular suelen aparecer de forma ocasional bajas presiones en verano
y altas en invierno, por causas térmicas.
Los vientos
Asociado
a la presión atmosférica, se encuentra el viento, que es el movimiento del aire
desde los centros de altas presiones a los de bajas presiones.
La
península ibérica, por su latitud, se encuentra dentro del dominio de los
vientos del oeste, si bien en el Levante son frecuentes los vientos de
componente este, relacionados con las bajas presiones mediterráneas. Durante el
verano son habituales las calmas. Por su parte, las islas Canarias se hallan en
la trayectoria de los alisios.
Además
de los vientos generales, podemos encontrar vientos regionales influidos por el
relieve, como el cierzo en Aragón y el levante en Valencia. Entre los vientos
locales destacan las brisas de costa y de montaña, que soplan hacia la tierra y
la montaña por el día, y hacia el mar y el valle por la noche.
La insolación
El
Sol es el motor del clima, por lo que es importante analizar la cantidad de
energía solar que recibe un lugar. La insolación es la cantidad de radiación
solar directa que recibe una unidad de superficie horizontal. Si añadimos la
que recibe reflejada (indirecta), obtendremos la insolación global.
La
insolación directa está inversamente relacionada con la nubosidad: a mayor nubosidad,
menor insolación. Así podemos diferenciar entre áreas poco soleadas, las que presentan
menos de 2.000 horas de Sol al año, y las muy soleadas, las que tienen más de 2.800
horas del Sol anuales. Conviene tener en cuenta que 2.200 horas son aproximadamente
el 50% de las horas de Sol posibles.
La
franja norte peninsular es una zona de escasa insolación. Esta aumenta hacia el
sur. Las cuatro zonas de mayor radiación en España son Extremadura y su
extensión por la cara meridional del Sistema Central, el valle del Guadalquivir,
las costa mediterránea desde Málaga a Murcia y las islas Canarias.
La
evapotranspiración y la aridez
La
evapotranspiración es un concepto complejo que engloba dos procesos diferentes:
evaporación y transpiración.
Anteriormente
hemos descrito la evaporación, que es el proceso físico por el que las moléculas
de agua pasan del estado líquido al gaseoso.
Por
otro lado, la transpiración es un proceso biológico por el que las plantas
expulsan vapor de agua al aire: toman agua del suelo a través de sus raíces, y
el agua que no aprovechan en su crecimiento la transpiran por sus estomas. Como
lo que interesa saber es qué cantidad de agua se pierde hacia la atmósfera, se
estudian conjuntamente ambos procesos mediante la evapotranspiración.
La
evapotranspiración depende de la temperatura, del viento y de la cantidad de
agua que haya. Así, podemos encontrarnos una situación atmosférica con altas
temperaturas, viento seco…, que potencialmente daría una alta
evapotranspiración, pero que en realidad apenas se produce por falta de agua.
Es lo que pasa en los desiertos cálidos.
Por
esta razón diferenciamos entre la evapotranspiración real y la
evapotranspiración potencial. La evapotranspiración real es la que se produce
efectivamente en la realidad, mientras que la evapotranspiración potencial es
la que habría si las condiciones de la vegetación fueran óptimas y el aporte de
agua ilimitado. Por ello, la evapotranspiración real siempre es menor o igual
que la potencial.
La
evapotranspiración se mide en milímetros, al igual que las precipitaciones.
Por
la importancia que tiene el agua para el desarrollo de la vida, conviene
conocer el grado de aridez de un determinado lugar. Para ello nos servimos de
diferentes índices, como los de Martonne, Gaussen o Lautensach-Meyer:
REPASAR
Índice de Martonne
Iₐ=P/(T+10)
P= Precipitación anual en
mm.
Tm= Temperatura media
anual en ºC.
Para valores del Iₐ:
· 0-5 → Clima desértico
(hiperárido).
· 5-10 → Clima
semidesértico (árido).
· 10-20 → Clima semiárido
de tipo mediterráneo.
· 20-30 → Clima subhúmedo.
· 30-60 → Clima húmedo.
· >60 → Clima perhúmedo.
Índice de Gaussen
(aridez mensual)
Mide la aridez mensual. Un
mes es árido si:
P≤2T
donde,
P= Precipitación del mes en
mm.
T= Temperatura media del
mes en ºC.
Índice de Lautensach-
Meyer
Determina la aridez en
función del número de
meses con déficit de agua.
Un mes es seco cuando sus
precipitaciones no alcanzan
los 30mm.
De esta manera:
- Ningún mes seco →
Clima
húmedo.
- De 1 a 3 meses secos →
Clima semihúmedo.
- De 4 a 6 meses secos →
Clima semiárido.
- De 7 a 11 meses secos →
Clima semiárido extremado.
- 12 meses secos →
Clima
árido.
Pagina 64
5. Tipos de tiempo
Las
distintas configuraciones atmosféricas generan gran variedad de tipos de tiempo
a lo largo del año, que vamos a sintetizar para facilitar su estudio.
En
función del predominio de las altas o las bajas presiones, diferenciamos entre
tipos de tiempo ciclónicos y anticiclónicos.
-
Los tipos ciclónicos se caracterizan por una situación atmosférica inestable, con
vientos más o menos fuertes, abundante nubosidad y posibles precipitaciones.
-
Los tipos anticiclónicos son los responsables del tiempo estable y soleado,
aunque existen grandes diferencias de temperatura entre el invierno y el
verano. Mientras en verano el cielo despejado es sinónimo de altas temperaturas,
en el invierno la ausencia de nubosidad suele ir acompañada de heladas
nocturnas y de nieblas persistentes en los valles fluviales del interior
peninsular.
La
alternancia de unos tipos de tiempo u otros y su distribución a lo largo del
año se corresponden con las variaciones de la circulación general de la
atmósfera.
-
En verano, las altas presiones subtropicales ascienden en latitud y el frente
polar se retira hacia latitudes más septentrionales, por lo que serán
predominantes las situaciones anticiclónicas.
-
En invierno, los anticiclones subtropicales se desplazan hacia el sur y las
borrascas del frente polar llegan a latitudes más meridionales, provocando
inestabilidad con precipitaciones. No obstante, durante el invierno son
frecuentes las situaciones anticiclónicas, algunas de ellas causadas por las
bajas temperaturas del interior continental o la influencia de los anticiclones
del Atlántico Norte.
-
En las estaciones equinocciales (otoño y primavera), es más frecuente el paso
de las perturbaciones del frente polar y, por lo tanto, los tipos de tiempo
ciclónicos.
Con
todo, la dinámica atmosférica es muy compleja. Aunque generalicemos y digamos que
una situación concreta es característica de un determinado periodo del año, es posible
que se dé en otro momento, si bien sus repercusiones son distintas. Por
ejemplo, una entrada de aire africano en verano puede provocar una ola de calor
porque aumenta unas temperaturas que ya son elevadas; y si se produce en
cualquier otra época del año, también aumentarán las temperaturas pero no
hablaremos de ola de calor, ni llegará a formarse una baja térmica en el
interior peninsular.
Los
mapas del tiempo en superficie son los que estamos acostumbrados a ver en los medios
de comunicación. Nos muestran la situación atmosférica de un momento determinado
con la presión reducida al nivel del mar. Con ellos podemos intuir cómo será el
tiempo, pero, para precisar más, se deben utilizar los mapas de altura, que facilitan
información sobre la altitud a la que se encuentra una determinada presión y otros
datos, como temperatura del aire, velocidad del viento y humedad. Por lo
general, junto con el de superficie, se utiliza el mapa de 500 hPa.
A
continuación, presentamos diez situaciones representativas de las innumerables
que se pueden dar en nuestro país. Para la descripción de los tipos de tiempo
hemos utilizado el mapa de superficie, y en el primer caso se acompaña también
del mapa de altura.
INFORMACIÓN AÑADIDA
Los mapas de altura.
Son mapas en los que se presentan las altitudes a las que se
encuentra una determinada presión. Las líneas no son isobaras, sino isohipsas,
que unen puntos de igual altura. Los mapas más habituales son los de 500 y 300
hPa.
Situación
anticiclónica con advección del este y gota fría
Esta
situación es frecuente en otoño y primavera.
En
el mapa de superficie se aprecia un anticiclón que se extiende desde el Reino
Unido hasta el centro de Europa y que influye en toda la Península, donde la
dirección de las isobaras nos presenta una advección de aire mediterráneo (en
origen, tropical continental).
Se
podría pensar que el tiempo será estable y soleado, propio de las altas
presiones, con alguna nubosidad en el Levante debido a la entrada de aire
húmedo. Pero, analizando el mapa en altura de 500 hPa, vemos que la realidad es
diferente.
Sobre
el Mediterráneo occidental se ha formado en altura una célula de bajas
presiones (DANA) con una masa de aire frío, que llamamos gota fría. Esta se ha
desgajado de la corriente en chorro (situada al norte de las islas Británicas)
y provocará inestabilidad sobre el Levante, las islas Baleares e incluso en el
sureste de La Mancha. Puesto que la temperatura del mar Mediterráneo en el mes
de marzo es inferior a la de los últimos días del verano, las precipitaciones
no alcanzarán el nivel que tendrían si esta situación se hubiese dado a finales
de septiembre.
En
Canarias hay una cierta inestabilidad que puede generar nubosidad en las islas
más orientales y en las fachadas montañosas de barlovento.
Situación
anticiclónica con advección del noreste y ola de frío
Este
tipo de tiempo es propio del invierno y los meses siguientes.
Como
vemos en el mapa, la disposición de un potente anticiclón sobre el Reino Unido
y una depresión sobre Italia favorecen la entrada de aire muy frío (polar
continental) desde el noreste, procedente del interior del continente europeo,
lo que producirá un descenso brusco de las temperaturas.
Esta
situación puede llegar a ser calificada de ola de frío si las temperaturas son
muy bajas (más que la media de la época y suelen durar más de un día, pudiendo
afectar a centenares, e incluso miles, de km²). Si se produjesen
precipitaciones, estas podrían ser de nieve en los sistemas montañosos y áreas
del interior peninsular.
La
situación en Canarias es de tiempo despejado, sin incidencias particulares.
Pagina 66
Situación
anticiclónica con advección del sur
Esta
situación es propia del invierno, aunque también puede darse en primavera y
otoño.
La
conjunción de un fuerte anticiclón sobre Alemania y una profunda depresión al
norte de las islas Azores provoca la advección desde el sur de aire tropical
marítimo y tropical continental sobre la península ibérica, que producirá un
notable aumento de las temperaturas, sobre todo en la costa cantábrica, debido
al efecto foehn.
La
entrada de aire húmedo por el oeste peninsular puede provocar precipitaciones
en la zona del valle del Guadalquivir.
La
llegada de un frente frío a las islas Canarias provocará precipitaciones, sobre
todo en las islas occidentales.
Situación ciclónica
con advección del oeste
Esta
situación tiene lugar en invierno. Aunque no es muy frecuente, puede llegar a prolongarse,
con alguna interrupción, durante varias semanas.
Los
frentes separan masas de aire polar marítimo (al norte) y tropical marítimo (al
sur), por lo que las temperaturas ascenderán o descenderán tras su paso.
Las
precipitaciones serán abundantes con el paso de los frentes, alternándose el
tiempo soleado con el cubierto y lluvioso.
La
situación de Canarias es de buen tiempo.
Situación ciclónica
con advección del noroeste
Salvo
en los meses de junio a septiembre, esta situación se puede dar en el resto del
año.
El
anticiclón atlántico se sitúa sobre las Azores y se extiende hacia el norte.
Las depresiones propias de las latitudes medias bordean el anticiclón. Una de
ellas, con frentes asociados, está centrada sobre las islas Británicas e introduce
aire (polar marítimo) del noroeste en la Península. El frente frío que barre
España de noroeste a sureste separa las masas de aire polar marítimo (al norte
del frente) de la tropical marítima (al sur del frente).
Con
esta situación se generalizarán los chubascos por todo el territorio, que serán
más abundantes en el noroeste peninsular y los sistemas montañosos, y más
débiles a medida que nos aproximemos al sureste debido a la pérdida de humedad
de la perturbación. Un segundo frente frío está provocando precipitaciones en
el entorno del País Vasco.
En
el archipiélago canario la influencia del anticiclón genera buen tiempo, pero
en las islas mayores se puede producir nubosidad en las laderas de barlovento
por el efecto orográfico.
Situación con
advección del norte
El
invierno es la época del año en la que se da este tipo de tiempo.
La
posición de un potente anticiclón al oeste de la península ibérica, junto con
una depresión al este, sobre el golfo de Génova, conlleva la entrada de aire
procedente del norte. Este aire, de procedencia ártica marítima o polar marítima,
ocasiona un importante descenso de las temperaturas y precipitaciones, que pueden
ser de nieve. Esta situación se produce cuando el chorro polar forma una
ondulación que permite la entrada de aire frío sobre la Península. Esta
ondulación aparece enmarcada por los frentes cálidos de ambas depresiones y los
frentes fríos que cruzan España de norte a sur.
Así,
se produce un descenso generalizado de las temperaturas, mayor en la mitad
oriental por la entrada de aire procedente del interior europeo. El frente
frío, situado sobre la cornisa cantábrica, provocará chubascos que serán de
nieve en las zonas más elevadas. En la mitad oriental se originarán vientos
fuertes, aumentando la sensación de frío.
El
tiempo en Canarias es similar a la situación anterior, salvando las diferencias
térmicas de las distintas épocas del año.
NÚMERO 68
Situación ciclónica
con advección del suroeste
El
tiempo del suroeste es más habitual en primavera y verano.
Tiene
lugar cuando el jet stream se bifurca en dos ramales, uno al norte (que en este
caso presenta latitudes polares) y otro al sur (al norte de las islas
Canarias), generando entre ambos una depresión al sur y un anticiclón al norte.
La
depresión (borrasca fría aislada), con una masa de aire frío, genera frentes
que entran en la península ibérica por el suroeste, provocando lluvias
importantes en dicho cuadrante que pueden extenderse por el resto del
territorio.
Este
tipo de tiempo suele provocar inestabilidad y precipitaciones en las islas
Canarias, sobre todo cuando el centro de la depresión se sitúa más al sur.
Situación
anticiclónica
Este
tiempo es típicamente veraniego.
El
anticiclón de las Azores se extiende hacia el continente europeo. Dicha
disposición impide que las perturbaciones del frente polar alcancen la península
ibérica; solamente la cornisa cantábrica puede verse moderadamente afectada por
ellas.
De
esta forma, el tiempo será soleado y cálido por acción del aire tropical
marítimo y del tropical continental procedente del continente africano, donde
se aprecia una baja presión de carácter térmico debido a las altas temperaturas
sobre el norte de África.
La
disposición de las familias de borrascas indica que la corriente en chorro
presenta una circulación marcadamente zonal, situándose las masas de aire frío
(polar marítimo) al norte de los frentes, y al sur, las cálidas (tropical
marítimo).
En
Canarias la situación es propicia para que se forme nubosidad orográfica en las
fachadas de barlovento de las islas con mayores altitudes.
Situación de baja
térmica y ola de calor
Esta
situación es propia del verano.
El
anticiclón de las Azores se extiende en forma de dorsal hasta la Bretaña
francesa, con lo que bloquea el paso de las familias de borrascas, que se
disponen diagonalmente desde las islas Azores hasta las costas de Noruega.
Sobre
la península ibérica y Canarias se está produciendo la entrada de aire muy
cálido (tropical continental) desde el norte de África, lo que producirá un
ascenso importante de las temperaturas, así como la presencia de calima en
algunos lugares.
El
recalentamiento del suelo en la Submeseta Sur ha provocado una depresión de
carácter térmico, similar a la que está presente sobre el continente africano.
En
resumen, la situación es de ola de calor, sobre todo en la mitad meridional.
Una ola de calor es un periodo prolongado de calor excesivo con respecto a las
temperaturas habituales en el lugar, que a menudo se combina con una humedad
excesiva. La nubosidad que se produzca será de origen térmico (cúmulos y
cumulonimbos) y puede generar tormentas en los sistemas montañosos.
Situación de
anticiclón térmico
Este
tiempo es característico de los meses de invierno.
Las
bajas temperaturas del suelo provocan estabilidad y, por lo tanto, el aumento
de la presión en superficie. El anticiclón aparece centrado sobre
Francia,
extendiéndose sobre la península ibérica y el norte de África (Argelia y
Túnez).
El
tiempo previsto será de bajas temperaturas en general, con heladas en el
interior peninsular (Meseta y depresión del Ebro) y nieblas matinales, que
podrán extenderse a zonas del valle del Duero, la cornisa cantábrica y los
Pirineos. Este tipo de tiempo se puede prolongar durante muchos días.
En
Canarias, una baja presión provocará inestabilidad y nubosidad en las islas más
orientales del archipiélago.
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